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No sólo nos vimos...


<Dailos>


Sórdido, solitario, incontrolable, impredecible... Como un cuarto lleno de pesadillas.

Así es el mundo para mí, al menos el mío. Recuerdo que tiempo atrás era tan ignorante que he acabado por añorar esa hipotética felicidad que me producía el no vivir pensando.

"Todo el mundo sufre" o eso me han dicho, lo que nunca me dijeron es cómo tienes que afrontar los golpes de la vida cuando eres un niño de 7 años. ¿A que soy aburrido? Ya iré trabajando en mi faceta humorística cuando me tire de un puente, no os preocupéis.

Hoy en día es difícil conseguir que algo me llame realmente la atención, aunque para ser justos sí que existen pequeños momentos en los que pasa por mi mente algo cercano a la "esperanza". Uno de esos momentos me lo produce la música, y no cualquier música sino las composiciones clásicas; Mozart y Beethoven entre otros, genios sin más ayuda que unas notas que siempre me hacen vibrar y sacudir mi cerebro, como si de una atracción de feria se tratase.

El viernes pasado fui a un concierto de música clásica con mi madre (por lo visto, para ella mis 20 años no son un crédito lo bastante aceptable como para quitarme las esposas). Pocas veces me había sentido tan fuera de lugar, tan distraído. Durante todo el concierto mi mente me sorprendía con la imagen de esa chica. Era una compañera de universidad que conocía de haberla visto rondar por alguna de mis clases (sí, tampoco soy ese que se acerca a las chicas, por si no lo habíais adivinado) y que "redundantemente" había visto al entrar al concierto pero no entendía el porqué, por qué me había quedado con su imagen en mi mente. Mi distracción siguió haciendo su efecto hasta que lo entendí.

No sólo la ví, nos vimos. No sólo nos vimos, nos miramos a los ojos.

Terminó el concierto, no la volví a ver esa noche.

.........

-Dailos, despierta.- Me susurra al oído mi madre.

Cuando por fin abro los ojos, me sonríe y se va de la habitación como queriendo dejarme en paz, aunque sé que no durará mucho.

A estas horas de la mañana del lunes, en ese momento en el que no queremos aceptar que estamos despiertos, recuerdo la música. Si me concentro, aún puedo escuchar las melodías que me traen la paz, la euforia y esa sensación de que... ¡Puedo hacer cualquier cosa! Pero cuando escucho a mi madre gritarme como una posesa para que no llegue tarde a clase, se me pasa.

.........

Mis pensamientos fluyen en mi cabeza más de lo normal...

Desde esa noche, cada vez que recuerdo la música la recuerdo a ella, "¿será brujería?" ¡Ojalá!, es una lástima no ser creyente en momentos como este y creer que algún ente mágico me podría solucionar el problema. Últimamente me noto demasiado graciosito para estar tan mal, quizá sea un mecanismo de defensa o quizá, simplemente, soy un inconsciente a tiempo parcial.

A pesar de perderme en mi propia tontería, llego temprano a la universidad. Tanto que me da tiempo a desayunar tranquilamente en la cafetería. Bueno, no cantaré victoria aún.

El "tranquilamente" me duró un suspiro... Ya tenía que aparecer. Como si hubiera una conexión. Como si portara un imán del destino (o algo tan épico como eso). Nuestras vistas se alzaron hasta que conectaron de nuevo. Evidentemente era ella, esa chica que conocía y desconocía a la vez.

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