~ 24.5 ~
—¿En qué piensas, Cielo?
—En que si pudiera cambiar dos situaciones puntuales, podría ser verdaderamente feliz —Seokjin estaba recostado boca abajo abrazando un almohadón. Todavía desnudo, las sábanas cubrían a la altura de su cóccix y tenía un brazo colgando hacia fuera de la cama.
Taehyung se acercó un poco más para inclinarse a besarlo. Hizo leve presión con sus labios entreabiertos en los puntos dispuestos como las aristas que daban forma a un diamante en la amplia espalda del mayor.
Sábado 18:38 PM
Igual que la última vez, escogieron la cama de Taehyung para crear su pequeño nido en medio de las sábanas y el calor corporal de los dos. Podía verse el cielo gris por una pequeña abertura de las cortinas blancas. Seokjin recordó que habían advertido en la televisión sobre una posible nevada, los reporteros creían que sería la última del año.
Faltaba apenas mes y medio para que el año terminara.
Para que adornaran la ciudad con luces y temática navideña, para las cenas en familia, el brindis de media noche, los fuegos artificiales y las esperadas vacaciones. Faltaban apenas semanas para el cumpleaños de Seokjin.
Y era inevitable pensar en lo diferente que sería ésta ocasión respecto a las anteriores.
Su mejilla derecha seguía contra el almohadón. Exhaló un suspiro entristecido casi sin notarlo. Sucedieron demasiadas cosas en un corto margen de tiempo, y todavía intentaba procesarlas.
Tae soltó un sonidito gutural que el mayor asoció a un ronroneo gustoso. Luego deslizó sus amplias manos por los hombros del contrario antes de seguir repartiendo besos cariñosos.
Jin cerró los ojos, intentando relajarse. Su novio era muy cuidadoso como compañero sexual. Podía ser verdaderamente rudo durante el sexo, pero luego se transformaba por completo dando paso a un chico dulce con deseos de mimar a su pareja. Los besos que recibía en su espalda lo hacían sentirse querido y acompañado, y aunque amó la sensación de estar doblado mientras saltaba sobre la encimera de la cocina, también era placentero abrazar un cojín y recibir sus suaves caricias.
—Estás triste —susurró en voz grave.
Sus labios se curvaron en una sonrisa dolorosa.
—No servirá de nada negarlo, ¿cierto? —respondió, un poco avergonzado.
—Cielo... —Taehyung lo tomó por la cintura para girarlo despacio.
Sus ojos se encontraron. Y esa fue la primera vez en muchos días en que pudo volver a ver su expresión desolada.
Taehyung apretó los labios mientras recorría su rostro despacio. Era perfectamente consciente de que incluso si estaban juntos, había problemas mayores que afectaban el estado anímico de su novio. Incluso así, Jin todavía intentaba continuar con la rutina sin detenerse demasiado en eso. Los últimos días fueron tan caóticos que el estrés se impuso como si fuese un enorme caudal atravesando un túnel estrecho hasta saturarlo y causarle grietas. Y el amor logró filtrarse por esas fisuras para repararlo y brindarles momentos maravillosos.
Pero Seokjin seguía desbordado.
—Sé que no tengo derecho a exigirlo, y no lo haré —anunció el menor, haciendo equilibrio con su brazo sano y su mano afirmada al colchón, mirando a su novio desde arriba—, pero puedes decírmelo. Puedes hablar conmigo si eso te hace sentir mejor, cielo.
Hablar.
Jin negó con la cabeza. Había sucedido demasiado pronto, sabía que sí. Aun con un pronóstico poco favorable, logró superar los obstáculos y entregarse al amor de su vida. Y lo tenía sobre él, mirándolo con esa expresión curiosa que tenía una pizca de inocencia. Sus ojos mieles parecían dudar entre insistir o no. El mayor le tomó el rostro con sus manos, acariciándole las mejillas con sus pulgares.
Lo amaba con locura.
—Siento la impotencia en tu mirada, Jinnie —musitó esta vez, delatando su preocupación. Suponía que no, pero preguntaría de todos modos—, ¿Hay algo que yo pueda hacer?...
Los labios del mayor temblaron, y su mirada se cristalizó.
Nada. Absolutamente nada.
¿Cómo decirle que el hecho de que Namjoon acabara en coma fue resultado de un suceso casi fantasioso que involucraba almas, consciencias y dimensiones?... ¿Cómo explicarle que sentía los hombros cansados y abarrotados con el recuerdo de haber desconectado los monitores y aparatos que mantenían con vida a uno de sus amigos?, ¿Cómo mirarlo a los ojos y decir con completa convicción que había hecho lo correcto?
Una lágrima rebalsó de su ojo derecho, mientras todavía lo miraba.
—T-tal vez no pueda ayudarte, pero todavía puedo escucharte —insistió—, Dios, me miras como cuando nos encontramos aquella tarde y apareciste frente a mí con tus muletas... Me miras como si quisieras decirme algo que no soy capaz de entender, Jin.
—Te amo —contestó mientras intentaba calmarse—. En verdad eres mi mayor tesoro, Taehyung... ¿Está mal querer protegerte si tengo la posibilidad de hacerlo?
El menor frunció el ceño con confusión.
—¿Protegerme?
—Hice lo correcto. Porque estás aquí, porque estamos aquí y no en- no en otro lugar... ¿Realmente hice lo correcto? —preguntó ahora, y sus hombros temblaron mientras más lágrimas aparecían y rodaban por sus mejillas.
—Jin... —Taehyung se apartó en cuanto notó que su novio dejaba escapar un llanto tan angustioso que su estado de alerta se disparó en nada más que segundos. Lo ayudó a sentarse en la cama, frente a él, y pasó una mano por su rostro, peinándole el cabello castaño hacia atrás—. ¿Qué sucede?, ¿Qué es lo que no puedes decirme?... ¿Qué cosa hiciste? —insistió, mirándolo fijamente—. ¿Es por lo que pasó con este lugar? Cielo, te ayudaré a devolver hasta el último centavo a tus padres. Y- y también te acompañaré a ver a Natalie, y a los médicos que tu madre nombró. Y luego, mientras yo haga el tratamiento para recuperar mi brazo, tú lo harás con tus piernas —sujetó su rostro amorosamente—, los dos vamos a sanar. Vamos a estar bien, verás que sí.
Sin saber que más decir, lo abrazó con fuerza intentando consolarlo. Siseó despacio mientras frotaba su espalda, como recordaba que su madre lo hacía con él cuando era un niño, y esperó. Esperó a que Jin dejara salir toda la angustia acumulada que guardaba desde hacía probablemente muchos días.
No podía entender.
No sabía qué cosas había vivido Seokjin, ni si lo que mencionaba como "hacer lo correcto" había sido la causa de un error, o el por qué intentaba protegerlo. Taehyung se sentía completamente desorientado. Impotente. Inútil.
De lo único que estaba convencido, era de que el chico que sostenía en brazos lo amaba. Mucho más que cualquier otra persona lo había amado en toda su vida.
19:57 PM
—Bébelo todo —empujó de nuevo el vaso contra sus labios, y Seokjin acabó por terminar el líquido del recipiente de vidrio tras pocos tragos.
Dejó sobre la mesita de noche el vaso sin nada de agua con azúcar. Limpió sus labios con el dorso de su mano y suspiró por octava vez.
Taehyung sonrió con lástima tras notar la forma en que sus ojos lucían hinchados y enrojecidos.
—Gracias.
—Creo que debes quedarte en cama por el resto del día, Jinnie —sugirió.
Todavía estaban en la habitación del menor, cómodamente instalados en la cama. Sólo que ahora Jin vestía ropa holgada y Taehyung también. El de ojos mieles volvió a acomodarse contra el respaldo para luego atraerlo junto a él, abrazándolo de lado.
Un par de minutos silenciosos se llenaron únicamente con el sonido del viento exterior que golpeteaba en la ventana.
—Lo lamento. Yo... No quiero que pienses que estoy desquiciado, pero sé que actúo como uno.
—Creo que todas las personas del mundo estamos un poco desquiciadas —sonrió levemente.
Jin se acurrucó a su lado sonriendo también, antes de continuar.
—Todos tenemos una larga y complicada historia de vida, ¿no es así?
—Sí —aceptó Taehyung—, y está bien sin importar lo enredada que sea. Nosotros no podemos modificar el pasado, sólo podemos forjar el destino.
—El destino... —repitió Seokjin, meditabundo—. El destino es una cosa extraña también.
—Lo creo. Y también creo que aunque tengamos la posibilidad de decidir, hay cosas que están por encima de nosotros. Dicen que somos dueños de nuestra vida, pero creo que esa afirmación no es del todo correcta. Somos dueños de luchar por lo que queremos en nuestra vida, pero hay cosas que no podemos elegir ni cambiar. Hay cosas... que sólo suceden porque deben suceder.
Jin se acomodó en uno de sus hombros para alzar el rostro y mirarlo.
—Es la primera vez que escucho esa postura. Generalmente las personas elijen una de las dos, pero nunca una mezcla.
—Sí, "mezcla" le sienta bien a mi razonamiento —sonrió divertido—. Darle todo el crédito al universo o a lo que llamamos "destino" suena demasiado irreal, como también lo es atribuirnos a nosotros mismos todo lo que somos y tenemos. No somos Dioses, somos sólo simples humanos...
Los ojos grisáceos del mayor delinearon la línea de su mandíbula antes de dejar un pequeño beso allí.
—¿Alguna vez te dijeron que tu mente es malditamente sexy? —Taehyung soltó una armoniosa carcajada, y Jin volvió a besarlo.
—No. Gracias por el cumplido —exhibió su simétrica sonrisa—. Cielo... Escucharé tu historia cuando estés listo para contármela. Esperaré, pero déjame saber si puedo ayudarte, ¿de acuerdo? —el contrario asintió con la cabeza en silencio—. No estoy bromeando, Jinnie. Quiero que sepas que cuentas conmigo ahora, ¿sí?
—Sí, tesoro.
—Así es, ángel —se inclinó a besarlo en la frente—. Está bien llorar, no tienes que pretender ser fuerte todo el tiempo.
—No pretendo, solamente... estallé, supongo.
—No tienes que "estallar" otra vez. Puedes apoyarte en mí, quiero que lo hagas.
—Está bien —aceptó con timidez.
—Aww, cuando abultas los labios así te ves adorable —ahora dejó un beso en su boca—. Eres tan lindo...
Seokjin sintió el sonrojo ascendiendo por su rostro. Taehyung le había llamado "lindo" y "adorable" en una sola oración.
—¡Y ahora estás sonrojado! —señaló el menor—, ¡Jinnie, deja de hacer eso!
—¿Hacer qué? —y soltó un jadeo sorprendido cuando su novio lo empujó contra las sábanas para darle muchos y pequeños besitos rápidos, haciéndolo reír.
—Soy un verdadero idiota. Pude disfrutar de todo esto desde un principio y en vez de eso yo... —recuperó el aliento mientras recordaba todo lo distante que fue con Jin. Negó con la cabeza—. En verdad lo lamento. Siempre fuiste un ángel conmigo, aún después de todo lo que te hice.
—No lo digas así —el mayor hizo una mueca—, no me conocías y yo era molesto e insistente. Sé por qué me rechazabas.
—Existe una diferencia entre mantener distancia con otra persona y ser cruel con ella. Acepto que soy egoísta, y que cuando me lo propongo, puedo ser muy cruel —Taehyung se apartó para que el mayor pudiese sentarse nuevamente.
—Sé que no estás orgulloso de esas actitudes, y que intentas corregirlas. Eso es más que suficiente para mí —le dijo, intentando subirle el ánimo—. No seas tan duro contigo mismo. Yo ya lo olvidé.
—Que lo hayas olvidado no significa que no sucedió.
—Sé que sucedió. Pero te disculpaste conmigo y estamos juntos. No tienes que pedir perdón cada vez que lo recuerdes. No traigamos eso a nuestro presente.
—Necesito que tú lo recuerdes.
—Lo hago —bajó la mirada un momento—, y es doloroso, así que prefiero olvidar.
—No debes olvidarlo, Jin.
—¿No?
—No —declaró con convicción—. Para que nunca jamás vuelvas a permitir que alguien te trate así.
Seokjin se quedó en completo silencio, sorprendido. Sus ojos permanecieron sobre los de Taehyung, quien lo miró de vuelta con un extraordinario brillo en sus pupilas.
—No lo permitas, nunca más —continuó el menor.
—Nunca más —repitió Jin, antes de sonreír con timidez. Taehyung se lanzó a sus brazos para darle un largo beso.
—De verdad eres adorable.
Un Yoonie curioso asomó por la puerta, su colita elevada y un maullido casi interrogante interrumpió sus risas.
—Oh, mira eso. Alguien vino a visitarnos.
—No sé si se atreva a entrar a mi cuarto —observó Taehyung.
Sin embargo, tan pronto como Seokjin hizo un sonido con su boca, el felino ingresó a la habitación y dio un salto ágil hasta llegar a la cama. Comenzó a ronronear mientras se acercaba a su dueño, como si estuviese feliz de verlo feliz.
Taehyung se sorprendió de que se acercara aunque él estuviera allí.
—De acuerdo, acepto que te lo robé toda la tarde, pero aquí está, ¿viste?... No le ocurrió nada malo.
—¿Por qué le dices eso? —preguntó el mayor, sonriendo.
—Los gatos son celosos por naturaleza.
—Oh. Entonces supongo que ambos se entienden estupendamente en ese aspecto.
Taehyung se ruborizó al instante. El intento de abogado apareció filtrándose entre sus recuerdos y carraspeó, incómodo.
—Uhm... Sí, bien... Ahora q-que lo mencionas —se rascó tras la nuca—, hay algo que debí decirte apenas llegaste a casa...
—¿De qué se trata? —preguntó mientras seguía rascando a Yoonie detrás de sus orejitas.
—Alguien vino a buscarte.
Jin frunció el ceño sin mirarlo.
—¿Alguien?
—Sí. Un chico —sólo entonces su novio alzó la vista en su dirección—. ¿Park Chanyeol?
—¿¡Channie!? —gritó con sobresalto, asustando a Yoonie. Taehyung hizo un esfuerzo descomunal por no mostrar reacción alguna—, ¿Vino aquí?, ¿cuándo?
—Temprano —tragó saliva, intentando sonreír—. Quería verte.
—¡Ha pasado tanto tiempo! La última vez que lo vi fue antes de... Bueno, hace bastante, ahora que lo pienso —puso una mano en el mentón—, ¡No puedo creer que me haya encontrado! ¡Estaba de viaje! ¿Sabías que es nadador? Woa, pero él es genial, absolutamente genial. Comparado conmigo, yo sólo parezco un aficionado.
Taehyung asentía con la cabeza, viendo su entusiasmo desbordante y la forma en que sonreía.
—Genial, ajá.
—¡Tendrías que verlo en el agua! ¡Se mueve como todo un tritón! Además su condición física siempre es impecable, tiene brazos y piernas que lo hacen ver como si realmente fuese una criatura mística perteneciente al mar, o a los océanos o sino también... —y se interrumpió al ver con detalle a su novio—. Estás muriendo de celos.
—No mentiré intentando ocultarlo —apretó los dientes—, ya entendí que se llevaban de maravilla.
—Tesoro, lo que él y yo tuvimos quedó en el pasado.
—O sea que hubo algo y no eran simplemente amigos —gruñó—. Lo suponía —por inercia miró al gato, quién ahora se bañaba lamiéndose las patitas delanteras.
Sus ojos azules miraron a Seokjin de una forma totalmente diferente. Y él se sintió... ¿Regañado?
—¿Por qué me mira así? —preguntó—, ¿¡Por qué tú también me miras así!? ¿¡Qué hice!?
—Tu "Channie"—nombró de forma burlesca—, me pidió tu número, pero no quise dárselo, y dijo que no pudo localizarte dentro del campus —le contó, cruzándose de brazos—, y como según él no usas las redes, dijo que vendría más tarde.
—¿En serio? Pues ya es bastante tarde y nadie llamó a la puerta —Taehyung se miró las uñas, completamente indiferente—, intentaré contactarlo cuando vayamos a clases.
—Ajá —repitió.
—Ahora lo entiendo... Por eso te lanzaste sobre mí en la cocina, ¿correcto? ¡Sólo porque Channie vino a buscarme! ¡¡Sabía que actuabas extraño!!
—Lo dices como si te hubiera forzado de alguna forma —lo acusó Taehyung—, yo sólo quería devorar a mi novio, y lo hice. Y me siento satisfecho al respecto, por si lo dudabas.
—¡Fue porque estabas celoso! —lo apuntó con su índice—, ¡¿Por qué debes tener ese comportamiento tan inmaduro!?
—Yo no te oí quejarte cuando gemías mi nombre —Seokjin abrió la boca y volvió a cerrarla—. ¿Quieres que te recuerde la forma en la que gritabas pidiéndome más?
—¡¡No!! —se cubrió el rostro—, ¡Eres tan...! Desesperante... Channie y yo fuimos amigos mucho tiempo, y luego simplemente comenzamos a acostarnos. Fuimos... exclusivos durante algunas semanas, pero no pasó de eso.
—Ajá.
—¡Deja de decir "ajá", intento explicártelo!
—Ya me quedó claro qué tipo de relación tenían —torció una sonrisa falsa—, no necesito más detalles. Se lo dije sólo por si acaso, que eras mí novio. Mío.
—Dios, Taehyung. Chanyeol no es estúpido. Si sabe que vivimos juntos, obviamente puede suponer qué cosa somos tú y yo, ¿no te parece?
Tae abultó los labios encogiéndose, todavía de brazos cruzados.
—Bien. Quiero que todo el mundo lo sepa.
Jin negó con la cabeza sonriendo incrédulo.
—Eres realmente infantil.
—¡No me importa!
—Aww, mi osito celosito está molesto —apretujó sus mejillas en un tono agudo y aniñado—, pobre, pobre osito mimosito.
—Osito mimosito te la metió por detrás durante una hora sobre la mesada de la cocina y te encantó.
—Mucho —aceptó sin mostrarse molesto—, pero eso nada tiene que ver con que actúes como un bebé.
—¡¡No soy un bebé!!
—Bebé, eres un bebé infantil y celoso —se burló, con una enorme sonrisa. El menor cerró los ojos y su rostro se puso rojo como un tomate—. Realmente, Taehyung... No necesitas "marcarme" y exhibirme ante los demás. Soy tuyo. Completamente.
Tae soltó un suspiro frustrado.
—Lo sé. Pero igualmente me molestó.
—Ajá.
—No digas eso. Sólo lo digo yo.
—Ahora lo digo yo también, así que ajá, aunque te moleste, no actúes así otra vez. Es impulsivo.
Taehyung se mordió la lengua para no lanzar réplica.
—Está bien. Lo voy a intentar.
—Sé amable con Channie, ¿de acuerdo? Él no es tu rival, nadie lo es —apeló a la adulación después de ver que su novio aceptaba su mal comportamiento—, nadie te llega ni siquiera a los talones, Taehyung, de eso puedes estar seguro —Una mueca similar a una pequeña sonrisa marcó su piel canela, y finalmente cedió dejando ver un semblante más relajado—. Me gustas muchísimo.
—Me gustas muchísimo también —respondió apresurado, y luego desvió la vista un poco avergonzado. Jin sonrió victorioso.
Yoonie estaba echado al final de la cama, mirándolos con algo que parecía aprobación.
—Uhm... También... Quiero disculparme por lo de Jimin —comentó después. La única disculpa que daría Taehyung sería para él.
—Es difícil —el mayor suspiró—, sé que no puedes verlo, pero Jimin sólo está preocupado por mí. Después de lo de Namjoon, siento que cree que debe asumir alguna clase de rol para llenar el vacío que dejó en medio de ambos. Los tres éramos inseparables. Namjoonie nos cuidaba a ambos —explicó.
Pasó un momento hasta que Taehyung se animó a preguntar.
—Cambiarías eso, ¿no es así?... La forma en la que terminó.
Jin hizo una mueca dolorosa.
—No quisiera decir que terminó. Me refiero a que t-todavía hay esperanza, ¿cierto?... —agachó la vista, mordiéndose los labios. Ni siquiera decirlo en voz alta lo reconfortaba. Namjoon seguía atrapado, postrado a una cama y conectado a diferentes aparatos. ¿Cómo ayudarlo?
Suga era el segundo afectado por lo que le pasó a Seokjin. Su guía decidió ponerle fin a las posibilidades que tenía de regresar al mundo. Seguramente, mientras él estaba recostado allí junto a Taehyung, el de cabello azul estaba asistiendo a la bendita Agencia en lo que fuese necesario.
¿Namjoon estaría con él?, ¿Podrían reconocerse si llegaran a cruzar caminos?
¿Qué podía hacer para ayudarlos ahora que estaba en el mundo al que pertenecía?
Pasó un momento hasta que Seokjin alzó la voz.
—¿Qué es lo más extraño que te ha sucedido en la vida? —el menor hizo un sonidito inquisitivo—, ya sabes... Algo que al contárselo a los demás digan "¡Deja de jugar, Taehyung, eso es imposible!"
El de ojos mieles presionó los labios, divertido.
—Me han pasado muchas cosas, pero ahora no se me ocurre ninguna.
—¿No?... Vamos, tesoro. El evento más extraordinario que hayas vivido.
—¿Por qué de pronto te interesas por eso? —sonrió, elevando las cejas.
Seokjin tragó saliva, intentando mantenerse tranquilo.
—Curiosidad.
—¿Te ha pasado algo muuy extraño?, ¿Al punto que los que te escuchen digan algo como "¡Deja de jugar, Seokjin, eso es imposible!" —imitó, con un tono inocente.
Bingo
—Uhm, supongo q-que sí... —murmuró.
—¿Sí?... —Taehyung encogió las piernas para abrazarlas y apoyar la cabeza contra sus rodillas, mirándolo—, ¿Quisieras contármelo?
—Pero primero tienes que responder tú.
—Está bien... Aunque realmente no recuerd- bueno, de hecho, hay algo reciente.
—¿En serio?
—Sí... Uhm, fue algunas semanas atrás, con todo lo del accidente en el tren.
Seokjin volvió a tragar saliva.
—Escucho.
—No vayas a reírte, ¿oíste? —el mayor negó con la cabeza—. Bien, se supone que iba despierto en el viaje, pero luego del choque acabé aplastado por una pila de personas y me desmayé. Cuando volví a abrir los ojos, estaba en el hospital. Bueno... —Tae ladeó la cabeza, pensativo—. Podría decir que tuve un sueño.
—¿Un sueño?
—Sí. En ese momento en el que, teóricamente, no estaba consciente.
—¿Un sueño como cuando dicen puedes verte a ti mismo desde un rincón de la habitación?
—Oh, también he oído sobre eso —respondió Taehyung—, pero no. Esto fue diferente.
—¿Diferente cómo?
—Como si fuese un sueño normal. Aunque fue extraño. Yo estaba en un lugar muy tenebroso —Jin lo observaba atentamente—, pero no había... límites. Era como un enorme espacio abierto pero no estaba al aire libre, precisamente. Se sentía como si fuese- como si fuese-
—¿Otra dimensión?
Tae lo miró con una sonrisa.
—Sí. Esa es una buena palabra. "Dimensión" —repitió.
Las pulsaciones del mayor aumentaron. La incómoda sensación de sentirse asfixiado amenazó con aparecer otra vez, pero hizo lo posible por mostrarse calmado.
—¿Recuerdas qué estabas haciendo allí? —¿Por qué nunca habían hablado sobre eso antes?
—No exactamente. Había voces, pero tampoco recuerdo lo que me decían
—¿Viste a alguien?, ¿Quizás te encomendaron alguna tarea?
—Es un recuerdo un poco vago... Pero lo extraño es, que me vi a mí mismo. Sólo que no estaba en una camilla dentro del hospital. Yo era algo así como un granjero —Seokjin tuvo escalofríos—, y ¡ah! Había un chico. No pude ver su rostro pero él hacía algo.
—¿Un c-chico?, ¿Qué clase d-de chico?
—Uno extraño. Tomaba mi mano y me llevaba con él. Parecía que estaba enseñándome el camino.
Un chico guiándolo. ¿Suga?
—Tae —se acomodó frente a él, un poco agitado—. ¿Recuerdas algo más?, ¿Algo sobre ese chico en particular?
—Bueno, no me dio la impresión de ser alguien familiar... Tampoco hablamos. Pero tuve el presentimiento de que estaba haciendo algo que no debía.
—¿A-algo malo?. No quería hacerte daño, ¿Cierto?
—Mmm, no. Más bien quería que lo siguiera. Fue un poco tenebroso —luego movió la espalda—, tengo escalofríos de sólo recordarlo —sonrió.
—¿Qué más?... ¿Recuerdas algo más?
—No. Pero es extraño, ¿cierto?, Porque ¿Cómo es posible que pudiera soñar y recordarlo si estaba inconsciente?...
—N-no lo sé.
—Sí, yo tampoco —suspiró—. En fin, sólo eso. ¿Qué hay de ti?
—T-te vas a reír —y soltó una risa sólo para aminorar la tensión que recorría su cuerpo—. Pero yo también pasé por algo similar.
—¿Sí? —Tae ladeó la cabeza, interesado—, ¿Un sueño sobre un chico que te guiaba?
—Así es, sí. Un c-chico joven, d-de piel blanquecina y ojos negros.
—Oh, no creo que se hubiera parecido al chico con el que yo soñé.
—¿No? Creí que no lo habías visto.
—No lo vi —admitió—. No directamente, pero él se parecía a mí de alguna forma.
—¿Eh?
—Es la impresión que me dio, supongo. Como sea, continúa —lo miró atento—, es la primera vez que sé de alguien más que haya pasado por eso.
—Loco, ¿cierto? —"bastante loco" pensó para sí mismo.
—Muy. Escucho.
—Uhm, bien... Esto- sólo sé que en ese sueño, pasaron algunas cosas y... Q-Quizás no haya sido del t-todo un sueño.
—¿No?, ¿Crees que fue una alucinación?... Porque tendría sentido si tuvieron que operarte y usar anestesia, supongo. Es decir, todo esto sobre fantasmas o espíritus es tan ridículo —soltó una carcajada. Seokjin presionó los labios.
—¿No crees en esas cosas?
—Por supuesto que no. ¡Es ridículo! —y tras ver la expresión de su novio, pensó que había hablado de más—. Tú lo crees, ¿cierto?
—Bien... Creo que hay... cosas que ocurren porque deben suceder, como tú mismo lo dijiste.
—Sí, pero eso no involucra fantasmas o consciencias y vidas pasadas —rió.
—¿Cómo lo sabes?
—No es algo que sepa, es sólo una suposición.
—¿Y qué tal si estás suponiéndolo mal?
Taehyung lo miró confundido.
—De acuerdo Cielo, comienzas a asustarme... ¿Estás insinuando que alguna vez has tenido encuentros paranormales o algo así?
—¿Qué pasaría si dijera que sí? ¿Me tomarías por loco?
—No, pero creería que todo tiene su lógica explicación.
Seokjin presionó los labios mirando al colchón. Tenía que poner las cartas sobre la mesa tarde o temprano, y nunca imaginó que su novio pudiese tener recuerdos asociados a su vida alterna. Esa era información completamente inesperada.
¿Taehyung le creería? ¿debería decírselo?
—Yo... —tomó aire—, viví algo muy... paranormal, Taehyung —inició, con el miedo incrustándose en cada pulgada de su ser, como si fuese un cristal puntiagudo.
—¿Cuándo? —preguntó, con un semblante completamente serio.
—Hace... Un par de semanas.
—¿Antes del accidente?
—Más bien... Durante el accidente.
—¿"Durante"? —Tae soltó una risita incrédula—, ¿cuando estuviste inconsciente?
—De hecho, sí —se mordió los labios.
—Cuéntamelo.
Jin se abrazó a sí mismo.
¿Había llegado el momento?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro