9.
Ya eran las diez no había hablado con Christian desde que le dije todo lo que le dije, en el fondo me sentía mal por el modo en el que le dije las cosas, pero necesita que le paren los pies.
Me puse unos pantalones ajustados de tiro alto con un top y unas botas. Me planche el cabello, me puse mascarilla de pestañas y mi brillo de labios natural. Bajé a la sala y hay estaba Christian esperándome sentado.
-Nos vamos en mi coche.
Sin esperar una respuesta de su parte salí de casa.
En el camino no hablamos. No quería saber nada, iba sumergida en mis pensamientos hasta que el sonido de mi movil llamó mi atención.
"¿Sí? "
"¿Dónde están?"
"Estamos a dos quadras"
"De acuerdo, nosotros acabamos de llegar"
"Ok , hasta luego"
-Era David quería saber si ya estábamos cerca-informé
-¿Ellos ya han llegado? - preguntó.
-Si y nosotros también - aparqué en el parcking y bajamos del coche - oye Christian yo... Em... Siento mucho la forma en la que te dije las cosas - lo mire con sinceridad.
-Victoria quédate tranquila. Yo también siento mucho la forma en la que te he echo sentir - me dedico una sonrisa.
Yo le sonreí de vuelta. Podía tomarme esto como una tregua.
Desde fuera se escuchaba el sonido de la música y cuando entramos todo el mundo estaba bailando. Cogí la mano de Christian y lo guié hasta la mesa que habíamos reservado
-¿Dónde estaban? - preguntó José.
-Pues acabamos de llegar - Contesté.
José y yo fumos a bailar mientras mi hermano, Fernanda, Kate y Christian se quedaron en la mesa. Después Kate y yo fuimos a por bebidas.
-Feliz cumpleaños - me felicitó David -hermana sabes que te quiero y que daría mi vida por ti - me dio un fuerte abrazo.
-Hermano somos tu y yo contra el mundo. Yo también te quiero mucho, gracias por todo - besé su mejilla.
-Brindemos por la vida y porque los tengo a ustedes y que aunque hace poco que conozco algunos para mi son como de mi familia ¡Los quiero! - grité.
Todos bailabamos, saltabamos y moviamos las caderas. Todo iba bien hasta que la vi aparecer.
-Chicos invité a alguien, espero que no les moleste - habló Christian - esta es Sarah, una amiga.
Una rubia de ojos verdes apareció a su lado.
"¿En serio? Invitó a esa zorra ¡No me lo puedo creer!"
-Hola. Victoria feliz cumpleaños - no podia ser más falsa
"¡La odio!"
-Gracias, Sarah - contesté tenaz.
Me fui a la barra a por un chupito de tequila con limón y sal. No me podía creer que hubiera invitado a Sara a mi cumpleaños.
"Sabe que la odio y estoy segura que lo hizo para molestarme. Tregua, una mierda."
"No te voy a dar el gusto. Rubio estúpido."
Fui a la pista de baile y comencé a bailar, intentando que mi cabeza dejara de pensar en las mil maneras de despellejar a Christian Holland y a la zorra de su "Amiguta." Me di la vuelta y hay estaba Christian con esa tipa bailando, me volví a dar la vuelta para no hacerles caso. Me senté en la mesa y me tomé otro chupito de tequila e iba seguir así hasta que un moreno de ojos oscuros, muy guapo, me invitó a bailar. No podía negar que tenía unos movimiento curvilíneos muy interesantes. Pegué mi cadera a la suya y empezamos a movernos sensualmente.
-¿Sabes? Eres bellísima - me habló al oído.
Yo también me acerqué a su oído y le dije que él no se quedaba atrás y que me encantaba como bailaba.
-Por cierto me llamo Carlos - me dio una vuelta lenta observándome detenidamente de pies a cabeza -¿Quieres algo de beber?-preguntó.
-Si por favor - y se fue a por las bebidas.
Me quede bailando cuando sentí que alguien me había tocado el trasero, me giré rápidamente para ver quien había sido el imbécil.
-¿Se puede saber qué diablos acabas de hacer? - lo empuje.
Se volvió hacia mi y me agarró del brazo.
-Vamos muñeca si sabes que te gusta. He visto como estabas insinuándote, no te hagas la digna -y volvió a tocarme el trasero, lo emujé de nuevo pero esta vez le di con mi puño en toda la mejilla.
¡¿Quien diablos se creía?!
-¡No me vuelvas a tocar porque te juro que soy capaz de partirte la cara! - le grité.
Se volvió a acercar a mi pero esta vez me dio tal empujón que me mandó al suelo de una vez, en ese momento Christian apareció.
-Victoria ¿Estas bien? - me ayudó a levantarme - ¡¿Te pegó? ! - preguntó furioso.
-Amigo no te preocupes solo la puse en su sitio - dijo ese maldito imbécil.
Cristian se fue directo hacia el y le dio un puñetazo en la cara y el otro no se quedo atrás y también le pegó. Eran como dos boxeadores, pero eso no estaba bien. No quería que ese imbécil le le hiciera daño a Christian. El rubio estaba encima de el pegando le sin parar.
-¡Christian, por favor para! - le grité. Se alzó y se dirigió hacia mi.
-¿Estas bien? - volvió a preguntarme agarrando mis manos.
-Si, estoy bien. Vamonos ya por favor - le pedí
-¡Eh!.. - oímos como nos llamaba.
Al darnos la vuelta ese hombre le clavó una navaja en el estomago a Christian y se fue corriendo. En ese momento sentí como todo se congelaba. Christian se dio la vuelta quedando el y yo cara a cara en sus ojos se reflejaban el desconcierto y el dolor. Yo estaba petrificada no sabía que hacer. Se tocó la herida y al ver la sangre en sus dedos se desmayó.
-¡Christian! - intenté agarrarlo pero era muy pesado.
-¿Victoria? ¿Qué a pasado? - preguntó Carlos que acababa de llegar con las bebidas.
-To...todo a sido mi culpa - hablé - por favor, ayúdame Carlos. Hay que llevarlo a un hospital - dije nerviosa.
La gente se arremolinaba a nuestro alrededor pero no hacían nada. Carlos y yo lo cargamos hasta el aparcamiento y metimos a Christian en mi coche. Llegamos rápidamente a urgencias y los enfermeros se llevaron a Christian a una habitación en la que no me dejaban entrar. Ya eran las dos de la mañana y no había avisado a nadie de lo sucedido, además me había dejado el móvil en el coche y no era capaz de alejarme, Carlos ya se había ido a su casa y yo estaba ahí esperando.
-Señorita ¿Usted es familiar del joven que llegó hace dos horas? -preguntó la enfermera.
-Si yo soy... La novia de Christian Holland - respondí nerviosa.
-El hora esta dormido pero en cuanto se despierte se lo puede llevar. No se dañó ningún órgano vital y gracias a que llegó a tiempo, no ha habido ningún daño mayor - me informó.
-¿Puedo entrar a verlo?-pregunte.
-Claro, venga por aquí - seguí a la enfermera por un pasillo hasta llegar a la habitación en la que se encontraba Christian.
Y ahí estaba él, en una camilla dormido. Se veía tan hermoso pero estaba así por mi culpa. Me defendió y por eso esta mal.
-Christian, no se si me estas escuchando o no, pero quiero que sepas que siento mucho todo esto yo... - derramé una lágrima - Perdóname, me siento muy culpable y me duele verte así. Quiero que estés bien, por favor - cogí su mano y la apreté con fuerza.
-Pequeña no llores, por favor - dijo con voz cansada - estoy bien ¿vale? - se levantó poco a poco de la camilla - ¿Me puedes ayudar? - preguntó con una sonrisa.
Lo miré preocupada, pero me aseguró que se sentía mejor y que lo único que quería era irse a su casa.
Le pase la ropa.
-¿Me puedes ayudar a vestirme? Es que me cuesta - Me lo quedé mirando unos segundos, pero lo ayudé a quitarse la bata que llevaba puesta dejando todo su musculoso cuerpo al descubierto, solo tenía puesto unos boxers.
Respiré hondo.
"¿Cómo podía estar tan bueno?"
No sabía como hacer para que mi mente pervertida no fantasease con ese cuerpo.
Le puse rápidamente los pantalones evitando pensar en lo cerca que estaban mis manos de su miembro. Después le coloqué la camiseta ensangrentada.
-¿Has avisado a alguien de esto? - preguntó.
-No, me dejé el móvil en el coche - contesté mientras le ponía los zapatos.
-No les digas nada, no es para tanto - ordenó.
-¡¿Qué no es para tanto?! - exclamé - ¡Casi te matan por mi culpa y dices que no es nada! Christian yo vi en tus ojos... - tomé aire - pensé que te morías - dije tapándome la cara.
-Es muy tarde y estas muy cansada, es hora de irnos a casa - dijo cogiéndome de la mano.
Nos montamos en el coche y conduje hasta su departamento en el centro de la ciudad. Cuando llegamos acompañé a Christian a su habitación y lo ayudé a ponerse la pijama.
-Deberíamos avisar a los demás - comenté angustiada.
-Ya es muy tarde, Victoria. Puedes darte un baño, te dejaré algo de ropa y dormiremos. ¿De acuerdo?
Quise negarme, pero él tenía razón. Después de ducharme y vestirme con su ropa me acosté junto a él en su cama.
-Lo siento, muchísimo.
-No pienses más en ello y duerme. Estoy bien - besó mi frente y cerró los ojos.
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