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CAPITULO 1

<Justo cuando creía tener todo organizado, la vida inesperadamente te pone en mi camino. Así, sin buscarte apareciste dando golpes en mi existencia y retumbando mi alma sin avisar.>

La vi por primera vez entre la multitud de personas en el casamiento de mi amiga, como si la iluminación cayera solo, sobre ella. Se la veía alegre, divertida y hermosa. Quería tener la fortaleza y decisión de mi amiga Milena, e ir a hablar de cualquier cosa sin sentido, como para iniciar una conversación, pero mis estúpidos nervios no hacían mas que tenerme rígido en mi mesa bebiendo descontroladamente.

No recuerdo ni siquiera como volví a casa. Suponía que, como siempre que salia con Milena, me había agarrado una borrachera tremenda, y ella me había traído a mi casa. Aun vivo con mis padres, con la esperanza de algún día vivir solo. En casa somos cuatro, una familia típica, mis padres y una hermana de dieciséis. Estudio en la facultad de medicina y aun no trabajo. 

<Soy un patético mantenido> Grito la voz de mi conciencia.

Baje a la cocina por agua fría para calmar un poco la resaca, mientras trataba de recordar los retazos de la tremenda fiesta de casamiento, y de a poco recordé que la rubia era la cuñada de Emma, una Estadounidense de dieciocho años. No podía negar que me había cautivado solo con verla y si de algo estaba seguro, es que no tenia ni la menor oportunidad siquiera de hablarle, pero tenia una gran intriga por saber lo que había pasado en aquella fiesta.

El lunes nos encontramos en MELODY, la cafetería del marido de Emma, era nuestro lugar favorito, mucho antes de conocerla. Tal y como me imaginaba, no recordaba tres cuartas partes de la fiesta, en porcentajes, había estado un quince por ciento sobrio y un ochenta y cinco por ciento borracho. Samy una de las chicas que trabaja en MELODY, quien también había estado en la fiesta nos había mostrado unos videos en los que aparecíamos bailando, y juro por dios que no recordaba nada.

-Momento...- Solté de pronto al ver en uno de los videos algo muy peculiar.- Ese soy yo?- Pregunte sorprendido.

- Eres tu picaron.- Dijo Milena codeando mis costillas.

<Había hablado con Charlotte y ni siquiera lo recuerdo. Que gran estúpido...> Pense con una notable molestia.

En ese mismo momento, la misma luz que había iluminado en la fiesta a la rubia, volvió a hacerse presente en la cafetería. Charlotte entro a toda velocidad, sentándose a mi lado y hablando con ese raro acento yanqui  con voz cantarina. Su padre se sentó al lado de Milena y su hermano Gerard solo paso de largo hacia la oficina. No podía aguantar las ganas de mirarla, mis ojos querían desviarse para verla de reojo con disimulo, pero estaba tan tenso que no podía mover ni un musculo. Era una belleza, un ángel. Hacia mucho que una chica no llamaba mi atención de ese modo, y era porque mis estudios estaban por encima de todo, pero claramente, esta rubia había transformado mi mundo en menos de un día.

No escuche nada de lo que hablaban, me mantuve firme en mi asiento, imitando lo que Milena respondía, ya que no podía seguir el hilo de la conversación. Estaba nervioso, había comenzado a sudar y rogaba a dios y a todos los santos no mojar mi camiseta con mi propia traspiracion. Lo que me volvió a tierra fue un cálido abrazo de Charlotte, podría decir eternamente larguísimo, porque así lo sentí, pero creo que no duro ni medio segundo, me sostuvo la mirada y sonrió.

- Adiós, I will miss you (Los extrañare)- Dijo agitando su mano, nuevamente me sonrió.- See you (Nos vemos)- Dijo guiñándome un ojo. 

Algo raro tenia en mi estomago desde el momento que vi a Charlotte, y había creído que era algún mal estar estomacal, luego me di cuenta que era algo así como un grito de emoción y satisfacción que estaba reprimiendo. Lo único que me saco de esa nube de hormonas revolucionadas, fue ver a Milena correr hacia Gerard, el hermano de la rubia y comerle la boca de un beso.  

<Esta chica esta totalmente loca... pero ya quisiera yo, tener esa seguridad.> Pense negando con la cabeza por su acto y sonriendo, por su falta de vergüenza.

Un mes después Gerard había vuelto para quedarse, y Milena tenia como objetivo enamorar a ese tipo antipático. No se podía negar que era hermano de Kevin, tenían esas miradas frías, y contestaciones cortantes, todo lo contrario de Charlotte, quien tenia una chispa de alegría que se encendía cuando habían personas a su alrededor. No me animaba ni siquiera a preguntar por ella, y creía que alejando a la muchacha de mis pensamientos, me ayudarían a sacarla de mi cabeza y poder seguir con mi vida monótona entre apuntes y libros, estudiando arduamente para terminar la carrera de medicina, pero un tiempo después me paso algo que hasta el mas tonto hubiera hecho.

Aburrido, sin nada que hacer, me dedique a ver una de mis redes sociales, y cuando llegue a una publicación de Emma  anunciando su embarazo, comente mis felicitaciones y buenos deseos, al mismo tiempo que publique mi comentario, se publico otro debajo del mio. "CHARLY TRAVIS" seguido de un larguísimo testamento. Sonreí porque la imaginaba sonriente y feliz por la noticia de un sobrino. Mi cerebro no estaba en su lugar, porque de otro modo, no le habría enviado la solicitud de amistad, la cual fue aceptada al instante. Quede boquiabierto mientras caían miles de LIKES en cada fotografía que tenia en mi galería. Tarde varios minutos en procesar la información y avivarme de enviarle un mensaje por chat.

-Hola, gracias por aceptar mi solicitud.- Envié sin el menor temor.

-Hola, como estas? No soy muy buena hablando español, pero nos vamos a entender muy bien. Creo que tardaste siglos en enviarme la solicitud.- Respondió y mi corazón se detuvo, mas mi cerebro no estaba, así que estaba perdido.

-Lo siento, realmente creía no tener ni posibilidad de que me hablaras, y me arrepiento por eso.-

-No debes subestimarte, eres muy lindo. Me divertí mucho en la fiesta bailando contigo.

<Ok, eso no lo recuerdo... Como podría olvidar haber hablado y bailado con ella. Estaba demasiado borracho.>

-Ah si, yo también me divertí.- Mentí con descaro, no podía recordar nada de nada y quedaría como un idiota si le preguntara los detalles. 

-Tengo pensado viajar con mis padres en unos meses, cuando inauguren THE PALACE, el hotel de mi hermano. Espero verte allí.-

<Dios mio, me siento como un niño. Claro que quería verla, estaba temblando de emoción.>

-Sera estupendo tenerte nuevamente por aquí, disfrutare mucho tu compañía.- Creo que eso estuvo bien.

A medida que los meses fueron pasando, nuestras conversaciones se habian hecho extensas, y nos animábamos a hablar por teléfono de vez en cuando, pero era mejor por mensaje ya que ella usaba el traductor para ciertas palabras. Mientras nuestras conversaciones la habían ayudado a agilizar su español, me sentía un inútil, al no haber aprendido nada de ingles, e incontables veces pensé en hacer algún curso, pero la verdad que es un idioma que no me gusta, y por si fuera poco tengo mucho que estudiar para terminar mi carrera.

El día de su llegada estaba próximo, no quería espantarla declarando mis sentimientos, pero era la única manera de no perder tiempo y aprovechar al máximo los pocos días que estuviera en Argentina. No tenia opción, si mis sentimientos no eran correspondidos, le pediría que fuésemos amigos y seguiríamos como hasta ese momento, y si sentía al menos un poquito de lo que yo sentía por ella, disfrutaría cada  minuto a su lado.

Me decidí por llamarla un sábado antes de su viaje. Mis palabras salían entre cortadas, estaba muy nervioso y balbuceaba en cada frase.

-Te llame porque... quiero que sepas lo que me pasa contigo. Diras que soy un inmaduro por decir esto, pero creo que te amo. Me has hechizado la primera vez que te vi, y hoy tengo la oportunidad de mostrarte lo mucho que me importas, lo mucho que le haces falta a mi vida para ser feliz. Y si piensas que la distancia es un problema, aunque te extrañe y desee tenerte cerca, para mi no lo es porque el amor se siente con el corazón.- No se oía nada del otro lado del celular, creo que hasta yo había quedado sorprendido por aquella declaración.- Hola, Charly?-

-Si, aquí estoy. Tu crees que esto podría funcionar?- Respondió entre sonrisas. 

<Santo Dios, creo que era uno de los días mas felices hasta ese momento. No me esperaba esa respuesta, eso quería decir que... no estaba rechazando mi propuesta>

-Quieres decir que al menos te gusto?- No podría atacarla llenándola de preguntas.

-Mucho mas que eso. Ahora tengo muchas mas ganas de verte. Estaré ansiosa, nerviosa, pero feliz por compartir unos días contigo. Espero no agotarte.- Dijo entre risas.

-Seré el hombre mas feliz cuando te tenga a mi lado.-

El reencuentro había sido mas hermoso de lo que me esperaba. Había planeado estar solos para nuestro primer beso, pero cuando nos encontramos en MELODY, corrió a mis brazos, embriagándome con un cálido beso en los labios. No me quede quieto esperando a que ella hiciera todo, tome su rostro en mis manos para detenerme mirando sus hermoso ojos y la bese con delicadeza, con ternura, pero a la vez con pasión. Mi lengua había invadido su boca lentamente y fue lo mas delicioso que probé en mi vida.

La atracción fue mutua desde el primer día, pero esta vez, era mas que especial. Como dos jóvenes descubriendo el amor, aprovechábamos momentos a escondidas para coquetear, y llenarnos de besos, lo cual nos llevo al siguiente nivel de manera prematura.

No nos conocíamos muy bien, pocas cosas sabíamos uno del otro, pero ambos estábamos mas que seguros que era amor.

Nuestra primera noche juntos había sido una travesía, ya que la madre de Charlotte era una mujer egoísta, manipuladora y soberbia. Una mujer codiciosa por su estilo de vida y por ser nacida y criada en una familia muy reconocida. Según Charlotte tenia la obligación de seguir con aquella tradición, de lograr que sus hijos se emparejaran con hijos de familias reconocidas. Y por lo tanto nuestro romance, no era aceptado.

La fiesta de inauguración del hotel THE PALACE, fue el inicio de aquella historia que parecía imposible. Con el miedos a ser rechazado trataba de disimular las ganas que tenia de tomar a Charlotte y llevármela lejos. Esa noche nos escapábamos de a ratos para encontrarnos a escondidas.

Ambos buscábamos el calor de nuestros cuerpos y desesperado por sentir el contacto intimo le propuse llevarla a mi casa. Porque era inevitable el deseo de hacerla mía.

Aprovechamos cuando sus padres se habían marchado, para desaparecer de la fiesta. Llegamos a mi casa tratando de no hacer ruido. Y sin perder tiempo, a penas cerré la puerta de mi habitación sentí sus brazos a mi alrededor haciéndome perder el poco auto-control que tenia. La levante del trasero mientras la llenaba de besos desesperados llevándola a la cama y quitando toda vestimenta, la cual estaba de mas.

  <Acabas encontrando la felicidad en lugares que jamas te habrías imaginado.>  

Quizá era el tiempo que hacia que no estaba con una mujer, pero ese momento era solo para nosotros, era mía y jure luchar por ella, porque valía la pena ser tan feliz como lo era en ese momento con su compañía. Aunque durara poco estar con ella, aunque una gran distancia nos separe, haría lo posible para finalmente tener un futuro a su lado.


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