-¿Estás segura que quieres estar con Rodrigo por lo que te reste de vida?-Cuestionó con maldad la madre de Rodrigo. 

-Sí, señora. -Afirmo con la cabeza incluso. -Estoy segura hoy, mañana y siempre que mi vida es con Rodrigo, porque todos los días sigo con el pensamiento de que él me hace bien, me atrae a lo positivo, y crecemos, nos retroalimentamos. Él y yo tenemos metas en común, y siempre me atrae, cada día más. -Respondí. 

-Bueno... es que entiende. No lo digo con nada de maldad, él es uno de mis hijos más valerosos, y no quiero verlo herido. -Replicó. Asentí con mis facciones centradas y pacíficas. Enseguida nos interrumpió Rodrigo con una sonrisa de oreja a oreja junto a su padre, me guiñó el ojo y me llamó a su lado. 

-Disculpe, iré con Rodrigo. ¡Nos vemos más tarde! 

-Vamos a la ciudad a que conozcas un poco. -Me susurró en el oído, me atrajo a él colocando una mano en mi cintura y caminamos hacia la entrada de la casa, tomamos un taxi y recorrimos algunas calles. 

Comimos por primera vez, porqué el mismo Rodrigo me dijo que jamás los había probado. Eran Dumplings, unos trozos de masa, rellenos, cocidos en una sopa, envueltos en fruta, específicamente manzana; al principio quería ir a vomitar, pero después me adapté. Más tarde, nos trajeron una sopa de pollo cantonesa, esa si está para chuparse los dedos y nos volvimos a casa. 

En china no se bañan, me quedé impactada. ¡No tienen ducha común en los baños! y eso no me gustó nada. Cuando me metí a bañarme, el agua empezó a correr normalmente por el piso, pero no tenía separación así que fue algo terrible y mojó todo. Salí de bañarme, me vestí con una de mis pijamas favoritas de Zara, constaba de una camisa manga larga y pantalón largo en gris. Peiné mi cabello, y me rocié colonia, seguidamente salí a la sala a una reunión familiar, estaban todos los hombres jugando cartas. 

10:02 pm, la señora de la casa mandó a todos a dormir. Mi cama era nueva, el colchón era fresco y cómodo; me despedí de Rodrigo con un beso en la frente y fuimos separados, él iba a dormir en la sala y yo en una habitación de invitados. 

Me costó conciliar el sueño, tardé más de media hora para caer en los brazos de Morfeo y el país feliz. 

¡Mañana sería otro día más bonito y mejor! ¡Dulces sueños! 

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S e g u nd o día en China:

Desperté en medio de olores a pociones extrañas, me dirigí al lugar donde provenían esos olores y capturé que era el momento del desayuno. Cepillé mis dientes, me peiné el cabello y me cambié la pijama por uno de los outfits que había traído, opté por una camisa manga larga azul rey y un pantalón de lino, acompañé con mis zapatillas negras de Zara, bien básicas. 

Cuando salí renovada con mi outfit, oliendo a perfume 212 VIP de Carolina Herrera, maquillada con tonos básicos y peinada con una coleta alta, no encontré a Rodrigo, sino a mis maravillosos suegros comiendo, me añadí al desayuno familiar; dos horas más tarde, vino a desayunar mi novio, nos abrazamos y empezamos a planear nuestro día. 

Nos fuimos a la Ciudad Prohibida, ubicada en la ciudad de Pekín, la capital de China y uno de los lugares más reconocidos e importantes de allí, declarada patrimonio , en sí es una atracción turística que abarca el Museo del Palacio. Construido entre 1406 y 1420 por orden del emperador Yongle. Fue un día maravilloso, tomamos muchas fotos y nos divertimos. 

Tras estar con la familia de mi novio un día completo descubrí el fuerte lazo que tenía con uno de sus hermanos y el amor que le tenía a su sobrino. Ese día regresamos por la tarde a la casa con la familia, sin embargo, el niño insistió en ir al parque, y el tío bobo decidió ir al parque, y no me quise quedar en casa sola, por lo tanto me añadí e incluí a su plan. 

En el transcurso al parque el niño caminó saltando y riendo de la mano de su tito y para mi sorpresa tomó con toda seguridad la mía también, y parecíamos una familia joven feliz. Al llegar al parque el niño se deslizó por el tobogán, se columpió y jugó con la arena haciendo formas y cubos. Una vez que estuvimos en todos los lugares del parque y el sol se estaba ocultando, nos marchamos a la casa, pero en el camino el niño pidió que lo cargaran en brazos, estaba cansado y entonces lo sostuve en mis brazos unos minutos, algunas cuadras y después lo llevó hasta la casa en brazos, incluso llegando a dormirse. 

En la noche antes de dormir, cenamos una rica comida china preparada por la madre de Rodrigo, él se divirtió jugando cartas con su papá y perdiendo varias veces, convirtiéndose en el show de la noche y de la familia. Mi Rodri me acurruco entre sus brazos, escuchaba su corazón y sentía la magia del amor fugaz, y nuestro momento se interrumpió porque me dijo: 

-Amor, tengo que mostrarte algo. -Expresó. Me interrumpió mi momento especial y sacó el teléfono, me mostró una fotografía muy tierna y bonita; era una foto de ese día por la tarde, éramos el bebé y yo, el me abrazaba y lo llevaba cargado, parecíamos madre e hijo. Sonreí y lo besé con ternura.

Tercer día en China

Por la mañana nos despertaron con un ruido horrible hecho por la madre de Rodrigo, nos vestimos, peinamos y alistamos para irnos temprano a un parque. Nos divertimos mucho en Chimelong Ocean Kingdom, un parque de atracciones hermosisimo. Estuvimos disfrutando de las vistas con el sobrino de Rodrigo, quién se divirtió jugando y riendo en todos los sitios. 

El pequeño es un motor, no se detuvo saltando, cantando, riendo y hablando; es un niño muy parlanchín, un lorito y no me dejaba tranquila, me acompañó y quiso mucho tiempo. 

Volvimos tarde a casa, todos cansados y directo a la cama. 

Cuarto día en China

Nuestro último día, nuestros últimos momentos con la familia. No dimos tregua, por eso decidimos viajar a Shanghai Disneyland Park, dónde tuve la oportunidad de ver de cerca uno de los parques Disney, me enamoré de las vistas.

Disfrutamos jugando Scrabble, Ludo, Monopolio, cartas y hablando, pero ese día nos dormimos más temprano aún de lo normal porque nuestro avión partía temprano.  Esa noche dormí corrido, tranquila y sin ningún tipo de interrupciones. 

Quinto día en China

Nos alistamos completamente, teníamos las maletas listas, desayunamos con la familia, hicimos una oración religiosa católica y nos llenamos de pan, huevo, queso y un pabellón riquisimo. Fuimos veinte minutos al parque con el pequeño consentido del tito, y capturamos fotografías hermosas, y capté que si tuviese un hijo con Rodrigo fuese un excelente, no bueno, el mejor papá porque de por sí es un maravilloso y pletórico tío. 

-¡Gracias por venir! La próxima vez estaremos visitando nosotros.

 -¡Que lleguen bien!- Fueron las últimas palabras antes de subirnos al avión de un miembro de la familia. 

Emprendimos nuestro viaje de vuelta a casa, gracias al destino nuestros planes salieron bien, disfrutamos la estadía y volvimos sanos, saludables y salvos.