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~ 13 ~

—N-no te esperábamos —dijo Seokjin, intentando mantener la compostura. Especialmente después de que Taehyung lo mirara con confusión.

—Lo sé. No se suponía que lo hicieran —sonrió satisfecha—. ¿Me permiten entrar?

Taehyung se hizo a un lado dándole paso a la mujer de cabello oscuro semi recogido. Cerró la puerta y avanzó hacia el mayor, endureciendo sus facciones. ¿Qué estaba sucediendo?

Natalie miró el lugar con atención, y luego de reconocer el sofá de Seokjin, se dirigió allí, tomando asiento en un pequeño rinconcito. Sacó su portafolio, una libreta y una pluma, y con total naturaleza comenzó a escribir.

—Uhm... Natalie, ¿po-drías disculparnos un momento antes de comenzar? —habló el castaño.

Ella no despegó su vista de lo que escribía.
—Por supuesto —asintió en calma.

—Gracias, volveremos en un segundo —respondió mientras se colocaba detrás de Taehyung y lo empujaba hacia el pasillo.

—¡Hey! —se quejó—. ¿Qué estás haciendo? —Seokjin simplemente empujó con más fuerza haciendo que sus pasos se aceleraran. 

Finalmente los encerró a ambos en su habitación.

—¡Seokjin! —gritó cuando estuvieron frente a frente.

El castaño puso una mano en su boca, callándolo automáticamente.

—Taehyung, tienes que escucharme. Primero, baja la voz. La mujer que está ahí afuera puede arruinarme y hacer que me lleven de regreso a un lugar al que no quiero volver, ¿entiendes lo que te digo? —soltó apresurado, con los ojos llorosos—. Por favor —apartó su mano despacio—. Por favor, necesito tu ayuda —El menor notó cómo el pecho del contrario subía y bajaba como si estuviera al borde de un ataque. Sus ojos grisáceos ya estaban desbordando las primeras lágrimas. —Te lo suplico. N-no volveré a pedirte absolutamente nada, nunca más —aseguró, sin apartar la mirada—. Eres el único que puede ayudarme ahora. Por favor, Taehyung, por favor.

—D-de acuerdo, está bien —aceptó, comenzando a asustarse—. Tranquilízate... —Tae le tomó un brazo y lo ayudó a sentarse en la cama, a su lado—. Calma. Te ayudaré, pero primero tienes que explicarme quién es ella y qué es lo que pretende. ¿Acaso le has hablado sobre mí?

—No hay tiempo. Si tardamos demasiado, lo notará. Tienes- tienes que confiar en mí. Prometo que te lo explicaré todo con lujo de detalles una vez se haya marchado, pero ahora tenemos que volver con ella.

—¿Pero por qué?, ¿¡Para qué!?

—Taehyung —suplicó mientras tomaba sus manos en un gesto desesperado—. Tienes que hacer exactamente lo que voy a decirte, ¿de acuerdo?

—P-pero Seokjin, yo no estoy entendiéndote —tartamudeó, nervioso.

—Esa mujer cree que somos pareja, y que compré este lugar para ambos, para estar juntos. Ella también cree que tienes un equipo médico que hace un seguimiento de tu condición, después de lo del accidente —explicó—. Si hace preguntas que no sabes contestar, déjame responder, y sólo sigue la corriente a lo que yo diga —Taehyung quiso soltarse de su agarre tras escuchar eso, pero Jin volvió a sujetarlo—. Debe creerlo, ¿entiendes? Natalie debe creer todo lo que digamos y hagamos.

Taehyung empezó a sentirse mareado, ¿¡Por qué motivo Seokjin mentiría implicándolo a él de esa manera!?, ¿Su pareja? ¿Volver a un lugar que no quería?... Su mente unió rápidamente algunos puntos. ¿Qué tal si realmente tenía un serio problema mental?, ¿Qué tal si ella sólo quería ayudarle?, el pánico subió a su rostro, y su semblante lo reflejó al instante. Se aturdió un poco más cuando el castaño lo abrazó con fuerza.

—Yo jamás, jamás haría algo para hacerte daño, Tae —aseguró afirmando su mentón en uno de los hombros del menor, sentía el miedo colándose en su cuerpo hasta crear pequeñas lágrimas en sus ojos—. Eres lo más importante para mí —dijo con la voz quebrada.

—S-Seokjin yo... N-no creo poder hacerlo bien —se excusó.

—No importa. No importa cómo resulte, sólo necesito que estés dispuesto a hacerlo. Por favor —rogó una última vez.

Tenía que aceptarlo. Si el menor no quería ser parte de eso, no podía forzarlo. Acabaría confesándole todo a su psicóloga, exponiéndose a que lo crean un maniático, a que sus padres se decidan por sacarlo de la ciudad e internarlo en algún lugar donde pudiesen cerciorarse de que no había enloquecido. Se alejaría de todos, y todo. Ellos lo alejarían. Ellos le quitarían lo que más quería en el mundo, a Taehyung.

—Está bien. Lo voy a intentar —respondió, sacándolo de sus pensamientos. Una parte suya realmente quería creer que todo tenía su explicación lógica y razonable, y que Seokjin no era una mala persona.

Jin se distanció a mirarlo, infinitamente agradecido. Si lo besaba, sólo empeoraría la situación, aunque moría por hacerlo.

—Gracias —musitó luego de tragar con dificultad. Y se apresuró a limpiarse para recomponer su aspecto.

Cuando reaparecieron, Natalie había dejado de lado su libreta para acariciar a Yoonie. El felino blanco frotaba su cabeza contra una de sus manos, como si lo que más quisiera del mundo fuesen sus mimos. Ella sonreía como lo hacían las personas a las que les gustaban los gatos.

—No mencionaste tener una mascota, Jin —dijo, sin apartar su vista de Yoonie.

—No es exactamente mío —respondió el castaño—. Lo encontramos, pero estamos esperando que aparezca su dueño. Sólo después de asegurarnos que está abandonado, lo adoptaremos —explicó mientras caminaba tras el menor en dirección al sofá azul.

Taehyung tomó nota de dos cosas. La primera, aquella mujer de facciones finas se permitía llamarle "Jin", como si existiese confianza suficiente entre ambos; la segunda, su compañero había comenzado a hablar usando un "nosotros". Él debería hacer lo mismo.

—¿Y cómo lo llaman ustedes?

—Yoonie.

—Hola, Yoonie —le habló al gatito, enternecida.

Tercera cosa a destacar, el maldito felino se dejaba acariciar por una completa desconocida, pero no por él. Taehyung frunció los labios con mal humor.

Sin embargo, tan pronto como Seokjin sujetó una de sus manos, su mente se puso en blanco. Enlazó sus dedos, tomándolo con suavidad pero a la vez firmeza. Como si quisiera transmitir el claro mensaje de "estamos juntos". Había dejado las muletas a un costado, para poder sentarse. Le dio una mirada fugaz, y luego ambos estuvieron sobre el sofá azul, mirando a la mujer de traje.

Ella dejó de acariciar a Yoonie, y volvió a centrar su atención en ambos, acercándose hasta estar casi en la punta. Volvió a anotar en su libreta, una computadora portátil estaba a un lado, sin que la usara todavía. El gato se recostó en el otro extremo.

—Bien, antes que todo, quisiera agradecerles por concederme unos minutos. No les quitaré demasiado tiempo, especialmente porque esto no fue programado.

—Sabía que vendrías, pero sinceramente, esperaba que me avisaras primero —Taehyung sintió cómo el cuerpo del mayor estaba tenso y su voz se volvía ligeramente inestable, denotando claro enojo. Él respondió apretándolo un poco más fuerte, esperando que entendiese que necesitaba calmarse.

—Lo sé, pero ése era uno de los principales objetivos —explicó, paseando su mirada entre los dos—. No volverá a ocurrir —le aseguró al mayor. Seokjin tuvo que conformarse con asentir en silencio. Como fuera, los tres ya estaban allí—. Entonces... —continuó ella—. Probablemente Jin ya te haya hablado sobre mí, Taehyung.

—Sí —habló por primera vez, enderezándose de forma automática.

—Bien. Eso es importante. La verdad es, que mientras más pronto podamos iniciar las sesiones de pareja, dispondremos de más tiempo para tratar todo lo que tenemos que tratar —explicó—. Me interesaba especialmente poder conocerte, y saber un poco más acerca de tu condición. También quisiera contactarme con tu equipo médico para tomar las medidas necesarias. Esto no es una sesión, ni nada parecido. Simplemente quería presentarme formalmente contigo y hacerte saber que estoy enteramente a tu disposición.

Taehyung sólo la observaba en silencio. ¡Ni siquiera tenía en claro qué profesión tenía! Apenas pudo deducir algo por toda la avalancha de palabras que salían de sus labios. Sonaba demasiado seria, sus ojos verdes mantenían un chispazo de curiosidad y de intriga, como si intentara ver a través de él.

Miró a Seokjin, sin estar seguro por cómo responder.

—Eso es magnífico —sonrió con calma—. De verdad aprecio que te hayas tomado la molestia de venir hasta aquí para hacernos saber que vas a colaborar con la recuperación de Tae. Realmente te lo agradecemos.

—Gracias —añadió él, un poco confundido todavía.

—No hay de qué. Bien, a continuación, les haré unas pocas preguntas. No deberíamos tardar más de diez minutos; como les dije hace un momento, esto es nada más que una presentación. Si tus doctores no lo aprueban —se dirigió al menor—, comenzaremos cuando estés listo.

Tae afirmó con la cabeza. Sentía que Jin lo acariciaba lentamente con su pulgar, intentando infundirle calma. Suspiró y dirigió una sonrisa hacia ella. ¿Cómo dijo que se llamaba?, ¿Nancy? ¿Natasha?

Ella le sonrió de vuelta, volviendo a anotar en su libreta.

—¿Cómo describirían el proceso de empezar a vivir juntos? Es decir, entiendo que es un cambio importante para ambos, desde luego. Eso, sumado a todo lo que arrastramos desde el accidente, indudablemente influye en ustedes de forma personal, y también a nivel afectivo —Taehyung comenzó a pensar que su trabajo estaba vinculado a la sociología, ella se expresaba de forma clara, y hacía pequeños gestos con sus brazos y manos, siempre mirándolos a los dos.

—Bueno... —Jin miró a Taehyung un momento, antes de continuar—. Creo que bien, ¿correcto, amor?

Tae contuvo una mueca.

—Sí, bastante bien —compartió el comentario, tratando de sonar natural.

—Tenemos espacio de sobra, y nos estamos habituando a nuestras rutinas. Además, es reconfortante poder ayudarnos mientras comenzamos a reincorporarnos a nuestra vida universitaria —Seokjin hablaba como si realmente estuviese relajado, Taehyung volteó a verlo, su voz era realmente tranquilizante cuando no estaba hecho un manojo de nervios—. Estoy muy feliz de que estemos juntos otra vez.

Otra vez.

Tae se tensó un poco cuando el mayor se le acercó hasta acurrucarse cerca de en uno de sus hombros. Tardó un momento, pero finalmente pasó su brazo sano por detrás de su espalda y lo sostuvo por la cintura, estrechándolo contra su cuerpo. Su corazón comenzó a agitarse, era la primera vez que iniciaba ese tipo de contacto con él. A su nariz llegó el perfume amaderado de sus cabellos castaños, y la calidez de su temperatura.

Hubo un minúsculo momento de silencio, en el que Natalie lo observó, invitándolo a compartir sus pensamientos también.

—Uhm... P-por supuesto que estoy feliz también —inició, humedeciéndose los labios para calmarse e intentar crear una frase coherente—. Ciertamente, todo pasó bastante rápido. Pero como mencionó Jin, lo bueno es que nos tenemos el uno al otro para cuidarnos.

Seokjin no pudo evitar sonreír con bienestar. Taehyung le había llamado "Jin" por primera vez, y acababa de hablar con total seguridad mientras lo sostenía en sus brazos. Era demasiado perfecto, aun si sólo era una actuación para su psicóloga. Hundió un poco más el rostro contra su pecho, ganándose una pequeña risa de su parte.

—¿Han hablado respecto al futuro?

—No demasiado. Intentamos tomar las cosas con calma. Compartimos el pensamiento de que lo principal es enfocarnos en el presente. Desde luego, proyectamos algunas cosas a futuro, pero tal y como mencionaste, tenemos bastante de qué ocuparnos ahora —respondió Seokjin.

Taehyung escuchó con atención. Era cierto que él prefería vivir el momento antes que hacer demasiadas planificaciones futuras. Disfrutaba de que su pareja y él pudiesen moderar cierto ritmo, pero no se suponía que Jin supiera eso.

—... Imagino que todo esto de saber que tienes un novio puede haberte afectado de muchas formas, ¿Has hablado con alguien respecto a eso?

Tae tragó con nerviosismo —Sí, con Jin.

—Por supuesto —el mayor retomó la conversación—. Me ha dejado en claro que todo esto es un poco nuevo para él, así que me ha pedido paciencia. Afortunadamente, en algún lugar de su mente puede recordarme y recordarnos. Eso me tranquiliza mucho.

¿Recordar? El menor presionó los labios, comenzaba a entender hacia dónde se dirigía todo.

—¿Tus médicos han dicho algo sobre la decisión de mudarte aquí?

Natalie no daba tregua a su interés por el jovencito de ojos claros.

—Uhm...

—El doctor Lee todavía tiene que saberlo. Respetaremos lo que nos diga — dijo Jin, con seguridad.

—¿Lee?

—Sí —asintió hacia la de traje—. También hemos hablado sobre eso, ¿cierto? —volteó a mirarlo—. Sabe que fue precipitado, pero lo hice porque lo amo.

Taehyung comenzó a ruborizarse. Aquello podía ser una actuación demasiado convincente.

—¿Eso no te ha molestado, Taehyung?

Jin solo le sonrió con calidez, antes de volver a inclinarse sobre su pecho.

—N-no. No, claro que no —contestó, preocupándose por sonar tan seguro como su compañero. Y otra vez ella lo miraba de forma inquisitiva—. Uhm, se lo haremos saber al doctor Lee y acataremos lo que nos recomiende, pero como dije anteriormente, me siento feliz.

Natalie posó sus ojos en los de él, y luego en Seokjin, antes de volver sobre los suyos. Tae no pudo evitar sentirse más nervioso que antes.

—Lo estás tomando demasiado bien, ¿cierto?

—Como dije —intervino el de ojos grisáceos, apartándose levemente de su "novio"—, él quizás no recuerde todo tal cual sucedió, pero sí puede recordar que alguien estuvo a su lado. Y me ha aceptado casi de inmediato.

—Una cosa es lo que parece una aceptación, y otra muy distinta es la respuesta real que existe a nivel cognitivo dentro de su cerebro —replicó la mujer, con un tono un poco más serio.

—Natalie, está bien. Nosotros estamos bien, lo ayudaré a sanar.

Ella iba a decir algo, pero pareció arrepentirse en el último segundo. Hizo una pausa y luego prosiguió.

—Me interesa hablar con sus médicos para saber cuál es su diagnóstico. ¿Podrías darme el contacto de este señor de apellido Lee?

—Desde luego. Está en mi ordenador, te lo enviaré adjunto en un correo electrónico —Jin se puso de pie con dificultad, dando por finalizada su visita.

Tae notó cómo su cuerpo se balanceaba ligeramente, y se reincorporó junto a él para ayudarle. Seokjin se aferró con fuerza a una de sus manos, para luego agradecerle.

Natalie suspiró, antes de cerrar su portátil y comenzar a guardarlo todo en su maletín.

—¿Estás bien? —le preguntó el de ojos mieles al mayor, en voz baja.

—Sí. Un poco mareado, es todo.

—Quizás debas recostarte un momento.

Taehyung hablándole con aquel tono tan dulce que denotaba auténtica preocupación lo llenaba de felicidad, pero no era momento para sonreír.

—Enseguida, tesoro. Primero déjame acompañarla hasta la salida.

—No te molestes —respondió ella, tras sacudirse levemente la falda de su traje oscuro—. Si no te sientes bien, deberías tomar la recomendación de tu novio y descansar un momento.

Jin percibió sus rasgos endurecidos y el tono firme y serio de su voz. Algo le dijo que no se encontraba especialmente conforme.

—Lo haré yo —dijo Taehyung antes de soltar a Seokjin luego de asegurarse que estaba bien afirmado a sus muletas.

Caminó tras ella hasta la puerta de entrada y se la abrió, esperando que saliera.

—Fue un placer —le dijo al de ojos mieles, luego de un breve asentimiento.

—Igualmente.

Iba a salir, y se detuvo. Los dos se quedaron enmudecidos, esperando cualquier reacción. Natalie giró sobre sus tacones y miró a su paciente, con una insistencia que le heló la sangre.

—¿Hay algo que quieras decirme? —preguntó de repente, mostrándose expectante.

Jin hizo un leve gesto con la cabeza, antes de responderle.

—Que tengas un buen día, Natalie.

Ella le sostuvo la mirada durante algunos segundos, antes de finalmente voltearse y salir, sin decir ni una palabra más.

Taehyung cerró, quedándose con una incómoda sensación en el pecho. ¿Qué estaba pasando?Volteó hacia él, quién seguía inmóvil, pero con la vista baja.

—Seokjin —lo llamó, apresurándose a volver a su lado para escuchar toda la explicación que merecía— ¿Qué fue todo eso? —el mayor se dejó caer nuevamente en el sofá, abatido. Notó como Tae se sentaba junto a él otra vez, y subió su mirada, encontrándose con sus ojitos claros exhibiendo preocupación— ¿Te encuentras bien?

Antes de decir algo, Seokjin le tomó el rostro y lo atrajo al suyo. El de ojos mieles lo había ayudado, aun si no sabía demasiado sobre la situación. Su Taehyung estaba justo allí, mirándolo con insistencia. Y él estaba seguro de amarlo cada vez un poco más.

Tae sintió las ya habituales mariposas que anidaban en su vientre revoloteando eufóricas mientras Seokjin simplemente lo miraba a los ojos. Aquella respiración tibia le cosquilleó la piel, esas manos todavía lo sostenían desde las mejillas. Ya conocía la expresión de adoración que el mayor manifestaba mediante sus pupilas grisáceas y resplandecientes.

Jin se acercó lo suficiente hasta besarle la frente.

—Gracias —susurró despacio contra su piel, como si le costase hablar.

Realmente le estaba agradecido. Sabía que probablemente todo había sido inútil, pues era evidente que su psicóloga no le habría hecho aquella última pregunta de haberse creído el pequeño montaje que armaron de forma improvisada; pero en ese momento no le importaba. De alguna manera, la conversación que debió tener con Taehyung una vez se hubiera ganado su confianza, se había adelantado. Y quizás era algo bueno. Estaba preparado -o creía estarlo- para su reacción. Respetaría lo que decidiera.

—Seokjin... —el menor lo llamó con angustia.

—Voy a... —carraspeó, para volver su voz más estable— voy a contarte una historia. Será tediosa, y un poco larga —se adelantó—. Y debes saber que hay una parte que es esencial, pero tengo que omitirla. No puedo decírtela aún.

—¿Por qué?

—Porque no estás listo para escucharla —respondió. "Y menos para creerla" se dijo a sí mismo. Tae nunca aceptaría su relato de la Realidad Alterna. Mucho menos si apenas lo consideraba como su compañero. No era el momento, no.

Taehyung se retrajo levemente —¿Por qué eres tú quien decide si estoy listo o no?

Jin esbozó una pequeña sonrisa.

—Porque soy yo quien te conoce a ti, y no al revés —dijo de forma calmada—. Creo que podrás escuchar la versión completa, pero ahora no es el momento —explicó, permitiéndose bajar la mirada hacia sus manos, grandes y fuertes, para sujetarlas con suavidad.

—¿Cuándo será el momento? —insistió, sin oponerse a tener sus manos entre las de él.

—No puedo asegurártelo. Pero cuando llegue, ambos lo sabremos, ¿de acuerdo?

Taehyung notó cómo su mirada entristecida comenzaba a desvanecerse para dar lugar a sus intensos y brillantes ojos platinados, esos que lo observaban haciéndolo sentir el centro del universo.

—De acuerdo —quizás lo mejor era escucharlo cuanto antes. Ya habría tiempo de ver si lo que le aseguraba se cumplía o no.

—Te lo contaré, con la excepción de ese fragmento que sin duda es importante. Tú probablemente vayas... a creerme. O quizás no. Sea como sea, eso no cambiará lo que siento por ti.

"Lo que siento por ti". Tae presionó los labios y desvió levemente la mirada.

—Tenías razón —comenzó—. Yo me fijé en Jungkook. Hubo un tiempo en el que creí que me gustaba, de hecho. Pero eso cambió después de... Después del suceso que no voy a explicarte hoy —admitió, un tanto avergonzado—. Fue por eso que comencé a desarrollar sentimientos por ti, Taehyung. Lo que pasó me hizo entender que, en realidad, eras tú quien me importaba.

—¿Qué?... —inmediatamente se ruborizó.

—Lo siento, suena repentino pero así es como pasó —se encogió de hombros—. Y a partir de allí, comencé a buscarte.

—P-pero ¿cómo?, ¿por qué?

—Porque es algo de lo que estoy perfectamente seguro.

—P-pero dijiste que-

—No puedo explicártelo, Tae —su agarre se volvió un poco más firme—. Pero es real —Jin no dejó de mirarlo en ningún momento—. Estoy enamorado de ti.

El menor tuvo el reflejo de tragar, luego desvió la vista y automáticamente comenzó a negar con la cabeza.

—Seokjin, tú no m-me conoces.

—Sí que lo hago. Es precisamente porque te conozco que me has enamorado —afirmó, y le tomó por el mentón, haciendo que sus miradas volvieran a encontrarse—. Estoy perdidamente enamorado de ti, Taehyung. De todos tus hábitos y los aspectos de tu personalidad.

—¡P-pero...!-

—Sé que odias dormir en completa oscuridad —lo interrumpió—. Necesitas dejar que algo de luz entre en tu habitación, o no estás tranquilo. Sé que prefieres recostarte sobre tu lado derecho. Que siempre comes todo el arroz antes de tocar los demás alimentos. Que, si estás concentrado, frunces el ceño y tus cejas se alinean casi de forma horizontal. Amas la nieve. Si- si estás de buen humor tarareas en voz baja —soltó, de manera apresurada, bajo la mirada sorprendida del contario—. Tu número favorito es el siete. Y tienes otros más, el trece, y el nueve. Amas los animales. Quisiste ser vegetariano, pero no funcionó. Te gusta el mar. Tiendes a mover tu pie derecho cuando estás relajado. No te gusta estar solo, aunque no lo admitas —sus ojos se tornaron vidriosos mientras su voz se volvía temblorosa, tomaba aire entre cada frase para no interrumpirse. Para demostrarle que lo sabía. Él lo sabía casi todo sobre Taehyung—. A veces eres... Desesperante. Y terco, muy terco —aseguró—. Pero también eres dulce. Amas los regalos, los abrazos, los besos. Eres muy cariñoso, y eso me encanta. Todo tú me encantas. Tal cual eres.

Seokjin notó cómo el pecho del menor subía y bajaba, su mirada reflejaba pánico.

—No es posible... ¡¡No tiene sentido!! ¿¡Cómo puedes-!?, ¿¡Cómo sabes todo eso!? ¿¡Me has estado espiando?! —preguntó, retrayéndose—. No, eso tampoco es posible... —se respondió a sí mismo, mirando hacia un punto fijo.

—Taehyung —lo llamó, evitando que siguiera apartándose—. ¿Ahora me crees? Te conozco.

—¡No! ¡Eso no-!

—Suena descabellado, pero es la verdad. Cálmate. Mírame —le indicó, sosteniéndole el rostro otra vez—. Nunca te haría daño. Nunca. Y mi historia no termina allí. Tú sólo eres mi punto de partida, ¿entiendes?

Tae se esforzó por obedecerle —¿Punto de partida?

—Fue el día del accidente cuando entendí que debía buscarte. Y cuando todo este embrollo comenzó. Mi familia... Mis padres estaban muy preocupados. Mi relación con ellos no es mala, pero no comprenden que dejé de ser un niño hace años. Ellos todavía deciden por mí —lo soltó de a poco, cuidando volver a tomarle las manos.

—¿De verdad?

—Así es. Lo organizaron todo para llevarme de regreso a la ciudad donde crecí. Yo no quería ir, pero tuve que hacerlo. Me presentaron a Natalie, y dijeron que-

—Es ella, ¿cierto?, ¿Es tu...?

—Es mi psicóloga —asintió—. Ella es muy buena en lo suyo. Y también más astuta de lo que quisiera.

—¿Tu psicóloga?, ¿Y por qué le mientes?

—Porque ella fue la única que accedió a ayudarme. Lo hizo, y necesito que siga haciendo así —ante la mirada inquisitiva de Tae, continuó—. Tuve que mentirle. Pero fue la primera en creerme, y convenció a mis padres para que me permitieran volver.

—Y la mentira es... Que estamos juntos.

—Que eres mi novio, que comenzamos a salir hace poco, y que necesitaba estar contigo después de lo que pasó, porque tú también estuviste en el tren accidentado —Taehyung guardó silencio un instante, como si estuviera comenzando a procesarlo todo—. Lo siento. Pero es una mentira a medias, porque ahora estamos viviendo juntos; porque estuviste en el accidente, y porque realmente te quiero. Te quiero, Tae —admitió mientras sus pulgares le acariciaban la piel.

Podía percibir la tensión que emanaba desde el cuerpo del menor. Sin embargo, no hizo nada por apartarse. Tardó algunos segundos en hablar.

—Era la única forma, ¿correcto? —preguntó.

—Así es. Era eso, o seguir encerrado en la casa de mis padres. Yo realmente necesitaba regresar... Y lamento mucho haberte usado así. Tenía- tenía tanto miedo de que te hubiera ocurrido algo malo —de su ojo derecho desbordó una primera lágrima, por el simple hecho de recordar todo el temor a no volver a verlo jamás—. Quería verte. Necesitaba verte otra vez, Taehyung.

—Jin, calma. Estoy justo aquí —le aseguró, acercándose un poco más a él.

El castaño mayor afirmó con la cabeza. Hizo presión en sus manos, y Tae pudo tomar consciencia de que realmente estuvo preocupado.

Preocupado, porque lo quería. Y, además, lo conocía. Según Jin, eso tenía su explicación, pero no podía escucharla ahora. Siendo así, todo cobraba un poco de sentido, por más descabellado que fuera. Quizás Seokjin no era un acosador, ni tampoco estaba obsesionado. Era sorprendente que supiera detalles como lo de que prefería dormir del lado derecho, o que sus números favoritos eran precisamente los tres que nombró. Asustaba un poco. No había demasiadas personas que tuvieran esa información, y aun así, el castaño no titubeó en decirla.

¿Quién era realmente Kim Seokjin?

—El día del accidente perdí mucho más que la capacidad de moverme por mi cuenta —dijo, sin soltarle las manos—. Y lo que más me mortifica, es lo que pasó con mi mejor amigo. Dios, él venía exactamente a mi lado. Estaba... S-sentado a mi derecha —sus ojos continuaron derramando lágrimas—. Y se llevó la peor parte de todo.

—Kim Namjoon, ¿correcto? —Taehyung podía recordar al estudiante rubio de anteojos que era popular por sus altas calificaciones. Jamás tuvo trato con él, pero sabía quién era.

Jin asintió mientras hacía un enorme esfuerzo por dejar de llorar.

—Sé que debería estar a-agradecido por seguir con vida. Pero cada vez que voy a visitarlo, y lo veo postrado en esa cama, lleno de vendajes y cables, yo- ¡Yo desearía haber tomado su lugar! —su voz se quebró—. Porque él no merecía terminar de esa forma tan horrible.

El menor se mordió los labios, intentando pensar en qué decir.

—Seokjin, no fue tu culpa.

Ojalá pudiese creerlo.

Pero él sabía que reparar la continuidad y volver a su plano de origen era lo que había provocado que Namjoon acabara en aquel estado. Jin no estaba arrepentido de haber sido una anomalía, fue lo que le permitió conocer a Taehyung, y a Suga; Incluso le permitió despedirse de su mejor amigo. Pero sí que se arrepentía de no estar en el lugar del rubio. Si alguien le hubiese dado a escoger, lo hubiera hecho. Prefería llevarse los recuerdos de toda su vida, junto a los de su novio, y encerrarse en la eternidad, o donde sea que fuese a parar su consciencia. Taehyung viviría sano y salvo gracias a Suga; y Namjoon estaría recuperándose de lesiones menores en la comodidad de su hogar.

Eso era más que suficiente.

—Jin... —el de ojos mieles se permitió tomarle el rostro con una de sus manos, lo hizo con cautela, como si no estuviese del todo seguro acerca de tocarlo.

Cuando sus miradas volvieron a encontrarse, el mayor intentó calmarse.

—Necesito que me abraces, muy, muy fuerte.

Taehyung, contrario a lo que pensó, asintió de inmediato y estiró los brazos hacia él. Y Jin no tardó en refugiarse en su pecho, como deseó hacerlo desde la primera vez que volvió a verlo. No imaginó que aquello sucedería. Tras haber soltado aquel pedido por pura desesperación impulsiva, se reprendió mentalmente, pero una vez que el menor aceptó, agradeció el haberse dejado llevar.

Hundió el rostro contra su ropa, y su nariz se impregnó del perfume del menor, mientras cerraba los ojos. Encogió los brazos, y sintió cómo iban descendiendo de a poco, hasta que Tae quedó afirmado contra uno de los extremos del sofá, prácticamente recostado. Jin se sintió protegido, pues estaba siendo fuertemente abrazado. Sus hombros se movieron levemente, mientras tomaba aire para calmarse.

Era la primera vez en semanas en que pudo sentirse completamente feliz.

Su mente viajó hacia un lugar lleno de paz. Taehyung seguía siendo su refugio. Era impresionante cómo todas las emociones que guardaba por él seguían allí, sin necesidad de buscar demasiado. Pudo percibir los latidos del contrario retumbando en su pecho. Rítmicos, y un tanto acelerados. Sonrió automáticamente.

—Te quiero —le dijo en un murmullo bajo, pero fue perfectamente audible.

Taehyung observó su brazo sano, con el que estaba sujetando a Seokjin por sobre su espalda amplia. La camisa que vestía llegaba hasta sus codos, y ahora tenía la piel completamente erizada, cada diminuto vello estaba en vertical. Eso sólo causó que su sonrojo aumentara, y no iba a negar que acababa de ponerse un poco más nervioso. Para colmo, el departamento había quedado en completo silencio, y él tenía la incómoda sensación de que su corazón agitado podía oírse hasta planta baja.

¿Qué debía responder?, ¿Cómo debía sentirse?... ¿Había sido una buena idea simplemente obedecerlo? Su cabeza era un desastre. Su corazón tampoco ayudaba.

Escuchó a Jin soltar una pequeña risa, y se estremeció por un instante.

—Hueles a menta —comentó.

—Uhm, e-eso es porque uso un óleo hidratante —explicó, abofeteándose mentalmente al instante, ¡Por supuesto que sería por un óleo! Jin no era estúpido, probablemente ya lo suponía. Una persona no tenía un aroma tan definido a no ser que utilizase un producto, decirlo era redundante. Ahora se sentía más nervioso—. Me gusta la menta —añadió, como para no sentirse tan idiota.

—A mí también —respondió el mayor, mientras sus brazos viajaban por los laterales de su cintura para luego estrecharlo, acercando un poco más sus cuerpos.

Tae sintió que todo lo atravesaba como un rayo. Las mariposas, el cosquilleo en las piernas, el nudo en la garganta, las pulsaciones aumentando, la piel siendo acariciada por un leve escalofrío.

Cuando devolvió su vista al frente notó que Yoonie los miraba con curiosidad desde un poco más allá. Parecía completamente concentrado en ambos. Eso lo hizo sentirse observado. Maldito gato.

Intentó desviar su atención de todo lo que pasaba por su cabeza en aquel momento. Le creía. Por supuesto que le creía, pero necesitaba saber la parte omitida. Y además, tenía que calmarse. Tenía que hallar alguna explicación razonable para todo el torbellino de sensaciones que sacudían su cuerpo.

Jin recordaba haber leído en su diario que, en algún momento, fue Taehyung quien estuvo sobre su pecho mientras él lo abrazaba, ambos en el sofá. Que ahora estuvieran invertidos era gracioso.

—Uhm... —Tae carraspeó, y el mayor se apartó ligeramente—. ¿Vas a visitarlo? A Namjoon.

—Claro que lo hago. Todos los lunes.

—¿Y él no...? P-perdona, no sé cómo-

—¿Si noto alguna mejoría?... Bueno, lo último que supe es que sus heridas comenzaban a sanar. Pero está en coma, Tae —explicó, volviendo a acomodarse sobre él, esta vez apoyando una de sus mejillas contra el pecho del menor—. Eso es mucho más complejo, ¿entiendes?

—Sí. Entiendo —quién lo diría. Recostado en el sofá, abrazando al sujeto que alguna vez creyó odiar, escuchando su angustia.

—Verlo así me hace tanto daño... —comentó el mayor, decaído—. Quiero que despierte pronto, y que vuelva a ser el mismo de antes. Lo extraño. Quizás yo merezco estar en su lugar.

—Jin... —frotó suavemente su espalda—. No fue tu culpa —y ahora lo consolaba. Por alguna razón no era tan terrible como alguna vez llegó a suponer. Jin olía bien, y bajo toda esa apariencia de niño mimado había un muchacho que también atravesaba por situaciones adversas. 

—Gracias por decirlo. Sigues siendo dulce, ¿no es así?... —levantó la mirada, y sonrió débilmente—. Creo que ya hemos hablado suficiente sobre mí. Lo más importante es que pude explicarte mi situación.

—¿Puedo ser sincero contigo?... Dudo que Natalie nos haya creído. Salió de aquí muy molesta.

—Lo está, probablemente.

—Además, mencionaste algo sobre un médico y que enviarías por correo algo que no entendí.

—Parte de mi mentira es que has olvidado que eres mi novio.

—¿Qué? —Tae frunció el ceño, pero sin moverse demasiado.

Jin se perdió en sus facciones, miraba demasiado sus labios, sus mejillas, sus ojos claros. Taehyung era precioso.

—Le dije lo mismo que a mis padres. Que perdiste la memoria.

Él esbozó una pequeña sonrisa.

—Parece que planificaste todo muy bien.

—Lo lamento. Era la única forma de poder regresar... Entiendo que puedas sentirte molesto, realmente quisiera que aceptes mis disculpas.

—No es gran cosa. En parte, puedo entenderlo. Yo también haría cualquier cosa con tal de no regresar a la casa de mis padres —admitió, encogiéndose de hombros. Intentó ignorar la forma en que él lo miraba. O lo cerca que estaba. 

El mayor se irguió, sus brazos descansaron cómodamente sobre los pectorales del de ojos claros, produciéndole un leve cosquilleo. 

—¿Podemos hablar sobre eso?... Quiero saber más sobre tu vida.

Eso era sorprendente. El gran Kim Seokjin queriendo saber sobre el alfeñique que era Taehyung. En otro momento no lo hubiera creído, pero el rostro de Jin demostraba el más genuino interés. Estaba enamorado. Tae intentaba procesar eso, ahora que lo había oído de sus propios labios. 

Seokjin estaba enamorado de él.

—Mi vida es... —sonrió, un poco contrariado—. Un desastre. O casi desastrosa, debo decir.

—Está bien. No tienes que responder, a no ser que necesites desahogarte. Pero... Tu brazo... —con cuidado, tomó el yeso y lo miró con atención—. ¿Tienes controles?, ¿O un médico que verifique tu estado?

Por eso lo trataba de aquella forma. Por eso hacía cosas como prepararle la comida, vigilar que descansara bien, preguntarle si necesitaba algo. La situación comenzaba a abrumarlo un poco.

—Pues... No, por ahora —respondió—. Es decir, todo sucedió demasiado rápido. Yo estaba "bien", eso fue lo que dijeron. Y es cierto, en comparación con otras personas. El lugar estaba desbordado de gente. Aún así, estuve en observación varios días, pero debido a que no era más que una fractura me dieron el alta y seguí haciendo reposo aquí, en casa.

—¿Alguien te cuidó?

—Hobi hyung —respondió de inmediato. —Y también Jungkook.

Jin asintió con la cabeza, tratando de seleccionar las palabras adecuadas para llegar al punto.

—¿Alguien de tu familia?

—No. Eso no.

—Entiendo... —y no tenía forma de ahondar más en el tema después de verlo fruncir los labios—. Hey —lo llamó—. Deberías revisarte. Puedo acompañarte a buscar un buen doctor, que hará un seguimiento de tu estado. Probablemente requieras algunas sesiones con fisioterapeutas para practicar el recuperar la movilidad, es importante que alguien se asegure de que estás bien.

Taehyung parpadeó algunas veces. ¿Estaba hablándole en serio?

—Estoy bien.

—Sí, eso quizás sea cierto. Pero sería mejor escucharlo de un profesional —insistió Seokjin—. Te acompañaré. O si lo prefieres, te daré algunas recomendaciones, ¿sí?

Lucía realmente dispuesto a darlo todo por él. Un sentimiento cálido llenó el pecho del menor, Jin realmente tenía intenciones de cuidarlo. Era un gesto adorable; sonrió levemente.

—De acuerdo.

—¿Y qué hay de tu resfriado?, ¿Te sientes mejor? —por fin estaban hablando, y estaba recostado sobre su cuerpo, juntos, en el sofá. Jin no iba a permitir que aquel momento acabara tan pronto. Sentía que por fin conectaban. Que finalmente hablaban con sinceridad, y con la cercanía que tanto ansió.

—Sí, creo que se me pasará pronto.

—¿Quieres que prepare algo en especial para la cena de esta noche? Porque asumo que no vas a ir a trabajar estando así.

—Debería —admitió—. Hoy tengo un mejor ánimo.

—Pero necesitar descansar. Solo así podrás sanar. Las medicinas son estupendas, pero debes ayudarte con el reposo necesario, tesoro —abrió los ojos con sorpresa, y luego escondió el rostro entre sus manos—. ¡Lo siento! ¡Dije que no volvería a pasar, y lo eché a perder!

Taehyung rió un momento.

—Es gracioso que me llames así con tanta naturalidad —dijo, luego de notar que el mayor estaba sonrojado. 

—Lo lamento.

—Te has metido de lleno en tu papel como mi novio, ¿cierto? —bromeó, antes de volver a reír—. Ahora lo entiendo mejor.

Seokjin tuvo que conformarse con sonreír con nerviosismo y desviar un poco la mirada.

—Uhm... Gracias de nuevo. Por lo que hiciste hoy por mí —dijo, tras unos segundos silenciosos—. Me salvaste.

—Diremos que hice eso si tu psicóloga finge que nos creyó, ¿de acuerdo?

—Deja que yo me encargue de Natalie. Como sea, debo tener cuidado con lo que vaya a mentirle, o hará que mis padres me internen.

—Supongo que no les gustará saber que le mentiste a ella.

—No les gustará eso, ni que haya comprado este lugar, ni que permanezca en Seúl —puso los ojos en blanco—. Los amo, pero a veces también los odio.

Taehyung rió un momento, y sin notarlo, se quedó observándolo. Aún si Seokjin tenía esa cicatriz marcando un lado de su rostro, se veía guapo. Una alarma se activó en su mente tras tomar consciencia de lo que acababa de pensar, y de pronto decidió que iba a aceptarlo.

Jin le parecía atractivo. No, Jin era atractivo.

Los ojos platinados del mayor volvieron a centrarse en los labios de Taehyung. Tenía demasiadas ganas de besarlo. ¿Qué pasaría si simplemente lo hacía?, y antes de imaginarse cualquier respuesta, ya estaba acercándose a él. Quería capturar su boca. Quería fundirse en su calor, necesitaba sentirlo, su deseo era inmenso. Era común que Tae demostrara incomodidad o incluso sorpresa, pero no ocurrió esta vez. Se mantuvo inmóvil, pero Jin notó que también le miraba los labios. Su emoción sólo pudo crecer. Cerró los ojos, y reconoció el aroma de sus respiraciones volviéndose una sola, hasta que lo aturdió el sonido de un teléfono, rompiendo por completo la cercanía y el ambiente entre los dos.

Taehyung miró hacia la mesa junto a la cocina, su móvil emitía el tono de llamada, y enseguida juntó fuerzas para levantarse. Jin se apartó de inmediato. Sólo entonces Yoonie, quién había permanecido calladito, soltó un ruidoso maullido, como si protestara, y se ganó la mirada extrañada de ambos muchachos.

Tae tomó su llamada, y Seokjin llamó al gatito hasta que lo cargó sobre sus piernas, dándole caricias. Realmente no prestó atención, pero igualmente la llamada fue corta. No se atrevió a hablar, sino hasta que notó su semblante contrariado.

—¿Todo en orden? —quiso saber.

—Sí, algo así —se rascó la nuca—. Mi tutora vendrá a ayudarme con algunos trabajos atrasados.

—Eso es bueno, ¿o no?

—Sí... Debería serlo, pero la realidad es que no he estudiado demasiado. Y no la conozco, espero no causarle una mala impresión.

—Dile que estuviste enfermo. Después de todo, es real. Además, no es deber de un tutor el juzgarte, solo está para ayudarte.

—¿De verdad lo crees?

—Claro que sí. Y sé que te has esforzado bastante estas últimas clases, sólo dile que no te sentías bien. Y si se atreve a hacer que te sientas mal, rechazarás su ayuda y fin del problema. Hay muchos tutores en otras carreras sociales, te aseguro que no es la única persona dispuesta a ayudarte, Tae.

El menor le obsequió una pequeña sonrisa, sintiéndose un poco más tranquilo.

Jin tomó las muletas, luego de dejar a Yoonie sobre el sofá.

—Como consejo, deberías comenzar a repasar los temas que quieras consultarle. Servirá para que puedas aprovechar mejor su presencia, ¿no lo crees?

—Sí. Tienes razón —Tae se encaminó hacia su habitación, y pronto estuvo de regreso cargando carpetas, hojas y su portátil. Dejó todo sobre la mesa, dispuesto a comenzar. Seokjin lo observó llenándose de orgullo. Taehyung siempre se esforzaba.

—¿Llegará pronto?

—En unos quince minutos, por lo que dijo —respondió el menor.

—Bien, entonces estaré en mi cuarto. De todas formas, creo que dormiré un momento. Si necesitas algo, búscame.

—No creo necesitar algo en particular, pero de acuerdo.

—No temas preguntarle todo lo que no entiendas, ¿oíste?

—Sí.

—Ni tampoco mientas con que te quedó en claro su explicación si no es así. Ella debería hacerse entender sin problemas.

—Ajá —contestó, ladeando una pequeña sonrisa.

—Pídele muchos ejemplos. Siempre es bueno tener ejemplos.

—Sí, mamá —finalmente sonrió, mirándole. Jin frunció el ceño, sin decir palabra—. ¿Qué? ¿Debí decir Sí, papá?

—Un "Yes, Daddy" hubiese estado bien.

Taehyung soltó una carcajada llena de diversión, y el mayor lo siguió enseguida. Jin acabó por avergonzarse, y reiteró sus consejos antes de encerrarse en su habitación, con Yoonie siguiéndole por detrás.

Consideraba que había hecho un enorme progreso en su relación con él. Y también decidió que la próxima vez, nada ni nadie le impediría besarlo.

♦♦♦       

—¿Mi Suk?

Taehyung se quedó perplejo. Su tutora era nada menos que su compañera de trabajo.

—Así parece, Taehyung —ella entró de inmediato. Tenía un listón negro sobre su cabello corto, una expresión tan fría como la tarde invernal exterior, y un sobretodo azul que pronto dejó en el perchero, quedándose con un portafolio mediano en manos.

—Tu... ¿Eres mi tutora?... ¿Estudias Comunicación Social? ¡Ni siquiera sabía que estábamos en la misma Universidad!

—Parece que no estás tan enfermo como mencionaron Bran y Kalo —dijo, tras inspeccionarle de arriba abajo.

—Tengo un poco más de ánimo ahora, pero no fue así ni ayer, ni temprano —mintió. Por un momento olvidó que estaba tratando con la antipática Mi Suk.

—Espero que puedas regresar para la semana siguiente. Tengo trabajo extra por tu culpa —declaró, adentrándose en el departamento aun si era la primera vez que lo visitaba.

Taehyung la siguió enseguida.

—¿Y no deberías darme las gracias?

Ella se detuvo en seco, y volteó a mirarlo con sus grandes ojos amarronados, extremadamente frívolos.

—Al igual que tú, no me prostituyo por placer, sino por necesidad —escupió con desagrado—. Y también estoy aquí por dinero, no porque me interese salvar las notas de otro estudiante mediocre.

Taehyung hizo una mueca de desagrado. No esperaba tener que trabajar a la par de su compañera, definitivamente estaban mejor por separado.

Ciertamente, los alumnos que eran tutores accedían a un sistema de becas y beneficios exclusivos dentro de la Universidad. Se necesitaba bastante esfuerzo para alcanzar el puesto, Tae no terminaba de comprender cómo aquella jovencita que por las noches se paseaba entre infinidades de mesas, tenía tiempo como para dedicarse a su carrera de aquella forma.

Mi Suk tomó asiento y comenzó a sacar sus pertenencias, el castaño de ojos mieles hizo lo mismo desde el otro extremo. El ambiente era un tanto tenso.

—Hagamos esto rápido. Tengo que prepararme para esta noche.

—De acuerdo —afirmó—. Uhm... Sucede que... Tengo bastantes trabajos pendientes.

—¿Por qué?

—Porque no supe cómo terminarlos. Y luego se acumularon. Ahora no dispongo de demasiado tiempo, conseguí ponerme al día con algunos, pero hay otros que verdaderamente no tengo idea cómo desarrollarlos —admitió, un poco avergonzado. Hubiese sido más fácil decírselo a alguien desconocido, pero no a la jovencita que habituaba a ver semidesnuda todos los fines de semana.

Mi Suk tomó lugar en su portátil y comenzó a leer en silencio. Tae sólo sentía que su incomodidad aumentaba.

—Bien, comencemos con lo básico.

Tan pronto como comenzó a hablar, Taehyung sólo se sintió más y más pequeño. Ella realmente se tomaba las cosas en serio, y parecía haber estudiado como si fuera a dar un importante examen. Para su grata sorpresa, era sencillo entenderle, pues Mi Suk podía explicarse sin necesidad de usar demasiados términos técnicos. Nunca pensó que el diálogo más largo que tendrían sería hablando sobre filología.

Consiguió evacuar muchas dudas, y para cuando lo notó, había transcurrido casi hora y media. Era impresionante poder comprender los temas que más le costaban con sólo una conversación. Mi Suk además solía explicarse usando algún tipo de gráfico que garabateaba en su cuaderno. No eran sofisticados ni demasiado elaborados, pero servían bastante, al punto que Tae le preguntó si podía conservarlos para ayudarse a recordarlo todo.

Para cuando estuvieron por finalizar, Taehyung decidió que podía olvidar lo de ser llamado "estudiante mediocre".

Mi Suk guardó sus cosas, y se despidió saludándolo, según él, mucho más amablemente que cuando llegó.




Tan pronto estuvo a solas, suspiró con agotamiento. Había recibido demasiada información, pero sabía que debía poner de su parte para retenerlo todo y adelantar sus actividades tanto como pudiese.

Jin salió de su habitación poco después, y lo primero que hizo fue preguntarle cómo había resultado todo.

—¿Así que una compañera de trabajo?

—Así es. El mundo es pequeño —Tae estaba recostado perezosamente sobre el sofá azul, y Seokjin estaba preparando té en la cocina.

—Al menos es buena como tutora, ¿cierto?

—Sí. Volverá la semana siguiente. Se supone que son dos clases por asignatura, así que seguiré viéndola algún tiempo más.

—Lo dices como si fuese algo malo —señaló el mayor, apartando dos vasos de porcelana donde serviría el té caliente. El aroma era agradable.

—No es eso exactamente, es sólo que es un poco difícil de tratar.

—¿En serio?, ¿Por qué?

—Mi Suk no es mala... Sólo es... Difícil —se encogió de hombros. Tan pronto como lo vio hacerle un gesto con la cabeza, se puso de pie hasta acercarse a la cocina—. Gracias —recibió su vaso, y dio un sorbo, afirmándose contra la mesada—. Nunca hemos hablado demasiado. Hoy fue la primera vez que tuvimos una conversación.

—Vaya... —Jin se afirmó contra el marco de la puerta—. Parece complicado.

—Lo es, pero quiero creer que cambiará conforme comencemos a conocernos un poco más.

El castaño se quedó observando hacia la mesa donde todavía había algunas hojas esparcidas.

—¿Ella estaba sentada en aquel lugar? —apuntó.

Tae se acercó a mirar, y luego asintió con la cabeza.

—¿Cómo lo supiste?

—Creo que olvidó algo —Jin se acercó poco, cojeando, hasta tomar el pequeño cuadrado de papel que quedó casi aislado del resto de la mesa.

Tuvo que sujetar con fuerza el vaso para evitar que terminara rompiéndose contra el suelo. Era una fotografía.

—¿Qué es? —escuchó, pero ni la voz de Taehyung logró sacarlo del shock.

Cuando el de ojos mieles se acercó a su lado, alguien llamó a la puerta. Jin temblaba.

Tae se acercó a la entrada, y tan pronto como abrió, divisó nuevamente el rostro de su compañera.

—Olvidé algo —dijo, luciendo un poco alterada.

Seokjin volteó a mirarla. Delgada. Piel clara. Cabello corto. Su garganta se secó, e hizo un sobre esfuerzo para poder hablar.

—¿Conociste a Yoongi? —preguntó desde su lugar, sintiendo sus ojos arder, la fotografía todavía en una de sus manos. Ella lo miró con asombro—. ¿Acaso él fue tu...?

Mi Suk comenzó a respirar de forma agitada. Apartó a Taehyung hasta entrar, y caminó con determinación hacia Seokjin, para luego arrebatarle la fotografía.

—Espera —Jin atinó a tomarle un brazo—. L-lamento muchísimo lo que le sucedió. Era mi amigo —dijo, con la voz temblorosa. La chica guardó la imagen en su portafolio, sin decir ni una palabra—. Lo sabes, ¿no es así? 

—Claro que lo sé —y solo entonces subió su mirada, hasta enfrentarlo—. Fue el amor de mi vida. Un idiota lo atropelló, y murió hace un mes después de estar hospitalizado d-durante cuatro... Cuatro malditos años —respondió de forma apresurada, perdiendo la compostura.

Taehyung seguía perplejo en la entrada.

—Entonces eras tú... —Seokjin se permitió inspeccionarla con atención—. La chica que él nombró, la que amó... Su novia.


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