-Hola Migdalia, ¿Te acuerdas de mí?- Hizo una breve pausa esperando que ella le contestara- Bueno, sé que no nos conocimos en la mejor circunstancia pero aquí estamos, parece que seré tu nuevo padre- Sonreía mirando a la niña mientras caminaban hacia su coche- Quizá no tu nuevo padre, podemos verlo como si yo fuera tu hermano mayor- De nuevo otra pausa esperando una contestación que no obtuvo.

Al llegar al lado del coche le abrió la puerta para que subiese, pero antes colocó sus manos sobre los hombros de ella y se agachó para mirarle a los ojos.

-Imagino lo raro que esto debe hacerse para ti. Quizá tienes miedo de volver a aquel lugar después de que me dispare en la cabeza cualquier día de estos pero te prometo que no será así. Tú misma me dijiste que allí había muchos niños buscando tener alguien que viva por ellos, que los quiera, y eso es lo que quiero hacer, quererte. Quiero darte el mejor presente  futuro que pueda, ser tú confidente y a quien acudas cuando tengas problemas o te sientas mal. ¿Vale?

Ella subió al coche sin decir nada. Luego el montó donde el conductor y condujo hasta su casa.