Como yo no era egoísta, accedí. Jimin se sacó el short y pude ver a plenitud su enorme polla. No sé cuántos centímetros tenía exactamente esa cosa, yo calculo a simple vista unos 20 o 21 centímetros. Sin pensármelo dos veces la agarré del tronco y me la metí a la boca.

—Ahhhh, mmnnnnn. ¡Que Rico sentir tu boquita! Chupamela, es toda tuya.

Y si, aquél trozo inmenso de carne era solo mío.

Había escuchado a mis amigas que habían tenido sexo antes de mí, que a los hombres les encantaba que le hicieran sexo oral. Una de ellas me dijo que la primera vez que lo hizo le dió asco, pero cuando lo hizo con un chico que de verdad le gustaba lo disfrutó muchísimo.

Yo, muy por el contrario de mis amigas, no me pareció para nada desagradable, al contrario, me gustó aún más cuando veía las muecas de puro placer que me brindaba mi tío... Sentía como me mojaba aún más y le ponía todo mi esfuerzo en que él se sintiera complacido y sobre todo, orgulloso de mí.

Por desgracia, como era mí primera vez, mis movimientos eran torpes he inexpertos, pero Jimin me enseño como Debía de hacerlo.

—No te Apresures ni te desesperes en chuparmela. Tómate tu tiempo. Debes hacerlo lentamente, succiona la cabeza y haciendo giros con tu lengua bajas y subes. Las manos van al compás de tu boca. Recuerda: Lames, succionas, y das giros con tu lengua... No te olvides de usar las manos. ¡Vamos princesa! Se que tu puedes hacerlo mejor.

Seguí las indicaciones al pie de la letra hasta que pude aprender. Todo es cuestión de agarrarle el ritmo. Hacía giros con mi lengua al rededor de la cabeza de su polla y luego me la metía hasta adentro para después seguir succionando y masajeando con mis manos el tronco y parte de sus testículos.

—¡Si! Así, Erica. Ahhhh. Que rápido aprendes. Ohhh, no te detengas.

Motivada por sus palabras seguí con el ritmo que había marcado poniéndole más ahínco.

—Ahora chupamela más rápido. ¡Mas rápido, princesa! No te detengas hasta hacerme venir... Quiero correrme en tu boca y que te la tomes toda, no me dejes nada.

Con la mano derecha agarraba su polla y con la otra me masturbaba. Cada vez se me hacía más excitante ver cada mueca y gesto de placer en esa atractiva cara, y lo mejor de todo era que ese placer se lo estaba dando yo!

Jimin si que gozaba con mi mamada.

Me fascinaba que el también se sintiera complacido, no quería ser yo la única que la pasara bien.

Empecé a chupar cada vez más rápido poniendo toda mi concentración en no parar... No quería detenerme hasta que esa polla, esculpida por los mismísimos dioses, estallara en mi boca.

—Ahhhh... Ohhhh... No te detengas, Érica. Estoy a punto de explotar.

Apreté más el agarre hasta que la inminente corrida llegó llenandome cada espacio de mi cavidad bucal con ese espezo líquido blanco y pegajoso.

—Ahhhhhhhhhhhhhhh —Fue lo único que salió de su boca tras la corrida.

Yo me trague toda su leche. No sabía mal, pero era muy salado a mi parecer, pero aún así, no me importó. Ahora estábamos a mano en cuanto a otorgar placer se refería.

Y aún me faltan muchos placeres por descubrir esta noche...