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~ 27 ~

En cuanto Seokjin supo que debían esperar setenta y dos horas para saber los resultados, tomó a Taehyung de la mano y salieron del Sanatorio para hacerse una revisión en otro sitio, uno que les diera respuestas inmediatas.

Escogió una clínica privada. Era un edificio de ocho pisos en una manzana dentro de un vecindario cerrado rodeado de casas que parecían mansiones. Tae tenía cierto gusto por las cosas lujosas, pero sabía de sobra cuál era su verdadero su lugar. 

Para su suerte, Jin podía encarnar el papel de rico indiferente con actitud petulante que sólo veía por lo suyo, y sin importarle lo que fueran a juzgar los demás presentes en la sala de espera, lo abrazó haciendo que se recostara en su pecho hasta que el número que tenían se proyectara en las pantallas digitales que tenían en la vista. 

—Jinnie... —murmuró con una mejilla en su camisa—. Hubiéramos venido aquí directamente.

—Perdona, tesoro. Sé que tienes hambre. En realidad no sabía que tendríamos que esperar tanto tiempo. ¡Tres días es demasiado para un simple análisis!

—Yo no sabía que podían darte resultados casi inmediatos.

—No habías venido aquí, ¿cierto?

Tae negó con la cabeza, apenas moviéndose de donde estaba.
—Siempre espero.

—No más. Podremos saber nuestro estado tan fácil como hacer una fila después de la revisión y la extracción de sangre. Y vamos a estar bien —susurró contra su frente.




—Entonces, ¿dices que mi médico es malo?

—No. Sólo que no es el único profesional con quien puedes asesorarte —respondió Seokjin—. El doctor Shin nos atendió bien, ¿no lo crees?

—Sí. Y bastante rápido.

—Como debería ser siempre —Taehyung lo miró de reojo. A veces olvidaba que su novio venía de una familia bien posicionada—. La próxima vez le avisaré a mi médico de cabecera. Para que sea una consulta a domicilio. No necesitamos hacer filas y esperar.

—¿Eso te molesta?

—Suelo ser impaciente, supongo que sí.

Ambos caminaban tomados de la mano saliendo de la clínica. Jin casi se movía con normalidad, se había acostumbrado a usar su apoyo de forma que no era ningún retraso. Incluso así todavía no podía poner peso en su pierna herida.

—¿"Supongo"? —ladeó una sonrisa.

—Bien —puso los ojos en blanco—, no me gusta esperar. ¿Contento? —Tae soltó una carcajada.

—Pero claro, mi angelito consentido quiere todo tan pronto lo pide.

—¿"Angelito consentido"? —preguntó, un poco avergonzado.

—Es lo mejor que se me ocurrió. Osito Mimosito es otro nivel —se encogió de hombros. Seokjin sonrió.

—¿Soy un consentido?

—¿Tú? ¿Alguien que tiene chófer particular, es dueño de un departamento costoso y usa un rolex en su muñeca derecha?... Vaya, qué buena pregunta.

—Tae... —el mayor le dio un leve empujón, cubriéndose la boca.

—Vamos, Jinnie. 

—Está bien, está bien. Pero no quiero ser como esas personas que se creen mejores.

—Pero obviamente tú eres mejor.

—¡Tae! —ahora le dio un empujón más fuerte.

—Nunca dije que fuera malo, ¿o sí? —Taehyung volvió a su lado. Llegaron al exterior y bajaron por la rampa de la clínica con cuidado. Desde donde estaban podían ver a Lev estacionado justo en frente.

—Sólo... Detenme si alguna vez comienzo a actuar como un idiota.

—De acuerdo. Lo dudo, pero lo haré —Tae le hizo un gesto al hombre mayor con la cabeza, indicando que él le abriría la puerta a su novio. Luego de que Jin entrara, rodeó el vehículo para subir por el lado opuesto.

Lev se puso en marcha de regreso al departamento. 

El menor se acercó a Jin para abrazarlo recostando la cabeza en uno de sus hombros. Soltó un suspiro y se permitió cerrar los ojos un momento. El perfume amaderado llegó a su nariz, y sonrió.

Ambos estaban bien.

—Cielo, no olvides que debemos comprar salsa de soja.

—¡Oh, tienes razón! —se inclinó levemente hacia adelante—. Lev, te daré una lista. Necesitamos algunas cosas del supermercado.

—Como ordene, joven.

Jin volvió a apoyar la espalda contra el asiento.
—Lo estaba olvidando. Necesitamos tener todo para esta noche.

—Jinnie —Tae volvió a acomodarse en él—, no quiero que te sientas presionado. Es sólo una amiga.

Pero Seokjin no podía tomarlo a la ligera. Soo Yun los visitaría en la noche, y él quería darle una buena impresión.

—Quiero que todo salga perfecto. Además, no puedo olvidar que cuando nos conocimos le dije que era tu prometido —se llevó una mano al puente de su nariz—. Me dejé llevar.

—A ella no le molestó.

—Dios ¿¡Cómo pude decirle eso!? ¡¡Ni siquiera me conoce!!

—Pues quiere ser una invitada de honor de nuestra boda, y le dije que sí. Le agradaste, no tienes de qué preocuparte.

Jin estaba demasiado concentrado como para notar que Taehyung usó las palabras "nuestra boda".

—Sí, bien, una cosa es agradarle y otra es que entienda que te quiero de verdad. Yo no aprobaría a alguien que se acerca con aires de grandeza diciendo algo como "prometido". Es excesivo. 

—No, cielo. Estuviste bien —Tae se apretó más contra su pecho—. Es curioso que te sientas inseguro —sonrió—, parecías totalmente confiado esa noche.

—Puedo parecer seguro en todo momento, tesoro, pero a veces son sólo impulsos de audacia.

—¿En serio?

—Sí. Y eso no siempre es bueno.

—En este caso no tienes que preocuparte, Soo Yun es amable. Y ya le agradas.

—¿En serio?, ¿Y crees que la pasta sea suficiente? Porque puedo hacer otra cosa. Pechuga rellena, o salmón, o también carne de cerdo.

—Jinnie —Tae puso un índice en sus labios—. Tranquilo, todo irá bien. Toda tu comida es deliciosa, va a encantarle ya lo verás.

—Pero no es mi mejor plato. No es malo, pero tengo mejores. Y quisiera que ella-

—Volveremos a invitarla en otra ocasión, pero para hoy la pasta será perfecta —le dio un beso pequeño en los labios—. No estés nervioso. Vamos a pasar una buena noche, lo sé.

Seokjin suspiró.
—De acuerdo. Espero que ambos podamos llevarnos bien.

—Por supuesto —le sonrió—, descuida. No es como si fuera a oponerse a lo que sentimos.

—No, pero eres como su hermano menor, ¿cierto?... Dijo que quería asegurarse de que yo no fuera a hacerte daño.

—Uhm.... —Taehyung desvió la vista a un lado. 

No podía pensar en Soo Yun como una hermana, de eso estaba seguro. Podía verla como una amiga ya que se conocían bien. Bastante bien.




Después de varios minutos de viaje, Lev se detuvo frente al edificio donde vivían.

Cuando llegaron a casa, el pequeño cachorro corrió alegremente a saludarlos, meneando la cola de un lado a otro.

Taehyung lo cargó en sus brazos mientras Seokjin iba a su habitación para ver a Yoonie. Hasta que pudieran llevarse bien, lo mejor era mantenerlos separados si ambos estaban fuera del departamento.

—¿Has pensado un nombre? —Jin regresó con el gato en sus brazos.

—Sí. Se llamará Yeontan.

—Creo que es perfecto —el mayor se acercó a ambos con Yoonie en brazos, cuyos ojos azules miraban al cachorro con recelo.

Mientras Jin lo acariciaba con una mano, el felino soltó un bajo pero audible gruñido.

—No, Yoonie. Tannie vive aquí ahora, así que vas a acostumbrarte.

Taehyung miraba al gato con desconfianza.
—Creo que esto será difícil.

—Depende de nosotros —convino Seokjin—. ¿Por qué no buscas el cerco?

—Sí, eso haré.

Tae caminó hacia la habitación donde guardaba las cosas para el refugio y tomó una serie de láminas plegables plásticas que formaban un pequeño espacio hexagonal. Lo armó frente al televisor y colocó ahí las cosas de Yeontan, una camita pequeña, sus platitos y algunos juguetes. El cachorro parecía conforme con el lugar, todavía era demasiado pequeño. Una bolita negra con ojitos saltones y nariz húmeda.

Sólo entonces Seokjin bajó a Yoonie. El gato se frotó contra sus piernas mientras veía atentamente el pequeño espécimen perruno ladrarle a una pelota de hule.

—Hobi dijo que era bueno supervisarlos si estaban en el mismo espacio. Yoonie debe conocer su olor.

—Ambos deben hacerlo. Jin —lo llamó— hay algo que está molestándome.

—Dime.

—Uhm, pero no es por ellos, es por lo de Soo Yun.

—¿Ella?, ¿Por qué?

Tenía que decírselo. Era incómodo, pero no soportaba la idea de que Jin la viera como su hermana mayor, se sentía incorrecto.

—B-bueno, sé que parece que tenemos una relación más bien, uhm, fraternal. Ella es mayor que yo por- por algunos años —rió—, la cosa es que cuando nos conocimos... Más bien, un poco después. No, de hecho sucedió una semana después de conocerla... —Jin lo miraba atentamente—. Sabes que nos conocimos en el club, ¿correcto?

—Lo mencionaste.

—Lo mencioné, claro. Ella me enseñó sobre... ya sabes, sobre cómo comportarme ante los clientes. Me enseñó a mentir, cómo vestirme, cómo usar maquillaje, conversaciones, lenguaje corporal y todas esas cosas. T-tenía que aprender a dar un buen servicio —Taehyung jugaba con sus manos, con la vista en sus zapatos—. Y... en realidad nunca me interesaron las mujeres. No producían nada en mí. Pero después de ella... Q-quizás se deba a que fue mi mentora, la primera mujer con la que podía- pude, uhm...

—Te acostaste con ella una vez —adivinó.

Taehyung se rascó en la nuca.
—Tres veces.

—¿Te gusta?

—Es la única mujer que me gusta —soltó. Dejó escapar el aire retenido y sólo entonces volvió a mirarlo—. Me refiero a que es la única con la que puedo... Dios, Jin, lo siento. Debí decírtelo antes.

—Está bien, descuida —Seokjin no lucía afectado, sino más bien sorprendido—. Y ahora son...

—Nosotros nunca fuimos pareja, ni nada similar. Ella es, sólo es muy muy buena en lo suyo, supongo —se encogió de hombros, ruborizado—. Las mujeres eran un misterio para mí, un mundo diferente que nunca quise conocer. Y gracias a Soo Yun aprendí sobre ellas. No todas son iguales pero muchas siguen ciertos patrones y puedo entender qué sienten o qué piensan con sólo prestar atención.

—Y sabes cómo darles un buen servicio —Jin sonaba bastante serio esta vez.

—Pues... sí —Taehyung volvió la vista a sus zapatos. Sabía lo que estaba haciendo. Sabía que era necesario.

—¿Te ayudó a prepararte para el burdel?

—No. Lo del burdel es más reciente y yo... Digamos que p-pude sacarle provecho a todo lo que hicimos en su momento.

El mayor guardó silencio un instante. Para Tae era difícil saber si estaba molesto o no.

—¿Saldrías con ella?

Sí, estaba molesto.

—No lo creo. No soy su tipo.

—Eso no es lo que pregunté.

Tae resopló una risa nerviosa.
—No se fijaría en mí, es la verdad. En cuanto a mí... No creo que me gusten todas las mujeres, me gusta Soo Yun.

—Las mujeres como Soo Yun.

—En realidad ya he trabajado con mujeres como ella, pero no es igual —Seokjin lo miró con un expresión cautelosa—. Jinnie —abultó los labios—. Perdón.

—No tienes que perdirme perdón. Esto es- sólo estoy sorprendido. Te gusta una mujer.

—Pero no es igual a lo que siento por ti. Ella sólo me excita —soltó sin cuidado.

Jin torció una sonrisa desilusionada.
—Te quiere. Y la quieres.

—Sí, bien, lo hago. Uhm, hacemos. Pero no nos hemos acostado en meses, y no tengo deseos de lanzármele encima cada vez que la veo. Eres el único que tiene ese efecto en mí —de a poco comenzó a acercarse a él.

—No puedo creer que pensé que podían ser casi hermanos —admitió con vergüenza, sus orejas enrojecidas.

—Somos amigos —finalmente estuvo frente a Jin y le rodeó el cuello con sus brazos—. Es una de las pocas personas que realmente se preocupa por mí. Cuando le dije que estaba viviendo con alguien más, estaba muy entusiasmada. Dijo que contábamos con su apoyo, eso me hizo feliz. A veces me recuerda a Hobi hyung, un poquito. Soo Yun es más abierta y siempre ha apoyado mis relaciones amorosas, por efímeras que fueran. 

—¿Hoseok no?

—Mi relación contigo es la primera que aprueba —le contó—. A hyung nunca le gustó Jungkook, ni Min Jae, ni ninguna de mis parejas ocasionales. 

—¿Y ella?

—Nunca fue mi pareja —se encogió de hombros—. Conoce a Soo Yun, creo que nunca le molestó porque sabe que ella también cuida de mí. A su manera —añadió con una sonrisa. 

Se miraron un momento y Taehyung aprovechó para regalarle una mirada dulce e inocente por igual. 

—No estés celoso, Jinnie... Ni tampoco te presiones. No tenemos que probarle nada a nadie.

—Lo entiendo. Ella es para ti lo que Chanyeol es para mí —la mirada de Taehyung cambió casi al instante—. Tesoro... —Seokjin comenzó a reír—, ¡no es justo, ya estás molestándote!

—No puedes compararlo —se quejó, sin apartarse.

—Claro que sí. Estuvieron juntos algunas veces y aunque no son novios hay cariño real de por medio —explicó el mayor—, ¿o no? —arqueó una ceja queriendo fastidiarlo.

Taehyung lo miró fijamente antes de tirar de su cuello y atrapar su boca. Seokjin rió en medio del beso. Esa forma de imponer su propio ritmo y descargar su furia era tan típica en él...

—Mío —susurró en voz baja a su oído, y uno de sus brazos viajó por su espalda acariciándolo desde los omóplatos. 

—Tae... —dijo con cansancio—. ¡¡Tae!! —gritó ahora, tras de sentir un tirón en su entrepierna. Buscó sus ojos, ahora abiertos de par en par con sorpresa.

—Todo mío —su zurda le apretaba los testículos con una fuerza suave pero firme. Su mirada miel colmada de confianza.

El mayor respondió llevando su diestra hacia una nalga de Taehyung para estrujarla, haciéndole soltar un pequeño jadeo.
—Cuidado, Kim. Estás tentando a la bestia —advirtió.

La frase de Jin viajó directo a su miembro. Se mordió los labios sin quitarle los ojos de encima, viendo cómo los de su novio se dilataban y se volvían oscuros en un santiamén. Una extraña y poderosa fuerza lo recorrió de pies a cabeza cuando Seokjin soltó aire por su nariz, acariciándole la suya. 

Sentía sus entrepiernas apretadas, aún con su mano izquierda en medio. Tragó saliva, bajando la vista hacia allí. Estaba a nada de deslizarla de arriba abajo para comenzar a estimularlo cuando sintió un ardor punzante en su cuello.

Jin raspó con sus dientes para luego besar con fuerza. Justo en el lugar correcto. 

Alzó la vista, con sus mejillas sonrojadas. Ese simple roce podía excitarlo con locura, pero en realidad no se trataba de algo tan simple. No, porque entendió que Seokjin conocía su cuerpo demasiado bien.

El mayor repitió el acto y él inclinó la cabeza hacia atrás, dándole un mejor acceso.
"Me conoce mejor de lo que me conozco a mí mismo", pensó

Cerró el puño para apretarlo, y sin pensarlo más tiempo se movió sobre su miembro. Despacio. Disfrutando el contacto aunque fuera por sobre la ropa.

Seokjin afirmó la frente contra uno de sus hombros, ladeando una sonrisa.

—Tesoro, no en frente de ellos... —susurró en voz baja.

"Ellos". Taehyung volvió a la realidad para ver que Yeontan los observaba desde el cerco plástico y Yoonie lo hacía desde el sofá. 

De pronto se sentía avergonzado. Apartó su mano del cuerpo del mayor y se quedó tieso. La risa enternecida de Jin no ayudó.

—Tengo que limpiar la cocina e ir a clases en dos horas, ¿por qué no lo dejamos para la noche? —sugirió mientras le besaba una mejilla.

En ese momento pensó que su novio tenía bastante autocontrol. Taehyung se conformó con asentir en silencio. Tannie volvió a lo suyo jugando con la pelota, pero Yoonie parecía estar juzgándolo con sus zafiros azulados. Estaba convencido de que si el gato blanco pudiese hablar, lo último que haría sería permanecer callado.

♦♦♦

14:07 PM

Jungkook cargaba su mochila en sus hombros saliendo del auditorio. 

Sus notas habían bajado considerablemente. Solía ser un buen estudiante, pero era difícil concentrarse teniendo tantos dilemas emocionales en medio. Kook estaba intentando aceptar que Taehyung no volvería a su vida, que Jimin jamás se disculparía con él, y que sólo le quedaban las salidas ocasionales con algunos de sus compañeros de club para no sentir que su vida social se iba por un abismo. 

Tras pasarse la última semana luciendo como un alma en pena, reconoció que era momento de madurar y pasar página. No podía limitar su bienestar emocional a sólo dos muchachos, quienes lo habían herido. No podía sentir que se quedaba sin aire cuando los veía pasar por los pasillos sin que se detuvieran a darle ni una minúscula mirada. Vivió su primer amor de forma catastrófica y los traumas que le marcaron la piel lo hicieron una persona cautelosa y desconfiada; con el tiempo logró abrirse a los demás e incluso volvió a enamorarse. Pero, ¿de qué servía tanto progreso si otra vez volvía al punto inicial?

Jeon Jungkook era débil, inseguro y demasiado estúpido; pero el Jungkook del presente tenía rencor acumulado, una falsa sensación de superación y muchas emociones contenidas. No importaba. Era mejor eso y poder caminar con la frente en alto por su propia universidad en lugar de llorar en las escaleras y que las chicas se detuvieran a observarlo como si fuese un animal herido. Sacaba buena parte de su frustración frente a un saco de boxeo. Pegaba, pateaba. Fuerte, una y otra vez, hasta que se quedaba sin aliento y su ropa se empapaba de sudor. Cuando entrenaba con alguno de sus compañeros, avanzaba sin darle oportunidad a atacar. Luchaba y vencía. Su profesor lo felicitaba orgulloso. El boxeo era el único progreso que había hecho en los últimos días.

Bajaba por las escaleras para acceder a planta baja cuando oyó un pequeño sollozo seguido de algunas voces femeninas. Volteó con discreción hacia su derecha, viendo la imagen de Ami rodeada por chicas que parecían consolarla en uno de los asientos que estaban junto a una inmensa ventana exterior. Se trataba de un rincón un poco apartado, era usual verlo ocupado por alguna pareja a la que no le importaba exhibir algún show de besos, simplemente desagradable. Pero esta vez se trataba de la novia de Jimin. Quizás ya no eran novios, pensó Jungkook. En realidad poco le importaba. Continuó a su paso pensando que lo correcto sería disculparse con la chica de rizos oscuros para poder ponerle punto final a aquel asunto. Lo haría después.

Dobló hacia la izquierda para acceder a las puertas de salida, y chocó con un muchacho. Iba a disculparse pese a que solo fue un breve empujón, pero cuando notó que se trataba de Jung Hoseok, se mantuvo mirándolo fijamente.

El pelirrojo caminaba junto a otro sujeto, la charla que tenían se pausó para que sus ojos cafés recorrieran al estudiante de letras de arriba abajo, con un gesto poco amigable. 

—Ten más cuidado —fue lo que le dijo, luego de que se miraran sin decir palabra alguna.

Jungkook pasó por su lado sin molestarse en responder, teniendo la osadía de empujarlo levemente una vez más para seguir su camino. Jung frunció el ceño y lo siguió con la vista, confundido.

Jeon ya no tenía una mirada dolida y asustada, el infeliz ni siquiera se había molestado en disculparse. Parecía una persona diferente, un chico totalmente opuesto al que acorraló aquel día contra una pared para obligarlo a decirle lo que pasó con Taehyung. 

♦♦♦

—¿Taehyung está bien? —Seokjin miró a su amigo con duda.

—Sí —respondió—, ¿Por qué no lo estaría?

—Disculpa, sólo era una pregunta —Hobi se encogió de hombros volviendo a llenar su boca con fideos. 

Comían dentro del campus. Jin estaba de buen humor tras cruzarse al pelirrojo y saber que podrían compartir el receso juntos. Sin embargo aquella pregunta lo descolocó un poco.

—¿Notaste algo extraño? —quiso saber.

—No, en lo absoluto. No respecto a Taehyung, exactamente —respondió el menor. Seokjin notó que lucía pensativo—. ¿Él ha hablado con Jungkook? —preguntó finalmente.

—No —Jin sintió el mismo sabor amargo que cuando vio a su novio discutir con el pelinegro en medio del corredor. Taehyung le gritó a Jungkook, y luego dejaron la escena. Ese día estuvieron un buen rato sin hablar, hasta que Tae dejó el departamento para ir al club—. Deberían, ¿cierto?

—No lo creo, no —Hoseok se sintió mal al ver el ánimo decaído de su hyung—. Sabes que nunca me gustó ese chico.

—Jungkook.

—Sí. Lo conocí cuando Taehyung me lo presentó como su amigo, y algo en él... No sabría explicarlo. Era algo como un presentimiento. Creí que se me pasaría con el tiempo, pero solo empeoró.

Jin frunció el entrecejo.

—¿Qué quieres decir?

—No lo sé —se encogió de hombros—. Es una persona extraña.

—¿Jungkook?, ¿Jeon Jungkook?

—Sí, Jin. Él. Me refiero a que... Nunca terminé de creer en su interés por Tae. Se hicieron amigos de un momento a otro y poco tiempo después, Taehyung me dijo que le gustaba —le contó—. Luego supe que lo rechazó, y creí que sería lo mejor. Pero después del accidente vivieron juntos algunos días y eran inseparables. Fue cuando Taehyungie me contó que aunque no eran novios, había "algo" entre los dos. Y bien... el resto de la historia ya la sabes.

—Pero no comprendo... ¿A qué te refieres con que es extraño?

—Estuvo en el accidente. Él también iba en el tren.

Seokjin sintió que su cuerpo entero era recorrido por la tensión. El estómago se le cerró y miró al menor con asombro.

—¿Iba a bordo del tren?

—Sí, en el último vagón. La gente que viajaba allí sobrevivió y tenían heridas menores. Él tiene una cicatriz en su brazo, se le incrustó un pedazo de cristal o algo así.

Jungkook viajaba en el tren.

Jungkook viajaba en el tren cuando se accidentó. Cuando se produjo la ruptura del espacio temporal.

—Jin, ¿te sientes bien? De pronto luces pálido.

Seokjin suspiró con los ojos cerrados, intentando calmarse. No podía permitir que le ocurriera lo mismo que en la cafetería.

Después de despertar sabiendo que se había desmayado delante de Mi Suk, hizo un enorme esfuerzo por recordar sobre qué hablaban cuando perdió el conocimiento. Fue inútil. Jin tenía un bloqueo sobre aquel momento, sólo podía recordar que la vio sentada, con su atuendo y su taza de café, y que se disculpó por la demora. No sabía por qué la había citado. No lograba entenderlo.

El malestar que sentía ahora era el mismo. Pero no iba a dejar que su cuerpo se opusiera a lo que quería su mente, no otra vez.

—Sí, descuida —cerró los ojos un momento y respiró hondo—. Es un simple mareo —se excusó—. Continúa. Quiero saber qué pasó con Jungkook. ¿Él te lo dijo? que iba a bordo.

Hobi estiró una mano para dejarla en el brazo del mayor, mirándolo con preocupación.

—Lo supe cuando comencé a buscar a Tae. Nos encontramos en el hospital, le sujeté el brazo para detenerlo y él gritó en respuesta. Parecía en perfecto estado, así que cuando se lo pregunté me mostró una herida que tenía un vendaje pequeño bajo la camiseta. Me pidió que no se lo dijera a Taehyung, para evitar que se preocupara.

—¿Él no lo sabe?

—No se lo he dicho. La cosa es, que después del accidente es como si fuese incluso peor. Taehyungie se aferró a él más que nunca, y luego empezaron con eso sobre... vivir juntos y demás. 

—Él dice que jamás lo apoyaste en eso —Jin optó por ser frontal. Necesitaba información.

—No. No podía —Hoseok suspiró—. Cómo decirlo... Jungkook parece ser una de esas personas que necesita de alguien. Parásito es el mejor ejemplo que se me ocurre —torció la cabeza, contrariado—. Siento como si absorbiera a Taehyung. Siento que lo ha hecho desde el inicio. Algo parecido a aprovecharse de él.

—¿Aprovecharse?

—Míralo así: Desde que es su amigo, la situación de Tae sólo ha empeorado. En su trabajo comenzó a tener problemas con sus jefes. Su rendimiento en la universidad nunca fue especialmente bueno, pero desde que comenzó a tratar con Jungkook decayó incluso más. Taehyung siempre necesitó dinero y nunca fue un buen administrador, gastaba en tonterías para gustarle, o en obsequios. Si Jungkook lo llamaba, siempre respondía. Dejaba de lado toda su vida con tal de estar para él. Es la definición exacta de un parásito, ¿entiendes? Y no sólo eso. Tae dejó de escucharme, discutíamos muy seguido. Quería que no perdiera el rumbo por culpa de Jeon, pero siempre lo interpretó como que me oponía a que estuviesen juntos —explicó—. Se excusaba con que estaba enamorado y no entendía que estaba hundiéndose. Que él estaba hundiéndolo.

Seokjin sacudió la cabeza, aturdido. No se suponía que un amigo actuara como lo que Hoseok decía, ¿Jungkook realmente era tan malo para Taehyung?

—Desde donde yo lo veo, el único que perdía era Tae. Nunca me gustó Jungkook para él, ni como amigo, ni como nada —Hobi se echó hacia atrás, como si se hubiese sacado un peso de encima al decir lo que pensaba—. Creo que Jungkook es más inteligente y más manipulador de lo que aparenta. 

Jin volvió a sentir que la piel de la nuca se le erizaba. 

Manipulador.

—Conmigo siempre fue cuidadoso. Actuaba inocente frente a Taehyung. Hemos tenido varios roces, pero siempre se mantuvo en su sitio. Excepto quizás hoy. Lo crucé hace un par de horas cerca de la salida, suele actuar como si me temiera, pero hoy fue diferente. 

—¿D-Diferente?

—No huyó despavorido como suele hacerlo. Enfrentó mi mirada y hasta me dio un empujón —el menor apretó los puños—. Mocoso altanero, la próxima vez no voy a contenerme.

El castaño se llevó una mano al puente de la nariz. Jungkook usando a Taehyung, ¿tenía sentido? Su novio lo describió como una persona muy atenta y dulce. El relato de Hoseok tenía otro color, uno completamente oscuro. 

—Se fue del campus, ¿cierto?

—Eso creo, sí —Hoseok lo miró atentamente—. ¿En qué piensas? —Jin lucía confundido, pero de alguna forma, determinado.

—¿Algo más? Que sepas sobre Jungkook.

—Pues... No. Vive solo, buen estudiante. No destaca por nada.

Quizás por nada visible.

Jin asintió con la cabeza. 
—Está bien, gracias.

No tenía que apresurarse a sacar conclusiones. Recordaba que La Central había hecho su trabajo, Suga se lo dijo. Volvería a leer su diario. A buscar entre sus palabras hasta dar con algún detalle. Jungkook le dio una bienvenida poco amigable aquella tarde en el departamento, lo sabía. Le habló sobre una persona nombrando a Namjoon al final, pero la sensación desagradable que subió por su espalda fue bastante similar a la que acababa de experimentar en su conversación con Hoseok. 

Quizás todo era simple coincidencia. Tragó saliva. Tenía que ser una coincidencia. 

♦♦♦

19:34 PM

Seokjin abrió con su llave. Dejó el abrigo en el perchero junto con su maletín, movió la cabeza para estirar el cuello escuchando algunos crujidos que rasguñaban sus hombros y espalda, producto del cansancio.

Cuando alzó la vista hacia el recibidor, vio a Yeontan durmiendo sobre un cojín dentro de su cerco. No había rastro de Yoonie ni de Taehyung. 

Afirmó el bastón con sumo cuidado, y caminó hacia el corredor tratando de ser lo más silencioso posible. Tenía como objetivo buscar su diario y revisarlo, necesitaba refrescar su memoria. Estaba dispuesto a hacerlo pese a que un molesto dolor de cabeza lo acompañaba desde hacía casi veinte minutos. También quería descansar antes de instalarse en la cocina para preparar la cena y recibir a la invitada que tendrían en la noche. 

Le costó mucho concentrarse en las clases. Solía ser bueno tomando notas y apuntes, pero después de ver a Hobi y saber lo de Jungkook, su mente estaba fuera de sí. También pensó mucho en Taehyung. Y es que aunque su novio lo negara, la pequeña ruptura que tuvo con el pelinegro debió ser dura. Tae no le había hablado demasiado al respecto, quizás por temor a herirlo, o quizás porque simplemente no le apetecía hacerlo. El de ojos mieles parecía determinado a superarlo. Jin consideró que incluso así debió dolerle. 
Teniendo un pasado caótico siendo un niño abandonado, muchas cosas tenían sentido.

Aunque Hoseok fue tajante, él todavía dudaba respecto al vínculo que unía a Jungkook y Taehyung. No precisamente por inseguridad, sino más bien porque conocía a Tae. Se aferraba a las cosas, a las personas; se ilusionaba, a veces con demasiada facilidad. Y las decepciones lastimaban. 

Los sentimientos no se desvanecían de un momento a otro. 

Abrió la puerta de su dormitorio esperando encontrar la calma que había perdido a media tarde, y se sorprendió al toparse con una escena muy peculiar: su novio y su gato durmiendo en la misma cama. La suya.

El gato blanco fue el primero en despertar. Parpadeó cansado y centró sus hermosos ojos azules en los del castaño, y luego bostezó. Jin sonrió. Era, probablemente, el primer acercamiento físico que veía entre ese par. Avanzó despacio acercando una de sus manos, y Yoonie comenzó a ronronear dándole la bienvenida. 

Tae despertó justo después. Estiró sus piernas y sonrió en cuanto vio la silueta de su novio aproximándose.

—Hola, cielo —su voz salió ronca, contrastando completamente la imagen que daba abrazando un almohadón.

—Hola... Creí que estabas en tu cuarto.

—Tu cama es muy cómoda —le dijo con una sonrisa inocente—. ¿Cómo estás? Te ves cansado.

—Me siento cansado, de hecho —admitió, sentándose con cuidado en el borde. Tae se puso de costado, dándole espacio—. No fui una persona productiva esta vez.

—Oh, cielo —subió una mano a su rostro, acariciándolo—. ¿Algo te preocupa?

"Jungkook. Lo que hizo La Central con Yoongi. Tú"

—No... Sólo estoy agotado.

—Ven aquí —se encogió antes de empujar los cobertores, invitándolo a su lado. 

Seokjin se quitó los zapatos y en un santiamén estuvo en sus brazos. El lugar junto a Taehyung estaba tibio, su piel estaba tibia, su perfume mentolado llenaba las sábanas. Cerró los ojos, dejándose envolver por el bienestar de su presencia, y se relajó. 

Yoonie lanzó un bostezo perezoso antes de saltar de la cama y salir de la habitación.

Tae lo llenó de besos pequeños. Para Jin eran el mejor consuelo del universo. Sus piernas ya estaban enredadas, y sentía que el menor le acariciaba los pies con los suyos.

—Quiero, uhm... preguntarte algo. Pero no es obligatorio que respondas —se adelantó. El de ojos mieles hizo un sonidito afirmativo y Seokjin afirmó el mentón en su pecho, para mirarlo a los ojos. Se quedó mudo, no pudo hacer más que soltar un suspiro.

Taehyung sonrió.

—¿Qué?

—No tienes idea de todo lo que produces en mí con solo una mirada.

—¡Jinnie! —echó la cabeza hacia atrás y se cubrió el rostro, avergonzado, con su sonrisa rectangular más brillante que nunca.

—Te adoro, ¿lo sabes? —depositó un beso dulce en medio de sus clavículas, expuestas por la camiseta grande que vestía.

—Sí —finalmente se atrevió a mirarlo una vez más—. También te adoro, cielo.

Jin se inclinó para besarlo en los labios.
—Lo que quiero saber es... Cuándo fue la última vez que hablaste con tu familia —la mirada de Tae se volvió opaca.

—¿Te refieres a... una conversación, uhm, normal?

—Sí. ¿Cuándo fue que llamaron por última vez?

Taehyung bajó la vista presionando los labios.

—No he sabido de ellos en meses. P-pero cuando pasó lo del accidente, el dinero de mi cuenta aumentó. Es obvio que fueron ellos.

—Eso lo sabía —el mayor consiguió sentarse para ayudarlo a reincorporarse también—. Pero me refiero a alguna llamada.

—Nunca hubo llamadas.

Jin lo miró con asombro.
—Bueno, entonces supongo que volviste a visitarlos...

—No he viajado a verlos. Y por suerte, tampoco vinieron aquí —Taehyung hizo una mueca antes de encogerse de hombros—. La universidad les informa que sigo siendo un estudiante, así que ése es el motivo por el que siguen enviándome dinero.

Seokjin asintió con la cabeza, pensativo.

—Entonces... Jamás estuvieron presentes.

—No.

—Y eso es difícil.

—No, creo que es mejor así. Estoy acostumbrado —ladeó una sonrisa melancólica.

—¿Qué hay de tus hermanos?

—Algunos trabajan, otros deben seguir en casa.

—¿Ellos tampoco hablan contigo?

—No tenemos nada sobre qué hablar, Jin —se sobó un brazo—. Quizás suene horrible, pero es así.

—Pero vivieron durante años en la misma casa. Maldición, ¿ni siquiera les interesa saber si sigues vivo?

—Siendo honesto, tampoco me importa lo que estén haciendo. 

El mayor se pasó una mano por el cabello castaño, peinándose hacia atrás.
—Y no tienes intenciones de volver.

—Dios, jamás. Haré todo lo que sea necesario con tal de no regresar a esa casa.

"Como trabajar en un club" pensó Seokjin. Ahora no le quedaba ninguna duda. 

Lo sabía en realidad, pero acaba de confirmarlo. Taehyung tampoco tenía intenciones de dejar su trabajo, por más tortuoso que fuera.

—¿Qué hay de tus padres?

—Ya te lo dije, ellos no-

—De tus padres biológicos —lo interrumpió. Tae lo miró con tristeza.

—Sabes que no existen.

—No, eso es lo que tú crees.

—Jin, es inútil. 

—Dijiste que tu madre fue arrestada. Quizás cumplió su condena, quizás está libre tratando de encontrarte. Y tu padre también. Los hombres se arrepienten, tarde, puede que demasiado tarde, pero también podría estar buscándote —Taehyung frunció el ceño, con la vista en sus manos— ¿Nunca has intentado buscarlos?

—Lo hice antes, ahora no tiene caso.

—¿Por qué dices eso? Sigues aquí. Necesitas de ellos, y ellos de ti. Eres su hijo.

—Si yo realmente fuera importante para alguno de los dos, ya me habrían encontrado. Hace más de quince años me habrían encontrado.

—Tesoro... —Jin dulcificó su voz aproximándose a él.

—Sabes, no creo que sea tan difícil. Pero si nadie quiere encontrarme, está bien. Te equivocas, no los necesito. Ellos tampoco necesitan de mí.

Por la forma en que hablaba del tema, seguramente no lograría convencerlo de cambiar de parecer. Seokjin tomó una de sus manos y deslizó el pulgar por su piel.

Por eso es que Taehyung se aferraba tanto a sus conocidos.

Por eso estaba convencido de que Jungkook significaba una parte importante de su vida, aún si él lo negaba.

—¿No te gustaría verlos?... ¿Saber que viven?, ¿que están bien?

—No. Me da lo mismo.

—Entonces, ¿aceptarías verlos si ellos vinieran por ti?

Taehyung pensó su respuesta un momento, con la mirada perdida en sus manos unidas.

—No lo creo, no.

—Entonces no te da lo mismo, amor —Jin intentó ser cuidadoso con su tono y sus caricias. Pensó que estaba haciendo un buen trabajo, hasta que vio que su labio inferior temblaba.

—¿P-por qué de repente preguntas todo esto? 

—Estuve pensando mucho al respecto —admitió el mayor.

—¿Pensando? ¿Eso qué significa?

—Significa que, aunque me lo pidas, no puedo dejar de preocuparme por ti.

—Pero estoy bien —aseguró, y sólo entonces volvió a mirarlo—. Estamos bien, ¿cierto?... N-no estás preguntando esto p-para marcharte, ¿cierto?

—No, tesoro, eso jamás —volvió a acurrucarse a su lado después de darle un beso en la mejilla—. ¿Por qué me marcharía?, ¿Y a dónde? Éste es mi hogar ahora, contigo.

Taehyung suspiró con alivio.

—No lo sé —pasó los brazos en torno a su cuerpo, estrechándolo. Ahí estaban todos sus temores e inseguridades. Jin se había vuelto una parte muy importante de su vida, no quería ni siquiera pensar en la posibilidad de perderlo—. No me dejes —lo dijo en un murmullo, pero su novio pudo oírlo sin problema.

—Tienes miedo, ya lo sé. Pero necesito que sepas que te amo muchísimo. Puede que sientas que no eres suficiente, que no das la talla en lo que yo espero, pero estás equivocado. No intentes medirlo, sólo siéntelo. Y no te cubras en un escudo, déjame amarte... tanto como pueda.

Tae escuchó su corazón acelerándose casi al instante. 

Recordó el consejo de Hoseok, tenía que decírselo a Jin. Con decisión, se sentó a horcajadas sobre sus caderas y se lanzó directamente a la boca del mayor. Le sostuvo el rostro con una de sus manos, y ladeó la cabeza hacia la izquierda. 

Siempre tuvo problemas para expresar todo lo que pensaba y lo que sentía. Esta vez no era diferente, pero estaba dispuesto a intentarlo.

Seokjin cerró los brazos en torno a su cintura, ansioso por tocar su piel bajo la camiseta amplia que llevaba. Le devolvió el beso con entusiasmo, feliz de saber que Taehyung demostraba mucho más de lo que se animaba a decirle.

—Jinnie... —se apartó despacio a mirarlo—. Tienes razón. N-nunca lo mencioné, pero todo lo que dijiste es cierto —subió los brazos para dejarlos descansar rodeándole el cuello—. Todavía tengo esa horrible sensación de que algún día abriré los ojos y todo habrá sido un sueño, o que de un momento a otro vas a marcharte. Es absurdo, pero no puedo evitarlo. Y no es tu culpa, nada de esto es tu culpa. Es por mi inseguridad —explicó, calmado—. Pero lo que dije ayer es real: soy muy feliz. Tanto, que el miedo jamás desaparece y no sé cómo lidiar con eso —admitió, con una sonrisa sincera y un destello de preocupación—. Sé que estamos juntos ahora. Dios, has hecho cosas en éstas últimas semanas que nadie jamás hizo por mí en toda mi vida... Es increíble, y maravilloso, y es como si todo tuviese sentido —Jin lo miraba con cariño—. Quiero hacerlo bien. Aún sabiendo que soy un desastre, quiero esforzarme por hacerlo bien, cielo. 

—Tae, no-

—Es algo que necesito hacer, no solo por ti, sino también por mí. Quiero confiar, confiar ciegamente. Saber lo que se siente que alguien más cubra tus espaldas, que esté ahí para sostener tu mano, sentir que el mundo está a tu alcance solo porque está contigo... Lo gracioso es, que nos conocemos hace poco tiempo pero me siento protegido a tu lado. Que me sostienes en todo momento, sin que deba pedírtelo. Que lo que ocurrió ayer, de aplicar en un examen después de estudiar durante días y días... Y-yo nunca creí que fuera a sentir algo así, Jinnie —confesó, y sus manos le acariciaron el cabello de la nuca—. Todo es nuevo y asombroso, y me encanta. Pero entonces entiendo que en realidad, todo es por ti.

—No digas eso.

—Sí, cielo. Es por ti. Porque de alguna forma me haces ser un mejor estudiante. Y una mejor persona. Demonios, nunca imaginé decirle este cliché a alguien —rió divertido—. No lo entendía. No, hasta hoy. 

—Pues es lo más hermoso que alguien me ha dicho.

Taehyung se sonrojó.
—Tú eres hermoso —soltó en respuesta, y el sonrojo de sus mejillas se volvió más intenso.

Seokjin sonrió agradecido. Con sus brazos todavía en la espalda del menor, lo acercó a él y le dio otro beso.

—Eres un encanto. 

—Jinnie... —murmuró quejosamente mientras se impulsaba en sus rodillas para alcanzar su boca una vez más. Y otra. Y otra.

El mayor se acomodó en la cama hundiéndose más en el colchón, flexionó una pierna y experimentó el glorioso roce de su pelvis contra la de él. Deslizó las manos por su espalda, por debajo de la tela de algodón. Llegó al borde de su pantalón, y sus dedos atravesaron el elástico para comprobar que no llevaba ropa interior.

Después de que Taehyung se sobresaltara por la intromisión, se retrajo para mirarlo con sus ojitos mieles brillantes y una sonrisa juguetona.

Jin lo entendió entonces. Su novio no solía hacer cosas como olvidar ponerse un bóxer y meterse en su cama sólo porque sí.

—¿Por qué no me di cuenta antes? —protestó, falsamente molesto. Escuchó una melodiosa risa en respuesta—. Lo planeaste desde un principio.

—Cielo, tienes que saber que no eres el único que odia esperar —colocó un índice en su pecho trazando pequeñas líneas verticales.

—Excelente noticia —jadeó satisfecho y volvió a su boca.

Desvestirlo fue cuestión de segundos. Tae todavía era lento en lo que implicaba quitarse y ponerse la ropa, pero con las manos de Jin en su cuerpo era un proceso express.

La piel se le erizó después de que estuviera exponiendo su torso desnudo. El mayor deslizó su tacto por su abdomen y hacia arriba, hasta pellizcarle los pezones con cuidado. 

Taehyung amaba la sensación de ser deseado por él. Inclinó su peso hacia adelante y su lengua danzó entre los labios redonditos de su novio para luego introducirse en su cavidad húmeda en busca de la de él. Amaba que lo besara como a él le gustaba. Seokjin era un besador excelente. Un activo excelente. Un novio excelente. 

La ropa comenzaba a incomodar. Se apartó y movió su mano sana con torpeza hasta que el mayor estuvo igual que él, ambos vestidos en la parte inferior. La secuencia de besos se aceleró, volviéndose casi frenética. Era como si no se hubiesen besado en días, como si no hubiesen tenido sexo bestial en semanas. Tenían los niveles de la libido por las nubes, con una necesidad irracional de poseer al otro. 

En pocos minutos Taehyung estuvo completamente desnudo, con las manos en el abdomen de Seokjin intentando mantener el equilibrio. Hizo uso de toda su fuerza cuando el mayor quiso arrojarlo de espaldas al colchón. Quería estar arriba para montarlo y disfrutar de cada centímetro de carne ingresando en su interior. 

El tiempo se volvía eterno en la habitación. Su cuerpo se sentía ligero y caliente. Sudado, pero dispuesto a todo. La pasión de Seokjin avanzaba sobre sus poros calcinando hasta sus huesos, bañándolo con la lujuria desbordante de sus manos trazando infinitos caminos por sobre sus músculos. Llenándolo con su ser de todas las formas posibles.

Elevó su voz hacia el techo, tratando de moderarse y no permitirse ser tan vicioso, pero Taehyung no sabía cómo controlar las reacciones de su cuerpo. Durante años había aprendido a guardar la compostura bajo candado, pero de repente Seokjin entraba en su vida, con una especie de llave maestra como as bajo la manga -o mejor dicho, entre sus piernas- y lo doblegaba destrozándolo sin misericordia. Taehyung se sentía más vulnerable que nunca, y aunque normalmente odiaba esa sensación, Jin lo volvía adicto a ella.

Igual que ahora, que gemía con todo lo que le permitía su garganta, saltando en el abdomen bajo de su novio. Le dolían las rodillas, dobladas afirmadas contra las sábanas, usándolas como apoyo para darse impulso y llegar más alto, porque sabía que la caída sería majestuosa. Oía los golpes colmados de humedad por sobre el tono agudo de sus quejidos. Oía los gruñidos de Seokjin y el placer doloroso de tener sus dedos perforándole las caderas para acercarlo hacia abajo. Recuperaba aire inspirando con fuerza, exhalando calor de excitación y más jadeos de satisfacción. 

Aunque sus ojos dorados estaban ligeramente aguados, podía verlo. A él. A su expresión de fervor mientras mordisqueaba sus labios rojizos y sus hombros cargaban con la tensión del movimiento continuo e intermitente hacia arriba y abajo, buscando penetrarlo más. Taehyung sentía que el placer se concentraba de forma exponencial a la rapidez. En un momento se dejó caer hacia adelante para tomarle el rostro y besarlo. 

Los besos durante aquel momento eran íntimos y asfixiantes en partes iguales. Porque incluso si Jin seguía impulsándose en él, su boca podía ser caótica sin perder la dulzura. 

El menor se apartó para tomar aire, dejó descansar la frente contra su cuello mientras el vaivén se volvía más intenso.

Seokjin sabía que estaba jugando en los límites de la resistencia de su novio. Lo notaba en su expresión agobiada, y no era para menos si llevaba varios minutos masturbándolo con su diestra. Taehyung lloriqueaba de una forma tan bonita que sólo quería continuar hasta ser testigo de su voz quebrándose al momento de terminar.

—H-hyung... ah!, es-estás tan profundo ngh... ¡Ahí! ¡Hyung! Justo ahí. No pares.

—Te ves hermoso, bebé. Tan excitado y caliente.

—J-Jin... —musitó entre gemidos—. M-más fuerte.

—¿Quieres más?, ¿Quieres que hyung te llene con su semen hasta que todo el edificio sepa que te encanta mi verga?

Taehyung cerró los ojos sin dejar de moverse de arriba abajo.
—¡¡Sí hyung!!, ¡¡Sí!! Tan fuerte como sólo tú puedes hacerlo.

Seokjin sonrió satisfecho. Que Taehyung se volviera tan dócil con tal de disfrutar del sexo le fascinaba. Verlo necesitado y fuera de sí era uno de sus mayores deleites. Y por supuesto que le daría lo que quería.

Las estocadas se volvieron más rápidas. Taehyung sentía el paraíso en su cuerpo, movió sus caderas con fuerza hasta que las sensaciones subieron cuesta arriba escalando la inclinada pendiente del orgasmo. Gemía desatado, ruidoso y agonizante. Cada golpe era estar un poco más cerca del climax, hasta que finalmente se abrió en su interior, liberándolo. Las manchas blancas cubrían el abdomen de Seokjin, quién siguió empujando persiguiendo el mismo punto y encontrándolo poco después.

Las sábanas estaban completamente mojadas. Y ellos también.
Taehyung se dejó caer sobre el pecho del mayor, rodeándolo con sus brazos. Agitado. Agotado. Y feliz. Eso era algo relativamente nuevo. No solía sentir más que satisfacción después de tener relaciones, pero su lado cariñoso salía a flote casi de inmediato si estaba con Seokjin.

Le peinó el cabello y lo besó en los labios, mirándolo con cariño.

—Hyung... —le dijo con entusiasmo—. Tomemos un baño y hagámoslo en la tina.

—Amor, nada me gustaría más... Pero tengo que ir a la cocina.

—Podemos hacerlo de nuevo en la mesada.

Jin soltó una carcajada.
—Sabes a lo que me refiero. Voy a preparar la cena, quiero tener todo listo para cuando Soo Yun llegue.

Tae abultó los labios en silencio. No podía protestar, especialmente porque era él quien había invitado.

—Está bien. ¿Puedo ayudarte?

—Claro... Pero pensé que preferías mantenerte lejos de las preparaciones —sonrió, gratamente sorprendido.

—Soy un desastre, lo admito. Pero todo es más sencillo si alguien puede guiarme. Cosa que nadie hizo jamás, hasta ahora.

El comentario fue casual, pero Jin no pudo evitar asociarlo al tema por el cual volvió tan desanimado a casa.

—Uhm, tesoro... —le acarició el rostro, despacio—. Quiero hablarte sobre Jungkook.

—Dios, Jinnie —lo miró incrédulo—. No puedes mencionar algo así cuando acabamos de coger, eso no es nada sexy.

—No pretendía ser sexy esta vez.

—Vamos, amor... —intentó persuadirlo—, no necesitamos traer ese tema a nuestras vidas.

—"Ese tema"... ¿Te refieres así a la persona que fue tu mejor amigo durante al menos dos años?

—Jin —su tono se volvió impaciente—. Acabas de decirlo. "Fue". No hay nada que hablar.

—Ni siquiera sabes lo que intento decirte... ¿Por qué te pones a la defensiva?

—Porque no quiero hablar sobre él. ¿Feliz?

—Taehyung...

—Jinnie, cielo, no quiero pelear por eso —endulzó su voz, acurrucándose en su pecho—. Es una pérdida de tiempo, te lo aseguro.

Seokjin guardó silencio un momento.

—Tampoco quiero pelear —comentó después—, pero necesito que seas sincero conmigo.

—¿Sincero? —la palabra fue mucho más insultante de lo que Jin pretendía—, ¿Crees que no estoy siendo sincero?, ¿es eso? —se apartó a mirarlo.

—No, bebé. No es así —se apresuró a negar—. No he dicho nada, no actúes tan... tú. Hiciste lo mismo cuando te pedí escucharme hace algunas semanas y míranos ahora. Las cosas hubieran sido diferentes si tú, osito gruñón —le apretó una mejilla— me hubieras escuchado cuando te lo pedí.

Taehyung no lucía tan predispuesto como él hubiese querido.

—Bien —suspiró, resignado—. Escucho.

—Seré directo. Tienen que hablar.

—No.

—Tae... 

—No, Jin. No y punto.

—No he terminado.

—Entonces hazlo.

—Tienen que hablar. Eso no implica que vuelvan a ser amigos y que lo perdones, o él a ti. Tienen que conversar... No puedes apartarlo de tu vida de un momento a otro y fingir que no duele.

—No me importa Jungkook. No más.

—Quizás no ahora, pero en algún punto él fue lo más importante para ti —lo enfrentó, con una mano subiendo a su rostro—. Te lastimó. Y fue un infeliz, no voy a defenderlo. No, porque sé que te hirió. 

Taehyung lo miraba apretando los labios, Jin comprobó que estaba en lo cierto. Podía ver todo el rencor que su novio tenía en su interior con solo mirarlo a los ojos.

—Mi amor, no quiero que te sientas así —aseguró, tratando de calmarlo—. Pero la solución no es esquivar el asunto, sino cerrarlo. Hacerle frente y ponerle un punto final. Eso es lo que tienes que hacer con Jeon.

—No quiero.

—No pretendo que quieras hacerlo —respondió el mayor—. Y no es por él, es por ti. Porque todo el odio que sientes en este momento, no es sano. El odio envenena el alma, tesoro. Tu alma es demasiado preciosa como para que se manche con un sentimiento tan oscuro. Y vamos, no puedes odiar a alguien a quien amaste, no tú, al menos.

—No lo amé. Nunca lo amé. Y nunca me amó. Nosotros no fuimos nada. Intentamos ser amigos y sólo nos usábamos disfrazándolo de amistad. 

—Lo sé. Quizás eso fue falso. Pero lo demás, no. Él realmente estuvo aquí cuidando de ti. Tú estuviste para él siempre que te necesitó, como cuando desperté esa noche tras oír un ruido, y te vi salir para ir a su hogar.

—Fue un error.

—Fuiste por tu propia voluntad, y no regresaste sino hasta el día siguiente. Sé que cuidaste de él, eso no fue un error.

—¡Sí lo fue! ¡¡Sí lo fue!! —gritó ahora—. Fue un error fijarme en él, acercarme y que comenzáramos a usarnos. Fue un error porque me enamoré de alguien que jamás se enamoró de mí, porque me dolía oír que hablaba sobre otro chico, porque sus besos nunca bastaban, porque es un maldito mentiroso que no quiso apartarme porque me tenía a sus pies. Dejé que me pisoteara porque no quería perderlo. Me ilusionó y me rechazó siempre. Estuve en su vida, él se metió en la mía y lo volví el centro de mi mundo. Lo amé, Seokjin —escupió nervioso y acelerado, mirando hacia la nada. Su pecho subía y bajaba.

Jin estaba petrificado.

Los ojos mieles de Taehyung lucían al borde de las lágrimas. Fijó su atención en él antes de volver a hablarle.

—¿Quieres saber la verdadera razón por la cual no soy capaz de darte un "te amo" de vuelta?... Por él.

No tenía que doler. No tenía que doler. No tenía que doler. 

Dolía.

Seokjin bajó la vista. Dolía. 

—Entiendo.

—Bien —Taehyung se apartó hacia un extremo de la cama comenzando a vestirse—. Gracias por tu preocupación. Lamento no poder valorarla. Lamento no poder valorarte lo suficiente. Me han maltratado toda mi vida y no sé cómo responder ante alguien que me da tanto de sí mismo sin pestañear. 

—No hagas eso —le pidió, cansado—. No lo hagas ver como si no estuvieras intentándolo. Dijiste que querías hacerlo bien.

—Quiero hacerlo bien, Jin —lo miró con dolor—. Quiero, pero no sé cómo. Y sí, puedes enseñarme pero no es un camino de flores y no lo será jamás. 

El mayor sentía que estaban desviándose totalmente del tema.

—Habla con Jungkook.

—No lo haré. 

—Si no superas eso, nunca lograrás avanzar. Nunca vas a amarme... O quizás simplemente no quieres amarme.

Taehyung, ya vestido, volteó a mirarlo con un semblante desencajado. ¿Jin realmente le había dicho eso?

—Lo siento —se disculpó, como si recién tomara consciencia de sus palabras.

—Sí, gracias —Tae respiró hondo y se cubrió el rostro, enfadado—. Sabes, no quería pelear por esto, te lo dije —volvió a tomar aire y a exhalar—. Iré a t-tomar un baño, luego lo harás tú. Y olvídate de la cena, le diré a Soo Yun que no venga —caminó hacia la puerta y salió de su habitación.

Yoonie alzó las orejitas cuando escuchó un portazo más, comprobando que había sido Taehyung encerrándose en su cuarto.

Se cubrió la cabeza con los brazos, apoyado en la puerta y dejándose caer al suelo.

Ya lo sabía. Jin terminaría cansándose de él justo como todos los demás, y luego lo dejaría.

Todos lo dejaban tarde o temprano. 




































♦♦♦♦♦♦♦ 

 Gracias por leer ♥♥

So, éste es un pequeño vistazo al drama que hay por delante porque ya era hora okno

Buena semana :)

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