Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25

Espacios vacíos

Walker entró al pueblo como jinete del apocalipsis. Estacionó su camioneta cruzada frente a la entrada de la casa.

—Mantente conmigo, Annie, y si te pido que te encierres en la cabina, ¡es que vueles! Y no me cuestiones.

La muchacha estaba tan nerviosa que no encontró qué decir, nunca había visto a su abuelo tan fuera de sí como el instante en que colgó la llamada con Key Sutherland. La casa parecía estar cerrada por dentro, pero el portón del patio trasero no estaba asegurado. Cuando entraron, descubrieron que las puertas dobles que conectaban la casa con el patio estaban abiertas de par en par.

Zuri estaba en el suelo. Sin nadie para sostenerla, había caído sobre su costado. Annie tuvo la impresión de estar viendo un pez fuera del agua, luchando por vivir entre bocanadas de aire que no hacen más que adelantar su muerte. Los ojos expresivos de la mujer se movieron hacia la mesa en cuanto Walker la levantó entre sus brazos, para acomodarla en el sofá.

—La tarta, abuelo. —Annie observó—. La crema está ennegrecida.

—No toques nada. Ve al mueble con Zuri y acomoda su cabeza en tu falda, rótala, y no permitas que se ahogue.  Dame el teléfono, voy a llamar a emergencias.

Ray levantó la cuchara de postre, la cual presentaba una costra negra que quedo pegada al metal una vez se deshizo la crema y el azúcar. Para el momento en que la operadora de emergencias contestó, ya sabía de qué se trataba.

—Necesito reportar un envenenamiento con flora local. Alguien parece haber consumido campana del diablo. Está presentando problemas motores y respiratorios.

Una vez dio los datos a la operadora y abrió las puertas de la casa, para permitir la entrada del equipo de emergencias, volvió junto a su nieta y a Zuri. Acarició el cabello de la segunda como si se tratara de la misma Annie, limpiando las finas gotas de sudor de su frente.

—Todo va a estar bien, doctorcita. Trate de cerrar los ojos. Quien le dio este veneno fue cruel, las campanas provocan alucinaciones terribles. Si es que puedes escucharme, si reconoces mi voz, todo estará bien. Zuri. Cerró los párpados de la joven; por fortuna, la dosis no fue letal.

Los paramédicos llegaron a la escena listos para efectuar un lavado gástrico y transferir a la paciente al hospital regional.

—Ve con ella, Annie. No te separes de Zuri.

—¿Dónde está Lena, abuelo? —La chica estaba tratando de cubrir las bases, dentro de lo que se podía pasar por la cabeza.

—De Lena nos encargamos Key y yo. Tú, quédate con la doctora Rivera y recuerda, solo mantén comunicación conmigo.

Le esperaba una noche larga. Tras los paramédicos llegaría la policía, y con ellos, las preguntas.

***

—Tuve todo lo que en la vida. —Vana se entretenía en repasar décadas de memorias, mientras trenzaba el cabello de una Lena inconsciente. La joven estaba acostada sobre los restos de un árbol centenario, cuyo tronco cortado era tan ancho como una mesa—. La oportunidad que a pocos se presenta, la educación, el amor, y hasta un hijo. Te hubiese caído de maravilla mi hijo, Lena. Inteligente, alegre, con los característicos ojos claros de los Shea y el cabello oscuro de su madre. —La mujer tomó un instante para apreciar su propio cabello, ahora cubierto de canas amarillentas, de las que se acumulan con el sufrimiento.

»Alguna vez fui joven, y hermosa. Pero, ante todo, fui una mujer enamorada. Cuando conocí a Mark Shea, a finales de los años ochenta en Atlanta, comencé a creer en la suerte. Nací y me crié en un pueblito aledaño a Grafton, donde los Shea eran reconocidos como benefactores, por siempre viendo por los intereses del área donde nacieron como solo fundadores pueden hacerlo.

»Teníamos planes, el brillante médico y la enfermera. No fue hasta después que nos casamos que me enteré de los secretos oscuros de la familia. Y pensar que en un principio pensé que le ocultaba a su familia el haberse casado con una mujer por debajo de su estación, no. Él me amaba, y la única razón por la cual me pidió que me mantuviera al margen, que no adoptara su apellido, fue para salvar a Christopher, nuestro hermoso Christopher Fisher...

La mujer pausó por un instante, sus ojos se movían sobre el rostro de Lena mientras sus labios formaban una sonrisa que se unía en un cuadro que apuntaba a la locura. Buscaba a su hijo en el rostro de la joven, tratando de justificar lo que desde hacía años había aceptado como su destino.  

—Hay quien se atreva a decir que Mark fue cruel, y desmedido. Pero, tomando en consideración las cosas, la crueldad es una bendición, cuando se trata de salvaguardar nuestros intereses. En ese entonces, yo no podía escuchar el llamado de las montañas; Mark, sin embargo, comenzó a oírlo desde que nuestro hijo llegó al mundo.

Lena dio señales de reaccionar. Sus párpados se movían apresurados, mientras las voces del bosque se colaban en sus pensamientos, ayudándole a entender y aceptar su lugar en la historia.

***

Lidia Sutherland despertó de madrugada, sus ojos ya estaban enrojecidos e hinchados por todo lo que lloró, presa de sus sueños. Por primera vez en años se encontró desayunando un café negro, acompañado de un cigarrillo.

Cuando vio la camioneta de Key llegar a toda prisa, levantando el polvo del camino, repasó en su mente todo lo que había visto la noche anterior. Mientras, en su corazón, elevaba una oración para evitar las visiones. Renegó de lo injusta que fue la vida al hacerla unirse a un Sutherland, solo para ver todo lo que amó perderse, sin oportunidad de intervenir para detenerlo.

Consideró si debía asomarse, evitar que su hijo recuperara lo que vino a buscar entre las cosas que guardaba su padre en la cabaña de caza, pero solo salió al balcón, y, con los brazos cruzados, se reclinó contra el arco de entrada. Su hijo ni siquiera notó su presencia cuando bajó del vehículo. Solo Ray Walker, quien estaba sentado en el asiento del pasajero, la saludó sin palabras, con un gesto de cabeza.

Key se detuvo por un instante, antes de entrar de nuevo a la camioneta. Levantó la mano y la saludó de prisa, como quien teme detenerse a dar una explicación. A pesar de ser verano, el día amaneció con el tinte gris que anuncia la lluvia. La sonrisa de su hijo era lo más cercano al sol.

—Lo protegiste una vez, Ray —la mujer murmuró entre sus oraciones—, lo salvaste para este momento.

Volvió a la cocina, cerrando la puerta tras de sí. El teléfono de su casa comenzó a sonar. Lidia sabía que se trataba de las clientas del salón, que la esperaban, sorprendidas ante su impuntualidad. Dejó el aparato descolgado. No hablaría con nadie, hasta tener la respuesta que tanto ansiaba escuchar.

***

—¿Qué tiene que ver esto conmigo? —La voz de Lena se sentían entrecortada y pesada, como quien recién despierta de un sueño profundo. Todavía no podía mover sus extremidades. Miró alrededor y vio sus piernas y brazos libres, pero, a pesar de eso, sentía la presión de manos invisibles sosteniéndola en su lugar. Recordó lo último que vieron sus ojos, antes de que Vana la llevara de la mano hacia el bosque y no pudo evitar agitarse—. ¿Dónde está Zuri? ¿Está muerta?

—Eso espero, sería preferible a la parálisis —Vana contestó como si se tratara de una pregunta trivial—. Pero nos estamos adelantando. Te hablaba de Mark, Christopher, y de razones.

»Desde que Mina Shea rompió el pacto, tratando de huir con su amante, los Shea esperaron con paciencia el nacimiento de dos hermanos en la línea de sangre. Después de todo, ellos fueron los creadores del pacto, y solo los Shea pueden cerrar el círculo.

»Los espíritus no exigieron sangre para hacer crecer nuestras fortunas; sin embargo, los Shea los ataron a esa suerte, los convirtieron en criaturas sedientas y retorcidas que no pudieron controlar.

»Están presos aquí, para siempre, y su ansiada libertad no será obtenida hasta que veamos lo prometido. Para ver todo lo que Edwina Shea pidió en la espesura de ese bosque hace casi trescientos años atrás, todos los Shea debían morir.

»Pero Mark siempre fue un joven inteligente. Diferenció maldición de sacrificio, y pactó de nuevo. Ofreció cerrar el ciclo con alguien que, de forma voluntaria, entregara su vida, como lo hizo la matriarca de los Shea, y cerrara el pacto. Es aquí, donde entras tú, o al menos, tu madre.  

—Mi madre es Ivy Harrington. —Lena estaba comenzando a recuperar sus sentidos, pero debía comprar tiempo—. Aun puedes salir bien de esto, Vana. Solo tienes que devolverme a casa. Podemos ayudar a Zuri, ella debe estar viva todavía.

—¿Crees que estoy loca? —Vana estaba comenzando a impacientarse—. ¿Esa es tu respuesta? No, querida. Tu vida es una mentira. Eres hija de Evelyn, quien Mark marcó para ser sacrificada desde el momento en que supo del pacto. Evelyn nunca fue, ni aspiró a mucho, y seguramente se puso en manos de su hermano, hasta que llegaste tú. Nadie sabe quién fue tu padre, pero el desgraciado, no solo arruinó el buen nombre de los Shea, sino los planes de mi esposo.

»La infeliz huyó, logró salir del pueblo contigo en su vientre y en menos de diez años, por causa de no cumplir, perdí todo lo que amaba, en mi esposo. ¿Sabes, Lena, lo que implica tener dinero que no puede comprar salud? Lo vi hacerse nada en una cama, mientras que en su cabeza y en la mía, la sonata nos llamaba de vuelta. Para cuando entendí que era tarde, y todo lo que habíamos alcanzado para nosotros y para esta tierra estaba perdido, solo quedó una opción.

La mujer comenzó a reír entre lágrimas, mientras mostraba a la sorprendida Lena un puñal de obsidiana, manchado en sangre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro