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Capítulo 11 - Un poco de empatía

Después de la peculiar disculpa de Nezha hubo unos segundos de silencio, los cuales fueron eternos para el azabache, Bing y el mono lo miraban incrédulos, en especial Wukong, que todavía no creía lo que acababa de escuchar.

El Rey Mono cambió su sorpresa por una expresión neutral, no dijo nada, solo se dio la vuelta y comenzó a caminar de nuevo, esta vez con la intención de no detenerse.

Ao Bing y Nezha solo se limitaron a seguirlo, sin embargo, el silencio se volvió incómodo, ambos se preguntaban lo que pasaba por la cabeza del mono, ¿ya lo habían hartado? ¿lo habían hecho enfadar?

Estaban a 15 minutos de llegar, caminaban sobre el verde pastizal, rodeado de grandes árboles y frondosos arbustos, estaban cerca de la aldea en donde se hospedaba el pequeño monje...

-¡Gran Sabio! -dijo el pequeño corriendo entusiasmado en dirección al mono.

- ¿Qué estas asiendo aquí? - dijo Wukong con un tono un poco quejumbroso.

-Ya sé que dijo que no lo molestara cuando está trabajando, pero es importante, vine a avisarle que-

- ¡Te encontré¡- interrumpió una voz llena de alegría.

Wukong reconoció la voz de inmediato, reconocería esa voz donde fuera; bufó cansado, no tenía tiempo de esconderse.

La dueña de aquella voz se abalanzó sobre el Rey Mono, colgándose en su cuello.

- ¡Sorpresa! - dijo la chica con diversión mientras sonreía.

- ¿No deberías estar en Japón?, - habló Sun Wukong con clara molestia en su voz mientras se zafaba de su agarre; se suponía que regresaría en un par de semanas.

- No nos hemos visto en meses... ¿y así es como me recibes?, -preguntó la mona poniendo sus manos en las caderas.

-Mei-san regresó antes de tiempo, ¿no es genial Gran Sabio? -dijo Liuer emocionado, aunque lo único que recibieron ambos de respuesta fue un leve bufido por parte de Wukong.

Nezha no lo demostraba, pero por dentro estaba más que divertido con la situación, esa chica parecía estar obsesionada con el mono, y Wukong claramente la quería lejos; sin embargo, la mona se pegaba como una sanguijuela. Por un momento sintió lástima por el mono, pero luego se abofeteó mentalmente, no sentiría empatía por ese simio. Aclaró su garganta para llamar su atención, desde que esa mona llegó, él y Bing habían sido ignorados; eso era incómodo.

-Mis más sinceras disculpas, Nezha-san y Bing-san, -dijo el monje, -ella es Mei Ying, es originaria de aquí, pero ha vivido en Japón los últimos años.

- ¿No me extrañaste Wukong-senpai? -preguntó Mei con un tono de desilusión, aunque por dentro ya se había acostumbrado a la hostilidad del contrario.

- ¿Senpai? -se dijo el azabache en voz alta, según lo que estudió, se suponía que senpai era una palabra utilizada para nombrar a alguien a quien reconoces como tu superior, pero era más que obvio que la mona no sentía solo respeto por Wukong.

- Es una palabra utilizada con mucha frecuencia en el país del sol naciente, aunque normalmente se usa por las chicas para llamar a sus novios o a su futura pareja. -le respondió Ao Bing con tranquilidad.

«a sus novios o a su futura pareja»

Resonó en la cabeza de Nezha, inconscientemente dirigió su vista hacia el mono.

Wukong sintió su mirada, y por reflejo volteó a ver al contrario; en ese momento sus miradas se encontraron.

Nezha apartó la vista de inmediato, mientras sus mejillas comenzaban a enrojecerse levemente; ahora entendía porque Bing y el mono reaccionaron así cuando se disculpó, eso le pasaba por basarse en un solo pergamino y no comparar diferentes fuentes.

- ¡Oye! -habló Mei, había estado ignorando la conversación de Liuer y los otros dos, ya que estaba más interesada en Sun Wukong; sin embargo, notó que el Rey Mono dirigió la vista a un costado para ver alguien más.

Nezha miró de reojo a la chica, era una mona de pelaje café claro, llevaba una yukata amarilla, casi idéntica a la de Wukong, sus pantalones eran azules y tenía puesta una falda de piel, junto con un pañuelo azul claro amarrado en su cuello.

-Te llamas Nezha ¿cierto?,-pregunto la mona, aunque más que una pregunta era una afirmación. -Lo siento mucho querida, pero yo lo vi primero, -dijo Mei señalando a Sun Wukong, - tendrás que conseguirte a otro.

- ¡¿Eh?!

-Disculpe, pero creo que está confundida, mi amigo Nezha es un chico, -interrumpió el peli-azul.

- ¡¿Nezha-san es hombre?! - dijo Liuer completamente sorprendido.

El azabache no necesitaba mirarse en un espejo para saber que su cara estaba totalmente roja, ¿por qué todas las situaciones vergonzosas le pasaban a él?, y peor aún, ¿por qué en todas ellas tenían algo que ver con el simio?

-Eso no cambia mucho las cosas, -respondió Mei, -da lo mismo si eres hombre, estás advertido Nezha, -sentenció la chica apuntándolo.

-Esto es todo por hoy, ya pueden irse, -interrumpió Sun Wukong, había permanecido en silencio con los brazos cruzados, si fuera por él los hubiera dejado discutiendo mientras él se fugaba junto con el pequeño monje, así podría esconderse de la chica; sin embargo, si no hacía algo la discusión podría empeorar, sobre todo si estaba incluido el demonio Nezha.

-Gracias, -dijo Ao Bing despidiéndose; el azabache no respondió, solo se dio la vuelta y comenzó a caminar rápidamente junto al peli-azul.

Una vez que llegaron a la aldea, el dragón se despidió de Nezha y se dirigió a su casa.

Por su parte, Nezha estaba caminando por las orillas de la aldea, ya luego le avisaría sobre su llegada a sus padres, por el momento necesitaba despejar un poco su mente; miró hacia el atardecer, este día había estado lleno de muchas emociones, y la que más predominaba era la vergüenza y la pena.

Siempre que pensaba en los últimos malos momentos que tuvo, el mono era el causante de ellos, cerró los puños con fuerza, estaba frustrado, quería golpear al mono; sin embargo, era consiente de su posición, Wukong era mucho más fuerte que él, en todo sentido, ya lo había intentado un sinfín de veces con anterioridad, y no había podido tocarle ni un pelo.

Y lo que le dijo Liuer aquella vez empeoraba las cosas, pues si el monje no mentía, significaba que el mono pudo haberlo acabado desde el primer encuentro con facilidad, en otras palabras, Wukong podía patearle el trasero cuando quisiera.

Al principio quería derrotar al mono, pero al parecer eso era imposible, ya no pedía poder golpearlo, ahora ya solo quería hacerlo pasar un mal rato, eso lo reconfortaría un poco; no estaba pidiendo mucho, solo quería vengarse de Wukong de alguna forma, aunque fuera algo pequeño.

En ese momento le llegó una idea a su cabeza, una sonrisa maliciosa se le dibujó en su rostro, ¿cómo no se le ocurrió antes?, miró nuevamente el cielo, era de tarde, todavía tenía tiempo, era hora de poner su plan en marcha...

Se encontraba en su forma de niño corriendo a toda velocidad, no podía estar más feliz y satisfecho; recordó lo sucedido:

«Había regresado a casa para tomar todo lo necesario para elaborar su plan maestro, una vez que estuvo preparado se dirigió a la aldea del monje, usó sus aros de fuego para llegar más rápido, cuando llegó guardó sus aros y empezó a caminar sigilosamente, lo único que tenía a la mano era una bolsa de tela.

Buscó con la mirada al mono hasta que dio con él, Sun Wukong estaba recostado en la rama de un árbol, estaba solo; sonrió de lado y comenzó a preparar todo a la distancia, usó una técnica de transformación para parecerse a Liuer, y después de esconderse entre unos arbustos comenzó a pedir ayuda usando la voz del monje.

Wukong se bajó del árbol y siguió la voz, una vez que estuvo en posición activó las trampas, el mono estaba esquivando las trampas sin esfuerzo; Nezha comenzaba a desesperarse, estaba por tomar su plan como otro de sus fracasos, pero por sus descuidos casi pisa una de sus propias trampas, eso no estaba en sus planes.

Hubiera caído en sus trampas de no ser por Sun Wukong, todavía estaba transformado, por lo que probablemente el mono pensó que era el verdadero Liuer, ya que bajó la guardia por un momento, Nezha no dejó pasar ese descuido y se abalanzó sobre el mono, vaciándole todo el contenido de la bolsa que tenía, el azabache deshizo su transformación y comenzó a reírse a carcajadas mientras se burlaba del mono.

Se rio todo lo que pudo hasta que la falta de oxigeno se hizo presente, se limpió las pequeñas lagrimas de sus ojos, había reído demasiado, dirigió su vista hacia arriba para contemplar al mono, no se había movido, pero empezó a sentir un aura amenazante.

-Pequeño engendro...

Eso le dio la señal a Nezha de que era hora de irse, por lo que sacó sus aros de fuego para irse a toda velocidad.»

Ahora volvía al presente, ya era de noche por lo que había guardado sus aros para no llamar la atención; el mono estaba detrás de él, persiguiendo a toda velocidad; llegó a su aldea y buscó un escondite, mientras pequeñas risas escapaban de su boca.

Sung Wukong llegó a la aldea del demonio y comenzó a buscarlo con la mirada, estaba eufórico.

« Se encontraba recostado en un árbol, acababa de librarse de Mei y el pequeño monje ya se había ido, o eso creía, ya que escuchó su voz pidiendo ayuda, no lo pensó dos veces para bajarse y seguir su voz. No caminó mucho hasta que lo vio, estaba parado en medio del bosque, no parecía lastimado; miró discretamente a sus alrededores, y entonces entendió, era una trampa.

Esquivó todo con facilidad, sus sentidos eran muy agudos, por lo que se dio cuenta del engaño, el aroma de Liuer...era diferente; estaba por enfrentar al pequeño impostor, pero vio como el niño estaba por caer en una de las trampas; sus sentidos le gritaban que ese no era Liuer, pero él solo veía que el pequeño monje estaba en peligro, no lo pensó dos veces para salvarlo.

Lo tomó entre sus brazos y salió rápidamente de ahí, estaba por exigirle una explicación al niño, hasta que vio como este se abalanzó sobre él, no hizo nada por impedirlo, a Liuer le gustaba colgarse en su cuello de vez en cuando. Sin embargo, en vez de un cálido abrazo fue recibido por una lluvia de basura y otras cosas repulsivas. El niño deshizo su transformación, revelando su verdadera identidad, el demonio comenzó a reírse de él mientras lo llamaba mono tonto por creer que de verdad era Liuer.

Él podía soportar muchas cosas, podía soportar sus insultos y burlas; pero si había algo que jamás toleraría era que incluyeran a Liuer en sus problemas, él no tenía nada que ver en esto.»

Y aquí estaba, buscando al culpable de su incontrolable enojo.

Por otra parte, Nezha se encontraba escondido, hasta que alguien lo llamó, su sonrisa desapareció, siendo cambiada por una mueca de disgusto. Esa voz era de Yin, un joven de su pueblo, el cual fue uno de los primeros en tratarlo como un monstruo, tenía a su pequeño grupo de amigos, con los cuales ideaba sus planes para deshacerse de él; eso hasta que salvó a la aldea, desde entonces no lo había visto.

-Hola, ¿cómo estas Nezha?, -saludó Yin sonriendo mientras caminaba en su dirección.

Nezha no contestó, esa sonrisa era falsa, no sabía que quería ese idiota de él, pero tampoco quería saberlo; comenzó a caminar para alejarse.

-Oye espera, ¿no vas a saludarme...demonio? -preguntó el mayor, remarcando la última palabra con desprecio.

Nezha se volteó para encararlo, tenía una expresión de molestia.

Yin siguió caminando hasta quedar a unos centímetros del contrario.

- ¿Qué quieres? -escupió Nezha con odio, pero se congeló al sentir la mano del otro en una de sus mejillas.

-Para ser un monstruo...tienes una cara muy bonita, -dijo Yin acariciando su mejilla.

Nezha apartó su mano de un manotazo.

-En tu lugar tendría más respeto, -habló el mayor con enojo, pero luego suavizó su expresión para agregar, -tal vez si eres una buena mascota puedas venir a jugar con nosotros. -finalizó acariciando su cabeza como si fuera un perro.

- ¡Lárgate! -gritó Nezha dirigiendo un puño a su cara, pero el contrario lo esquivó, - ¡Lárgate de aquí, si no quieres que-

- ¿Qué harás?, -lo interrumpió Yin, -si te ven peleando conmigo... ¿a quién crees que culparán?

Nezha no respondió, solo desvió la mirada, quería enviarlo al hospital, pero no podía, odiaba que ese idiota tuviera razón.

«Una vez que me encuentren un nuevo defecto o una razón para desconfiar de mí, no dudarán en volverme a tratar como un monstruo.»

Recordó las palabras que se dijo a sí mismo una vez, si lo atacaba tendría a toda la aldea en su contra de nuevo, aun así, estaba por golpearlo, pero de nuevo se detuvo; pensó en su madre, ella estaba muy feliz de que el pueblo por fin lo haya aceptado, y estaba por destrozarle esa felicidad. Su madre era una de las pocas personas que se preocupaba por él, no podía hacerle esto.

- ¿No harás nada?, -preguntó Yin con burla, pero no obtuvo respuesta. -Eso pensé, - dijo acercándose nuevamente al contrario, tenía una sonrisa de victoria. -Veamos... ¿debería ponerte una correa? -habló mientras delineaba el cuello del menor de abajo hacia arriba con su pulgar.

Nezha no lo soportó y lo mordió, le enterró sus dientes lo suficiente como para que lo soltara, pero no lo suficiente como para dejar marcas.

-Maldito demonio, -maldijo Yin mirando su mano, pero volvió a sonreír al darse cuenta de que no tenía marcas. - ¿Así que te estás conteniendo?, aun así...si esto sale a luz podría terminar muy mal para ti. -sonrió satisfecho al ver la leve expresión de preocupación de Nezha.

-Hoy me siento muy generoso, así que lo pasaré por esta vez, sin embargo, este favor no es gratis. -dijo el mayor tomando una vara, -los seres como tu deben recibir un castigo de vez en cuando, -finalizó mientras alzaba la vara con intención de golpearlo.

Nezha solo cerró los ojos, si hacia algo que no fuera del agrado del contrario le iría peor, no lo estaba haciendo por él, sino por su madre, se preparó mentalmente, tratando de convencerse de que su "castigo" seria rápido, y después podría irse.

Yin estaba por golpearlo, y Nezha solo esperó el impacto...el cual nunca llegó.

Wukong golpeó al joven lo suficientemente fuerte como para mandarlo a volar, estrellándolo contra una de las paredes.

Sun Wukong había estado buscando a Nezha, estaba más que molesto, una vez que encontrara al demonio le haría...probablemente nada, recapacitó el mono; solo estaba siguiendo el juego de Nezha, estaba perdiendo el tiempo.

Ya estaba más tranquilo, por lo que empezó a caminar en dirección contraria, estaba por salir de la aldea hasta que escuchó lo que parecía ser una discusión. No le iba a dar importancia, hasta que los gritos se hicieron más fuertes, por lo que fue a echar un pequeño vistazo para asegurarse que no fuera nada grave.

Grande fue su sorpresa al ver quien era, era Nezha discutiendo con un joven de la aldea, eso no era de su incumbencia, nuevamente estaba por irse, hasta que escuchó la conversación, eso le molestó; sabía perfectamente el dolor de cabeza que era Nezha, pero a fin de cuentas seguía siendo un niño, vio como el contrario pretendía golpear a Nezha, y este no iba a hacer nada.

No pensó nada, solo reaccionó, cuando se dio cuenta ya había pateado al mocoso; no sabía exactamente porque lo hizo, tal vez ver al demonio en su forma de niño lo hizo sentir un poco de empatía, talvez porque le recordó a él cuando tuvo que soportar lo mismo en su niñez; no lo sabía, pero lo que sí sabía es que ese imbécil no tenía el derecho de hablar, ni mucho menos tratar así a Nezha.

Por otro lado, Nezha estaba sorprendido y confundido, no sintió el golpe, pero sí lo escuchó. Cuando abrió los ojos vio a Yin estrellado en la pared, y a un lado estaba el mono, estaba por abrir la boca para decir algo, pero Wukong se movió de su lugar, caminando hacia Yin.

El joven estaba aturdido y adolorido por el impacto, lo habían golpeado de la nada, sin embargo, no tuvo tiempo de reincorporarse, ya que de un momento al otro fue alzado en el aire, siendo tomado por la camisa; iba a reclamarle al culpable, pero se congeló de inmediato al ver al causante.

Un par de ojos rojos lo miraban amenazantes.

-Si le dices a alguien sobre esto te las verás conmigo, -amenazó el mono.

Yin solo pudo asentir asustado, Wukong lo soltó, dejándolo caer en el piso; Yin se levantó y huyó rápidamente, el cuerpo le dolía, pero era más grande su miedo. El Rey Mono se dio la vuelta en dirección al oeste.

-O-Oye... -llamó Nezha, no estaba seguro de si debía hablarle al mono, sobre todo después de la broma pesada que le acababa de hacer.

-Deja de meterte en problemas niño tonto, -respondió Sun Wukong molesto sin dejar de caminar.

Nezha lo siguió con la mirada hasta que lo perdió la vista, suspiró aliviado, al menos ya no le decía niña.

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