Perdona, préstame atención, es importante, si no te juro que no te molestaría. Esto que voy a contarte se trata de un grito de socorro, un grito que callé por mucho tiempo, un grito que me ahogaba por dentro, un grito que me quemaba, que me llevó a vivir situaciones extremas y a estar al borde de perder la cordura. Solo te pido que me dediques el tiempo que te demore leer este libro, después te dejaré que reflexiones y que vuelvas de nuevo a tus quehaceres. Te prometo que no te arrepentirás de la experiencia y que te ayudará, sobre todo si has sufrido la mitad que yo, y si no, me alegro por ello, mi tormento no se lo deseo a nadie. Igualmente, es vital que te transmita este mensaje y lo difundas, puede salvar a muchas personas.
Voy a contarte la historia de mi vida, cómo pasé de estar atrapada en el infierno a vivir en el paraíso. Entiéndeme, ponte en mi lugar. Para mí no fue fácil darme cuenta de que era una mujer que vivía bajo el yugo de su marido, una mujer que sufría violencia de género pero, ¿sabes qué? Un día cayó mi venda y lo vi claro, y tuve que huir dejando todo atrás. Pensé que moriría de dolor, pero era más probable que muriese antes si me quedaba como estaba. Huí, sí, pero el camino no fue de rosas precisamente... Y quizá lo haya hecho algo tarde, por eso te lo cuento, por si tú o alguien de tu entorno se encuentra en la misma situación que yo no supe gestionar a tiempo. Deseo de todo corazón que si se diera el caso, tengáis más suerte que yo, y que mis palabras os sirvan de guía en el camino.
Antes de adelantarme a los acontecimientos, me gustaría que vivieses mi historia a través de mis propios ojos, por lo que te repito: "ponte en mi lugar". Empezaré por el principio, por el momento que creí que sería el más feliz de mi vida, mi boda. Allá vamos, acuérdate, ahora tú eres yo. No temas ponerte en mi piel, tan solo vivirás la experiencia, pero estarás a salvo tras las páginas de un libro, espero, y si no, ojalá mis palabras te ayuden.