Capítulo 20
No estaba dormida, aún no. Sentía la calidez del cuerpo de Jayden junto a mí y noté como había parado de succionar. Abrí los ojos con lentitud y lo observé. Al notar mi mirada, la correspondió.
— Casi te desmayas... —Susurró cerca de mis labios, sin apartar sus ojos de los míos.—¿Te encuentras bien? —Acarició con suavidad mi mejilla y volví a cerrar mis ojos involuntariamente.
— Estoy de maravilla —Respondí, rozando de nuevo mis labios con los suyos. Pude percibir su sonrisa contra ellos. Realmente no sentía nada por él, era puro morbo y sabía que él tampoco sentía ningún tipo de atadura conmigo. Eso me aliviaba, no quería ninguna complicación más en mi vida.
— ¿Sigues queriendo irte? ¿Ahora? —Preguntó con una sonrisa socarrona mientras acariciaba mi espalda con lentitud, provocándome.
— Debo hacerlo. —Dije, dispuesta a ponerme en pie. La puerta se abrió con un estruendoso ruido que me sobresaltó.
— ¡¿Qué coño te crees que haces?! —Gritó Damian, a punto de abalanzarse sobre Jayden. Éste soltó una risa, divertido con la situación.
— Nada que ella no me haya permitido. —Dijo Jayden dirigiendo ahora su mirada hacia mi. Damian también me miraba, expectante. Apretaba sus puños con fuerza y respiraba aceleradamente.
— No me ha obligado a nada, Damian. —Respondí, levantándome de la cama dispuesta a coger mi bolsa y salir de esa casa de locos de una vez. Damian apareció a mi lado en un segundo y retiró el cabello de mi cuello, observando la pequeña herida de este.
— ¿Lo has dejado hacerlo? ¿En serio, Elena? —Preguntó mientras me miraba asqueado, retrocediendo un par de pasos. Eso fue la gota que colmó el vaso y lo encaré.
— ¿Qué puto problema tienes tú con lo que haga o deje de hacer? —Pregunté, escupiendo las palabras— Ah, espera. Es mejor atacar a una chica sin motivo alguno, ¿no? Casi matarla. Eso no está mal, pero que yo decida quién, cuándo y cómo alguien entra en mi cama si, ¿no es eso lo que me intentas decir, Damian? —A cada palabra que daba me acercaba un paso más a él. Me miraba sin decir ni una sola palabra, sabía que tenía razón.
— Elena, no está bien que hagas esto. Y menos con él. —Replicó, mirando con desprecio a Jayden, quién seguía sonriendo, divirtiéndose con la situación.
— Nada está mal Damian. A lo mejor el problema es que eras tú quién quería estar en esa cama, conmigo. —Lo miré con dureza y se sorprendió con mis palabras, no dejó que la sorpresa lo dominara ni un segundo ya que momentos después golpeó su puño con fuerza contra la pared, abriendo un gran agujero en esta.
Se marchó de la habitación dando grandes zancadas y cerrando de un portazo tras él. Suspiré y miré a Jayden. En un instante se encontró a mi lado, agarrando mi cintura, atrayéndome hacía él.
— No tiene nada de malo lo que hemos hecho, ¿lo sabes, no? —Susurró en mi oído y yo asentí lentamente.
— Sólo quiero irme de aquí cuanto antes. —Respondí, zafándome de su agarre para coger mi bolsa.
— No hemos acabado. —Dijo mientras me miraba. Sus ojos se volvían a oscurecer por el deseo. Mordí mi labio y lo recorrí con la mirada. No me podía resistir a él, por mucho que quisiera. Me acerqué y deposité un beso húmedo en su cuello. Noté como sus músculos se contraían y su respiración se aceleraba.
— Yo me voy ahora, Jayden. —Me dirigí hacia la puerta, sin mirar atrás. Sabía que me estaba observando. Abrí la puerta y, justo antes de cerrarla, hablé— Pero nada te impide buscarme... esta misma noche. —Salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mi. Mientras bajaba las escaleras pude escuchar su risa.
Me dirigí hacia la puerta de entrada. No pensaba abandonarlos para siempre pero necesitaba unos días para mi, necesitaba alejarme de todo esto. No voy a mentir, realmente estaba asustada. No sabía que iba a pasar conmigo ni en que situación me encontraría a partir de ahora. Sentí la mirada de Aileen sobre la mía y decidí ignorarla, siguiendo mi camino.
— Elena, Damian me lo ha contado. Quiero que sepas que...
— Aileen, basta. Jayden no me obligó a nada, lo hice por que quise. —La interrumpí y ella me miró con tristeza. Sabía que no quería que me fuese— Y deja de mirarme así. Necesito unos días para pensar en toda esta mierda.
— Elena, te comprendo. Lo prometo. —Me miró para después abrazarme con fuerza— Sólo quiero que sepas que esta seguirá siendo tu casa, te esperaremos. Sólo vuelve, ¿vale? —Asentí y salí al jardín, alejándome con lentitud. No pude evitar mirar atrás un par de veces hasta que dejé de ver la casa. Cada vez se hacía más y más pequeña. No sabía que haría ni a dónde iría, lo único de lo que estaba segura era de que necesitaba salir de allí.
Pasaron unos días desde que me marché de la casa. Me encontraba en un motel de mala muerte, era lo más barato que había encontrado. Tenía un papel pintado recubriendo las paredes de un color bastante extraño, una cama y un pequeño baño. ¿Para qué necesitaba más?
Anduve por la habitación a paso lento, me moría del aburrimiento. No había salido apenas de la habitación, solo para coger algo de comida. Después de lo sucedido en el bosque mentiría si dijera que no estaba algo atemorizada.
El primer día tras mi marcha había recibido infinidad de mensajes de todos los miembros de la familia pero al no recibir ninguna respuesta por mi parte habían cesado, queriendo darme algo de espacio, supuse.
Sabía que no podía seguir mucho tiempo en esta situación, debía volver y proseguir con mi entrenamiento. Necesitaba hacerme más fuerte, necesitaba poder defenderme ahora que sabía que mi destino estaba sellado y que casi todos los jodidos vampiros del mundo me querían arrancar la cabeza de cuajo.
Suspiré y me tumbé en la cama pesadamente, cerrando los ojos. Mañana tendría que volver, me sentía sola sin ellos, sin las bromas de los chicos e incluso echaba de menos esos intercambios de palabras nada agradables con Damian.
Escuché unos ruidos provenientes del pasillo y unos golpecitos resonaron en la habitación. Seguro que es Aileen, ya me ha encontrado... pensé. Me acerqué a paso ligero y abrí la puerta.
— Aileen, ya te dije que... —Enmudecí al ver que no era Aileen quién llamaba a mi puerta. Dos hombres entraron en la habitación cerrando tras sí.
— Elena, ¿verdad? —Dijo el más alto de ellos, de aspecto desgarbado. Ambos iban vestidos completamente de negro, su aspecto daba miedo.— No nos ha sido nada fácil encontrarte, por lo visto acabaste con... ¿cómo era? —Preguntó al otro hombre que se encontraba a su lado, este era más bajito, su pelo era un poco más largo y rubio. Era atractivo a pesar de su tenebroso aspecto.
— Déjate ya de juegos, acabemos con esto de una vez. —Sentenció, mirándome con fijeza. Yo aún estaba en estado de shock, ¿quiénes eran?
— ¿Qué queréis de mi? —Pregunté, sabiendo la respuesta. Ellos habían venido a matarme. Antes de que pudiesen responder corrí hacia la ventana, la abrí con rapidez e introduje mi cuerpo en ella, dispuesta a saltar. Una fuerte mano agarró mi pelo, tirando de este hasta dejarme caer al suelo. Solté un gruñido de dolor y me froté con rapidez el brazo antes de volver a ponerme en pie para intentar dirigirme esta vez hacia la puerta. El rubio se puso delante mía, impidiéndome el paso.
— Sí cooperas tendrás una muerte rápida e indolora. —Se encogió de hombros con indiferencia. La situación le divertía.
— Acabé con uno de los tuyos y podría acabar con otro perfectamente. —Escupí, mirándolo con desprecio. Él otro tío estalló en carcajadas y el rubio me miró con curiosidad, ladeando su cabeza.
— ¿Tú lo mataste? —Preguntó, enarcando una ceja— Lo dudo.
— No quieras comprobarlo. —Amenacé, apretando mis puños con fuerza. Realmente sabía que no tenía ninguna opción contra ellos, no era estúpida, pero no podía verme débil, no debían verme así. Si iba a morir, lo haría peleando. El rubio agarró mi cuello con fuerza y estampó mi cuerpo contra la pared, haciendo un estruendoso ruido. El otro hombre intentó unirse pero el rubio lo frenó en seco con una mirada.
— Tú vigila las puertas, no quiero encontrarme con los amiguitos de la chica, yo me ocuparé de ella. —Ordenó, burlándose de mi y de mi situación. Yo intenté zafarme de su agarre con fuerza sin obtener éxito ninguno. El hombre salió de la habitación apresuradamente y yo miré con todo el odio que poseía al rubio.
— Mátame, por que te aseguro que si no lo haces te buscaré día tras día y cuanto te encuentre, desearás haberlo hecho. —Conseguí decir, entornando mis ojos. Estaba furiosa. Los odiaba. Los ojos del rubio centellearon y soltó mi agarre. Yo caí al suelo sin poder evitarlo y lo fulminé con la mirada, él se agachó hasta estar a mi altura.
— ¿Sabes, chica? La eternidad es aburrida, muy aburrida. Y tú propones un reto bastante interesante... —Se incorporó y caminó por la habitación a paso tranquilo, regodeándose de la situación. Yo callé, aguardando sus palabras. No sabía que quería decir con todo eso.— Creo que lo aceptaré, dejaré que intentes destruirme.
— ¿Dices la verdad? ¿No intentarás matarme cuando salga por esa puerta? —Pregunté, dudosa de su palabra. Era imposible que me perdonase la vida.
— Oh, pequeña niña... —Se acercó a mi posición y mostró una de las sonrisas más macabras que había visto en toda mi vida— Para que puedas darme caza deberíamos estar en igualdad de condiciones, ¿no crees? —Yo empecé a palidecer, sin creer lo que estaba oyendo.
— La profecía dice que seré más fuerte cuando... —Empecé a hablar, intentando convencerlo de lo contrario.
— Es un riesgo que tendré que asumir. —Dijo, interrumpiéndome. Empecé a temblar, tenía que salir de aquel lugar ya, no podía perder ni un solo segundo. Comencé a mirar a mi alrededor, intentando divisar una salida. Intenté huir de nuevo por la puerta pero el me volvió a interceptar. Clavó sus colmillos en su propia muñeca, haciendo brotar sangre de esta y la puso contra mis labios, obligándome a beberla. Intenté escupir, me zarandeé y pataleé, pero nada fue suficiente.
— Mi nombre es Dante, así te será más fácil encontrarme. —Sonreía de una forma perversa. El temor me paralizó y las lágrimas amenazaban con resbalar por mis ojos en cualquier momento— Nos vemos en otra vida, Elena.
Y partió mi cuello en un abrir y cerrar de ojos, como si de una ramita se tratase.
Gran giro!!
Espero que os haya gustado, si es así dejad una estrellita, ayuda muchísimo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro