Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

-4- Sugar Coffee

¿Cómo se supone que se reacciona en la tercera cita? Un beso, buenas pláticas. 

Tendríamos una cita en un lugar bueno, exitoso, excelente. El café dónde nos veríamos era uno de los café a los que solía ir, leía un rato, redactaba documentos y no me sentía tan sola. Los días me los debatí entre mis clases de piano y ser bioanalista. 

Mi viernes empezó con el pie izquierdo, me sonó la alarma y la pausé, resultando que volviera a tomar el sueño con total normalidad, lo que me produjo esa situación fue tener que comerme sólo una manzana en la mañana, no maquillarme, ni peinarme y llegar al laboratorio teniendo treinta personas esperando. 

Dos de la tarde, sin desayunar, con el estómago despierto y desesperado, analizando porque tenía resultados atrasados que se necesitaban. Tres de la tarde, salí del consultorio, ese día no tenía clase de piano. Me marché en metro directo a casa, llegué para ducharme, hacer pasta y recostarme un rato a descansar comiendo. 

Decidí colocarme un pantalón de lino blanco, una camisa rosa de Primark con abertura en la parte posterior, botines de tacón alto de Kiabi, una bolso de Prada en rosa, accesorios de Valentina Jewels. Maquillé mi rostro con polvo y labial de Kylie Cosmetics. 

Bajé las escaleras, lentamente. Me fui en taxi, llegué cinco minutos antes, pedí un vaso de agua, pues tenía mucha sed, bebí mi vaso de agua y esperé veinte minutos, se pasaba la hora y en la primera y segunda cita Rodrigo fue puntual. ¿Qué le habría pasado? 

Cinco minutos, nada que aparecía mi cita. Diez, quince, veinte, treinta, cuarenta, mira nuevamente el reloj. ¿Qué sinceramente le pasó a ese hombre?. Cuando casi perdía la esperanza, me sentía cansada, estresada y agobiada, saliendo justo del café me encontré con mi couple, él venía hecho un lío: sonrojado, parecía furioso, sin embargo, cuando me vislumbro mi sonrió y me besó las manos. 

-Ay, ni te imaginas todo lo que me ha pasado de camino aquí. -Expresó y rió. 

-¿Qué te ha ocurrido? -Pregunté sin mucho culto. Luego de delimitarlo, me fijo que tiene el labio sangrando, las manos con moretones y no lleva su reloj, ni su cartera, ni su teléfono. 

-Me han robado cuando venía aquí, no tengo suerte, vale. -Manifestó tranquilamente e hizo un puchero, pero... ay, dios... en ese momento no podía tener ternura para con él, más preocupación. 

-¡Vamos a curarte esas heridas! ¡Dios, mío! ¡Te han maltratado horriblemente, Rodrigo! -Canturree y lo jalé del brazo, salimos de café y caminamos hasta un área dónde podíamos tomar taxi, aceptamos la propuesta de irnos en un taxi con un señor de unos cuarenta años, aspecto canoso, mejillas pálidas, sólo encendió la radio y manejó hasta dónde le indique. 

Duramos doce minutos en una bendita cola para poder llegar a mi hogar, él con semblante tranquilo, íbamos en un taxi, tenía la mirada en y... de una u otra manera su mano a solo centímetros de la mía, excelente distracción la suya, pues... yo no tenía ninguna distracción, no con él, estando a sólo centímetros, entonces toqué su mano y acaricié despacio sus dedos, fue mágico, mientras duró. 

Tras doce minutos que parecían una eternidad, llegamos a el tan ansiado apartamento para curarle a don sonrisitas. Bajamos del taxi, pago el taxi yo porque él señorito no tiene dinero, pues fue vilmente robado, subimos en el ascensor callados, busco en mi bolso las llaves de mi hogar, pero... se me caen las llaves, mi compañero me las recoge y coincidimos mirándonos a los ojos. 

El ascensor se abre bruscamente en mi piso, y nos levantamos, me aseguro de que mi acompañante me siga hasta dónde me detengo, mi puerta de apartamento. Abro la puerta, y entramos en mi solitaria y no tan amueblada sala-comedor-cocina, pues sólo tiene un mueble blanco, una alfombra, un televisor, un reloj de pared y cuadros con imágenes de infancia, viajes y familia. Luego mi cocina-comedor se conecta con mi sala, ya que es un espacio abierto y sólo tiene lo necesario, dos sillas con una mesa pequeña, plantas y flores. 

-Siéntate. Iré por lo necesario para curarte. -Expresé y abandoné la sala. Caminé rápidamente a la habitación de invitados, revisé en el closet y encontré rápidamente curitas, alcohol y algodón. Volví a la sala, Rodrigo se encontraba pacífico en el mueble, de vez en cuando cerraba los ojos, seguro se sentía cansado, obvié eso. 

Me incorporé en el mueble en posición de indio, mirando directamente a Rodrigo, tomé delicadamente una de sus manos, rocié alcohol con algodón en sus heridas. Duré al menos cinco minutos curando sus heridas, luego se quedó sumamente tranquilo en mi mueble, era un personaje digno de admirar, se veía precioso, le preparé un té de pasionaria, que deriva de la flor de la pasión, abrí una caja de galletas y serví el té para relajar. 

Volví al mueble y lo encontré plácidamente dormido, dejé el té a un lado y me permití observarlo. 

¿Cómo era posible que lo tuviese ahí durmiendo tan tranquilo? Cosas de la vida, sería. 

Veinte minutos durmió, mientras me dediqué a leer en mi mueble, cociné algo para los dos, pues... quería que comiéramos juntos. 

Preparé Pollo frito con salsa habanera y patatas al horno; para cuando servía mi receta maestra, el hombre que tenía la fortuna de tener en mi hogar despertó desorientado. 

-¿Cómo dormiste?- Pregunté pensativa. 

-¡Lo siento tanto! No he dormido bien los últimos días, tengo mucho trabajo y... debo irme. ¡Gracias por el té! 

-Uy, pero... he preparado algo para comer. ¡No me irás a despreciar ésto que está riquisimo y para chuparse los dedos! 

-No, nena. ¿Cómo crees eso de mí?- Masculló y reímos. Se incorporó en una de las sillas, frente a frente y comimos en silencio, a él pareció gustarle lo que comía, pues no replicó, ni paró de degustar. 

-¿Cómo estuvo? -Interrogué, una vez que terminamos de comer. 

-Sinceramente... he comido pollo de dos personas en mi vida, mi abuela que se mudó a Australia y de ti, está súper bueno y gustoso. -Añadió a la conversación. 

-¡Me alegro de que te gustara! Ha sido un verdadero placer para mí cocinar. -Susurré y sonreí. Una vez terminada la comida, debía fregar los platos, pero los dejé a un lado, pues quería disfrutar de su compañía, me giré y lo tuve ante mí. 

-No deberíamos besarnos, pero... supongo que un beso en éste día no estaría nada mal. -Correspondí a su deseo desde hacía ya varios minutos, y me acerqué, acorté la distancia entre nosotros, lo besé sin prisas, lo disfruté y... tomé del cabello, tirando ligeramente. 

-Quiero de todo corazón que las cosas vayan bien entre nosotros. ¿Me harías el honor de ser mi novia?-Expresó Rodrigo, me miró tan profundamente a los ojos que sentía me iba a partir en pequeños pedacitos, fragmentos. Me quedé totalmente perpleja, casi se me salía la baba. 

-Emmm... la verdad me haz tomado de sorpresa, Rodrigo. -Expresé. -Sí, quiero ser tu novia. -Respondí. No sabía ni qué estaba haciendo con mi vida en ese momento, sólo pensé con los pies en la tierra, o eso creía. 

Acortó la distancia entre nosotros él, me besó profundamente. Ese día no tenía idea de que me pasaría... ni a dónde iríamos, sólo quería intentarlo con él. 

Duramos un rato en el mueble, me sentía boba, quizá eso hacía el amor. Lo miraba a los ojos y sentía un cosquilleo en el estómago, y tanto que critique a mis amigas cuando estaban enamoradas. 





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro