XI; RUMORS
Esta historia puede contener lenguaje inapropiado y violencia, se recomienda discreción.
Los personajes y el mundo donde esta historia se desarrolla son en mayor parte propiedad de J. K. Rowling.
11; rumores
"¿No sabes de los rumores?
hablan de mí también, chico
Sé que tus intenciones son
tan malas como las mías"
(R3HAB ft SOFÍA CARSON)
El lobo se la devoraba entera. La bola de pelos de su sueños aumentaba de tamaño gradualmente y luego allí estaba, viéndose a sí misma siendo despedazada por esa bestia.
La garganta se le secaba y volvía a despertarse, agitándose entre las sábanas verdes mientras sus ojos soltaban lágrimas contenidas. Descargaba litros de agua salada por sus ojos, aferrándose al lavado del baño e intentó no devolver la cena de la noche anterior.
Incluso después de tres días que el episodio se repetía, Lily no podía gritar para evitar ser atrapada y comida. Como si no pudiera evitarlo de ninguna manera, concluyendo en que el sueño siempre tenía el mismo fatídico final.
Había comenzado a tener esa pesadilla en la enfermería. Por alguna razón, cicatrices invisibles en su estómago se habían abierto y ella había acabado en aquel lugar luego de su encuentro con Lorcan Scarmander.
Ahora, una venda muggle se afianzaba con fuerza contra su piel y Victoire Weasley -la mayor de sus primas y enfermera del colegio- aparecía por cada pasillo para preguntarle cómo se encontraba.
Toda su familia estaba metida en aquel pequeño castillo, al parecer.
Y Lily se sentía revuelta. Observaba las líneas finas que ahora la atravesaban y por el rabillo del ojo, a donde sea que fuese, veía al lobo.
Como si la asechara, listo para saltar sobre ella y devorarla.
—¿Ya estás mejor? —la voz de Scorpius le hizo levantar la vista del libro. Estaba intentando leer más acerca de la tobillera que no quería soltarse de ella, debido a que su piel comenzaba a teñirse levemente de verde y la mala sensación en su estómago no se desvanecía.
¿La respuesta lógica de Lily?, creía que se estaba envenenada.
También creía -casi ciegamente- que era el objeto el que le daba un mal augurio continuamente, como si colocara una nube gris sobre su cabeza.
Negó, intentando apartar los pensamientos que se formaban en su mente, y simplemente enfocó su atención en él.
Se posicionó en la silla frente a ella, y llevaba su propio libro que apoyó en la mesa.
El chico era, para ella, casi idílico. Le gustaba especialmente el color platinado del cabello, que llevaba más largo de lo normal y empezaba a rizarse un poco.
Sin embargo había descubierto que no todos en Hogwarts querían a Scorpius, y eso la sacaba de quicio. ¿Veían en aquel muchacho algún defecto?
—Sí, un poco cansada nada más —habló, aunque no estuvo segura de que él llegara a escucharla. En realidad Lily estaba agotada, debido a la pesadilla, su sueño era intranquilo.
Le costaba recostarse y cerrar los ojos, asustada de que se repitiera nuevamente el evento.
—Luces terrible.
Las palabras del Malfoy hicieron que ella lo observara con una ceja alzada, estaba segura de que aquello era bastante descortés.
Scorpius sin embargo, le sonrió encantadoramente. —No lo tomes a mal, Lily, se nota que no has dormido y tienes ojeras espantosas.
Se tragó el querer decirle que incluso así ella era bonita, pero la mirada tormentosa de la chica le indicó que quizás ello habría suavizado la impresión que le estaba dando.
—Problemas de sueño —murmuró la pelirroja, antes de cerrar el libro que había estado leyendo.
La herida del abdomen le ardía cada tanto, y comenzaba a sentirse paranoica acerca de la bestia que la buscaba en sus sueños.
¿Podría ella pelear si aquel animal la atacaba repentinamente?
El subidón de adrenalina ante esos pensamientos le hizo latir erráticamente el corazón, un tamborileo que resonó contra sus oídos durante algunos momentos.
—Tengo que irme a clases —suspiró Lily, en un intento de liberarse del estrés que comenzaba a acumular, observando el reloj muggle que su tía Hermione le había regalado. Era una cosa pequeña pero útil.
Las clases comenzaban a agotarla, quizás debido a las pocas horas de sueño o a los calmantes que debía tomar para evitar el dolor de la herida.
—Te acompaño, tu hermano mi mataría si no te cuido un poco —habló Scorpius, levantándose de su asiento en un respingo y mirándola con cuidado.
Había algo que ninguno entendía.
Un sentimiento ciego que estaba surgiendo de la absoluta nada.
—La cicatriz de la mejilla es nueva —comentó ella. Clavó sus ojos avellanas directamente en él, para amedrentarlo y alejarlo de su propia persona; estaba enferma de angustia, enferma de algo a lo que no podía ponerle nombre.
La línea en la mejilla del chico era nueva y lo sabía, quizás realizada hacía unos pocos días. Era fina, atravesando gran parte de su costado derecho, y de un color rosáceo.
—Accidentes qué suceden.
Sin embargo pudo ver los ojos grises nublarse. Mentía.
—Sí, eso creí.
Tomó sus cosas con cuidado, metiendo los libros y la pluma dentro del morral que utilizaba a diario.
Se decía a sí misma que podía acostumbrarse a la vida de allí, pero no lo sabía. Las personas eran asfixiante y Lily solo comenzaba a sentirse una criatura de un circo.
Había algo, sin embargo, que la obligaba a quedarse.
—¿Que tienes ahora? —preguntó Scorpius, alejándola de sus pensamientos. Ella le sonrió, brevemente, antes de colocarse a su lado para comenzar a caminar.
• • •
Rose Weasley clavó sus ojos en ella en cuanto Lily llegó con Hugo, quien rápidamente comenzó a engullir todo lo que estaba a su alcance.
Habían tenido clase juntos y él parecía entusiasmado en sentarse a su lado para hacerla sentir bienvenida. Aunque ella ya llevará varios días en aquel lugar.
—Pensé que estarías con tu novio.
Lily podía deducir fácilmente que su prima era una persona carente de tacto, aquella extraña cualidad que ayudaba a no ser demasiado directo. Porque aquella afirmación llegó cargada de un tono extraño que no pudo entender por completo.
Tratar de entender a Rose era imposible para ella, quien ni siquiera quería intentarlo.
—No tengo novio —habló, mientras servía moviendo la varita un poco de jugo de calabaza en su mano. La magia era fácil y la entretenía, como si liberara en ella algo necesario y calmante.
—Son solo rumores, Rosie —fue Albus quien habló, colocando la mirada directamente sobre su hermana menor— Lily no estaría con Scorpius.
—Bueno, eso podría decidirlo ella sola —fue Piper quien habló, sorprendido incluso a Louis que dejó de charlar con un muchacho a su lado. La rubia, sin embargo no pareció flaquear cuando los ojos se posaron en ella.
—Es mi hermanita —gruñó Albus—, ademas que solo tiene catorce.
—Lo suficiente para pensar —murmuró Hugo, con la boca llena de comida.
Cuando Lily vio a Albus removerse incómodo simplemente atinó a sonreírle. Había algo en ella que se revolvió, mientras los párpados le pesaban un segundo y el lobo en la esquina la miraba con locura en sus ojos.
—Solo son rumores —sentenció, llevándose un pedazo de comida a la boca.
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