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Unico: Ni siquiera estás.

Hanagaki Takemichi, ejecutivo de ToMan.
Omega.

Top.

Yamamoto Takuya.
Omega con aroma a arándanos

Bottom.

La noche es demasiado fría, Yamamoto Takuya espera semidesnudo en la soledad de su alcoba, silencioso como si fuera algún secreto, un pecado, un encuentro clandestino que se repetía cada tanto. Él aguarda nervioso la llegada de aquella sombra nocturna, aquel hombre, ese amigo suyo tan peculiar que vendría a cogérselo hasta dejarlo casi inconsciente.

Porque sí, lo sabe, lo anticipa, como cada vez en la que puede percibir el movimiento de la organización, los periodos de tensión son recurrentes. Es ahí cuando Takemichi, su amigo, suele aparecer por el marco de la puerta, a veces todavía con ropa, a veces sin la mínima tela cubriendo su cuerpo, siempre perdido en la inconsciencia, yendo directo a su cuarto, buscándolo y tomándolo entre jadeos, que junto a susurros obscenos lo llevaban a la gloria.

A veces lo montaba, algunas veces lo empotraba contra la pared, otras veces lo ponía en cuatro y enterraba con potencia su pene en su interior, llevándolo al paraíso en cada embiste donde sus entrañas recibían ardientes al duro falo que violaba su carne blanda, de eso se trataba, de tener sexo, cuando el miembro de uno de sus mejores amigos se metía hasta tocar su interior de manera deliciosa no importaba que ambos fueran Omegas.

Takuya se estremece solo de recordarlo, traga grueso y siente su vientre calentarse, necesitado. Su época de celo se acerca, sus feromonas son mucho más intensas que de costumbre, el aroma a arándanos dulces se extiende de manera sutil.

¿No era eso suficiente?

Tal vez hoy Takemichi no vendrá. Tal vez está con Sano, tal vez Takemicchi sea el que está gimiendo debajo del cuerpo de ese alfa, seguramente el invencible Mikey se lo coge con vehemencia justo en este momento.

Maldición.

Pensar en ello en general le molesta, Takuya no tiene mucho que ofrecer, no podría ganar de ninguna manera contra la preferencia de Takemichi hacia Sano, o sea, él sólo está ahí porque no puede hacer más, él sólo está ahí porque su tonto corazón de pollo se niega a dejar ir a Takemichi. No importa que ahora los demás sean distintos, no importa que del dulce Takemichi sólo quede el recuerdo, Takuya sigue siendo el más débil, tanto emocional como físicamente hablando, aún así no de retira, plantado es esa terrible organización con lo único que tiene: Su terquedad.

Es un Omega sin lazo, solo en un territorio de mierda donde cualquier alto mando podría violarlo y marcarlo contra su voluntad.

Pero no, el estúpido Takuya sigue siendo un imbécil que sigue aferrado a su adolescencia, aferrado al recuerdo de sus amigos, aferrado a la espalda de su héroe, su eterno salvador, ése otro Omega ojiazul.

¿Y qué es lo que hace?

Esperar como un tonto las migajas de un amor inconsciente, atento a cada movimiento, mientras sentado en el borde de la cama con apenas sus pantalones cubriendo su desnudez siente como es que su interior arde con los sintomas del celo.

Chasquea la lengua.

Su hipótesis de que Takemichi está sirviendo como compañía de Mikey parece tomar fuerza a cada segundo.

La nebulosa en su mente va opacando sus pensamientos.

Molesto, con el sudor y las ligeras palpitaciones dentro de sus extrañas rogando por ser cogido, no lo piensa mucho, su corazón no es importante, está destrozado desde sus catorce años, ha aprendido a lidiar con esto, por eso solo acaricia con suavidad el creciente bulto en sus pantalones, es más importante satisfacerse.

Un gemido necesitado escapa de sus labios, mierda, debió al menos tomar algún tipo de calmante.

Respira agitadamente para este momento, la puerta de su departamento se encuentra sin llave y la de su dormitorio incluso está abierta de par en par, la luz de la estancia llega pobremente y Takuya aprovecha eso para poder moverse con ligereza sobre la cama hasta llegar a la cajita que se encuentra sobre el velador.

Palpita, arde, sus lágrimas comienzan a aglomerarse al borde de sus ojos, suficiente como para rodar por sus mejillas sonrojadas cuando del interior de la caja logra extraer un poco de lubricante que se encontraba en una botellita, junto a un consolador que preparaba para días como estos en los que Takemichi no llegaba.

Se acuesta sobre la cama como puede con la vista al techo, bajando con rapidez su pantalón, no ha medido bien su ciclo, debería comenzar mañana, pero no hay opción, sus pensamientos son cada vez más difusos, sólo quiere placer, sólo quiere ser sostenido, quiere un miembro duro y grande enterrado en su culo.

Su ropa interior se vuelve un estorbo y la baja torpemente con una de sus manos mientras la otra rápidamente se mete dentro en busca de su miembro, el toque y la sensación cálida le hacen soltar un suspiro de alivio cuando la corriente eléctrica placentera atraviesa su espina dorsal, no es suficiente.

Sus ligeros gimoteos se hacen gemidos necesitados, necesita el cuerpo pesado de Takemichi encima suyo, necesita sentir su piel caliente frotándose contra la propia, necesita que sus manos sean las de Takemichi, quiere que sean esas manos las que bombeen su necesitado miembro, necesita que sean los dedos de Takemichi los que acaricien su interior con violencia y rapidez caótica, a quien necesitaba era a Takemichi; lo quería dentro suyo, arremetiendo sin compasión en su interior, agarrando con posesión sus caderas hasta dejar marcas, manejándolo con facilidad mientras le pide quedar en cinta. Entonces Takuya soltaría un lloriqueo, cosa que sólo haría que Takemichi lo cambie de posición y lo voltearía boca abajo, Takuya no podría sostenerse y su rostro quedaría enterrado sobre el colchón, su cintura sería la tomada ahora, su caderas serían levantadas y su culo quedaría expuesto y listo para ser follado, los dedos se marcarían en la piel de seda para acomodarlo en la perfecta posición, sus piernas abiertas en forma de "v" invertida y su pecho contra las sabanas, la primera estocada sería lenta y suave, Takuya levantaría la cara solo para soltar un nuevo gimoteo alentando a Takemichi que solo lo movería con rapidez, usando su húmedo agujero, enterrando fuertemente su pene contra la entrada que rosada y palpitante recibiría ansiosa la polla de otro omega, tragándola con gula.

Takuya sostendría con fuerza las sabanas bajo sus dedos y sus cabellos, hermosos, castaños y largos serían sostenidos con fuerza por los dedos de Takemichi, pues se agacharia hasta poder susurrarle al oído obscenidades que Takuya recibiría como los mejores de los halagos.

El pecho del Omega pelinegro quedaría casi pegado a la espalda del Omega castaño, el calor creciente solo aumentaría porque el ángulo y velocidad cambiarían.

Las palabras serían resoplidos mezclados entre gemidos, alabando el aroma a sexo y arándanos entremezclados de manera vulgar.

Takemichi hablaría inconsciente.

Le diría que se siente en el jodido cielo estando dentro de él.

Le recordaría que eran dos Omegas jodiendose entre ellos como conejos en celo.

O eso haría si estuviera presente.

Takuya sólo gimotea, sus recuerdos no son suficientes, sus dos dedos que para este momento se encuentran moviéndose con desesperación dentro suyo no son suficientes, aún retomando la pose de sus recuerdos su imaginación no es suficiente.

Por eso levanta de manera rápida el consolador que gracias al lubricante se inserta con facilidad en su ano, siente como es que el objeto de plástico ingresa de manera lenta, abriendo sus paredes, frotándose de manera deliciosa en cada movimiento por más pequeño que sea.

El calor se aglomera en su vientre, sus gemidos son suaves y sus lágrimas siguen brotando, su boca abierta suelta lloriqueos de vez en vez mientras la saliva escapa pues no tiene a nadie a quien besar, no tiene una lengua ajena dentro de su boca callando sus gemidos.

—N-No es... No es suficiente. Mmgh.— Susurra en soledad.

Quiere el trozo de carne caliente y relleno de sangre, quiere el verdadero pene de Takemichi, pero sólo le queda conformarse.

Desesperado aprieta el pequeño botón, siente como el consolador comienza a vibrar en su interior.

El movimiento es suficiente como para hacerlo soltar un grito agudo que calla rápidamente.

Más.

Más.

Quiere más placer.

Takemichi se lo cogería más fuerte, Takemichi metería su pene hasta donde pudiera y jugaría con sus pezones, los acariciara y pellizquearía hasta dejarlos rojizos mientras se lo seguía cogiendo por atrás.

Más.

Takuya hace todo lo que su imaginación y cuerpo permiten, siente su próstata siendo tocada, siente su pene rozando con la sabana, siente su piel ardiendo en soledad.

Siente y escucha el sonido húmedo de su propia lubricación al escurrir entre pequeñas gotitas cuando mete el consolador más adentro.

Takemichi se burlaría en su cara.

Le diría que era una puta mientras volviera a controlar sus caderas en el calor del sexo.

"Mío, mi zorra, me perteneces, mi princesa, amas mi polla ¿no es así? Amas sentir cuando llego tan dentro de tu bonito culo ¿verdad?"

Eso diría.

Lo siente cerca, se va a venir pensando en su amigo, pensando en esa polla follándolo mejor de lo que cualquier alfa podría.

—Takemichi, Takemicchi, Takemichi.— Susurra cuando siente su vientre quemando y placer rebasando los límites. Llama a un compañero que no le pertenece, llama con desespero a otro Omega.

Decide dejar el consolador y con su mano izquierda vuelve a masturbar su olvidado miembro de manera desesperada.

Y por fin el ansiado orgasmo llega.

Siente el choque eléctrico pasar por todo su cuerpo y su semilla queda perdida en sus dedos que siguen masajeando su miembro de manera perezosa, negándose a dejar ir el orgasmo que agónico le deja la mente en blanco.

Cuando la euforia pasa y vuelve en sus sentidos, con el sudor y las lágrimas olvidadas, Takuya solo puede sonreír mientras el frío lo envuelve de nuevo, una sonrisa triste que mantiene porque no hay nadie a su lado, hoy no hay ni siquiera un amor inconsciente a su lado.

Llegué.

Dije que me había enamorado de Takuya ¿y qué mejor forma de expresarlo que con una mini historia?

Si no te gusta el shipp estás en tu derecho de retirarte sin escándalos. Y si te gustó entonces ¡Bienvenido!

Mi OTP sigue siendo el Mitake, pero amé a Takuya jajsja. Además, estoy practicando el lemon.

✨✨✨

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