Nota: Buenas noches gente. Debería de dejar de hacer mis One Shot en partes, pero como mencione, a veces tengo tantas ideas que no puedo comprimirlas en algodón corto, pero no son tan estables para hacer una historia fija, así que esto es lo único que queda. Y la canción que escogí para este One Shot, es un fan music de un libro llamado; Una Corte de Roses y Espinas de Sarah J Mass. No he leído ese libro, estoy mucho más familiarizada con su primera saga, una de mis favoritas. Asi que no tiene nada de ver con ese libro mencionado. Pero al escuchar The One Who Dream, no pude evitar querer intentar escribir algo en relación a un mundo de magia y todas esas cosas. Aparte es una hermosura de canción.
Les dejaré la canción en el apartado, les recomiendo que no busquen la traducción y si saben inglés, bueno, no puedo hacer nada contra ello.
En fin esto no está editado, como siempre y lamento lo que pasa.
Espero les guste y gracias por leer.
(...)
"Tu tienes un corazón amoroso debajo de ese escudo de cicatrices, un secreto que has estado manteniendo por un largo tiempo y yo se que somos más que sangre y memorias de guerra; He oído tus oraciones susurradas pidiendo por días mejores..."
Se ha recorrido un largo camino, mucho antes de que la vida tuviera algo de sentido, mucho antes de que la humanidad siquiera entendiera lo que significaba el sacrificio,la muerte, el amor, la pérdida y la libertad. Habían recorrido vidas enteras de la mano con las palmas ensangrentadas y los latidos en conjunto. El mundo no era misericordioso con ellas, consiguieron amores en el proceso y perdieron personas que valen totalmente la pena, pero aun así en cada lugar que se quedaban había un conquistador que destruir, otra vida que sacrificar, otra agonía por la cual pasar. Y siempre miraban a las estrellas para preguntarse quienes eran, ¿Por que se quedaban? ¿Por que lo sacrificaban todo?
Y es que la verdad, ser inmortal traía cosas buenas como malas, pero ser humano cuando no podías morir, era una de las mayores maldiciones por la que una personas con sentimientos pudiera pasar. A lo largo de sus viajes, nunca se sintieron tan perdidas como en esta ocasión, cuando sus pies pisaron las tierras de este reino olvidado por dios y era fácil saber que algo andaba mal, cuando el olor a muerte era lo primero que sus sentidos desarrollaron llegaron a percibir desde antes de entrar a la ciudad. Quizás si simplemente daban media vuelta, evitarían otra matanza que por una u otra razón siempre parecían involucradas. Sin embargo la rubia vio la mirada en los ojos de su compañera, cuando el olor fue tan insoportable como para ignorarlo, ella siempre hacía lo mismo. Luchaba en una guerra que no era para ella.
Lo malo de ser una de las pocas hadas restantes, es que quería salvar lo que con tanto esmero su raza protege. La humanidad era valiosa para las Hadas, eran mucho más que destrucción antes sus ojos; había bondad en sus pequeños actos, esperanzas en los ojos de sus niños, cantos en las noches, sabiduría que llegaba con destruccion, destruccion que llegaba con mucha más sabiduría. La pelinegra entendía la ideología de los seres humanos, mucho mejor que su compañero de cabellos rubios que ni siquiera se molestaba en descubrir cualquier cosa sobre su siguiente cena, ¿Para qué desperdiciar energías en investigar? Aun así, la rubia siempre se quedaba con ella cuando a la pelinegra se le ocurria quedarse y sentirse como una protectora que podía ver a través de la galaxia llena de cosas rotas.
Pero esta vez simplemente lo sintieron diferente a las anteriores. La magia no fluye en ninguna dirección del ambiente, como si la hubieran comprimido o vaciado. Lo que era un problema, para una bruja y un Hada que dependen demasiado de sus dones. Era el primer reino sin magia que han pisado en sus casi dos siglos de antigüedad y el primero que tenía huellas fúnebres en todos lados, y sin rastro en ningún mapa.
—- Si soy sincera, no parece que ningún humano llegara a vivir aquí, jamás.
Mikasa miró de reojo a su amiga, los ojos entrecerrados de la rubia recorrieron todo el lugar, antes de regresarle la mirada.
—- Seguiremos buscando.
—-- Mikasa, este lugar es un maldito cementerio, ¿Acaso no lo ves?
Lo veía, claramente lo hacía.
Veía la ciudad hecha pedazos desde la distancia, las calles llenas de cenizas de un humo que se había extinguido hace tiempo, cuerpos esparcidos por los rincones, sangre apunto de limpiarse a causa de las lenguas de perros rabiosos y la lluvia que golpeaba los suelos llenos de una muerte que no se pudo controlar. Pero también notaba la poca resistencia en las huellas de destrucción que no era dirigida precisamente a la ciudad, a las ruinas de un imperio aparentemente olvidado.
—- Bajaré.---- Mikasa le contestó en su lugar, poniéndose de pie después de haber revisado una planta medio moribunda.
Annie a su lado, alzó las manos y miró de reojo a su montura que sobrevolaba detrás de ellas. El gran animal parecía tan libre con sus alas extendidas y la mitad de la lengua fuera. La rubia negó suavemente y posteriormente se dispuso a llamar a su dragón, con un suave chiflido. No tardó mucho cuando la bestia se dejó caer junto a ellas, pasando su cabeza por la mejilla de Annie y la lengua por la mejilla de Mikasa.
—- Ve a esconderte Revna, te llamaré si pasa algo.
Revna resoplo y extendió sus alas, emprendiendo el vuelo tan rápido que el aire revolvió el cabello de las chicas.
—- Bueno, tú lideras el camino, como siempre.---- Annie se burló con una suave sonrisa.
Mikasa solo se limitó a rodar los ojos y se dejó deslizar por el pequeño risco que separaba el camino hacia los demás reinos de este. Annie solo se limitó a dar un salto para bajar, llegando por obvias razones, mucho más rápido que Mikasa, la misma chica que estaba murmurando unas cuantas blasfemias cuando su cuerpo se estrelló contra el suelo y rodó un poco lejos de Annie que se burló de ella, antes de ayudarla a ponerse de pie.
La azabache cuadro los hombros y tronó su cuello para quitarse el entumecimiento, sus ojos grises miraron mal a su amiga, antes de mirar el lugar.
De cerca parecía aún peor, y si desde arriba la magia no llegaba a sentirse en sus venas, desde aquí abajo, dejó de fluir por completo. Annie lo intentó, intentó hacer un hechizo rápido pero nada pasó. Mikasa pasó la palma de su mano por su costado y sacó una de sus dagas, Annie siguió el gesto y ambas caminaron a paso lento entre rocas y tierra mojada. A medida que se acercaba a las primeras casas aún de pie, notaron los vegetales y las frutas podridas tiradas en el suelo, junto a una vegetación seca y sin color. La espalda de ambas se tenso en cada mínimo paso que daban, ya que el olor se amplifico y unas inmensas ganas de vomitar las invadió, a tal punto que ambas sintieron el cuerpo entumecido y un aullido en sus venas que no tenía ni la más mínima explicación. Y el mundo se detuvo por unos segundos. Mikasa lo vio venir mucho antes que Annie, mucho antes de que el fuego en su interior se extinguiera y con ello, el delgado hilo que las unía a ambas. La magia en sus sistemas se había disipado, el vínculo también.
Los ojos azules de la chica la miraron desde una distancia prudente. El cabello rubio de su amiga se azotó a causa del viento y parte de su respiración se volvía vapor cuando la temperatura comenzó a bajar. El frío golpeó por encima de su ropa negra ajustada, y ondeó suavemente su capa de un tono muy similar al azul zafiro. Pero a pesar de la fuerza que demostraba la chica, había una mueca de confusión en ese hermoso rostro que puso nerviosa a Mikasa. En los años que llevaba con la chica a su lado, jamas se habia visto una expresión tan humana en su rostro lleno de máscaras, normalmente era la reencarnación de la sabiduría, los dientes afilados de la ironía, la masacre misma en persona, el tormento en sus hechizos y la fuerza en sus pasos. Si Annie mostraba confusión es que simplemente su cuerpo se volvió humano.
—- ¿Qué fue eso?---- Una pregunta con una respuesta no tan sencilla
—- La poca magia que nos quedaba, supongo.---- Mikasa enmascaro sus emociones y por primera vez en siglo y medio se maldijo por ingresar a lo desconocido.---- Sigamos, busquemos a alguien y larguémonos de aquí.
Annie se limitó a mirarla fijamente, había pasado tanto tiempo con ella como para saber que le estaba ocultando algo, pero por alguna razón desconocida, ahora podía verla con mayor claridad. A lo largo de sus viajes, Mikasa era la voz de la razón entre ambas, la calma en la tormenta, la estratega de la dupla y el caminante diurno, al igual que el inmortal que las guerras nunca pudo vencer, la muerte misma en sus ojos, en sus manos y en sus cicatrices y el terror en sus palabras... Y aun así, su rostro hermoso fue despegándose del característica naturaleza de un Hada, y pudo ver los reflejos de una humana que fue convertida en Hada, como ella en bruja. Y por alguna razón eso le gusto.
Así que Annie soltó un resoplido y comenzó a avanzar de nuevo, y sin mirarla le dijo;
—- No sabía que había mentiras entre nosotras.
Mikasa tragó saliva y se paró en seco. Hay secretos que en su corazón se albergan, algunos que prometió nunca mencionar y que con cada emoción que sentía, iba rasgando cada parte de ese órgano, lenta y dolorosamente.
—- No hay secretos.---- Le dijo en un susurro y se acomodó la bufanda negra en los labios, para tapar el frio.--- ¿Cómo es posible que bajara tanto la temperatura?
Chocó las palmas de sus manos para darse algo de calor y miró a todos lados, había una suave niebla rodeando los caminos, tragando las casas y devorando su visibilidad. Y el silencio era mucho más denso que cuando bajaron por primera vez.
—- Es muy raro.---- Annie a pesar de su sorprendentemente nueva desconfianza hacia la chica, se puso a su lado, codo a codo.---- No puedo ver nada y mis oídos apenas pueden percibir los ruidos.
Mikasa pasaba por algo similar.
—- Caminemos derecho y no te separes de mí.
Y ambas chicas entraron en la neblina.
(...)
Annie pasó una mano por la puerta de madera, las siglas del apellido de su familia grabados en un griego antiguo, el primer idioma que aprendió, el primer idioma que olvidó cuando la magia fue reconocida en ella. Aun así noto lo perfectamente pulida que estaba la madera, como si la frescura de la misma apenas estuviera en exhibición y a punto de ser una propiedad. Entonces oyó su nombre, detrás de ella, en una exclamación que se asemejaba a felicidad y tristeza. Y un reconocimiento casi empalagoso.
—- Querida.---- Era la voz de su padre, que se había llevado el viento hace muchas lunas.--- Has crecido demasiado.
Annie no se atrevió a darse la vuelta, en cambio se hizo a un lado cuando los paso de su padre se acercaron a ella, y pasó a su lado, abriendo la puerta de madera con una de sus manos llenas de cicatrices, la misma que la golpeó varias veces, que provocó en ella un odio casi enfermizo hacía los humanos, hacia su antigua especie. Los ojos cafés del señor Leonhard fueron de ella, hacia dentro del antiguo lugar que había considerado hogar en su tiempo y que ahora ya no existía más. Entonces Annie sabía que no era real, reconocería donde fuera una ilusión, como las ilusiones que ella misma creaba, pero aun así no pudo evitar preguntar.
—- ¿Por qué, Tú?--- Su voz sonó lejana en toda esa realidad alterna.
Su padre sonrió, y sus dientes se asemejan a los de un depredador, era la viva imagen que ella recordaba. El miedo que alguna vez fue, puede que nunca se hubiera ido.
—- Había un reino encima de las montañas.---- El hombre empezó, su tono de voz nunca cambió.---- Lejano y poco conocido para los demás reinos. Era la viva imagen del balance en el mundo, lo bueno y lo malo se completaba tan bien. La vida humana, y los seres sobrenaturales eran una especie de sociedad, no había guerra pero a veces la gente apenas sobrevivía con la poca comida que se conseguía. Pero la gente era feliz a pesar de que era fácil que sus personas murieran, porque la paz era duradera, pero la vida era efímera...
Annie no estaba entendiendo porque le decía todo esto, porque su padre parecía saber más de cuando estaba vivo, si es que realmente él era su padre.
—- Y eso, hija mía, solo creaba conflictos entre la gente fuera de ese paraíso. Todo el mundo quiere más de lo que realmente puede tener, todos siempre quieren que la vida sea sencilla o que la comida llegue a la mesa con chasquear los dedos. Era fácil para ellos a los ojos de los demás que trabajaban por ganar unas cuantas monedas.
El la tomó del brazo y la jalo dentro de la casa, quedando en penumbras por un momento, pero la luz vino con el sonido de un baile, uno tan viejo que las vestimentas se veían tan anticuadas y poco refinadas. Se fijó en sí misma, con su ropa de cazadora aún y la capa siendo la única de un color favorable dentro de toda esa habitación.
— Permíteme este baile, querida.--- Su padre la tomó suavemente de la mano y la arrastró al centro. Dio una suave vuelta con ella y sus ojos nunca se apartaron de los suyos.---- Este fue uno de los bailes que se hacían en Paradise...— Annie supuso que era el nombre del reino.--- Y la hermosa mujer que está a tu izquierda.--- La miro de reojo, era muy bella a comparación de todas las damas presentes, brillaba bajo esa aurora boreal que atravesaba la ventana y combinaban con sus ojos suaves.--- Es tu madre.
¿Su que? Annie nunca había sabido nada de ella, hasta ahora. Se quedó mirando a la mujer de rasgos delicados. Su forma de moverse se asemejaba a la de una reina perdida, a la de una mujer que podía serlo todo pero le daba miedo, justamente eso. Confundida Annie observó cómo una mujer un poco más baja que ella, de cabellos castaños y ojos cafés, se acercaba a paso tímido con una copa entre los delicados dedos y una sonrisa suave entre sus labios finos.
—- Y ella.---- Comenzó el hombre, haciendo que la atención de Annie regrese a él. ---- Es la madre de Mikasa, en teoría...
Su padre volvió a darle otra vuelta y antes de que le preguntara de qué estaba hablando, él la había enviado a otra persona que bailaba junto a ellos. Annie chocó con un cuerpo muy familiar para ella, tanto que su perfume la puso menos tensa.
—- ¿No se supone que no hay magia en este maldito lugar?--- Annie gruño, una vez que reconoció la presencia de Mikasa. La manos de la pelinegra se posó suavemente en su cadera para acercarla más. La altura provocó que sus pechos chocaron debajo de los de ella y la hizo sonrojarse de la vergüenza.
Mikasa se acercó a su oído para susurrarle.
—- Alguien debió de habernos visto llegar.
Annie entrecerró los ojos y concentró todos sus sentidos a su alrededor, mientras que ambos cuerpos fluían juntos en un baile que se había celebrado mucho antes de que ellas nacieran.
—- No tenemos magia ¿Lo olvidas? eso no va a funcionar.
—- Es una ilusión de retroceso, no de recuerdos...— Annie explicó, pasando la punta de sus dedos por el cuello de Mikasa en concentración. La azabache trago saliva y observó a su amiga, hacer lo que mejor sabía hacer; sacarla de apuros.--- Quien sea que hizo esto, debe de estar cerca o muy fuerte como para habernos metido a las dos.---- Ella hizo que Mikasa girara sobre su eje y los roles cambiaron, ahora Annie tenía las manos en su cintura y Mikasa sobre sus hombros. Lo que favoreció el movimiento de la dos.---- Si lo encuentro, puedo contrarrestar el hechizo.
Mikasa lo pensó por unos momentos, mirando al centro del baile, donde su madre hablaba con la reina, como si ella no fuera una cortesana y la madre de Annie no fuera la heredera legítima de la sangre de bruja. Era extraño ver a la mujer que la crió, en su ser mucho más joven.
—- Aún no hagas nada.---- La azabache dijo por fin.---- Deja que nos muestre, lo que quiere.
Annie solo asintió a pesar de que había detectado al hechicero recargado con los brazos cruzados, en una esquina cerca del trono de la reina. Fue difícil dar con él, ya que todos en el lugar desprendía olor de ángeles, de faes, de brujas, hechiceros, humanos y razas híbridas que se extinguieron hace tiempo, Pero el fue descuidado cuando amplió el hechizo para hacer que se confundieran y eso hizo que su magia se detectara dentro de los sentidos de la chica.
—- Atencion.--- La madre de Annie alzó la voz, por encima de la música y todos detuvieron su movimientos para prestarle atención. Mikasa y Annie se mantuvieron en un abrazo que se asemejaba al de los amantes, solo para evitar que se separaran de nuevo en toda esa ilusión. —- Hoy es un día sumamente especial.---- La reina sonrió.---- La diosa me ha concedido el don de la fertilidad y la vida.
Ambas chicas se tensaron ante sus palabras.
—- Vienen dos bebés en camino.---- Ella tocó su estómago y acercó la mano a la castaña de ojos bondadosos,, esta la aceptó con suavidad.---- Y Carla a partir de ahora será parte de mi corte, mi segunda y la tía de mi hijo o hija.
Todos se quedaron callados ante sus palabras, porque una cortesana sería parte del aquelarre de la reina.
—- Se lo que piensan, pero es lo mejor... De ese modo este lugar se mantendrá seguro.
¿Seguro?
—--Con todo respeto, alteza...---- Un hombre relativamente alto y guapo se paró al lado de Mikasa y Annie. Las chicas lo miraron, percibiendo una flama de magia dentro de él, tan pequeña que ambas estaban seguras que él no lo sabía.--- ¿Cómo el hijo de una prostituta traería bienestar a nuestro reino?
La azabache apretó la mandíbula y Annie pasó la palma de sus manos por su cintura para relajarla.
—- Calmate o él se dará cuenta que el hechizo franqueo.
Mikasa soltó un suave respiro entre dientes y se concentró en la respuesta de la reina.
—- Lord Cassian. Usted sabe mejor que nadie, que mientras nuestra raza está siendo reducida a cenizas en los demás continentes. Este es el único lugar que no se rige por las leyes de los demás estados, que no dependemos de los demás... Necesitamos sangre pura y sangre de raza humana para crear un balance. Para no tener que hacer que nuestras descendencias se casen con personas que afecten ese balance. Será el juramento del Silver & Gold.---- La sala se quedó en completo silencio, ni siquiera se oía ninguna respiración y la bomba que soltó la reina, le dio escalofríos a Annie. —- Nuestros hijos están destinados a estar juntos.
(...)
Y como si eso fuera todo. Annie y Mikasa fueron expulsadas fuera de la escena, pero aun cuando habían regresado a la destrucción del reino, seguían una aferrada a la otra.
Annie miró a Mikasa rápidamente, y notó que había una chispa extraña en sus orbes grises, al igual que un malestar en la boca del estómago que se reflejaba perfectamente en todo su rostro. Annie comenzó a reír, sus ojos echaron llamas, su agarre se aferró con fuerza contra su cintura y su magia quemo un poco la zona a medida que la rubia se enojaba, y su risa ya no era la de ironía, era la de alguien que no dudaria en incinerar a la chica de cabellos negros frente a ella. Si decía las palabras incorrectas.
— Lo sabias.--- No era una pregunta, era una afirmación.--- Eso explica porque nunca pude seguir mi camino a pesar de las ganas que tuve de hacerlo.
Mikasa suspiro y dio un paso atrás pero no se apartó del agarre, como si el dolor fuera bien merecido.
—- Ella no está destinada a ti.--- Dijo una voz ronca detrás de ellas. Ambas lo miraron al mismo tiempo.---- Estoy un poco sorprendido de que aun fuera de la alucinación, puedas usar tu magia. Eres magnifica.
Mikasa se puso enfrente de Annie, cuando el hechicero se acercó a paso lento. Tenía su capucha puesta así que fue difícil saber quién se escondía debajo de ella.
—- Relájate protectora.----El hombre se burló de la chica.--- No le haré daño a mi reina. Si ese fuera mi objetivo, la hubiera matado dentro de la ilusión. —- El hechicero se bajó la capucha, dejando ver un rostro duro con la mandíbula perfilada, el cabello castaño casi rubio, y unos ojos azules con toques miel. Era alto y parecia fuerte, Ambas lo reconocieron rapidamente.---- Deje me presento, señoras, soy Lord Cassian Townsend, heredero de la magia oscura y protector de Eren Jaeger.
La azabache abrió los ojos, ¿Eren sigue con vida? Hace un muy buen rato, que no había escuchado nada de él.
—-¿Quién es Eren? —- Annie le cuestionó a Cassian.
—- El hijo de Carla.---- Mikasa contestó, antes de que el rubio lo hiciera.---- Es el con el que se supone que tenías que casarte.---- Y luego cuando Cassian disipó la niebla. La azabache recorrió cada rincón visible del lugar.---- Y este lugar es Paradise.
Cassian sonrió dejando ver sus dientes blancos.
—- Era.--- Sus ojos azules echaron flamas.--- Pues en el momento que tu decidiste llevarte a la legítima heredera, nos condenaste a todos.
Mikasa no le debía ninguna explicación, si él creía eso, que lo haga.
—- ¿Dónde está Eren?--- La azabache cuestionó en cambio, ignorando la mirada que Annie le estaba dando.
—- ¡¿Es que acaso no te importa, perra?!---- Cassian se abalanzó sobre ella, pero Mikasa fue mucho más rápido y lo esquivo fácilmente, el hombre no se cayó pero aún así los colores se le subieron al rostro.---- Todo mi pueblo está hecho ruinas por tu culpa. La madre de Annie, está muerta por la decisión que tomaste. Y ¿Valió la pena hacerla tu esclava?
Annie que aún no había salido de su shock se tenso al escuchar las palabras de Cassian. Por la forma en cómo el cuerpo de Mikasa se tensó, sabía que el hechicero no mentía.
—- No voy a preguntar.---- La voz de Annie fue una amenaza, una promesa de que la mataría si no comenzaba a decir la verdad.
—- Es un juramento de sangre.---- Mikasa se desplomó en el suelo con las manos en el rostro.---- Tu madre me lo enseñó cuando tenía diez, dijo que solo lo usara cuando fuera necesario, pero que tuviera cuidado con quien lo usaba.
—- ¿Qué hace ese juramento?
—- Te ata a mi.--- Las palabras salieron con dificultad de entre sus labios y miró sus manos enguantadas..---- Te vuelven mi compañera y la única forma de romperlo es que yo muera o te libere.
—- ¿Cómo liberas a alguien?
—- Esa es la parte divertida.---- Cassian se metió.---- Ella tiene que ordenarte que hagas un hechizo que borre todos los recuerdos que tienes sobre ella, y después de eso, dibujar una runa en su piel que implique el mal uso del juramento de sangre, eso le dolerá toda la vida, y cada que piense en ti, su propia magia se expandirá hasta donde está la runa y la quemara.
—- ¿Ella podía obligarme a hacer cosas?
Cassian parpadeo confundido.
—- ¿Nunca te obligo a nada?
Annie negó con la cabeza y antes de que Mikasa supiera lo que había pasado. La rubia le soltó un puñetazo en la cara, tan fuerte que la dejó en el suelo. La hada escupió sangre en la tierra muerta y miró a su amiga con sumisión.
—- Debería matarte.---- Annie sentenció con una mueca y no pudo evitar volver a golpearla.---- Doscientos malditos años pegada a ti, luchando en esas batallas sin sentido, sangrando por nada, manchando mis manos de la peste demoníaca.---- Con cada palabra ella propinaba un puñetazo en el rostro de Mikasa y ella se dejaba.---- Pude haber muerto por tu culpa y ¿Para que? ¿Que te hizo alejarme de mi familia? de mi destino.
Y las palabras eran más cortantes que los golpes que le estaba dando, pero el dolor físico era insoportable.
—- El destino mismo.---- Mikasa se sostuvo de sus brazos y la miró desde abajo, con los ojos llenos de lágrimas y el labio partido, tenía el inicio de un ojo morado y la respiración agitada.---- Nadie lo vio venir...---- La azabache escupió más sangre y sus ojos se pusieron en blanco.
Es cuando recordó Annie que ambas estaban en cuerpos humanos sin una pizca de Magia. La rubia vio en cámara lenta como la fuerza en los brazos de Mikasa se perdía y caía al suelo con un ruido sordo.
—- Mierda.---- El corazón de la rubia se aceleró en su pecho y se arrodillo a su lado, pasando los brazos por su cuerpo y la acercó a ella.---- No te desmayes, no te atrevas a desmayarte.
Mikasa miro a Cassian por encima de la cabeza de Annie. El hombre cruzado de brazos le sonrió divertido y pasó la lengua por la punta de sus labios.
—- Lo siento.---- La azabache sonrió con los labios ensangrentados.---- Solo quería protegerte, eso era todo lo que quería hacer.
—- No suenes como si fueras a morir.---- Annie gruño.---- Se lo que dije ¿De acuerdo? solo estaba enojada...
Mikasa nego.---- Dejalo.
—- Me están deprimiendo.---- Cassien se acercó para terminar con Mikasa, pero alguien lo detuvo antes de que pudiera usar su magia.
—- Ya basta Cassian.---- El hombre dio un paso atrás en contra de su voluntad. Y sus ojos azules se fueron hacia el camino de rocas, la sonrisa del chico, hizo que el hombre se pusiera tenso.---- Alejate de ellas.
Cassian con un gruñido se alejó y dejó caer su trasero en el suelo.
Ambas mujeres miraron donde se escuchaban los pasos, y la emoción brotó de ellas, cuando unos muy familiares ojos se asomaron por debajo del cabello rubio. El hombre se echó a correr cuando vio a Mikasa tirada en el suelo, y la sostuvo contra su pecho protectoramente. Los ojos grises brillaban suavemente antes de que la chica se desmayara.
—- Fue mi culpa.---- Dijo Annie, mirando a su antiguo amante.---- Yo la golpee, me desquite con ella.
El rubio soltó una suave risa y pasó la punta de sus dedos por la mejilla de su amiga de la infancia.
—- Ella se dejó hacer esto Ans.---- La sonrisa en el rostro del brujo, lo dijo todo.---- Jamas te golpearía, a menos que sea de práctica y ella siempre encuentra una forma de no practicar contigo.
—- ¿Estará bien, Armin?
Armin señaló con la cabeza el camino y Annie lo siguió.
—- Estarán bien.
(...)
Annie no podía creer lo que sus ojos veían. Ni mucho menos que aún haya gente con vida. Observó a Cassian de reojo, que le sonrió juguetonamente y a la rubia le dio ganas de darle un puñetazo en la cara, pero con este estupido cuerpo humano, no dudaría ni para el arranque. El lugar era una torre vieja, que en cualquier momento se podría caer a pedazos, pero aun así los niños jugaban en el lugar, había cocinas improvisadas en una esquina y las mujeres mayores cocinaban lo poco que se pudiera sacar de la tierra muerta, había un pozo que los hombres usaban para sacar agua, un puesto de vigía y parecía ser también que entrenaban a los adolescentes para cualquier inconveniente.
La rubia se sintió estúpida a medida que se adentraron al lugar y esta vez no pudo evitarlo y no le importaba una mierda lo que pasará después.
A pesar de que Cassian era más alto que él y tenía su magia, Annie lo tomó del cuello de la camisa y acercó su rostro al de ella.
—-¿Que querías sacar de Mikasa?--- Le cuestionó mirándolo a los ojos.---- Hay gente de Paradise que aún sigue viva, aún hay parte de tú pueblo, ¿Que querías lograr?
Cassian se rio.
—- Estaba aburrido. Eren siempre me dijo que tu carácter era explosivo, solo quería medir cuánto.--- El hombre se encogió de hombros y Annie estrelló su frente contra su nariz, con tanta fuerza que esta le comenzó a sangrar.
Pero Annie no lo soltó, en cambio y con una voz tan baja le susurro;
—- Intenta probar mi temperamento de nuevo y averiguarás por qué me dicen, la masacre misma en persona.
Cassian se burló de ella, y Annie lo golpeó en las canicas con fuerza, dejándolo caer de rodillas y rematando con un golpe en el rostro que lo envió al suelo enseguida.
—- Idiota.
Armin le alzó una ceja cuando pasó a su lado echando humo.
El rubio bajó la mirada, para ver el maltratado rostro de su amiga y sintió un revuelto en su estómago.
—- ¿Cómo siquiera has aguantado doscientos veinte años con ella?
El rubio pudo escuchar la respuesta en su mente con un eco desgarrador. Esa es la única respuesta que había y aunque Mikasa no lo verbaliza, sabía que era una verdad que todos sabían, menos Annie, claramente.
—- Cassian no es el unico idiota por aqui.---- Se burló Armin y creyó escuchar un resoplido de parte de la inconsciente Mikasa. —- Te llevaré con la cundadera y estarás bien en dos días.
O por lo menos eso esperaba, porque enserio necesitaba su ayuda y desesperadamente.
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