Encajé las llaves en la cerradura y cerré de un portazo, subiendo las escaleras con avidez para acto seguido, dejarme caer en el mullido colchón de mi dormitorio.

Suspiré mientras enchufada mi móvil a la corriente. Había conseguido salir del bosque y adentrarme un poco más en la ciudad hasta que me encontré con un amable señor que me indicó el camino de vuelta a casa.

Revisé mi teléfono, encontrándome con un par de mensajes de Aileen, avisándome de que vendría a mi casa a almorzar. Revisé la hora y no pude evitar asombrarme. ¡Eran las 2 de la tarde! Joder, con razón estaba tan cansada, llevaba toda la mañana perdida en el bosque.

Bajé las escaleras apresuradamente cuando sonaron unos ligeros toques en la puerta; la abrí encontrándome con Aileen y Clary y una enorme caja de pizza.

— Traigo pizza — Dijo Aileen mientras cruzaba la entrada para acomodarse en el sofá.

— Y yo pelis —Continuó Clary, guiñándome un ojo.

— No podría resistirme nunca. —Admití sonriendo, sentándome en el sofá con las piernas cruzadas mientras agarraba una porción de pizza.— ¿Dónde habéis dejado a Derek?

— No podía venir, ayer pasó la noche con una chica, ya sabes— Respondió Aileen socarronamente, mientras Clary hacía una mueca de disgusto casi imperceptible.

— Elena, hay una fiesta en la universidad; es de mascaras. —Dijo Clary, cambiando de tema rápidamente— Nos encantaría que vinieses.

—¡Siiiii! —Exclamó Aileen— Iremos esta semana a escoger los vestidos.

Resoplé divertida, aceptando la invitación de mis amigas. Me interesaba la idea de tener una fiesta de mascaras. Tras hablar de diversas banalidades, nos pasamos la tarde comiendo y viendo películas, hasta que al anochecer decidieron dejarme descansar. No les había comentado mi encuentro con Damian y aquel otro chico, del que aún no sé el nombre ya que sabía que no harían más que repetirme lo mismo de siempre <<Aléjate de él, es peligroso>>.

Me puse de pie y ascendí las escaleras pesadamente, pues mi cansancio no había mitigado ni un poco. Me metí en la cama con rapidez, subiendo las mantas hasta la altura de mi cuello, entrando en un profundo sueño casi al instante.

Me encontraba en una gran sala de baile, de la época renacentista donde sonaba una música preciosa, busqué el origen de esta sin poder encontrarlo. Caminé, alisándome el gran vestido verde esmeralda de terciopelo que portaba. Me aproximé hacia uno de los sillones de aspecto lujoso, acariando la suave tela que poseía. Miré a mi al rededor, admirando el gran esplendor de aquel sitio.

— ¿Te gusta lo que ves? —Me susurró una voz ronca en el oído, mientras yo seguía admirando la belleza de aquella sala. Me sobresalté y me giré hacia el origen de la voz.

— Damian— Lo miré fijamente, algo asombrada. Él me dedicó una intensa mirada.

— Elena... —Me tendió la mano y la cogí sin pensarlo ni un momento. No me sentía nerviosa, ni extrañada... solo estaba tranquila, segura.

Me dirigió hacia el centro de la pista y me agarró suavemente de la cintura con una mano. Me apoyó la otra con delicadeza en la espalda mientras danzábamos al ritmo de la música. Nos movíamos con suavidad, como si llevásemos décadas bailando juntos. Me deslicé hacia atrás para después quedar pegados de nuevo, con la misma delicadeza que al principio. Nos seguimos observando el uno al otro con fijeza y me perdí en la oscura mirada que me dedicaba. Acarició con suavidad mi mano, entrelazándola con la suya y yo me estremecí, dejando caer mi cabeza en su hombro.

— He esperado para hacer esto desde la primera vez que te vi, Elena. —La forma en la que pronunciaba mi nombre me hacía estremecer y tragué saliva, fijando mi vista en él. Rozó mi mejilla con un par de dedos, para después pasarlos con delicadeza sobre mis labios, admirándolos.

— ¿Para hacer qué? ¿Bailar? — Conseguí pronunciar, con un hilo de voz, sin perder el contacto visual.

— No quiero sólo un baile de ti... —Acto seguido, rozó mis labios levemente, sin llegar a besarlos. Mi corazón se disparó y él lo notó, pues pude ver como mostraba una ligera sonrisa ladeada. Besó la comisura de mis labios, bajando por mi mentón, dejando un suave beso en mi cuello.

— Damian... —Susurré su nombre y el volvió a besar con suavidad mi cuello. Me aferró a él con firmeza.

— Hueles muy bien, Elena.— Fruncí el ceño ante su comentario y él lo volvió a besar para, a continuación, desenfundar unos afilados colmillos que penetraron en el interior de este, succionando la sangre que emanaba de las diminutas heridas con desesperación. Poco a poco noté como perdía la consciencia...

Abrí mis ojos exaltada y me enderecé bruscamente, palpando mi cuello, intentando encontrar las diminutas heridas, pero no encontré nada, absolutamente nada. Acto seguido acaricié mis labios y suspiré, enfadada conmigo misma.

— Tenías que soñar con Damian, Elena. ¡Y con vampiros! Jodidas Aileen y Clary con sus películas tan extrañas. —Susurré para mi misma, cerrando los ojos de nuevo, intentando tranquilizarme. Pero no pude borrar el sueño de mi mente, no pude borrar a Damian y eso solo me hizo aumentar la curiosidad por él. Y aquella noche me prometí que averiguaría todo lo relacionado con él.

Absolutamente todo.

Cortito pero intenso!!

Espero que os haya gustado, os recomiendo escuchar la parte del baile con el audio.

Y ya sabéis, un voto si os ha gustado :)