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CAPÍTULO 8

Cinco meses, de los que mi memoria borró todo recuerdo que tenia.

Los doctores decían que era un bloqueo mental que había ocasionado el accidente, ¿qué accidente? ¿qué pasó? ¿donde fue? Mi familia no me quiso decir. Me han ocultado muchas cosas, pero llegó el momento de averiguar, no me quedaré con las manos cruzadas.

No.

Sé que puedo recordar, sé que lo puedo recordar, el hecho de saber que existen esos bellos ojos me hacen sentir bien, como si él estuviera en alguna parte viéndome a través de ellos, queriendo transmitir su amor.

¿Me estará buscando? ¿Aún soy importante para él? No tengo idea si él sabe que estoy aquí, si mis papás le dieron una explicación, si Ivanna le dijo de mi perdida de memoria, no sé ni cómo las cosas terminaron entre el y yo.

Tantos escenarios que mi mente a creado para ver si alguno llega como un recuerdo, pero nada, ni una sola pista y eso me frustra, me enoja con todos, pero especialmente conmigo misma.

Ethan, Ethan, si te viera en estos momentos te llenaría de preguntas.
¿Cómo fue nuestra historia? Por qué se supone que tuvimos una.

Sonrió ante ese pensamiento.

Mi primera historia de amor, y no la recuerdo; que cosas, toda mi vida pensando en el chico ideal y me pasa esto.

—¿Scarleth? —dejo el libro a un lado y veo fijamente a mi madre.

—¿Si? —digo lo mas sería que puedo, borró mí sonrisa inmediatamente veo que se acerca a mi.

Mi madre cuida sus pasos, se acerca con cautela, aún no hablamos mucho desde la vez que no me quiso hablar de él.

—¿Podemos hablar hija? —aprieto los labios intentando no reírme.

—No es lo que estamos haciendo.

Su rostro preocupado, cambia repentinamente a esa máscara fría de la que sí tengo memoria.

—Deja de comportarte como una niña Scarleth, estoy aquí dejando mi orgullo a un lado —bufó. Esto es peor de lo que imagine. Me levantó de la silla bruscamente, tomó mi libro y me dirijo a las escaleras.

—¡Scarleth!

—¿Qué? —no dejo de caminar. —¿Vamos a hablar de Ethan? Sino, no me interesa quedarme.

No contesta. Y yo no hago el intento de convencerla a que lo haga.





Mi relación con mi familia está de lo peor, ahora mis padres vigilan mis pasos, contrataron a un chófer para que fuera a dejarme y a traerme a la escuela, no me dejan tener ningún dispositivo electrónico a mi alcance y no me dejan salir a ningún lado.

Todo es diferente a lo que yo recuerdo.

Mis mejores amigos, no son los mismos, casi nunca están en casa y cuando lo están se la pasan encerrados sin verme, sin quererme dar respuestas.

Aún no me acostumbro a estar aquí, Londres no es un lugar en el que me imaginé vivir. Y menos sintiendome tan sola, es un verdadero infierno, sería lindo si fuera en otras circunstancias. Lamentablemente, para mí desgracia, las cosas no son así.

—¿Por qué no recuerdo nada? —es la pregunta que siempre ronda en mi cabeza, desde que me despierto hasta que me acuesto.

Aún recuerdo el día que desperté en ese hospital, todos pensaron que yo estaba bien, que todo en mi era normal hasta que se dieron cuenta del pequeño detalle de que no recordaba algunos detalles irrelevantes de mi vida.

—Ay, cariño, ya estás mejor, solo fue el golpe ¿Cómo te sientes? —murmuro preocupada y a la vez con un tono dulce.

Raro de ella.

No sabía que me había pasado, estaba confundida ¿por qué entro mi madre a la habitación con el padre de Ivanna de la mano? no comenté nada, me estaba haciendo la idea de que estuve mucho tiempo aquí.

—Bien, me siento bien —mencione sin ganas. El dolor de cabeza me estaba matando, pero no le iba a decir a mi mamá por qué se pondría como loca. Ya la conozco.

—El doctor dijo que podrías salir mañana mismo, no hay nada de que preocuparse. —cuando termino de hablar miró a Nathaniel y le plantó un beso en los labios. Esto era incómodo.

—¿Cuánto tiempo llevó en esta habitación? —se separaron. Jessica se sentó en la orilla de la cama mientras acariciaba mi mano.

Estaba nerviosa, su respuesta me daba miedo. Qué iba a decir ¿un mes?, ¿dos?, ¿un año?...

—Solo fue una semana cariño. 

Fruncí el ceño.

—¿Una semana? —pregunte, sin poder creerlo. No, eso no podía ser, en una semana no creo que ella pasará de evitarlo a besarlo en público.

—¿Por qué lo preguntas mi amor? — se acercó más a mí y tocó mi frente. Ahora que la tenía más cerca podía verla mejor. Se veía cansada, pero feliz, sus ojos mostraban un brillo que no había visto antes.

—Mamá... —me observó fijamente. —Siento que algo no está bien en mi.

Solo dije eso, volteó su cabeza pidiéndole a Nathaniel que se acercara.

—¿Por qué dices eso cariño? —su voz sonaba mas preocupada. Esperaba que abriera la boca y le contara lo que sucedía, pero tenía pánico de que al contarle no me diera respuestas, o que me las diera pero no fueran de agrado.

—Es que... —suspire —No sé porque están juntos —los señale —que yo recuerde tú y él no podían estar solos en una habitación.

Se incorporó al lado de Nathaniel, mi madre se llevó las manos a la boca, tratando de ahogar un gemido.

—¿Mamá?

Mi cabeza era un caos, apenas había despertado hace un día, y necesitaba saber qué es lo que ocurría conmigo, no me sentía bien, como si me faltarán cosas irrelevantes en mi, el solo hecho de ver a mis mejores amigos de la mano y el de ver a mi mamá igual sólo lograban que formulará ideas locas.

—Necesito que me digan algo. —mi madre se había quedado en shock.

—¿No recuerdas nuestra boda? —comento Nathaniel. Abrí los ojos como platos, lleve mi mirada del uno al otro sin poder creerlo, al principio pensé que era una broma, pero después quite esa idea de mi cabeza, se notaba que también les afectaba esto.

Negué lentamente, mis lagrimas empezaron a caer. Me tape la cara y solloce en silencio.

—¿Cuál es tu último recuerdo Scarleth?

Sin levantar mis ojos, respondí.

—Era viernes en la noche, había bajado a cenar, pensé que sería una linda noche, pero mi mamá y yo discutimos. ¿Lo recuerdas? —levante los ojos para verla y ella asintió.

—Scar, eso fue hace 5 meses.

Todo me había afectado de una manera que no puedo explicar, no puedo decir que extraño a Ethan, por qué no lo recuerdo, solo sé que lo conocí por qué una parte de mi se empeña en hacerme saber que fui feliz, el solo hecho de dibujar sus hermosos ojos, trajo en mi un sin fin de emociones. Las cuales no reconocí.

Después de que dibujara sus ojos, Ivanna y Matthew se encargaron de contárselo a mis padres. Mi madre se puso histérica, y yo los odie a ellos por ser tan entrometidos.

El caso de todo esto, es que debe de haber una razón por la que se niegan rotundamente a hablar de él. ¿Por qué lo hacen? Si Ivanna me dijo que con el aprendí a amar.

—Tantas preguntas y todas sin respuestas.

Al otro lado del mundo...

—Viajaremos a Londres, buscaremos en todos los lugares, sabemos que el padrastro de ella trabaja en un hospital, empezaremos buscando allí. —mencione a todos. Éramos cinco en total en aquella mesa.

Tomás y Sofía, Lucía, Jack y yo.

Todos se habian ofrecido voluntariamente a ayudarme.

Mi hermano y su novia conocían perfectamente Londres, Lucía era muy buena buscando información, cosa que había sacado de la loca de Vanessa que era un asunto muy aparte y que me preocupaba un poco y Jack me estaba demostrando que era una persona en quien confiar, al principio dude en meterlo en el plan por el hecho de ser el exnovio de Scarleth, pero analizando las cosas él puede ser de mucha ayuda.

—¿Para cuándo compraste los boletos? —pregunto Tomas a Lucía.

—Para dentro de una semana.

Perfecto.

Estaba nervioso, mi instinto me decía que la iba a encontrar pero una parte de mi decía que me llevaría con tremenda sorpresita.

Y tenía miedo.

Miedo de que ya no me amara, de que ya no le importará.

Pero mucho más miedo, a qué yo sólo fuera un recuerdo para ella.

—Ethan, ¿Estás preparado, todo está listo ya? Disfruta esta semana aquí, repasa lo que le vas a decir cuando la veas, por qué seguramente correrá a tus brazos. —murmuro Jack, dándome una palmada en el hombro.

Me recordaba tanto a mí mejor amigo.

—Gracias Jack, sin ti no sé que hubiera hecho.

—Y ¿nosotros que, estamos pintados? —dijo mi hermano con una mueca, sabía que sólo bromeaba.

—No te pongas celoso, sabes que te amo. —hizo una mueca para después lanzarme un beso imaginario.

Y con eso empezaron las risas.

Si, estaba feliz, después de mucho tiempo me sentía bien.

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