Capítulo 14
Llevaba horas metida aquí. Después de las palabras de Lisa y Jack todo mi mundo se vino abajo y Aileen, preocupada, me enseñó lo que sería a partir de ahora mi habitación para que descansase un poco. Sí, a partir de ahora viviría aquí hasta que estuviese lista para completar el cambio, mi cambio.
No sabía que sentir, tenía un cúmulo de emociones dentro de mí que difícilmente podía distinguir. Había rabia, ira, miedo, incertidumbre... Suspiré y me puse en pie, analizando un poco la estancia ya que desde que había llegado solo había observado el techo de la habitación y me había dedicado a sollozar, a golpear el colchón y a gritar de rabia.
La habitación era amplia, clásica con toques modernos. Había un gran armario con ropa de Aileen que supuse que sería para mi propio uso, un tocador, una televisión de último modelo, un baño enorme... una habitación completamente equipada y lista para su uso. Para que yo la usara, recordé. No sabía nada de los vampiros aún, no había dejado que Lisa y Jack hablaran, solo me encerré en mi misma y supe que esa conversación no podría evitarla para siempre, tarde o temprano sucedería. Unos ligeros golpecitos me indicaron que había alguien más ahí.
— Entra —Dije, sin expresar ninguna emoción. Aileen asomó la cabeza por la puerta y después entró, cerrando tras sí.
— Venía a ver cómo estabas, llevas horas aquí metida, ya casi es hora de cenar— Dijo, sentándose en el borde de la cama, con la mirada entristecida.
— Yo no quiero esto— Confesé, las lagrimas volvían a amenazar con aparecer en cualquier momento.
— Ninguno de nosotros lo queremos, Elena. No sabíamos realmente las opciones que tenías pero sinceramente prefiero que seas una de nosotros a que acabes muerta —Dijo, mirándome fijamente, esperando ver una reacción por mi parte.
— ¿Tú me matarías? —Pregunté, ahora alzando la cabeza. Ella simplemente negó repetidas veces.
— No morirías en nuestras manos, Elena. No debes temernos, no a nosotros. —Al ver mi ceño fruncido, iba a seguir hablando, a darme una explicación cuando nos interrumpió una voz.
— No te corresponde a ti, Aileen —Dijo James con un tono de advertencia—. Podéis bajar a cenar, ya han llegado los demás.
James se fue por dónde había venido con el mismo sigilo y Aileen se puso en pie, alisándose un poco el cabello con las manos.
— Elena, debes bajar conmigo. —Negué repetidas veces con la cabeza.
— No pienso bajar ahí, Aileen.
— ¿Se te olvida quién soy? —Enarqué una ceja, sin saber a que se refería— Sigo siendo tu mejor amiga aunque no lo quieras ver, la misma que montó una fiesta en tu casa cuándo llevabas un pijama de ositos, así que mueve el culo y baja las jodidas escaleras o te obligaré yo misma. —Dijo, fingiendo enfado y no pude evitar reír a carcajadas, abrazándola con fuerza. Aileen seguía aquí, conmigo y eso me animaba bastante. Ella empezó a reír también y juntas salimos de la habitación.
— ¿A qué se refería James con los demás? —Pregunté mientras recorríamos el pasillo.
— Somos varios. James se unió hace relativamente poco, también está Damian, al que ya conoces —Puso una mueca de desagrado casi imperceptible al pronunciar su nombre— y después están los otros chicos; Sean, Nick y Jayden.
— ¿No hay ninguna chica más? —Pregunté con temor, no podría soportar a más copias de Damian.
— No, ¡Imagínate lo emocionada que estoy con que estés aquí! —Sonrió y me abrazó de nuevo con suavidad— Son buenos chicos, no hay de qué preocuparse. Algo molestos a veces, pero nada que no puedas tolerar. Además, —Prosiguió— están muy bien —Acabó guiñándome un ojo justo cuando entrábamos en el comedor—.
No había estado en esta zona de la casa y era enorme. Había una gran mesa de madera de aspecto rústico, pero lujoso. En ella ya se encontraban todos sentados, Lisa y Jack me sonrieron con dulzura y Aileen tomó asiento en una de las sillas, dejándome a mí una libre junto a ella, me senté y Jack habló.
— Cómo ya sabéis, después del incidente sucedido ayer —Dirigió una dura mirada a Damian, quién agachó la cabeza con rapidez—. Elena va a formar parte de nuestra familia, así que a partir de ahora quiero que todos la tratéis con respeto, os controléis y la ayudéis en su formación hasta el día señalado.
Todos en la mesa guardaron silencio, aceptando así las palabras de Jack. Yo sólo miré mi plato, de aspecto bastante apetecible e intenté con todas mis fuerzas desaparecer de allí, pues notaba la mirada de todos puesta en mí, incluida la de Damian. Aileen rompió el silencio intentando ayudarme, empezando así con las presentaciones.
— Elena, él es Sean —Me indicó con la mirada a un chico de, aproximadamente, 22 años, castaño y con unos ojos negros como el carbón, era bastante guapo. Él solamente me saludó con un movimiento de cabeza y prosiguió su conversación con James— este otro de aquí es Nick —Nick me sonrió con sinceridad, era rubio y alto, de aspecto bastante simpático, yo le devolví la sonrisa— y, por último, Jayden —Miré al último chico que me quedaba por conocer y me quitó el aliento. Era apuesto y atractivo, como Damian, a diferencia de qué sus ojos eran grises y su pelo estaba más revuelto, más rebelde. Me analizó y después bajo la vista a su plato. Otro gilipollas.
— Bueno, si has acabado ya las presentaciones, a comer. —Dijo James, riendo y Aileen le fulminó con la mirada divertida. Yo me centré en acabar el contenido del plato y salir de allí lo antes posible.
Después de una cena en la que me sentía bastante incómoda y los chicos se ponían al día sobre negocios y temas de los que no entendía nada la sala se fue vaciando hasta que sólo quedábamos Jack, Lisa, Aileen y yo, pues no quería salir antes que los demás y encontrarme en un aprieto o en un momento incómodo con ellos. Me levanté, dispuesta a marcharme.
— Elena, quédate, debemos hablar. —Dijo Jack, mirándome— Iremos a mi despacho si no te importa. —Asentí y lo seguí hasta aquel lugar.
— Toma asiento, por favor. —Obedecí. El despacho de Jack era muy sencillo, un escritorio, montones de papeles por todas partes y un par de sofás. —Entiendo que tienes que tener muchísimas preguntas, así que te dejaré formularlas.
— Me gustaría saber por qué sois lo que sois, por qué debo convertirme en uno de vosotros... —Empecé y callé al instante, Jack me observaba atento, así que proseguí— Quiero saberlo todo, desde el principio hasta el final —Jack asintió, acomodándose por lo que supe que sería una historia extensa.
— Verás Elena, nuestro origen se remonta a miles de años atrás. Realmente nadie sabe de dónde venimos ni porqué somos así, sólo lo somos. Algunos nacemos con esta naturaleza, otros se crean. Yo nací siendo así y Lisa también, Aileen y los demás no, fueron creados, bien por puro placer o como salvación. Nos alimentamos de sangre, como ya sabrás gracias a todas esas películas que veis los jóvenes hoy en día, pero no matamos por ello. Sólo nos basta con una pequeña cantidad diaria para sobrevivir y eso lo solemos conseguir en hospitales.
<< Antiguamente no era así. Los vampiros mataban por puro placer, perseguían a sus víctimas atemorizándolas, eran depredadores. Debes saber que, aún existen ese tipo de vampiros, hay algunos que no se han reformado aún de esa etapa de sus vidas.
Para ello se crearon las reglas, no debemos morder a humanos a no ser que tengamos su consentimiento previo y, si lo hacemos por extrema necesidad, no deben sufrir ningún daño ni recordar nada. De igual forma que no podemos rebelarles a ningún humano bajo ningún concepto nuestro secreto, si el humano se entera, debe morir o formar parte de nosotros si lo consideramos apto. Eso nos ha mantenido con vida por siglos.
Hay vampiros que no aceptaron las reglas, que decidieron volverse contra a las grandes familias y siguieron desatando su particular caos, esos vampiros son repudiados, y les damos caza.
Siglos y siglos después siguen dando problemas, siguen atemorizando y matando a su antojo, en menor número, pero son escurridizos y difíciles de detectar. >>
— Es muchísima información —Admití, tensándome con ligereza— pero no es nada que no pueda asimilar.
— Lo sé, tendrás en la biblioteca muchísimos libros con información y todas tus dudas te las resolveremos cómo podamos, pero, al menos, sabes algo más sobre nosotros. —Esbozó una pequeña sonrisa y yo asentí.
— Una pregunta más —Dije, algo temerosa de su respuesta.— ¿El sol...?
— Sí, nos afecta. No de la manera que piensas, no ardemos ni brillamos —Dejé escapar una suave carcajada y asentí, instándole a que prosiguiera— pero nos debilita. Nuestra familia no lo siente mucho y tú tampoco lo harás. Al haber nacido tal y como somos, tenemos algunos dones especiales que os transmitimos en el momento de la transición.
Asentí y me despedí de él, dando por finalizado el día. Salí de su despacho y caminé de vuelta hacia mi habitación; había sido mucha información para solo unos minutos. Claro que averiguaría más en cuanto tuviese ocasión pero decidí dejarlo por hoy, estaba agotada, habían sido demasiadas emociones.
Subí las escaleras y me encerré en mi habitación, tapándome hasta la cabeza con las suaves mantas que tenía, sin poder parar de pensar.
¿Sería esta la vida que estaba destinada a tener?
¿Cómo cambiaría todo a partir de ahora?
Es algo que pronto sabría.
Espero que os esté gustando, si es así, dejad vuestro voto o comentario!
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