Capítulo 9
Con una rapidez digna de admiración llegó el viernes, el día de la fiesta. Suspiré y me senté en la cama mientras me encendía un cigarrillo; le di una calada y solté el humo con lentitud. Realmente no se por que había aceptado acudir a la estúpida fiesta. Sostuve de nuevo el cigarro entre mis labios, dispuesta a dar una segunda calada.
— Morirás antes, Elena. —Dijo Clary, con un deje de reproche en su voz. Suspiré en respuesta y dejé el cigarrillo sobre el cenicero. Me puse en pie y me acerqué al espejo, acomodándome el vestido.
— Estás preciosa. —Acompañó sus palabras con una amplia sonrisa y se la devolví.
— No es tampoco nada del otro mundo. —Di una pequeña vueltecita, observando mi silueta.
— ¡Estás increíble! —Exclamó Aileen entrando en la habitación para, a continuación, palmear mi trasero. La fulminé con la mirada entre risas.
— Vamos o no llegaremos, Derek nos espera abajo. —Dijo Aileen mientras salía a paso apresurado de la habitación. Clary y yo la seguimos escaleras abajo.
Derek nos esperaba en la puerta, apoyado en el coche.
— Vamos a una fiesta, no a un pase de modelos. Os habéis llevado como dos horas ahí dentro. —Dijo, exasperado.
— No seas gruñón, vamos que se nos va a hacer tarde por tu culpa. —Dije entre risas y golpeé su hombro pasando por su lado. Él solo me miró y suspiró, riendo finalmente.
Entramos todos y Aileen encendió la radio. El sonido inundó el vehículo por completo y charlamos entre risas. Decidí que, aunque no tuviese ni el más mínimo interés por esa fiesta, hoy me lo pasaría de lujo.
El camino se me hizo algo largo pues la casa a la que íbamos se encontraba casi a las afueras de la ciudad.
— Por cierto —Dijo Clary— ¿Quién hace la fiesta?
— James, el chico al que estoy conociendo. —Respondió Aileen sin poder evitar sonrojarse y yo entendí al instante su insistencia para que fuésemos.
Aparcamos el coche en un pequeño hueco que encontramos ya que la fiesta estaba a rebosar.
— ¿Preparadas? —Dijo Aileen, sacando tres máscaras de una pequeña bolsita.
— Más que preparada. —Respondió Clary, cogiendo su máscara azul cielo para después colocársela.
Cogí la mía y la observé. Negra y con encajes; era preciosa. Me la puse y sonreí, entrando a la fiesta seguida de los chicos.
La casa era una jodida mansión, en el salón había multitud de jóvenes borrachos, saltando y gritando al ritmo de la música. Comencé a observar la casa y di con la cocina, dónde había miles de vasos de plástico llenos de dios sabe qué. Me moví por la pista, contoneándome al ritmo de la canción que sonaba hasta que llegue a la cocina y cogí uno de los vasos de plástico, dando un pequeño sorbo. Volví al gran salón e intente buscar a los chicos con la mirada. Los encontré bailando, totalmente integrados ya en la fiesta y sonreí yendo hacia ellos.
— ¡Siempre te pierdes! —Gritó Aileen, debido al ruido de la música. Me encogí de hombros riendo y la cogí de la mano para bailar como locas. Hablamos con un par de chicas de la universidad y miré mi vaso vacío. Avisé a los chicos de que en un momento volvía y me separé un poco de ellos para ir a por otra bebida, entrando en la cocina sin dejar aun de moverme.
— Te mueves bien. —Miré al dueño de la voz y me sorprendí de ver a James. Me empecé a sentir un poco mareada por el calor de la sala debido a la gran multitud que había y cogí uno de los vasos, indicando con mi cabeza que iría hacia el jardín. Él me siguió entre leves risas.
— Gracias —Choqué su vaso de plástico contra el mio y bebí.— Aileen debe de estar buscándote.
— Ahora iré a verla. —Me miró y me fijé bien por primera vez en él. Era alto, de espaldas anchas pero no tanto como Damian, tenía el pelo castaño y sus ojos eran de un verde oscuro. Entendía que a Aileen le gustase tanto. Enarcó una ceja y me sorprendí a mi misma pues, había pasado más tiempo del que me gustaría observándole. Sacudí la cabeza.
— Has montado una buena. —Dije en un vano intento por cambiar de tema.
— Sí, ha venido mucha gente. Pero especialmente esperaba que vinieses tú. —Lo miré sin saber como reaccionar. James solo seguía sonriendo e intercambió mi vaso vacío ya por uno nuevo.
— Aileen...
— Aileen no significa nada. Pasamos una buena noche, ya está. —Me interrumpió y entrecerré los ojos, molesta por su comentario. No era el mismo chico del bosque que parecía tan bueno al lado de Damian.
— Pues ella no opina lo mismo. —Respondí, apretando un poco el vaso entre mis dedos. James me miró, sonriendo burlonamente y acortó un poco la distancia entre nosotros hasta que frenó en seco y retrocedió.
— Ha sido un placer conocerte, Elena. —Dijo y se marchó sin más, no sin antes dar una mirada hacia uno de los extremos del jardín. Miré hacia allí y pude ver a Damian, quien tensaba los labios en una linea recta, mirando justamente hacia donde me encontraba. No me sorprendió verlo allí pues, por lo visto, James y él eran amigos.
Me volví a enfadar recordando las palabras de James. Quería a Aileen y me mataba ver como jugaban con ella así que decidí volver dentro de la fiesta y la busqué con la mirada. Cuando la conseguí localizar entre la multitud vi como bailaba junto a James y este último me dedicó una sonrisa nada agradable. Me acabé el vaso de un trago y salí de nuevo al gran jardín, intentando evitar todo el bullicio de personas que se encontraban allí. Caminé hasta ver el borde del bosque. Pues si que estaba lejos esta casa del pueblo, pensé para mis adentros.
Me adentré un poco en el, respirando por fin un poco de aire fresco. Vi una silueta a lo lejos y decidí acercarme, esperanzada de que fuese una persona que también huía de la maldita fiesta. Estaba sólo a unos pasos de la silueta.
— ¿Otra vez espiando en el bosque? —Reconocí su voz y maldije en mi interior por idiota. Me fijé en Damian, quien yacía apoyado en el tronco de un gran árbol y no pude evitar estremecerme ante su presencia. Aunque odiase su actitud no podía evitar reconocer que era bastante atractivo.
— Sólo escapaba de la fiesta. —Dije, colocándome a su lado. Expulsó el humo del cigarrillo que fumaba y me ofreció uno, que cogí con ganas y encendí casi al instante, dando una larga calada.
— ¿Qué te dijo James? —Me preguntó, mirándome con seriedad. Me extrañó su pregunta y estuve a punto de decirle cualquier grosería, pero no me encontraba con ánimos para pelear.
— Parecía interesado en mi. —Respondí, encogiéndome de hombros. Sentía los efectos del alcohol y no pude evitar callarme— ¿Por qué todo el mundo te tiene tanto miedo? ¿Qué escondes Damian?
El pareció sorprendido ante mi pregunta y sólo me miró. Acto seguido sonrió de una forma diabólica.
— ¿Tu no me consideras peligroso? —Me preguntó, acercándose peligrosamente a mi.
— No. —Alcé mi barbilla para poder mirarlo fijamente a los ojos, desafiándolo.
— Ese es tu peor error, Elena. —Se acerco aún más y pude ver un destello rojo que cruzó sus ojos por un segundo. Fruncí el ceño, creyendo que había sido producto de mi imaginación pero aún así no pude evitar responder. Yo no me acobardaba.
— Nunca cometo errores, Damian. —Repliqué, manteniendo mi mirada.
— Ahora sí —Su mirada se tornó completamente roja y clavó sus colmillos en mi cuello, sentí como mi sueño se hacía realidad mientras intentaba apartarlo y lidiar con el punzante dolor. Sentí como desfallecía y lo último que vi fueron sus ojos rojos. Casi tan rojos como la luna de sangre con la que tanto había soñado.
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