VIII-Capítulo Ocho: Reflexiones de Medianoche. 

Dice una canción de Jesse y Joy "Cuando se apaga el amor, el corazón se queda en llamas..." y cuánta razón tiene esa pequeña frase. 

Quedas con una constante herida de la cual constantemente quieres cerrar, por lo menos yo... Intenté alejarme de todas las maneras posibles, intenté no mirarlo más veces de las que lo hacía en un día, no hablarle, ni necesitarlo. 

Intenté no sentir esa incertidumbre, ese miedo y esa sensación que se agolpaba en mi pecho. Dejé libres a esas prisioneras mariposas que estaban muriendo lentamente en mi interior, no recibiendo el amor y la dedicación debida. Creo que cuando te encuentras bien contigo misma ese momento es el más sano, el más bonito y el más adecuado. Te puedes mirar al espejo e incluso llegar a sentirte preciosa, la diosa del universo más hermosa, pero mientras tengas esas palabras groseras, esa negativa actitud y un mal desempeño en tus labores estarás errando y engañandote a ti misma. 

¿Qué ganas? Más días de errores, de acciones que de una u otra manera se van a desvanecer en el aire y son vagamente hechas, no valen sino mierda, así tan cual, tan crudo como lo es y como lo llegas a sentir. 

Cuando una persona a la cual amaste con todo tu corazón, y caíste enteramente a sus pies, te rendiste ante su altar, literalmente... no te da de la misma manera el amor, la dedicación y el apoyo que tu enteramente brindaste llega a un punto tal que cansa. Aunque nuestros padres, tutores, mentores y familiares muchas veces nos enseñaron a dar, siempre sin esperar nada a cambio, incluso si buscamos artículos sobre la Biblia, encontraremos ésto: "Más felicidad en dar", "Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir." Por eso, la persona más feliz no es la persona que recibe cosas, sino la que da cosas a otras personas. ¿Sabías tú eso?⁠—​​—⁠.

¿Haz escuchado el caso de las flores a las cuales se les riega o da mucho amor...? ¿Sábes qué les pasa? 

Y es que es así... ¡Dar amor o mucha dedicación cansa, estresa y agobia!... ¿Estará siendo en vano o gratamente recibido? 

Odio no poder odiarte. ¿Es eso posible? Pues, creo que sí. 

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A C T U A L I D A D 

17/02/2020 Entonces, mi señorito. ¿Cuando me mirarás? ¿Cuando me sonreís nuevamente? Lo siento tanto. Alguien me aconsejó que dejara el orgullo y hablara nuevamente contigo, pero... Dios... ¿Cómo lo hago? ¡Tengo tanto miedo! ¡Tengo tanta incertidumbre! Le pido a Dios me brinde fuerza, paz y sabiduría para poder afrontar cualquier momento ante el universo. 

18/02/2020 Dejé de mirarte más de lo que lo había estado haciendo desde que te conocí. Mi corazón se contrajo. ¿Dónde dejaste eso de que me ignorarías?  Hoy, me preguntaste algo en medio de la clase, yo me percaté, no me creía esa situación. Tuve que parpadear varias veces, cuando realmente caí en la situación de que me estabas hablando, te respondí.