8.
Cuando me desperté Christian ya no estaba en mi cama, no me había enterado en que momento se había marchado. Me di una ducha, me vestí y bajé a la cocina.
-Buenos días, nana - saludé mientras ella ponía unas galletas recién echas en la mesa.
-Buenos días mi niña ¿Cómo amanecieron? - preguntó mi nana con una sonrisa pícara.
-¿Cómo amanecieron? -repetí haciendome la tonta.
-Me di cuenta de que dormiste con Christian. Me dí cuenta de como se miraban, ¿Están saliendo?
-Claro que no - espeté como si fura una barbaridad lo que acababa de decir - Nana las cosas no son como tu crees, si tal vez me atrae pero no estoy preparada para... - mi nana me interrumpió.
-Tú si estas preparada para querer a alguien, solo que tienes miedo. Son las reglas de la vida mi niña, no cierres las puertas de tu corazón solo por miedo a que te lo rompan... Mi niña... - me agarró las manos con ternura - tenemos que cometer errores, tenemos que confiar en alguien aunque después te pueda engañar y tienes que amar con tanta fuerza que sientas que tu corazón va explotar - dijo mirándome con todo ese amor de madre, por que así era, ella era mi madre. Aunque no me fura dado la vida.
-Ay nana... Yo tengo miedo... - se me quebró la voz - me aterra pensar que un día pueda despertar y esa persona ya no esté.
Sin querer mi mente viajó al día en el que mi madre me abandonó.
-Creí en ella... En Vanesa. Yo confiaba en ella como en nadie, nana. Ella era mi madre y tiró mi cariño y mi amor a la basura - declaré con rabia - no quiero volver a sentir que no valgo nada.
Odiaba a esa mujer como a nadie. No sentía nada más que eso, odio hacia mi madre.
-Mi pequeña guerrera. Tú mereces a alguien que te haga feliz y cuando esa persona aparezca vas a dar lo mejor de ti; porque tu eres así, siempre das lo mejor y harás lo que sea por aquella persona porque la querrás tanto que solo querrás lo mejor para ella.
-Ay nana... Quién sabe, el futuro es impredecible - dije mientras me paraba para ir a mi habitación, pero esa voz masculina me hizo cambiar de parecer.
-Buenos días, señoritas - saludó Christian con una pequeña sonrisa.
¿Qué hacia él aquí?
-Buenos días - respondimos al mismo tiempo mi nana y yo.
-Pensé que ya estarías en la oficina - dije.
-No, estaba con tú hermano hablando a fuera - aclaró - ya salgo para la oficina. ¿Quieres que te lleve?
No, para nada. Mejor mantener las distancias.
-No, gracias. Necesitaré mi auto - informé.
No podía mirarlo sin recordar lo de anoche y eso hacía que todo mi cuerpo se revolucionara.
-De acuerdo, pues nos vemos ahora - se despidió.
Me encantaban los viernes, la gente estaba más alegre y claro estaba el fin de semana, que todos esperábamos con ganas. A la hora de comer me reuní con José y fuimos a un restaurante cerca de la empresa. Estuvimos hablando de su nuevo trabajo y de lo bien que le estaba yendo. Quise preguntarle por Kate, pero sabía que si lo hacía el preguntaría por Christian y no tenía ganas de hablar de él. Luego volví a la oficina y seguí redactando los informes que me había pedido Christian.
Evité todo el día a ese hermoso rubio que me traía de cabeza y solo hablé con él para decirle que ya había acabado todas mis tareas. Luego decidí ir a entrenar para desconectar un rato. Llegué a mi casa sobre las once y fui directa a mi habitación. Le escribí un mensaje a mi padre preguntándole como estaba, ya que se había ido de viaje de negocios y yo no me había enterado.
Recibí su respuesta al día siguente, al parecer todo iba bien.
Cuando bajé al salón me encontré con mi hermano y Christian jugando la Play Station. ¿Es que este hombre no tenía nada más que hacer que venir a mi casa? ¿Como iba a dejar de gustarme si lo veía todo los días?
-Em... Yo ya me voy a la escuela - anuncié despidiéndome de mi nana con un beso y un abrazo.
-Que te valla bien mi reina.
-Victoria ¿Te puedo acompañar? -pregunto Christian - es que no tengo nada que hacer, ya prepare todo para el viaje asi que estoy libre.
Intenté no estar tan a la defensiva con el y acepté. Subíamos al Mustang y nos fuimos a la escuela de baile.
-¿Has preparado todo para el viaje de este Jueves? - preguntó.
-Pues la verdad no, pero tranquilo. Mañana prepararé todo -respondí.
-¿Siempre dejas todo lo importante para el final? - preguntó algo molesto.
-Pues la verdad si. Pienso que lo bueno tarda en llegar - respondí tranquilamente.
-Mmm... Claro lo mejor para el final ¿No? - dijo burlándose.
-Christian no tengo ganas de discutir contigo así que mejor cerremos este tema - dije seria.
-Como quieras. ¿Y cuál es tu trabajo en la escuela? - preguntó.
-Bueno yo enseño baile y canto a los chicos de diez a doce años, son unos encantos me encanta poder ayudarlos.
Aparqué en frente del edificio y salimos del coche. Le enseñé una pequeña parte del edificio. Fuimos a la sala de coreografías y hay estaban todos los chicos.
-Hola chicos - saludé al entrar - miren, él es Christian, Christian ellos son los chicos - los presenté.
-¿El es tu novio? - preguntó una de las chicas, Sindy.
-¡Oh por fin la señorita Victoria tiene novio! - exclamó Marcos.
-Chicos, chicos. Él es un amigo que los quería conocer. Solo eso -aclaré.
Christian los saludó y se presentó.
Pasamos dos horas con los chicos bailando, hablando y jugando. Pasamos un muy buen rato. A las dos fuimos a comer a un restaurante chino, adoro la comida china. De vuelta a casa no parábamos de cantar todas las canciones que salían en la radio.
-Es verdad - dijo Christian antes de entrar a la casa.
-¿El qué es verdad? - pregunté.
-Que la gente contigo no se aburre.
* * * *
Christian se había ido a arreglar porque tenía una cita y nos dijo que se reuniría con nosotros en el rodeo. No tenía nada que hacer y en la casa no había nadie ni siquiera mi nana, los fines de semana se iba a su pueblo. Así que me fui a dar un paseo por el bosque.
Iba a caminando sumergida en mis pensamientos cuando choqué con un arbol y caí al al suelo. ¿Se podía ser tan patosa? Estaba llena de barro así que volví a casa y me di una larga ducha, al salir me acosté en mi cama un minuto para pensar en que ponerme pero sin darme cuenta cerré los ojos.
Abrí los ojos y mire la hora de mi movil ya eran las siete, me había quedado dormida envuelta en la toalla, me alcé y comencé a buscar en mi closet algo para ponerme, en ese momento tocaron a mi puerta, ajusté bien la toalla y abrí la puerta.
Y ahí estaba él. Perfectamente vestido, luciendo como el dios griego que era. Me gustaría desnudarlo y besar toda esa piel... Imaginar a Christian desnudo hizo que el lugar entre mis piernas cosquilleara .
-Que bien, ya te despertaste. Vengo a decirte que tu y yo nos vamos al rodeo al a las diez - me informó
-Em... De acuerdo - respondí con un nudo en mi garganta.
"Ten auto-control, Victoria"
-Y otra cosa, cuando decidas quedarte dormida después de una ducha, intenta ponerte algo de ropa porque... - entró y cerró la puerta - de verdad que intento dejarte en paz pero... Es que me vuelves loco - me cojió de la cintura y me atrajo a el.
-Christian por favor... - pedí.
-Por favor ¿Qué? - preguntó acercando sus labios a los mios.
"¡Por favor besame y hazme el amor!"
-Déjame ya en paz y deja de insinuar cosas - solté frustrada - estoy harta de ti. No me haces las cosas fáciles mirándome de la forma en la que lo haces. Ahora vete y déjame en PAZ - exclamé molesta.
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