¿Novios? ¿Y ahora qué hacemos? 

Después de ver a Rodrigo marcharse esa tarde en la que me pidió que fuese su novia, no sabía ni que hacer, no entendía qué me motivó a decirle que sí a ser su novia, sólo esperaba no fuese algo malo para nuestra vida. 

Al siguiente día, me levanté temprano para asistir a mi trabajo temprano, tenía clases de piano con mi grupo predilecto, unos niños súper inteligentes y cariñosos. Ese día se comí a las horas, me dió tiempo hasta de ir a comprarme un café y sorpresivamente a la hora de almuerzo, me encontré con mi novio, ay Dios, vino con unas rosas rojas, me besó, me abrazó y me derritió de amor. 

Me invitó a cenar, me dió su nuevo número de teléfono, estaba feliz. Luego del trabajo, me tocó pasar por la tienda de frutas, pues ya no me quedaban casi zanahorias, ni limón, ni papas, así que tras comprar lo necesario, me marché a mi hogar. 

Preparé una sopa de verduras, me senté a comer un poco de pan con café, y me quedé dormida, el cansancio suele vencer en días cansados. Escuché mi celular sonar, me sacó de mi mundo desconocido y me alertó, me desperté con un mal humor irremplazable, miré mi celular y capté que la persona que llamaba era mi novio de apenas hacía un día, la llamada desapareció de la pantalla y recibí un mensaje que decía: 

-Nena. ¿Qué te ocurrió? Estoy llegando en breve a buscarte. -Leí el mensaje y empecé a correr al baño, me metí a la ducha, me unté jabón líquido, estregué mi cuerpo y en menos de diez minutos, me sequé el cabello, busqué un outfit digno de colocarse para una cena con mi nuevo novio, ay Dios... todavía no me acostumbraba a la idea de que fuésemos novios, él y yo... 

Me coloqué un crop top en negro, una falda blanca de encaje y unas botas negras, elegí una cartera Furla, me maquillé los labios con un rojo pasión y peiné mis pestañas, me recogí el cabello en un peinado francés. Llamé a Rodrigo, según ya llevaba esperando más de quince minutos, le sonreí de oreja a oreja y lo besé, no le expliqué mi caos. 

Esa noche fuimos a comer a Charlotte Sweet & Coffee, fue espectacular el servicio, mi buen novio fue sumamente romántico y me brindó su atención. 

Conversamos sobre la comida, nuestros gustos respecto a comidas picantes, y hablamos sobre alergias e incluimos enfermedades que nos dieron de pequeños, conté mi momento con la lechina, totalmente horrible, pues aunque tenía la vacuna, no me pusieron refuerzos, y me dió lechina de la manera más terrible posible, a él le dió pero muy poco, él me hacía reír, me hacía bien. 

-Si alguien me hubiese dicho hace dos años que conocería una chica como tú, te lo juro que no me lo creería. -Soltó cuando estacionó su auto en la entrada del edificio dónde estaba mi apartamento. 

-¿Cómo así? ¿Por qué?- Mencioné. Destacaré que en ese momento estaba caída de la mata, como se dice coloquialmente. 

-Pues... tú eres magnifica, Aitana. Eres una mujer especial en medio de tantas. -Susurró despacio, me besó la frente y me sonrió. 

Iba bien, muy bien. 

.

.

.

Unos días después... recibí una muestra de palabras, amorosa de mi novio. 

-¿Crees en el amor a primera vista? -Preguntó despreocupado, Rodrigo. 

-Hace unas semanas no creería en eso, pero... ¿Y si te digo que estoy cambiando la respuesta que daría hace un año? Digo... ¿Me creerías? -Expresé. 

-¡Santo cielo, Aitana! ¿Cómo no podría creerte si me miras así?- Masculló y me calló con un beso pausado, dónde ambos podíamos disfrutar. 

.... En mi vida había tenido sólo dos relaciones serias, maduras, dónde los dos queríamos echar para adelante, como solemos decir los venezolanos; una fue cuando tenía dieciocho, recién cumplidos, el hombre con el que mantuve una relación de cuatro meses, me pintó pajaritos en el aire, me juró falso amor y le creí, me enamoré como una tonta, estuve siendo ilusa, mientras que me engañó con su mejor amiga, los caché en medio de una actividad sexual bastante comprometedora, y no solos en una habitación, prefiero ahorrar más palabras y comentarios para describir el fin de mi relación con él, me insistió dos semanas y se cansó; la segunda y otra relación seria, madura, duró un año y un mes, nos fuimos a vivir juntos, y... no lo soporté, era malcriado, la mamá todo el día en la casa, mimado, no sabía planchar, ni limpiar, quería el plato de la comida en la mesa todos los días al llegar del trabajo y no, no coincidimos. 

Y ahora... se podría decir que estaba en mi tercera relación seria y madura. No me quería confiar, pero si disfrutar. 

Para celebrar que teníamos dos meses de novios, pues... el primer mes no lo celebramos, estuve trabajando muy duro, y él tuvo que viajar para solucionar un problema familiar, se pasó casi un mes y medio en trámites y cuando volvió, lo recibí en el aeropuerto con una caja de chocolates y los brazos abiertos, lo abracé 

Los días que estuvimos separados nos mensajeamos muchísimo más, él me enviaba vídeos, fotos de lo que comía, notas de voz de "buenos días, amor...", "buenas noches, cielito lindo." Empecé un curso de maquillaje en las tardes, me entretuvo y me encantó aprender técnicas. 

Volver a verlo después de un mes y medio, le devolvió los latidos normales a mi corazón, lo abracé con fuerza, mucha efusividad, lo besé como si no hubiese un mañana, tipo adolescente enamorada. Almorzamos, me quedé en su apartamento a dormir ese día que volvió, vimos películas, nos tomamos fotografías Tumblr, cocinamos y lo consentí, eso fue lo mejor de nuestro segundo mes de novios. 

Mis mañanas eran en el trabajo de Bionalista, mi carrera favorita y mis tardes dedicada a dar clases de piano a los niños, y... mi novio pasaba por mi al trabajo, nada podía parecer más perfecto, pasabamos la tarde-noche e incluso madrugada juntos, veíamos series, películas, nos besabamos, cocinabamos, y algunas noches solíamos ir al cine, al parque, a la montaña o algún lugar para explorar.