-Uhhhhhh... Ahhhhhhh

Estaba satisfaciendome cuando me detuve y dije:

-Que rayos estoy haciendo?

Paré de masturbarme pero el recuerdo de ese orgasmo pudo más que yo y volví a llevar mis dedos hacia mi clítoris, agarré algo para morder para que ninguna de las chicas escuche mis gemidos, aunque todas ya estaban dormidas.

Aunque me estaba masturbando por primera vez no se comparaba en nada con los dedos o la lengua de Jimin.

-Mnnnnnn.... Ahhhhhhh...

Después de sentirme algo satisfecha me puse a pensar, cada vez que tomo alcohol sucede algo, y en este caso me había masturbado, algo que nunca había pensado hacer hasta hoy, hasta ahora. Me dije a mí misma que ya no tomaría ni una gota mas de alcohol, cosa que al final, no llegué a cumplir.

Llegó el día de mi viaje, me despedí de todos mis familiares y tomé mi vuelo de regreso a Suiza. Ya en el aeropuerto de Zürich, recogí mis maletas y me fuí a la salida, donde puede ver de lejos nada más y nada menos que a Jimin, el muy caradura vino a recogerme.

-Esto es tan propio de tí -Hice una mueca -Tenías que venir a recogerme...

El me vió, caminó directo hacia mí y me abrazó como si nos viéramos en años.

-Érica, por fin regresaste. Te extrañé mucho querida sobrina!

-Ahora soy tu sobrina!? -Solté una risa- Parece que te has olvidado de lo que pasó el quince de febrero

Automáticamente dejó de abrazarme para plantar una sonrisa arrogante en su rostro.

-Como podría olvidarlo, fué la mejor noche de mi vida. Es más, hasta te perdono el rodillazo que me diste.

Llegué a percatarme que mi primo venía hacia nosotros y me desprendí a correr para abrazarlo con mucha ternura.

<Si tú hubieras estado conmigo en Perú Jimin nunca me hubiera lastimado>

-Cómo estás, primito? Tenías que haber estado en Perú.

-Se ve que sin mi presencia ya nada es igual jajaja.

Erick me hizo soltar una carcajada. Jimin, aunque intentaba disimularlo, estaba celoso por la forma tan diferente que trataba a ambos. Después, ellos llevaron mis maletas al auto y nos fuimos a casa.

En los días siguientes mi tío actuaba conmigo de lo más normal, como si nada hubiera ocurrido, como si nunca se hubiera acostado conmigo, como si nunca me hubiera acosado y como si nunca me hubiera dicho todas esas palabras morbosas... Es más! Hasta de mudó a otro apartamento, desde ese día su presencia en casa disminuyó notablemente, en los meses siguientes se hizo cada vez más raro que se pasara, y cuando yo tenía que llamarlo el me trataba como lo que era, su sobrina... Tal pareciera que ya no valiera la pena el insinuarce porque ya había hecho realidad lo que quería.

Al principio quería matarlo, en serio me daba mucha bronca su cambio de actitud porque eso solo me hacía sentir aún más usada, pero poco a poco desistí en vengarme de él... Tal vez porque una parte muy dentro de mí todavía lo quería y tenía miedo de lo que pudiera pasarle, por lo que decidí callar.

En las siguientes semanas mi vida continuó de lo más normal hasta que supe que tenía que hacistir, o mejor dicho, estudiar, en una escuela que se encontraba en las afueras de Zürich, exactamente en el cantón de Interlaken, en la montaña, pero para mi suerte sería en octubre así aún me quedaban varios meses para asistir.

En ese tiempo todo siguió igual. El dos de mayo cumplí diecisiete, todos vinieron para celebrar mi cumpleaños, pero Jimin, extrañamente, no asistió, aunque para mí no era tan importante su presencia en ese momento, sin duda alguna, fué algo que me sorprendió.

Llegó el verano y yo ya no podía tomar más vacaciones largas porque las había usado en febrero, pero aún me quedaban dos semanas; decidí tomarlas para las dos últimas de julio porque unas amigas habían decidido pasarlas en Italia y me animaron para ir con ellas. Nos fuimos a Génova, me divertí muchísimo.

Todo el mes de agosto lo tuve que pasar en Zürich, los fines de semana que tenía libre me iba de Fiesta con mis amigas, pero en ninguna de esas ocasiones me encontré con Jimin... Antes siempre me lo encontraba en todas partes, pero ahora, nada.

No sabía absolutamente nada de él, parecía que la tierra se lo había tragado, no se pasaba por la casa a nada y no me llamaba... En cambio, yo, ya no era la misma Érica, en algunas ocasiones cuando me bañaba, y el agua se deslizaba por mi piel y llegaba a mi vagina, empezaba a recordar aquel delicioso orgasmo, comenzaba a bajar mis dedos para masturbarme, pero ni siquiera se acercaba al placer que me proporcionó aquel orgasmo...

Yo había cambiado, y el culpable ni se aparecía.