Capítulo 16
— Derek y Clary no vienen —Dijo Aileen antes de guardar de nuevo el móvil en su pequeño bolso de mano.
— ¿Qué? ¿Por qué? —Pregunté, bufando. Me encantaba la idea de saliésemos juntos hoy.
— Si te soy sincera, creo que hay algo entre ellos. Estarán pasando la noche juntos. —Aileen sonrió con picardía y no pude evitar imitarla. La idea no me desagradaba para nada.
Aparcamos en uno de los pocos sitios libres fuera de la discoteca, todo estaba a rebosar. El lugar era enorme y se podía escuchar la música desde aquí.
— No entiendo como no me has traído antes. —Abrí los ojos como platos, observando el lugar impresionada.
— Este lugar lo suele frecuentar gente como nosotros. Está apartado y hay muchos jóvenes borrachos que se ofrecen a... ya sabes. —Bajó la cabeza algo avergonzada y asentí, saliendo del vehículo. Me ponía nerviosa la idea de estar rodeada de tantos vampiros, aún ni había asimilado su existencia pero seguí a Aileen hacia la puerta del gran local.
Al poner un pie sobre la discoteca el olor a alcohol y cigarrillos me invadió por completo. Era enorme, había una gran barra al fondo totalmente llena de jóvenes, algunos sillones con mesas más alejados, la música era tan alta que el suelo temblaba y la pista estaba llena de gente bailando. Por un momento me volví a sentir normal y sonreí, cogiendo de la mano a Aileen para dirigirme a pedirme mi primera copa.
— ¡Esto es la hostia! —Grité para hacerme oír, bebiendo mi primer chupito con rapidez.
— ¡Lo sé! —Dijo Aileen, quién ya llevaba 3 y la miré, sorprendida. — Ventajas de la inmortalidad, nena. —Aclaró para acto seguido echarse a reír.
Nos dirigimos a la pista de baile, contoneándonos al ritmo de la música, riendo y moviéndonos sin parar. No sé cuanto tiempo llevábamos bailando ni cuanto alcohol había ingerido cuando escuché a Aileen hablar.
— Ahí están los chicos .—Dijo, señalando con la cabeza uno de los sillones del fondo de la sala. Nos miraban y sonreían, invitándonos a ir con ellos.
— ¿Vamos? —Pregunté y Aileen asintió demasiado emocionada por la presencia de James. Cogimos una botella y nos dirigimos hacia su mesa.
— ¡Mira a quién tenemos por aquí! —Dijo Nick, haciéndome un sitio a su lado y lo acepté con gusto, dejándome caer con facilidad. Aileen escogió como asiento el regazo de James y Sean nos miraba divertido, Jayden, como siempre, se concentró en su copa.
— Estáis pasándolo bien por lo que veo. —Dijo Sean y Aileen y yo asentimos simultáneamente.
— Me lo estoy pasando de puta madre. —Admití entre risas y me serbí una copa, dándole un largo sorbo.
— Deberíamos jugar a algo para conocernos mejor —Propuso Nick, pasándome un brazo por los hombros amistosamente, esperando mi aprobación.
— Ya nos conocemos todos. —Señaló Jayden, con aspecto aburrido.
— A la pequeña Elena no. —Dijo Nick, guiñándome un ojo. Yo me sonrojé y le di otro sorbo a mi copa. Cada vez los efectos del alcohol eran más notorios.
— ¿Verdad o reto? —Propuso Aileen, dando palmas. Le había gustado la idea. Decidí seguirle el rollo y acabé mi copa para acto seguido volverla a rellenar. Dejé el vaso con un sonoro ruido y sonreí divertida. Hoy me lo estaba pasando increíblemente bien.
— Juguemos, pues. —Miré a Nick, quién me devolvió la mirada con intensidad. — ¿Quién empieza?
— Aileen —Dijo Nick.
— Reto —Decidió.
— Ve a la pista y besa a un tío cualquiera. —Dijo Sean, mirando a James sin poder evitar reír. James gruñó mientras Aileen reía, para ella era un juego más. Se acercó a la pista, contoneándose. Después de un par de minutos de baile con un chico cualquiera, le besó. Todos reímos, incluso James esbozó una pequeña sonrisa y ella volvió, triunfal.
— ¡Así se hace! —Gritó Nick, dando palmas.
— Te toca —Sentenció Aileen, mirándome.
— Verdad. —Dije, nerviosa por lo que me podrían haber obligado a hacer de haber escogido reto.
— ¿Por quién te dejarías morder de aquí? —Preguntó Jayden y yo le di una calada a un cigarrillo, intentando evitar su mirada, que me atravesaba.
— Aileen seguro que sería la más compasiva, así que claramente por ella. —Dije entre risas y Aileen me guiñó un ojo. Sentí de nuevo la mirada de Jayden en mí, insatisfecho por mi respuesta y decidí preguntar.
— ¿Qué escoges tu? —Decidí dejar de beber, el alcohol me estaba nublando totalmente. ¿Cuándo había sido tan atrevida?
— Reto. —Murmuró con voz ronca mientras tomaba una postura más relajada, se veía realmente atractivo.
— Tienes que pasar 3 minutos... —Empezó a hablar Nick, pensativo— besando el cuello de Elena, a ver si evitas la tentación.
Aileen protestó y yo me encogí en mi sitio, fulminando con la mirada a Nick, quién rió y se encogió de hombros.
— No puedo hacer nada Elena, hueles muy bien. Es un buen reto. —Dijo aún riéndose y yo le pegué en el hombro. Decidí acabarme el vaso de un sorbo ignorando la promesa hecha minutos antes, preparándome para lo que estaba por llegar.
Jayden se acercó hacia dónde estaba y Nick le cedió su asiento.
— ¿Tienes miedo? —Preguntó, acercándose a mi. No sé si fue por los efectos del alcohol o por que me sentía totalmente invencible esa noche, pero me acerqué unos pocos centímetros más, retirándome lentamente el cabello.
— ¿Podrás resistirte? —Pregunté, dejándole mi cuello a la vista a lo que él respondió esbozando una pequeña sonrisa ladeada, rozándolo con sus labios con lentitud.
— No te prometo nada. —Me susurró al oído, de forma que solo pudiese escucharlo yo y volvió a mi cuello, posando sus labios de nuevo, dando pequeños besos. Sentí como los demás se tensaban al rededor a la par mía. Sentí electricidad por todo mi cuerpo, Jayden tenía un efecto extraño en mí. Mi piel se erizó cuando sentí sus colmillos en mi piel y a continuación un pequeño pinchazo. Lamió la gota de sangre que emanó de él pero no me mordió. A continuación se separó y me miró, sus ojos se habían oscurecido de tal forma que casi no pude distinguir el iris de la pupila. Mordió su labio haciendo emanar otra pequeña gotita de sangre y rozó los míos. Supe lo que tenía que hacer y la succioné con levedad, sintiendo el sabor a cobre en mi boca. Él me miró complacido y se separó de mí, volviendo a su sitio. Conseguí salir del trance en el que había entrado y me giré hacia Aileen, quién me miraba sorprendida.
— Eso ha sido... intenso. —Dijo Nick y aplaudió, riendo.— ¡Sigamos! ¿A quién le toca?
Después de algunas de botellas, retos estúpidos y un par de horas más, decidimos volver.
Nos encontrábamos en el coche, de vuelta a casa. A mi nueva casa. Aileen me miraba de soslayo, sin atreverse a abrir la boca.
— Venga, suéltalo. —Dije, cansada de esperar.
— ¡Joder, Elena! Me he puesto cachonda hasta yo. —Dijo, casi gritando y empecé a reír a carcajadas.
— No ha sido para tanto. —Mentí, tapándome la cara con las manos.
— ¡Claro que sí! Te ha dado su sangre, Elena. —Dijo, como si fuese lo más normal del mundo.
— Estaba muy borracha y aparte, no pasó nada. —Me encogí de hombros, mirando por la ventanilla.
— Para nosotros tiene algo más de sentido. —La miré, enarcando una ceja y ella prosiguió— Sólo lo hacemos cuando de verdad estamos interesados. Queremos marcar nuestro terreno, intercambiar sangre es algo sexual, algo íntimo. —Admitió y yo enrojecí.
— No creo que vaya por... —Empecé a hablar, intentando restarle importancia al asunto y ella me interrumpió.
— Claro que va. —Me miró y me guiñó un ojo, centrándose de nuevo en la carretera.
Unos minutos después llegamos y bajé del coche con dificultad, aún seguía algo borracha. Aileen me imitó y nos dirigimos hacia la entrada. Metió la llave en la cerradura y nos adentramos en la casa que se encontraba en penumbra.
— Iré a por un vaso de agua y ahora subo. —Anuncié, dirigiéndome a la cocina. Aileen asintió y marchó hacia su dormitorio con aire cansado. Recorrí los largos pasillos de aquella casa, tambaleándome con levedad hasta encontrar la cocina.
— Nunca cambiarás, Elena. —Me dije a mi misma mientras llenaba un vaso de agua para a continuación darle un largo sorbo. Necesitaba hidratarme.
— ¿Te lo has pasado bien? —Tragué con dificultad debido al susto, girándome.
— Sí —Dije escuetamente mirando a Damian. Dejé el vaso en la encimera y pasé por su lado, dispuesta a dirigirme a mi habitación cuando me frenó con sus brazos.
— Elena mira, siento... —Se detuvo a mitad de la frase y pude ver como su mirada se endurecía por momentos. Se acercó a mi cuello y aspiró mi aroma. Yo lo miré, enarcando una ceja.
— ¿Qué haces? —Lo aparté con suavidad, no quería empezar una pelea a altas horas de la madrugada.
— Hueles a él. —Sentenció y me dirigió una dura mirada, negando con la cabeza. — ¿Qué habéis hecho?
— No es de tu incumbencia, Damian. —Pronuncié su nombre con cierta dureza y pasé por su lado, sin dirigirle ni una sola mirada.
— Haz lo que quieras, Elena. —Dijo con un deje de gravedad en su voz que me hizo estremecer— Hagas lo que hagas no podrás librarte de mi, tarde o temprano caerás.
No pude evitar que mis vellos se erizaran.
Esa noche no me pude quitar de la cabeza su amenaza.
Si os ha gustado dejad vuestros votos y comentarios, se agradece mucho:)
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