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-III-

III-Capítulo Tres- Primera Impresión

Despierto con dolor de cabeza, nada más terrible que eso por la mañana, abrir los ojos con pesar. Mis hermanas pasaron la noche bien, durmieron tranquilas e incluso la bebé no despertó para tomar un biberón. Aprovecho que las niñas no han despertado para ducharme, debo prepararme para tomar un avión a Hawaii, tendré que comprar los boletos con mi dinero de la cuenta de ahorro, debo botar mi tarjeta de número telefónico, no quiero que nadie me localice.

Tras refrescarme con una ducha fría, me visto con una pijama, abro el bolso de municiones, devoro en cuestión de pocos minutos un pedazo de pan con mermelada, bebo un vaso de agua, me estiro y abro el computador, busco una página para registrarme y programar tres boletos para viajar cuanto antes a Hawaii.

Pensaba que debía pasar más al menos cinco días planeando cómo irme a Hawaii, pero parece que la situación no durará muchísimo. Programo un viaje a Hawaii esa misma tarde, preparo mi mente para salir esa tarde. Las niñas despiertan, enciendo la tv del hotel, no tiene muchos canales, saco el número para que no me puedan localizar, más no boto el teléfono, pues considero que cuando esté establecida en Hawaii podré comprar un número telefónico.

Louise llora por no poder beber su biberón caliente, me lamento no poderle calmar, pero aún así lo bebe con pesar. Annelisy si come pan con mermelada, bebe un vaso de jugo de naranja y come una manzana, lo que pudimos traer de la casa fue eso a duras penas. No le cuento nada del viaje a Annelisy, sólo le digo que ésto pasará pronto.

Cuando son las 02:00 pm salimos en un taxi al aeropuerto, rezo interiormente porqué todo nos salga maravilloso, por nosotras, una vida mucho mejor por mis hermanitas que merecen bonitas cosas. Entramos en el avión, pagas las maletas, la bebé dormida en mis brazos, Annelisy quiere saber a dónde vamos, se entera cuando el avión despega, mira por la ventanilla el principio del camino, luego se duerme, yo no puedo conciliar el sueño ni un milisegundo, con cansancio estoy cuando llegamos al destino: Hawaii, dónde empieza nuestra nueva vida.

Salimos del avión, caminamos el aeropuerto, el vocabulario de la gente me sorprende, no lo esperaba así. Tomamos un autobús que nos dejará en una ciudad, pienso alquilar un hotel o un apartamento. El autobús nos deja frente a una casa que dice se alquila, entonces sin pensarlo mucho toco la puerta, sale una señora que habla el idioma español, negociamos el precio, le cuento mi historia.

-¡Buenas tardes! Vengo de España, no hablo mucho éste idioma suyo. Vi el anuncio de la entrada, tengo interés en alquilar ésta casa. -Expresé. La mujer me miró con el ceño fruncido al principio, pero una vez que hablé suavizó su gesto.

-Bueno... todavía no tengo un precio estipulado para el alquiler debido a que lo puse justo ayer, pero... primero quiero saber algo: ¿Tienes empleo estable? ¿Por qué viniste a vivir aquí? -Expresó con curiosidad, la mujer que vestía con un traje baño, lucía un bronceado envidiable.

-Vine aquí porque empezaré a estudiar en la Universidad de Hawaii por una beca, pero tuve problemas con mis padres, vine con mis hermanas menores. -Expliqué.

-Vale. Te podrías quedar aquí por una semana, mientras consigues empleo, pero tienes sólo ésta semana de plazo, necesito que me cuides las instalaciones, pagues a tiempo y todo irá bien. -Manifestó. Me invitó a entrar a la casa que se dividía en dos plantas, la primera supongo era su casa, la segunda planta era la que alquilaba, constaba de una pequeña sala, dos habitaciones, un baño con retrete, lavamanos, ducha y bañera, una cocina-sala-comedor con equipos, electricidad y agua.

-¡Muchas gracias por su atención! Iré ahora mismo a buscar empleo y un colegio para las niñas. ¿Tiene alguna recomendación? - Pregunté.

-La semana pasada me llegó un periódico con lista de vacantes disponibles, si quiere leerla se la busco. Y aquí no más a la cuadra hay un colegio que también tiene guardería, no hay que pagar casi nada, también noté que hay inscripciones libres. -Manifestó. Asentí satisfecha, todo comenzaba mejor de lo que creía.

-¡Me interesa!- Susurré. Louise pegó un gritillo de risa, sonreí cuando la vi feliz. Annelisy todavía no comprendía la situación, pero le explicaría muy pronto, merecía saber la verdad.

La señora volvió con un periódico, pero me miró con delimitación.

-Por cierto, nena. No me haz dicho tu nombre, ni yo el mío. -Objetó la señora.

-Me llamo Catherine, señora. -Me presenté. -Ellas son Annelisy y Louise. -Presenté.

-Son Españolas totalmente. Yo soy Elisa de Salve. -Explicó. Me estrechó el periódico con una sonrisa.

-Léalo. De algo le servirá. -Acotó. Me dejó tranquilamente un rato.

-Nena. ¿No tienes hambre? -Preguntó con ternura la señora Elisa a Annelisy.

-Un poco, pero puedo esperar. -Expresó con vergüenza, mi hermanita Annelisy.

-No se preocupen, les ayudaré porqué cuando era joven pasé una situación similar, pelee con mis padres, me marché de casa y esa discordia trajo muchos problemas familiares. -Agregó la señora Elisa. Se fue a su casa, volvió unos minutos más tarde con unas llaves, suponía eran las de la casa, también con platos llenos de arroz largo con pollo, se veía rico. Agradecimos, comimos y le pedí que me calentara un biberón para la bebé, quien se notaba hambrienta.

Una vez con la barriga llena, aproveché de leer los diversos empleos, llamé a varias empresas para poner mi currículum, por si acaso. También llamé a un número del colegio que mencionó la señora Elisa, para inscribir a las niñas allí, necesitaba que estuviesen estudiando.

Estuve toda la noche llamando por teléfono, hablando con la señora Elisa que vivía sola, trabajaba en una tienda de ropa, diseñando trajes de baño, dormí a la bebé tras su biberón, la recosté en una cama de las habitaciones, organicé la ropa en el armario. 

-¿Por qué estamos aquí, Catherine? -Interrogó Annelisy, ella necesitaba saciar sus dudas.

-Hermanita, tú eres una niña muy sabia y no desconoces lo que sucedió entre mamá y papá, ninguno de los dos estuvo bien, pero tampoco podíamos quedarnos allí soportando que trajera a otra mujer, él además corrió a Nana de la casa, quien fue un gran soporte. Estamos en Hawaii, vamos a vivir aquí un tiempo mientras todo pasa, vamos a estudiar, trabajaré y subsistiremos en lo que podamos. -Expliqué por fin a mi hermana que estaba con dudas.

-Si tu lo dices, así será. No entiendo mucho ésto, pero si es por nuestro bien, lo haremos. -Susurró, me abrazó y se durmió en mis brazos, la acurruqué contra mi pecho como cuando era muy bebé, le canté y la dejé tranquilamente.

A la mañana siguiente, desayuné junto a mis hermanas en silencio, vestí a Louise, le calenté el biberón, ayudé a Annelisy a vestirse, se peinó sola, me maquillé y preparé las mochilas de las niñas.

Me despedí con tristeza de mi hermana Annelisy,  le desee suerte en su primer día de clase en Hawaii, con un beso tronado en su mejilla nos despedimos finalmente. Me tocó dejar con desagrado a la pequeña Louise, lloró antes de separarla de mis brazos.

Llegué caminando al lugar dónde estaba pautada la cita de trabajo, observé que alguien casi me atropellaba, se peleó incluso con alguien más por un puesto del estacionamiento, se trataba de una chica pelinegro, ojos verdosos que me sonrió fingidamente al salir del auto.

Sacudí mi cabellera larga y bien cuidada, llevaba mi currículo en una mano y mi bolsa en otra. Caminé hasta la recepción, allí no tardé en obtener una vista de todo el que pasaba adelante, cuando por fin llegó el momento encontré un asiento vacío, escuché mi nombre de la boca de una mujer embarazada, su abdomen lucía bastante abultado para estar embarazada de tan sólo un bebé, quizás eran dos los que habitaban en su vientre, pensé. Levanté una de mis manos, más específicamente la derecha, la mujer asintió y caminó hacia una oficina, me invitó adentro. Me senté en un asiento formal con respaldo muy cómodo, ella observó unos papeles que suponía era mi hoja de vida y una escritura dónde narraba nuevas probabilidades en el ámbito del modelaje que me pidieron en recepción, me destaqué como pude.

-Me gusta mucho tu manera de narrar el nuevo proyecto, las ideas son brillantes. -Dijo con sencillez.

-¡Gracias! Me ha gustado el mundo del modelaje desde pequeña. Mi madre me llevó a clases de modelaje, me enseñaron cómo comer, vestirme y arreglarme, también a desenvolverme en todos los ambientes como una chica normal, siendo princesa. -Manifesté inspirada en lo que narraba.

-Es su madre, una buena mujer. Supo bien como criarla. -Expresó con amabilidad, la chica ante mi.

-Sin duda, lo ha sido. -Concordé con un nudo en mi garganta, quise llorar, pero aguanté.

-Oh, lo siento de verdad. -Expresó apenada. Suavicé mi expresión, notó cómo cambié mis facciones.

-Mi nombre es Alexandra Maldonado. Te estaremos llamando para confirmar o anular. -Susurró con una sonrisa, Alexandra.

-No tiene que disculparse, señorita Alexandra. Toda ésta situación debe superarse. Espero su llamada. Suerte en la maternidad. ¡Me parece una hermosa barriga para tan sólo llevar un bebé!- Mascullé feliz.

-Oh, muchas gracias. De hecho, pocas personas me lo han dicho. En realidad espero terribles dos bebés. -Explicó sonriente al hablar de sus bebés, miss Alexandra.

-Quizá he sido muy interesado. Disculpe si me inmiscuí en asuntos que no debía. Sólo vengo a tratar con ética profesional, lo siento. -Cuchichee apenada, mordiendo mi labio inferior, como signo de nerviosismo.

-¡No te preocupes, Catherine! En Entreppises Models, tratamos con ética profesional, pero a mi me gusta ser un poco más cariñosa en las palabras. Existiendo la posibilidad de que tu quedes en el cargo, serías la secretaria del malhumorado de mi hermano, el jefe de todos. -Aclaró, sonriente a la puerta.

-¡Muchas gracias! Sin duda, si quedara en el empleo no la suplantaría a usted, señorita Alexandra. ¡Suerte en su maternidad! Le sienta bien. -Expresé, la mujer se acercó a abrazarme, me envolvió y pude sentir su barriga, hizo lo mejor por mi: darme amor.

-¡Gracias Catherine! Ten buen día. -Respondió Alexandra, antes de mi presencia abandonar la sala de la entrevista.

Catherine se marchó a su hogar, debía esperar pacientemente hasta que la llamaran, si era para ella debía ser lo mejor, sino habría que aguantar, seguir persistiendo por conseguir un buen empleo. Fue por su hermanita Louise, de quien le dieron buenas noticias, lloró al principio pero se adaptó a los demás pequeños, tomó un biberón, defecó e hizo pipí, pintó con sus deditos y escuchó música infantil, le dieron un informe detallado.

Catherine abandonó Entreppises Models, sin saber que Alexandra estuvo contando con la presencia de cámaras de seguridad encendidas, éstas estuvieron fuertemente vigiladas por Nicolás, el jefe mayor.

El hombre quedó embelesado con la belleza exuberante de la mujer que entró en persona por la sala. Observó con zoom al máximo la belleza que irradiaba la dama en la oficina, con tan sólo un vestido lucía perfecta, los tacones le daban glamour a la señorita. Él quedó mirándola un rato, luego miró la ternura del abrazo con su hermana. Ordenó una llamada que parara la sesión de las entrevistas, pidió hablar con su hermana. Al ver la sonrisa ensanchada en su boca, supo que sus respuestas la dejaron convencida de sobremanera.

-Ella ha sido una buena candidata. Me ha parecido bastante buena para el trabajo. -Coincidió Alexandra, con lo que pensaba Nicolás pero no había manifestado.

-Oh. Créeme que he visto entre las doscientas personas entrar por ahí. Ninguna me ha parecido bien para el trabajo, pero esa chica superó mis expectativas. Es hermosa, posee una belleza natural y exuberante. Me encanta su manera de narrar, la naturalidad de cada palabra. -Formuló Nicolás.

-Jamás te había visto a ti, tan caballeroso. Si es ella la que quieres para el trabajo, será ella. A mi también me ha agradado. La llamaremos ésta tarde para confirmar. Cancelaremos las demás entrevistas, entonces. -Dice Alexandra. El vigilante ordena a todos los presentes de la sala retirarse. La rubia, ojos verdosos se niega e insiste en que ella debe entrar, patalea a todos y cada una de las personas que la intentaban sacar, como una niña caprichosa, consigue lo que quería: entrar a una entrevista.

-¡Hola Alexandra! Ese engendro se ve muy bien en ti. -Expresa vulgarmente, la rubia mimada con una sonrisa falsa.

-Primero, necesito su currículo. No me llame Alexandra, usted no es nadie de confianza. Necesito respeto ante todo. -Exasperó Alexandra.

-Oh, cariño. A mi ni se te ocurra llamarme para decirme que no he quedado en el puesto. Llamaré a mi padre y los hundirá, tiene los mejores contactos. -Amenazó la rubia loca. Alexandra no se dejó llevar por sus malas vibras. Ella sabía cuál era la decisión, la que habían tomado más temprano en conjunto, su hermano y ella.

La rubia abandonó la sala al ver que fue ignorada. Nicolás entró en la sala y observó a su hermosa hermana, cuando la mira, le dice:

-Esa chica que acaba de entrar, jamás llegará a tener la educación ni amabilidad de la dulce mujer de temprano. -Aclaró Nicolás. Ambos sonrieron sabiendo eso con claridad. 

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