Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

~ 38 ~

—Voltéate. Mírame. Mírame —repitió, tomándolo por la garganta. Las manos de Seokjin lo sujetaron sin mucha fuerza, pero fueron certeras.

Taehyung lo obedeció. Con los ojos nublados y un poco de saliva atorando su voz, logró enfocar su visión en el mayor después de intentarlo con insistencia.

Seokjin le robó el enésimo beso de la mañana y se tragó un jadeo grave de Taehyung cuando introdujo su medio por donde estaba entrando su miembro, después de sujetarle el cuello con sólo una mano. Continuó embistiendo. Tae gemía en voz baja aferrando sus dedos a las sábanas. Estaba de costado y Jin lo penetraba en cucharita. Hasta que el mayor decidió que necesitaba verlo y él dobló su cuello tanto como pudo para someterse.

La mañana había comenzado con una llovizna ligera. Habitualmente solían despertar tarde y desayunar en la cama, y esta vez la rutina cambió luego de que los besos matutinos no bastaran. El libido de ambos seguía en las nubes. El sexo era fantástico, Taehyung sabía que cada vez que se acostara con Seokjin terminaría completamente saciado. Y sentía ese interminable deseo de que su novio se lo hiciese como solamente él sabía. Jin era el mejor, y esperaba ser el mejor para Jin también.

Sus piernas sí estaban sanas, por lo que flexionarlas, separarlas y elevarlas les permitía variar las posturas tanto como sus músculos lo permitían. Seokjin soltó su cuello para elevarle una pierna hacia arriba e impulsarse más en su interior. Y Taehyung dejó que un lado de su cabeza tocara el colchón mientras su voz se cortaba. 

Sentía que le costaba respirar, que no podía hacer más que gemir como perra en celo por la fuerza y la rapidez con la que los embistes de Jin llegaban a su ser. 

Aunque recientemente hubiera descubierto las maravillas del sexo lento lo suyo definitivamente era ser azotado con toda la fuerza de mundo. Era un sumiso acostumbrado al maltrato, pero con Seokjin se sentía como lo que debía ser: sexo placentero y rudo. Sin violencia de por medio, sin insultos ni denigración hacia su cuerpo, sin golpes violentos ni movimientos que pudieran producir dolor e incomodidad. 

Por eso se asombraba tanto de que Seokjin supiera exactamente el cómo. Y es que su novio era tan increíble que jamás llegaba a ser un dominante agresivo. Dentro de toda su firmeza la dulzura jamás desaparecía. Dentro de sus ojos grises perdidos en la oscuridad de la excitación todavía podía distinguirse un brillo único que conservaba con cada mirada, por breve que fuera. Cuando sus manos presionaban en su cintura, en sus muslos y en su espalda, Taehyung no sentía ni una sola pizca de temor. Le costaba mucho recordarse dándole aquel empujón la noche en la que llegaron a casa y se besaban como locos. Y le costaba imaginar que pudiera entregarse a otro cuerpo que no fuera el de Jin.

—¿Lo sientes profundo?, ¿Mmm?, Estás apretándome tan bien. Dime lo mucho que te encanta.

—M-me encanta, hyung —obedeció.

Taehyung sentía los golpes continuos sonando fuertes y audibles. Su cuerpo rebotaba hacia adelante una y otra vez.

—Dime que eres mío.

—¡Ah~! —gimió—, Soy tuyo, ¡Tuyo!

—Mío, así es. Sólo mío —Seokjin jadeaba con voz profunda sin detenerse—, Me encanta cogerte. Me encanta ver tu rostro cuando estoy dentro de ti. Me encanta llenarte con mi verga, sentirla crecer en tu apretado agujero. Me gustas tanto, Taehyung —susurró a su oído.

—¡Jin! ¡Ahh! ¡¡Tan bueno!! —Saber que excitaba a su hombre era impagable. Saber que Seokjin lo disfrutaba tanto como él era el premio mayor. 

—Te ves tan hermoso... Eres perfecto, bebé. Perfecto.

Una de sus manos lo apretó en una nalga. Tae tenía su trasero marcado de rojo, las bofetadas y los apretones de Seokjin se sentían malditamente bien. 

—¡Hyung! 

Jin se apartó despacio.

—Ven aquí —sus manos lo mantuvieron cerca aunque salió de su cuerpo. Movió a Taehyung hasta recostarlo en la cama, con la espalda en medio de las sábanas. Separó sus piernas mientras lo oía jadear—. Recuéstate —le dijo al ver que Taehyung se esforzaba por colgarse a su cuello—. Quiero verte.

—Mmm —en cierto punto era normal que Tae se comunicara sólo mediante cortos sonidos, sin usar palabras. Jin sabía interpretarlos a la perfección. Sin obedecerle, Taehyung volvió a intentarlo hasta estar sujetando a Seokjin—. Bésame.

Jin lo besó. Y segundos después lo penetró. 

Aunque en realidad quería tomar distancia como estaban hacía segundos, prefirió consentir a su novio. Tae quería aferrarse a él y no dejarlo ir. Enroscó las piernas en torno a la cintura del mayor, y gimió gustoso bajo las estocadas continuas.

—Jin... —susurró despacio mientras el mayor enterraba la boca en su cuello para marcarlo. Ya tenía algunos hematomas por la noche anterior en la tina, pero Seokjin nunca obtenía suficiente y él estaba bien con eso. Y cuando el ritmo volvía a acelerarse llegaba el punto exacto en el que todo el calor retornaba, las sensaciones en la piel se disparaban como una descarga eléctrica y los sonidos se amplificaban—. ¡¡Jin, ah, ah, ah!!

—Dame tu lengua —Seokjin sacó su lengua y exigió la de él. Los besos ya no eran más que lamidas desordenadas y saliva deslizándose en ambas bocas. Jin, estando arriba, se sostenía con sus brazos firmes al colchón. Sus bolas daban al ras con el trasero de Taehyung, embistiéndolo fuerte y certero—. Te sientes tan bien. Sigue apretándome. ¡Más! ¡Hazlo más!

—¡Oh, sí! ¡Sí! ¡Jodida m-mier-da! ¡Seokjin! ¡¡Seokjin!!

El respaldo del somier golpeaba contra la pared. El colchón temblaba bajo el ritmo intermitente, las sábanas parecían encendidas en fuego. El sudor estaba tan mezclado con el sabor de sus jadeos, de sus gruñidos y sonidos obscenos. Empujando, saliendo y entrando más rápido.

Taehyung veía su pene erecto rebotando en el espacio entre su vientre y el de su novio. La continua fricción se sentía bien, lo suficiente como para sumarlo a la estimulación constante en su próstata.

Cuando consiguió voltearse y ponerse en cuatro, dejó que Jin lo jodiera con todo lo que podía. Tanto así que al cabo de pocos minutos terminó de rodillas en medio de las almohadas, con las palmas de ambas manos y el pecho contra la pared, por encima del respaldo del somier que seguía golpeándose intermitente. Seokjin bombeaba aquella erección con su diestra y se aseguraba de mantener el ritmo constante. Taehyung en su mano se sentía increíble. Taehyung alrededor de su pene se sentía incluso mejor. 

Al momento de tocar lo más alto del orgasmo, Jin se lo hizo saber en voz alta. Creyó que su novio se apartaría, desde hacía tiempo Tae tenía esa extraña fascinación porque acabara en su boca o su rostro, pero esta vez le rogó que acabara en su culo. Nada mejor que eso para el mayor.

Jin gruñó y se quejó con jadeos mientras su líquido desbordaba del agujero de Taehyung. Fue cuidadoso al momento de retirarse, lo que hizo sin mucha dificultad gracias a la abundancia de fluidos mezclados. 

Su diestra ganó velocidad e intensidad, todavía seguía tras el menor cuando retomó la masturbación usando toda su mano y también sus dedos. Taehyung se corrió apenas un momento después, sucumbiendo ante el placer desmedido de recibir caricias también en el pezón que tenía el accesorio metálico, besos y mordidas leves en su oreja izquierda y el cuello. 

Seokjin amaba masturbar a Taehyung. Necesitaba de tres cosas para verlo correrse de forma bestial retorciéndose en gemidos. Estimulación en sus tetillas, en su cuello o cerca de algún oído -el izquierdo tenía resultados más rápidos- y, obviamente, un bombeo circular ascendente y descendente desde la base y hasta el tope en su pene. 

Lo vio desplomarse con los codos en las sábanas, contrayéndose en un par de espasmos que sólo evidenciaban su excitación cuesta abajo, y su voz grave rasgando el aire pesado que caía sobre su peso. Taehyung estaba completamente agotado, sentía que toda su existencia era como un río: líquido, mojado, derramándose sin límites.

—Bebé, ¿estás bien? —Cuando Jin notó que no se movía demasiado se apresuró a recostarse a su lado.

—Fantástico —respondió arrastrando las consonantes, inmóvil—. Tus piernas ya están bien, ¿no es así? Pude... notarlo.

—Están mejor, sí, pero no del todo recuperadas.

—Dios, el día que eso suceda necesitaré una silla de ruedas —sonrió cuando escuchó reír al mayor—. Me gusta que me cojas así. Quiero que lo hagas siempre, maldición. Siempre que nos acostemos te quiero embistiéndome con todo. Justo igual que hace un momento.

Jin le besó un hombro antes de permitirse aplastarlo un par de segundos. Taehyung se quejó con una risa adolorida y Seokjin aprovechó para besarle la espalda un poco más. 

Tomó aire mientras se abrazaba a una almohada y hundía el rostro en la suavidad de las sábanas.

—Jin...

—¿Sí?

—Ah, justo ahí —cerró los ojos y dejó que las manos de su novio siguieran presionando en su espalda.

—Algo te preocupa —adivinó el mayor. Taehyung era legible para él. 

—Sí y no. En realidad muy poco. O más o menos... De acuerdo me preocupa bastante.

—¿Qué cosa?

Tae se sentó en la cama y lo miró fijamente.
—¿Qué vamos a almorzar?

Jin sonrió.
—¿En serio?

—Sí, tengo hambre. 

—Eso no era lo que pensabas decir, tesoro. 

—No, en serio —insistió—. Me preocupa porque- porque no compramos nada, hay que ir a algún almacén y no tenemos coche. Lev no está para hacer los mandados y eso significa que alguno de los dos deberá salir.

—Podemos salir los dos —le dio un pico—. O los cuatro, con Tannie y Yoonie. ¿Qué dices?

—¿Con ellos?

—Sí, tampoco es como si fuéramos a comprar demasiado ¿no crees? Podemos tomar algo de aire y luego regresar. Te prepararé lo que quieras.

—Pasta.

—Ya lo tenías pensado, ¿eh? —Jin envolvió sus brazos al cuello del menor y lo atrajo para darle otro beso. 

Taehyung se dejó y segundos después estuvo abrazándolo con fuerza.

Siempre se quejaba de que su novio no fuera oportuno para hablar sobre ciertas cosas. Tae no quería estropear el momento, por lo que decidió mentir a último momento. 

En realidad la comida no era algo que le preocupara. 

Quizás tuvo un momento sensible. Tae no solía ponerse emocional muy seguido, pero lo hizo cuando Seokjin repartió cálidos besos en su piel. 

No quería regresar a Seúl. No quería pensar en sus jefes, ni en las advertencias de Soo Yun o en la misteriosa chica cuyo seudónimo era Princesa. No quería sentir que eran sus últimos días juntos o felices. Jin merecía algo mejor que seguir gastando dinero para protegerlo. 

—¿Te vas a duchar primero? —le preguntó Seokjin, sacándolo de sus pensamientos.

—Sí —Tae se quitó las sábanas que cubrían parte de su cuerpo y logró sentarse en la cama. Estiró los brazos hacia el techo y finalmente se puso de pie.

Posiblemente el agua de la ducha le ayudaría a calmarse.

♦♦♦

Lunes, 11:53 AM

Seokjin hizo la cama y envolvió una toalla su parte baja para salir al comedor. Yeontan lo saludó con dos ladridos y la lengua afuera, en cambio Yoonie movía la cola de un lado a otro sentado en un cojín del sofá.

—Buenos días a ambos. ¿Tienen hambre? —Jin buscó el bolso donde habían empacado las pertenencias de sus mascotas y dejó junto a la encimera de la cocina ambos platos. Llenó los dos y Tannie corrió hacia el suyo—. ¿Tú no tienes hambre? —miró al gato blanco—. Yoonie no me mires así. 

A veces los ojos azules del felino podían ser bastante fríos.

—¿F-fuimos muy ruidosos?... Uhm, lo tendré en cuenta. Perdona.

Cualquiera viéndolo pensaría que había perdido la cabeza. Pero para Jin el disgusto evidente de su gato era una prueba más de que estaba ligado a Yoongi. 

—Supongo que si no dormiste bien no querrás venir con nosotros ahora —Yoonie elevó el mentón hacia el techo y puso su cola en vertical para girarse y trepar hacia uno de los muebles que funcionaba como aparador—. No sé si debas estar ahí —pero el gato blanco se acomodó y comenzó a bañarse lamiendo sus patitas. Jin supo que no le importaba si estaba permitido. Y también supo que no podría sacarlo de la cabaña.

Rindiéndose con Yoonie, regresó a la habitación para cambiarse. 

Fue entonces cuando recordó que había perdido de vista su teléfono. 

El sexo en la tina burbujeante fue muy bueno. El de la mañana fue incluso mejor; pero en medio de tanto Jin olvidó completamente dónde había dejado su móvil. Buscó bajo la cama, y allí lo encontró. 

Su expresión cambió cuando notó que tenía llamadas de un número desconocido. Le bastó un momento para saber quién podría ser.

Comprobó que la ducha siguiera sonando antes de animarse a devolver la llamada. Su pecho comenzó a cerrarse, ¿serían malas noticias?, ¿buenas noticias?, ¿noticias de alguna estrategia?

Alguien respondió.

—B-buenos días —tartamudeó, reprendiéndose por haberlo hecho—. Tengo llamadas de éste número. 

Kim Seokjin, ¿correcto? —la voz masculina de un hombre lo sorprendió por completo. ¿No se suponía que debía hablarle una chica?

—Así es. ¿Puedo preguntar cómo sabe mi nombre?

Necesito conocer a todos los jugadores antes de planificar algún movimiento, señor Kim —respondió la voz desconocida. Jin tuvo un ligero escalofrío—. ¿Está Kim Taehyung presente en la misma habitación que usted?

—Necesito saber con quién estoy hablando antes de responderle, señor...

Puede llamarme Dahir.

Dahir. Jin frunció el ceño con confusión. Por supuesto que era un ridículo seudónimo y no un nombre real. La voz de Dahir parecía pertenecer a un hombre de unos treinta o cuarenta, no a la vocecita de una joven menor que Taehyung.

Verá señor Kim, estoy al mando de una organización independiente de la policía surcoreana. Usualmente prestamos servicios para hacer investigaciones, negociaciones o intercambios. En este momento somos consultores de la policía. Tengo entendido que usted es una de las personas que podría ayudarnos en nuestra causa. 

Demasiada información. Seokjin logró acercarse lo suficiente a la cama como para dejarse caer ahí. 

Me gustaría tener una reunión con usted. Considero que es importante que entienda el trabajo que hacemos, y la forma en que lo hacemos. 

—Sí, entiendo —el castaño tomó aire para ordenar su mente—. Miércoles —dijo, esperando que su interlocutor aceptara.

Bien. Miércoles. Enviaré un coche a su residencia pasado medio día. 

—¿Cómo...? Bien, de acuerdo.

Nos conoceremos entonces. Y recuerde señor Kim, debe venir solo.

Solo. Glup.

—Así será. 

—Gracias. Mientras tanto mantenga la calma, le aseguro que nos estamos ocupando del caso. Buenas tardes —sin esperar respuesta, Dahir colgó.

Jin miró el teléfono un momento. Una sensación un poco incómoda llenaba su cuerpo. ¿Cómo dijo que se llamaba su misteriosa organización?, ¿La nombró siquiera?

Verificó que Tae siguiera en el baño antes de decidir llamar a Soo Yun, pero se detuvo antes de hacerlo. Quizás era como Taehyung y solía despertar mucho más tarde. Además, recordó que ella les avisaría en caso de tener nueva información. Jin decidió escribirle un mensaje. El contenido del texto era simplemente "Dahir".

Antes de notarlo, la voz cantarina de Taehyung apareció resonando en la cabaña.

—¡¡Jinnie!!, ¿Ya viste lo que hay afuera? 

El mayor dejó a un lado el móvil y rápidamente miró por la ventana. 

—Woa... —exclamó sobrellevado.

Nieve. Un inmenso manto blanco cubría todo el paisaje disponible a la vista. Tan pulcro y majestuoso que le sorprendía no haber notado jamás en qué momento de la madrugada comenzó a caer.

—¡¡Cielo!! —Taehyung brincaba con la toalla envuelta a su parte baja—, ¿Podemos salir?, ¿Podemos, podemos, por favor?

Jin sonrió antes de aceptar.
—Pero debes abrigarte bien, ¿de acuerdo? 

—¡¿Puedo llevar a Tannie?! No conoce la nieve, por favor, ¡¡le va a encantar!!

—De acuerdo, de acuerdo. Saldremos con Yeontan, creo que Yoonie no vendrá.

—¿No?, ¿Por qué no?

—Estaba, uhm- de mal humor —Jin se encogió de hombros un poco avergonzado.

—¡¡Iré a vestirme ahora mismo!! —celebró el castaño más joven—, ¡¡Vístete tú también cielo, tenemos que darnos prisa!!

Taehyung amaba la nieve.

Seokjin lo vio correr entusiasmado mientras revolvía entre sus prendas y buscaba lo más calentito para vestirse antes de salir al exterior. Él tomó una toalla limpia y se dio una ducha rápida.







12:12 PM

El aire helado lo obligó a cubrirse un poco más en la zona del cuello. Jin estaba de pie cerca de un árbol mientras Taehyung corría con Yeontan dejando sus huellas marcadas uno junto al otro.

Seokjin creía que no había nada más hermoso que oír la risa animada de su novio, verlo tan feliz era su mayor deleite. Mientras veía la imagen del menor junto a su cachorro los sentimientos de protección volvían a llenar su pecho. Haría lo que sea por cuidar de él.

El sonido de las pisadas hundiéndose dejaban un sonido amortiguado y muy característico. Todas las hojas de las plantas de tamaño pequeño estaban cubiertas de blanco, así como los troncos de los árboles más inmensos. El techo de las casas también se decoró con una capa de nieve, los postes de luz, los asientos vacíos del parque, los senderos perfectamente impecables.

Dahir. Todo lo que tenía era un tonto nombre y una reunión pautada bajo las condiciones de su muy especial interlocutor. Jin no temía en realidad, pero le preocupaba no saber exactamente a qué se enfrentaba. Estaba tan inmerso en esos pensamientos que dio un brinco en su sitio cuando recibió el impacto de una bola de nieve en el pecho. Inmediatamente buscó con sus ojos al culpable.

Nada. No había rastro de Tae ni de Yeontan. Seokjin sonrió de lado y se agachó para armar una bola, la cual sería su proyectil en cuanto viera dónde se escondía su atacante.

Caminó alejándose del árbol con cuidado, sus ojos grisáceos recorrieron todo el paisaje, buscando tras los postes, tras los asientos y los arbustos.

De pronto, una idea cruzó su mente.

—¡Tannie! —silvó animado—, vamos pequeño, ¡ven aquí!

Fue cuestión de segundos para que el peludito pequeño apareciera desde detrás de un tronco. Y obviamente, una maldición se escuchó tras él.

Seokjin preparó su postura sosteniendo el bastón con firmeza en una mano y la bola de nieve en la otra mientras se acercaba. Ya tenía la ubicación de Taehyung.

Tannie llegó a su lado con la lenguita afuera y las orejitas triangulares en alto, y volvió de inmediato al sitio del que había salido. Jin prácticamente corrió y lanzó un ¡Ha! anunciado su llegada y su ataque, el que se vio interrumpido por otra bola de nieve que lo golpeó directamente en el rostro. 

El cobarde se dio a la fuga riendo a carcajadas, y Seokjin se limpió el rostro antes de sujetar su apoyo para ir tras él.

Taehyung escogió un auto estacionado como trinchera y comenzó a lanzarle bolas de nieve tan rápido como podía. El muy maldito tenía buena puntería. Seokjin logró refugiarse tras uno de los asientos y también preparó su contraataque. Yeontan veía las bolas de nieve lanzarse y caer y corría y ladraba de un lado a otro, haciéndolos reír a los dos.

Jin fue acercándose de a poco, se le dificultaba encontrar estabilidad para su bastón en medio del suelo nevado, pero eso no lo detuvo a la hora de ponerse en cuclillas y deslizarse de un sitio a otro. Tae cambiaba su posición desde el auto y seguía atacándolo.

—¿Eso es lo único que tienes? —Jin se burlaba porque amaba provocarlo—. ¡¡Fallaste!! —le restregaba cuando el menor no lograba golpearlo con alguno de sus lanzamientos.

—¿Quieres probar esto, Kim?, ¡Vamos, acércate! —Tae hacía que una bola de nieve subiera un par de centímetros en el aire antes de que volviera a caer en su puño.

Jin se arriesgó. Y vaya que se arriesgó porque recibió exactamente tres impactos certeros que no fueron suficientes para detenerlo. Ganó impulso y le hizo un tackle. Ni siquiera él sabía que tuviera tanta fuerza, pero pronto los dos estuvieron riendo en el suelo.

—Y yo gano —dijo el mayor, con su cuerpo aprisionando al de Tae—, Muerde la nieve, Taehyungie —se burló antes de estampar un poco de nieve en su cara.

Taehyung se sabía derrotado pero aún así no para de reír. Incluso su sonrisa cuadrada asomaba bajo algunos rastros de nieve.

—De acuerdo, de acuerdo. Tú ganas.

Tannie se acercó a lamerle la cara y Taehyung cerró un ojo mientras intentaba tomar aire para poder ponerse de pie. Jin se apartó después de algunos segundos.

—¿Estás bien?

—¡Mejor que nunca! —respondió el menor. Se sacudió la ropa e hizo lo mismo con la de su novio—. No jugaba así desde que iba a la secundaria —sonrió con nostalgia.

—¿En serio? Pero nieva todos los inviernos...

—Sí, pero no es divertido jugar solo —respondió Taehyung, ahora limpiándose el cabello—. Tienes nieve en la bufanda —le dijo antes de sacudírsela—, eso está mejor.

—Con lo mucho que te gusta la nieve suena como un desperdicio.

—Una o dos veces me sumé a una guerrilla con los niños que estaban en el parque —le contó—. Es muy divertido. ¡Oh, Jinnie! Sostén a Tannie, les tomaré una fotografía —anunció retrocediendo un poco.

Seokjin obedeció. Cargó al pequeño cachorro entre sus brazos y envolvió la correa a una de sus manos para luego sonreír ante el lente.

Tae cerró un ojo para tener un mejor enfoque, y luego tomó dos capturas.

—¡Muy bien, muchas gracias! Lucen muy bien en medio del fondo blanco, me encanta —Jin se acercó para ver la fotografía y le dio su aprobación—. ¿Podemos tomarnos una nosotros dos?

—Podemos —asintió el mayor.

Taehyung puso la cámara frontal y acercaron a Tannie para la primera toma. Para la segunda, se dieron un dulce y helado beso, que quedó perfectamente inmortalizado en esa bella imagen. Todavía tenían algo de nieve en sus cabellos oscuros y en parte de la ropa, pero la forma en que sus rostros encajaban y sus labios se unían los mostraba como una más de aquellas parejas de enamorados que posaban para revistas. Tae se sentía satisfecho.

—Nos faltó Yoonie —Jin sonrió ante aquella afirmación.

—Vendrá con nosotros en la tarde, cuando vayamos a visitar el cementerio.

Taehyung frunció el ceño.
—¿Llevar un gato al cementerio? —preguntó con duda.

—Debo hacerlo. 

—¿No crees que eso pueda ofender a la familia de Yoongi?, es decir... Si fuera su hermano o su padre no creo que estaría muy de acuerdo —observó Tae.

—Yoonie es... —Jin suspiró—. Un gatito muy educado, no creará alborotos ni nada por el estilo. No puedo dejarlo en la cabaña, tengo que llevarlo con nosotros.

—¿Por qué?

—Porque yo... Porque- tesoro, si leyeras el diario, lo sabrías.

—¿Ahí está el motivo?

—Sí, de alguna forma —aclaró—. Tengo que hacerlo, amor. L-le hice algo muy malo a Yoongi. Visitar a su padre para ir al cementerio es lo mínimo que debo hacer.

—Y llevar al gato —completó, no muy convencido.

—Sí, debo llevar al gato. Cuando lo leas, lo entenderás.

Taehyung hizo una mueca. No podía exigir demasiado, Jin ya le había advertido que todas las respuestas estaban allí. Él sólo debía sentarse y leer, pero una parte suya sentía un poco de temor y ni siquiera sabía por qué.

♦♦♦

Cuando regresaron a la cabaña, Jin se dispuso a cocinar. Taehyung no ofreció su ayuda porque quería terminar el cuadro que había comenzado el día anterior, estaba retratando el patio, que tenía un árbol inmenso y una cerca grande. Sin embargo sus ojos se desviaron hacia su novio, viéndolo en la cocina.

Sin decir nada, tomó un lienzo nuevo y se sentó a una distancia que consideraba ni muy cerca ni muy lejos. Taehyung sujetó uno de sus lápices y comenzó. Había querido retratar a Seokjin desde aquella vez en que comprendió que el castaño de hombros anchos amaba cocinar. Tae esperaba poder capturar toda esa emoción en sus trazos, ya que por fin contaba con material de mejor calidad.

Sus ojos dorados se posaban de a ratos en el cuerpo de Seokjin. En los detalles de su postura y sus movimientos. Los puños arremangados, las manos cubiertas de harina. El delantal ceñido a su cintura, su nuca al descubierto. Espalda amplia, cintura estrecha. Tae sentía que se enamoraba una vez más. Tenía demasiada suerte de que aquel hombre se hubiera fijado en él. Jin era mucho más de lo que alguna vez imaginó encontrar en otra persona. 

Ahí, donde se detenía a verlo prepararle la comida y lo oía tararear en voz baja de buen humor, había mucho más que todos los prejuicios y rumores que alguna vez creyó sobre él. Taehyung presionó un poco el lápiz en su mano. Usó su índice y difuminó un poco algunas líneas que había pintado en tono más oscuro. Jin había hecho demasiado por él. Sin miramientos, sin dudas de ningún tipo. Y las respuestas estaban en su diario. El diario que él mismo le había entregado. 

Taehyung no se lo había dicho, pero a último momento quiso llevarlo. Todavía no estaba seguro de por qué decidió empacarlo en medio de sus cosas, pero lo tenía ahí, escondido en su maleta en la habitación que compartían.

Y aunque tenía una emoción extraña de sólo imaginar qué clase de cosa estaban escritas allí, se dijo que tenía que leerlo tarde o temprano. Seokjin nunca se dejó vencer por una emoción así, él siempre puso a Tae como su prioridad. Era de esperarse que él hiciese lo mismo. 

Era de esperarse que Taehyung devolviera al menos un poco de todo lo que Seokjin le daba. 

Jin siempre decía que podía hacerlo a su tiempo, sin presiones, que no debía sentir cosas como que no daba en la talla ni nada parecido. Que lo amaba. Que era su mayor tesoro y siempre lo sería. 

Y de pronto él se sintió un completo inútil. 

No preguntó porque sabía que Seokjin no le daría una respuesta, pero era obvio que de algún lugar tuvo que obtener el dinero para pagar todo lo que estaba a su vista en aquel momento. El precio debió elevarse un poco más dado que permitían mascotas. Jin no sólo cargaba con él, sino también con el cachorro que se suponía era responsabilidad de Taehyung. 

Y ni siquiera era capaz de ser un verdadero soporte para él, porque seguía sin saber todo lo que Jin había atravesado para poder estar a su lado.

Dejó el dibujo a un lado y sin decir nada se plantó en la cocina.

—Hey, ¿tienes hambre? Estará listo en un momento —le dijo el mayor con una sonrisa.

Taehyung lo abrazó por detrás. Sus brazos rodearon su cintura y dejó descansar una mejilla contra su espalda.

—Gracias, Jin. 

—¿Por qué?, ¿Por ser un chef creativo que prepara manjares?, Ya encontraré una forma de que me reintegres por todos mis excelentes servicios —respondió animado.

—Por quererme aún siendo lo que soy. 

Jin dejó de picar las verduras ante aquel comentario.
—¿Qué dices? —volteó levemente, sin poder verle el rostro.

—Los dos sabemos que mereces algo mucho mejor pero aún así te quedas conmigo.

—Tae... —Seokjin finalmente consiguió girarse a mirarlo. Sus manos, ahora limpias, le tomaron el rostro—. Tesoro, ¿por qué dices eso?

—Porque es la verdad.

—Amor, eres perfecto para mí —le sonrió con dulzura, peinando sus cabellos con suavidad—. ¿Se puede saber en qué tontería estás pensando?

—Conseguiré un mejor empleo. Dejaré el club y buscaré otro que n-nos permita poder pagar todas las deudas. Soy un inútil pero me esforzaré por aprender, así me darán un ascenso en poco tiempo y luego-

—Hey, hey, despacio... ¿Estás así por el dinero? Ya te lo dije, no es un problema. No uno grave al menos —respondió con calma—. Tesoro, tranquilo.

—Lo siento, Jinnie... —dejó descansar sus manos en las del mayor, todavía sobre sus mejillas. Sus ojos dorados se volvieron cristalinos—. Ojalá fuera mejor que esto. Para poder darte todo lo que-

Seokjin le dio un beso. 

—No sé qué te llevó a estar tan sensible de un momento a otro, pero espero que reacciones y vuelvas a reír como lo hacías hace algunas horas mientras paseábamos en la nieve. ¿Qué sucede, cariño? Te adoro. Y no importa el dinero, ni los gastos, ni las deudas ni nada de eso, ¿de acuerdo?

—En verdad eres mi mundo, Seokjin. Eres lo más hermoso que me pasa en años y tengo suerte de que hayas decidido voltear a verme a mí, que soy nada más que un desastre.

—No eres un desastre —Jin le limpió una mejilla apartando una lágrima—. ¿Qué es un desastre para ti?

—Todo lo que yo soy —contestó Taehyung—. Especialmente este manojo de nervios y de inseguridad. 

—Mi amor... —el mayor sonrió con tranquilidad, uniendo sus frentes—. Creí que tu autoestima era más alta pero en realidad sigues siendo tú. Siempre fuiste tú.

Tae lo miró con los ojitos enrojecidos y confundidos.
—¿Qué?

—Nada, no importa. Tienes autoestima pero debes mejorarla. Y debes dejar que pensar en ti como un desastre. Todos tenemos problemas en nuestras vidas, tesoro. ¿Recuerdas que dijiste que confiabas en mí? Hazlo ahora, cuando digo que eres perfecto de la forma en que eres.

—Sólo digo que si- si algún día dices que te cansaste de mí, lo entenderé. Me destrozará, pero lo entenderé.

—Dios, a veces eres desesperante —le dio un beso corto en los labios—. No voy a cansarme de ti, Taehyung. Nunca.

—¿Cómo puedes saberlo?, ¿Cómo puedes estar tan seguro de que nunca llegará el momento en el que entiendas todo lo que realmente soy y decidas alejarte? 

—Porque nos conozco a ambos lo suficiente como para saber que eso jamás sucederá. ¿Te cansarías de mí algún día?

—¡No!

—¿Lo ves?... Me has aceptado. Aunque no te guste que beba vino y a mí no me guste que fumes. Te he aceptado y te amaré, y tú me amarás. Justo como ahora. Vamos a estar bien, amor. En los momentos difíciles es cuando más unidos tenemos que estar, ¿sí?

Taehyung fue quien le dio un beso esta vez, un poco más intenso.
—No permitiré que nadie te haga daño. Ni siquiera yo.

—Jamás me harás daño. Y yo tampoco dejaré que te lastimen. Tenemos que pensar, tesoro. Pensar muy bien cómo actuar, ¿de acuerdo?

Tae lo abrazó con fuerza.

—Confío en ti, Jin. Pero no confío en mí mismo y tengo miedo. 

—Entiendo, descuida —Seokjin lo rodeó con sus brazos también—. Vamos a tratar de planificar todo con cuidado, ¿te parece?... Por ahora tratemos de disfrutar estos días aquí, juntos —sintió que Taehyung afirmaba con leves movimientos de cabeza.

—Cielo, ¿qué pasó con Yoongi? —Jin se apartó despacio—. ¿Puedes contarme?

—Es m-muy difícil hacerlo si no lees el diario.

—¿Necesito leerlo completo para saber? —preguntó con duda—. Siempre que lo mencionas algo parece romperse en ti, ángel —le acarició el rostro despacio—. Y mencionaste a Yoonie. Sólo quiero saber si hay alguna forma en la que pueda ayudarte...

Jin resopló una risa desganada.

—Ver al señor Min más tarde será- probablemente comience a llorar como un infeliz —anticipó—. Puedo explicar lo que sucedió, pero quizás no lo entiendas y más aún, no lo creas.

—Dijiste que Yoonie era Yoongi.

El mayor afirmó con la cabeza.

—Después de un accidente se supone que hay... personas heridas, inconscientes, algunos incluso mueren. Cuando desperté, lo hice en un hospital, pero no estaba herido.

—Pero tus piernas —Jin puso un índice sobre sus labios.

—Sin heridas. Eso me pareció extraño, mucho. Ni un rasguño, ¿lo imaginas? Ni siquiera esta horrible cicatriz en mi rostro —le contó. Sonrió un poco cuando Taehyung le dio un beso en uno de sus párpados antes de seguir escuchando—. Un médico dijo que me habían encontrado desmayado en la acera, sin motivo aparente. Pero yo recordaba el tren, recordaba el sonido de los gritos, el olor a humo, ¿Cómo era posible que estuviese sano y salvo?, ¿Y dónde estaba Namjoon, quien venía a mi lado?...

Tae se mantuvo en silencio. Silencio que a veces no pudo evitar interrumpir con preguntas, pero que Jin hacía callar con sólo un gesto como alzar una mano o darle un pequeño beso.

Seokjin habló de su pánico cuando entendió que el mundo parecía seguir avanzando sin ese accidente. Cuando todos sus recuerdos y los datos de Nam desaparecieron de su vida, cuando llamó a Jimin y la respuesta que obtuvo fue que el rubio ni siquiera sabía su dirección. Habló sobre la llegada de Suga y su muy particular humor y apariencia, y que poco después pudo verlo a él. Al Taehyung de cabello rubio que se colgó a su cuello para decirle de un momento a otro "cielo".

Yoonie despertó y miraba todo con cautela desde su sitio. Estaba especialmente atento a si alguno levantaba la voz y comenzaban a discutir.

—¿Yo era tu novio?, ¡pero eso jamás pasó!

—Imagínate cómo estaba yo... Te hice llorar por mi indiferencia —le contó—. Suga me regañó. Antes de que llegaras me explicó que yo estaba allí porque de alguna forma mi realidad quedó dentro de otro plano. Es decir, el sitio donde había ocurrido el accidente, y el sitio en el que yo desperté eran realidades alternas. Una donde, desde luego, las cosas eran diferentes. Tú eras mi novio —sonrió contento—. Jimin no era mi amigo, y Hoseok era... bien, nunca lo conocí en la infancia.

—¿Dices que todos teníamos roles diferentes?

—¡Exacto! Y apariencias diferentes. Y comportamientos un poco diferentes. Suga dijo que incluso así, las personas somos únicas en todo el universo. Tú eras una mezcla entre un Osito Mimosito y el apático chico que yo conocía que se paseaba por el campus junto a Jungkook —explicó—. En el Mundo Alterno tú y Jungkook no se conocían. Él salía con Jimin.

—Oh, así que el pobre idiota consiguió lo que quería.

—En el mundo alterno, así era. Mientras más tiempo me quedaba, entendía que las cosas estaban demasiado alteradas. Me espanté. Estaba tan asustado que apenas podía dormir, y lloraba como un tonto por cualquier estupidez. Sólo quería regresar a casa. Pero cuando Suga me explicó cómo volver, sentí incluso más temor. Él dijo que yo volvería exactamente al punto donde todo había cambiado... Es decir, el tren accidentado.

—Mierda.

—Sí, mierda. No quería, pero en realidad no tenía más opción. Además, Suga dijo que necesitaba buscar a alguna persona que hubiera estado conmigo al momento del accidente. Que debía encontrarla y contarle mi situación para así llevarla a tomar el tren conmigo y poder regresar. En resumen, era como reconstruir el escenario de mi mundo original sólo que en el mundo alterno. Un tren, mi mejor amigo y la certeza de que creía en mi relato.

—Otra mierda.

—Exacto —sonrió Seokjin—, la única persona en la que pude pensar era en Namjoon, mi mejor amigo. 

—Pero Jinnie, yo también venía en el tren...

—Ahí viene la parte más horrible —Jin suspiró—. Yo no tenía idea de que venías en otro vagón. Quizás tú podrías haber sido mi persona requerida, ya que estabas cerca de mí por ser mi novio. Pero en ese momento no lo sabía. Suga tampoco lo sabía. Él sólo estaba allí para ayudarme a encontrar a esa persona, y cuando nombré a Namjoon, nos pusimos en marcha —explicó—. No te das una idea de lo difícil que fue eso. 

—¿Encontrar a Namjoon?

—Exacto. No nos conocíamos, él era un columnista de una revista muy famosa. 

—Woa, ¿y cómo diste con él?

—Espera, primero debo decirte una cosa. Suga era incapaz de tocarme. Se veía como una persona normal pero en realidad no podíamos tocarnos, sólo vernos y oírnos.

—Como... ¿Un fantasma?

—Algo así. Era invisible para todo el mundo, salvo para mí. 

—¿Por qué?

—Porque yo era la anomalía y él el reparador. Teníamos un vínculo que nos permitía comunicarnos ya que él estaba allí para ayudarme a volver.

—Oh... ¿Y cómo sabías que Suga era Yoongi?

—Tesoro, antes del accidente nunca conocí a Min Yoongi. Suga me dijo que era él, y que en su propio mundo él estaba hospitalizado debido a un accidente que tuvo un par de años atrás. 

—¿No lo habías conocido antes? Pensé que-

—No. Eso lo supe por Suga. Él también estaba atrapado, de alguna forma. Le pasó algo como a mí, tuvo un accidente y luego despertó en un lugar diferente. 

—Di-dijiste que lo habían atropellado, ¿cierto? —preguntó en voz baja—. Y que permaneció en coma.

—Así es. Yoongi quedó atrapado y debido a eso, nunca volvió a despertar. Pero él no era una anomalía como yo. Lo mío fue momentáneo, y yo seguía con vida. Pero Yoongi estaba en coma, y su consciencia se trasladó a otra dimensión. Allí comenzó a trabajar como un "Reparador" ayudando a anomalías como yo. Así fue como nos conocimos. 

—¿Y cómo murió?

—Yo fui el- yo... —Jin bajó la vista un momento—. Sucedió algo y yo pude viajar a su plano. Vine a esta ciudad, gracias a que me pasó sus poderes, y luego lo desconecté del respirador.

La expresión de Taehyung se quedó en blanco.

—Yo le quité la vida —continuó Seokjin, dolido—. Murió porque- porque lo que hice fue empujar- y bloquear la puerta, entonces el- el personal no logró ingresar a tiempo y... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Fue lo más horrible que he hecho en toda mi vida.

—Él te lo pidió, ¿no es así? —preguntó el menor. 

Jin afirmó con la cabeza.

—Pero quizás no debí hacerlo. Yoongi seguiría con v-vida de no ser por mí —se limpio las mejillas con el dorso de su mano—. Se lo arrebaté a su padre, y a su hermano —sollozó—. Y lo peor es que ni siquiera pude estar presente en su funeral. 

Taehyung se acercó para darle otro abrazo tan fuerte como el anterior.

—Quizás seguiría con vida, pero ¿qué clase de vida es estar postrado a una cama sin consciencia? —dijo, hablando sobre su hombro—. Si él te lo pidió, hiciste lo correcto, Jin. Respetaste su voluntad.

—¡P-pero...! ¿Por qué tuvo que pasarle a él?... ¿¡Por qué tuvo que ser tan injusto?! —lloró con pena—. Yoongi no merecía algo así.

El gato blanco se aproximó despacio, para sentarse justo frente a ellos dos, en la alfombra. Sus ojos azules miraban a Seokjin con insistencia.

—Creo que fuiste muy valiente. Y creo que Yoongi sabe eso también, y está agradecido contigo —sobó su espalda con cariño.

Ahora comprendía un poco mejor. Antes de todo aquel acercamiento mutuo, Jin pasaba mucho tiempo llorando. Solía hacerlo a escondidas, en silencio en su habitación. Si lo que acababa de contarle era realmente cierto, él no hizo mucho con su peculiar actitud odiosa y su distancia. Jin estuvo necesitando consuelo desde incluso antes de encontrarlo aquella tarde en medio de la calle. 

Taehyung pasó su mano por los cabellos de su nuca y besó una de sus mejillas.

—En verdad eres un ángel —dijo secándole las lágrimas con sus manos. Y Finalmente pudo verlo sonreírle de vuelta.

Meow —Yoonie se frotó en una de las piernas del castaño, comenzando a ronronear.

Tae fue quien se agachó y tomó al animalito entre sus brazos. Jin se sorprendió al verlos juntos, por fortuna se habían acostumbrado al otro sin ningún problema.

—¿Qué hay con él?... ¿Es Yoongi?

Jin le acarició la cabeza por encima de las orejitas blancas.

—Es él. Primero se acercó a ti, y luego se sumó a nuestra familia. Creo que es una reencarnación de Yoongi. Y de alguna forma parece recordar todo lo que vivió siendo un Reparador —le contó, un poco más calmado—. Ahora somos nosotros quienes cuidamos de él —sonrió con nostalgia.

Tae también lo acarició y Yoonie no dejó de ronronear, cerró sus ojitos y se relajó. 

—Por eso tenemos que llevarlo. Es una buena oportunidad para que pueda ver a su familia.

—Está bien. Eso haremos —aceptó Taehyung. 

♦♦♦

15:13 PM

—¿Y si decidieron mudarse?

—¿Cómo podrían mudarse así nada más? —respondió Jimin, molesto. 

Él y Jungkook seguían de pie fuera de la puerta del departamento de Taehyung, y aún no había respuesta.

—Te recuerdo que Seokjin se mudó "así nada más" de dónde estaba sólo para vivir con Taehyung —observó el más joven.

—Me lo habría dicho.

—Seguro. Lo besaste por la fuerza y su principal prioridad sería avisarte que cambió de dirección, es lo más lógico.

—¿Puedes callarte?, si no vas a decir nada que aporte mejor no digas nada.

—Sólo digo que es la segunda vez que venimos y es obvio que no hay nadie. Y Seokjin no te respondió, así que no tenemos idea de dónde están él y Tae.

—Quizás salieron de viaje —concluyó el rubio—. Si fue por alguna situación mayor dudo que Jin hyung vaya a responder. Podríamos regresar mañana.

—O pasado mañana. O el día después de ése, o al siguiente.

—Ya noté que no te entusiasma verlos.

—La verdad es que no. Pero tampoco pienso dejar las cosas tal y como están —Kook se encogió de hombros—. En fin, si quieres venir mañana hazlo. Yo lo haré el miércoles —dejó de apoyarse contra la pared y fue en dirección al elevador.

Jimin fue tras él para ahorrarse las escaleras y las puertas metálicas se cerraron a su espalda.

—¿Así que hoy no tienes ningún plan retorcido para meterte en mi casa?

—Tú no me quieres ahí.

—Eso jamás te ha importado.

—Cierto. Pero paso de recibir gritos e insultos por hoy.

—Eres un exagerado. Jamás te he maltratado.

—No, no. Has sido el anfitrión más amoroso del mundo, pero qué tonto soy.

—No discutiré sobre lo tonto que puedes ser, pero acusarme de gritarte todo el tiempo convirtiéndome en un loco es inmaduro.

—También es inmaduro que sigas buscando alguna excusa para recibirme en tu casa cuando acabo de decir que no quiero ir.

Jimin frunció el ceño.

—Pues no vengas. Al fin podré descansar de tenerte pegado como goma de mascar a mis zapatos.

—Sí, podrás aburrirte mirando el techo en tu sala de estar. 

—Qué mas te da lo que haga o deje de hacer. No soy como tú, yo tengo amigos.

—Lo olvidaba. Los mismos que se preocupan por ti y tu reciente ruptura, los que estuvieron cuando estuviste ebrio y los que sin duda alguna son mejores que Seokjin, ¿cierto?

—Así que un día te comportas como perro faldero y al otro por poco y me escupes en la cara.

—Qué mas te da lo que yo haga o deje de hacer —Jungkook salió del ascensor y fue directo hacia la salida sin voltear atrás.

El rubio se quedó realmente confundido plantado en su sitio. 

Latigazo de indiferencia. Jungkook no estaba dispuesto a pasar otro día persiguiendo a Jimin. En realidad seguía interesado en él, pero si Park no quería admitir que él también quería o extrañaba tener a alguien con quién hablar, Jeon no estaba dispuesto a jugar como insecto aplastable por segunda vez. 

Le ofreció absolutamente todo a Jimin, y él se negó. 

Quería creer, sin embargo, que aquellas horas en las que estuvieron hablando de forma sincera habían servido de algo. Lo comprobaría pronto.

 ♦♦♦

15:38 PM

Jin llevaba su teléfono apagado. Le pareció lo más adecuado para conversar con el señor Min y luego ir a visitar la tumba de su amigo.

Taehyung tenía en sus manos la pequeña jaula donde viajaba Yoonie. Se sorprendió un poco cuando se detuvieron ante la fachada de una casa pequeña y modesta, en una zona bastante lejana al centro de la ciudad.

Un señor de cabellos blanquecinos y ojos pequeños abrió, mirándolos con duda.

—Señor Min, me da gusto volver a verlo —saludó Seokjin.

Tae vio como el hombre de chaleco tejido en color oscuro suavizaba sus facciones y algunas de sus arrugas se estiraban un poco.

—Es bueno verte, muchacho.






—¿Geum Jae? Consiguió trabajo en el banco. No regresa sino hasta las siete —les dijo a ambos.

Jin dejó salir una risa bajita. El hermano de Yoongi lo llamó banquero cuando se plantó en la puerta de su casa, incluso recordaba su poco amistosa frase sobre que no le interesaba ningún crédito. Era gracioso que ahora fuera él quien trabajaba en un banco.

Él y Tae compartían asiento en el sofá contiguo a donde estaba el señor Min, en su asiento tipo mecedora. Se habían presentado como amigos del menor de sus hijos.

—¿Eso es algún animalito? —preguntó el hombre, con su voz algo quebradiza.

—Sí, espero que no vaya a molestarle —comenzó Seokjin—. Es mi gato, no teníamos con quién dejarlo —mintió—. ¿Le gustan los gatos, Señor Min?

—Oh bueno, no hemos tenido animales aquí en años. Cuando Yoongi era un niño tuvimos un perro durante algún tiempo. Murió de viejo porque lo recogimos de las calles. Mi esposa era la que más consentía a ese peludo de cuatro patas —sonrió—. No tengo nada en contra de los gatos, pero prefiero los perros.

—Justo igual que yo —comentó Taehyung.

—Pero puedes dejarlo salir —le dijo a Jin—. Yo puedo ofrecerles té —hizo un esfuerzo hasta que se puso de pie y caminó despacio hasta la cocina.

Taehyung miró a su novio y luego se acercó a la jaula para abrirle la puerta a un curioso Yoonie. 

El gato blanco salió despacio, mirando todo atentamente. Su esponjoso pelaje brillaba, movió su naricita rosada un par de veces, y olfateó el suelo durante algunos segundos. Taehyung miró de reojo al mayor, quien estaba especialmente atento al felino. 

Yoonie comenzó a caminar con duda. Tae consideró que el relato que había oído de su novio tenía que ser real, por la forma en que él mismo era testigo del animalito pequeño como si estuviese reconociendo su hogar. Lucía entre temoroso e intrigado. Sus enormes ojos azules estaban dilatados, confiriéndole una apariencia inocente.

El señor Min regresó con dos vasos de cerámica.

—Aquí traigo el té —y se detuvo antes de poder seguir caminando al ver a una bolita blanca a sus pies—. Oh, así que es él. ¿Cómo se llama?

—Se llama... Copito —mintió Seokjin.

—Ya veo por qué. Es blanco como la nieve de esta mañana —el anciano sonrió amablemente.

—Sí... —Jin se cubrió un poco el rostro. 

Yoonie miraba al hombre con demasiada atención. Hacía pequeños ruiditos frotándose contra su pantalón, y Jin sentía que podía llorar de un momento a otro. 

Yoongi estaba en casa. Por fin.

Taehyung lo notó y con discreción sujetó una mano del mayor, enlazando sus dedos durante un instante, a lo que Seokjin le devolvió una sonrisa un poco sobrellevada.

—Déjeme ayudarle —Tae se puso de pie para recibirle las bebidas humeantes y regresó junto a su novio al tiempo que el padre de Yoongi volvía a su mecedora—. Tal vez usted sea más de los perros, pero creo que a Copito le gusta usted, señor Min.

—Ahora que lo mencionas, sí, parece muy cariñoso —una de sus temblorosas manos le acarició en la cabeza y en pocos segundos el gato brincó hasta subirse a sus piernas.

—¡Copito! —lo reprendió Taehyung sin sonar demasiado convincente.

—Déjalo, está bien. Parece cómodo aquí —dejó salir una carcajada—. He oído que son buenos animales de compañía.

—Lo son —afirmó Jin, y presionó los labios ante la idea de separarse de Yoonie. 

Si así lo quería, él no iba a negarse. Sabía perfectamente lo mucho que su amigo añoraba a su familia. Perdió a su madre, pero su padre seguía allí. 

—¿Tal vez ahora le gusten los gatos? —se animó a bromear, mientras los miraba atentamente.

El señor Min se mecía despacio con un Yoonie acurrucado sobre su falda. Jin pensó que la imagen era tan tierna como triste.

—Tal vez... —respondió—. Me alegra verte mejor. Aquella vez sostenías esas enormes muletas y ahora sólo traes un bastón más pequeño que el que yo uso a veces.

—Ha sido todo un proceso. Soy afortunado en decir que todos los tratamientos están funcionando.

—Seokjin además tiene constancia y muchos deseos de volver a caminar por su cuenta, espero que se recupere pronto —comentó Taehyung—. Yo también tenía un brazo vendado, y aunque mi movilidad no está del todo recuperada puedo manejar mi brazo mucho mejor que antes.

—Oh, eso es muy bueno. Ustedes se ven como dos jóvenes bastante saludables, creo que si se lo proponen estarán completamente bien para cuando regresen. Porque van a regresar, ¿correcto?Este viejo pasa mucho tiempo a solas. Con mi hijo mayor trabajando durante casi toda la semana no hay demasiado que pueda hacer. Pero despejé la nieve de la entrada apenas desperté —les contó con destellos de entusiasmo en la voz.

—¿C-consideraría adoptar un animalito de compañía? —preguntó Jin, un poco dudoso—. Podría ser un gato. Uno tranquilo que esté aquí para usted.

—No lo había pensado, siendo sincero.

—Uno como Copito.

El gato blanco dio un respingo y volteó a mirar al castaño. Taehyung sintió escalofríos. El felino realmente podía entender a Seokjin.

—Sí, Copito es agradable. 

Pero Copito bajó de la falda del Señor Min y caminó de regreso junto a Seokjin. 

—¿Qué dices? Uno como tú podría quedarse aquí y- y cuidar del Señor Min —balbuceó.

Meow —pero Yoonie no parecía demasiado conforme con esa idea.

—¿Qué tal si llevamos al Señor Min al refugio? —sugirió Taehyung, hablando directamente con el gato. 

Purrr... —eso pareció gustarle más. 

Jin lo miró con duda. Dos maullidos para sí, uno para no.

—¿Te gusta la idea de Taehyung?

Meow, Meow.

—¡Qué inteligente es! —observó el anciano—. Hasta responde y todo.

—¡Los animales son muy listos! —convino Taehyung—, ¿Le cuento algo? Soy voluntario en un refugio de animales en las afueras de Seúl —se puso de pie para acercarse al padre de Yoongi, con su vaso en mano.

Seokjin sujetó a Yoonie con cuidado y lo miró fijamente. 

—Puedes quedarte aquí —susurró en voz baja—, con tu padre, con tu hermano —Yoonie le dio un cabezazo suave a una de sus manos, y Jin entendió que la respuesta, para su sorpresa, era un No.

—Podemos, ¿cierto Jin?

—¿Qué cosa? —volvió en sí luego de escuchar la pregunta de su novio.

—Llevar al Señor Min al refugio. Para que vea si quiere adoptar algún animalito. Tenemos muchos perros adultos que son excelentes para brindar compañía. 

—Lo que dice Taehyung es cierto, uno mayorcito podría funcionar para esta casa pequeña. Un cachorro supondría más trabajo del que a mi edad puedo hacer —razonó el hombre mayor.

 Jin sonrió.

—Me parece una excelente idea.

♦♦♦

La visita al cementerio inevitablemente dejó lágrimas. 

Incluso Taehyung derramó un par después de ver a Seokjin en aquel estado. 

Pero la imagen de Yoonie sentado con las orejitas bajas junto al hombre anciano arrodillado y frente a la tumba de la Señora Min, fue demasiado. 

Los novios estando detrás lo notaron de inmediato. Que ambos lucían marchitos estaban uno pegado al otro como si los dos estuviesen rezando al mismo tiempo. Para Yoonie debía ser doloroso saber que su madre murió esperando que él regresara. Ahora, sus restos descansaban junto a los de su hijo menor.  

Con la fortaleza que le daba tener a su novio abrazándolo, Jin se preguntó una vez más cómo era posible que Yoonie albergara el alma de Min Yoongi si su cuerpo yacía en un cajón bajo tierra. No lo entendía. 

¿Lo sabría algún día?







—Estoy muy orgulloso, ángel —le dijo Taehyung acariciándole una mejilla con cuidado. 

Los dos estaban finalmente de regreso en la cabaña. Yoonie seguía recostado sobre su manta preferida, la que usaba cuando no dormía en el sofá rojo del departamento. Jin todavía repartía caricias sobre su lomo, sabiendo perfectamente lo triste que podía estar.

Tae también estaba en los asientos junto a ellos. Incluso él notaba al animalito decaído. Su pequeño mentón descansaba sobre su manta y sus patitas descansaban a un costado. Algunos de sus bigotitos se aplastaban pero no parecía causarle molestia. 

—No quiso quedarse, pensé que lo haría.

—Quizás tiene otros planes —opinó el menor—. Pero hiciste lo correcto. 

—Me pregunto si realmente es así.

—Es así —Tae dejó descansar su cabeza sobre uno de los fuertes hombros de su novio—. Sé que es así.

Jin también inclinó la cabeza a un lado, sobre la de él.

—Gracias por ir conmigo, tesoro.

—Estoy aquí para ti, Jinnie —levantó su mirada hacia él—. Estamos juntos y seguiremos juntos. 

El mayor se inclinó despacio y lo besó en los labios, sus narices se rozaron con cariño. 

Seguirían juntos, sin importar qué.

Jin rogó en silencio. Por favor, ellos debían seguir juntos sin importar qué.




























♦♦♦♦♦♦♦

Muchas gracias por la espera, personitas bellas!!

Muchas gracias por seguir esta historia y por darle taaanto amor :3

Por favor cuídense mucho!! Yo sigo en cuarentena, estudiando con las actividades on line y tratando de ponerme al día, tengo que seguir leyendo Ananké, Gay For Today y Despierta Omega XD no me he hecho tiempo pero espero estos días continuar esas magníficas historias todas Jintae/Taejin, que por cierto las recomiendo mucho uwu 

Y continuar las mías, desde luego. Les deseo mucha salud y buena semana♥♥♥  


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro