4.
Montserrat me había informado que Christian se encontraba en una sesión de fotos y que necesitaban urgentemente una corbata en específico y claro, como yo era la ayudante/becaria, me había tocado a mí correr por el centro comercial en busca de la corbata. Luego tuve que conducir a toda prisa hasta el lugar en el que se encontraba mi jefe.
-Muchas gracias, Victoria - al menos era agradecido - vuelve a la empresa y sigue con tu trabajo - ordenó.
Christian todavía no había llegado así que comencé a adelantar trabajo. Revisé algunos documentos e hice fotocopias, preparé su agenda y ordené su escritorio.
Había pasado ya una hora y Christian no llegaba. Minutos más tardes llamó avisando que no llegaría a trabajar.
Como no tenía nada más que hacer, decidí pasarme por la escuela de baile. En realidad era un pequeño edificio en unos de los barrios de Acapulco en donde un grupo de amigos a los que también les gustaba la música y el baile como a mí, dabamos clases gratuitas de baile a muchachos a los que les gusta el bailar. Nosotros les enseñabamos a bailar y a cantar.
Mi padre no esta al tanto de esto, pero en realidad no me importaba, estaba muy contenta sabiendo que podía ayudar a esos muchachos que querían llevar otra clase de vida.
Cuando acabaron me acerqué.
-¡Wow, Qué bien bailan! - dije maravillada.
-No sé, esta coreografía no me convence - dijo Javier desilusionado.
-Te ayudo si quieres, ya acabe mi trabajo y no tengo nada que hacer - dije con ilusión.
-De acuerdo.
Pasó una hora y yo estaba ahí bailando, aportando pasos a la coreografía.
Comenzamos a mover nuestras caderas, a saltar, a movernos al ritmo de la música. Rozando mi cuerpos con los cuerpos musculosos de esos lindos chicos. Esos muchachos estaban para comérselos. Acabó la canción y nos dirigimos a Javier quien nos felicitó.
Más tarde decidí que ya que era viernes estaría bien salir a tomar algo por ahí, así que llamé a mi cuñada y mejor amiga y quedamos a las diez en mi casa.
-¡Victoria! - era ella tocando a mi puerta.
-Pasa.
Estaba acabando de ponerme los tacones.
-¡Wow! Estas muy linda.
Le agradecí y salimos de casa en mi coche. Habíamos decidido ir a una discoteca privada que acababan de abrir. Por lo que decían, sólo los niños ricos entraban ahí, la gente de alta sociedad.
Yo pensaba que era una estupidez y no tenía ganas de entrar ahí pero Fernanda me convenció.
Nos encontramos a varios de los amigos de mi hermano y también a algunos otros conocidos.
-Fer, tengo que ir al servicio. Ves a la barra y pide algo ¿Vale?
-Ok, no tardes.
Me dirigía al servicio, cuando me encontré a Logan. Un chico con el cual hace un mes tuve algo. Lo de nosotros no fue mas allá de sexo y más sexo, era un chico guapísimo pero había algo en él que no acababa de gustarme. Tal vez el hecho de que era un completo niño de papi.
-Cada día te pones mas hermosa, Victoria - depositó sensualmente un beso en la comisura de mis labios.
Giré mi rostro algo incomoda y ahí estaba Christian. Vestido con unos jeans negros pegados a sus bien formadas piernas y con una camiseta azul que marcaba esos brazos que empezaban a volverme loca.
La incomodidad creció más. Genial, tenía que encontrarme a mi jefe aquí.
Volví mi atención a Logan.
-No quieras pasarte de listo. La próxima vez tus labios besaran la palma de mi mano. Adiós - palmeé su hombro y me alejé de él.
-Victoria Hotton, como no. ¿Qué otra rubia de 1,60 amenazaría a alguien que le saca dos cabezas y media?
Al escuchar esa voz, una gran sonrisa apareció en mis labios. Me di la vuelta y ahí estaba él. Esos ojos verdes... Nunca los confundiría. Me lancé a los brazos de Daniel.
-¿Dónde diablos te habías metido? ¿Crees que esta bien desaparecer de la forma en la que lo haces y no decir nada a nadie? Eres un amigo muy cruel - lo acusé.
-Rubia, ya sabes como soy. Voy a mi aire y antes de que digas algo más, acabo de llegar hace un par de horas. Conocí a una chica en el aeropuerto y me me invito a venir a este lugar. Pero no me gusta, esta lleno de capullos - comentó.
Yo sonreí.
-Bueno... Yo he venido con Fernanda y tampoco me gusta mucho este lugar. ¿Que harás mañana? Podríamos ir a comer.
-Yo encantado, llámame después de las doce. Voy a buscar a mi nueva amiga, cuídate - besó mi mejilla y se fue.
Por fin pude llegar al servicio y cuando salí, a pocos metros estaba mi jefe el cual se acercó a mi .
-Buenas noches, Victoria - saludo con una sonrisa muy seductora.
"¡Dios, era tan caliente!"
-Buenas noches jefe, esta usted muy guapo - saludé algo nerviosa.
Espera... ¿Dije guapo? Mierda.
-Eh... Quise... Yo... - ¡Me va a dar algo!
Él de verdad me ponía muy nerviosa...
-Te dije que podías tutearme. Y gracias, tu estas hermosa - al oír esas palabras mis mejillas se tiñeron de rojo dejándome mas en ridículo.
Cuando iba a contestarle sonó mi móvil.
"¿Sí?"
"Hola Vicky soy yo, José, el amigo al que tienes abandonado"
"Oh, José ¿como estás? Te iba a llamar"
"Si espero a que me llames me hago viejo"
"Pero que dices, ven a recogerme y me llevas por ahí"
Le di la dirección y me giré a ver a Christian y ahí estaba con el ceño fruncido, no entendía pero igual le pregunté que le sucedía.
-¿Qué te pasa?
-¿Que me tiene que pasar? - respondió a la defensiva.
Ehh... Había pasado de coquetear a ser un borde. ¿Este hombre, esta bien de la cabeza?
-Ah... Bueno solo quería saber si te pasaba algo -dije tranquilamente.
-¿Y te importa? -preguntó. Fijó sus ojos en los míos intmidandome, comencé a sentir el calor en mis mejillas de nuevo. ¿Pero que diablos..?
-Pues si, me importa. ¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Te he ofendido? Solo he dicho que estas guapo, que yo sepa eso no es un insulto - empecé a alterarme y a mover mis manos de un lado a otro para expresarme mejor - oye si tampoco se te...
-Victoria...
-Es que es verdad, Christian. Te comportas...
Hasta que no invadió mi espacio personal y sentí sus manos envolviendo las mías no me quedé callada.
-Vale, ya esta. Discúlpame, de verdad lo siento. Tu no has hecho nada.
¡Dios, esta muy cerca! Fijé mi vista en sus manos. Que manos tan grandes y varoniles...
-Victoria, ¿Te esta molestando este idiota? - Logan se había acercado queriéndose hacer el héroe.
-¿A quien llamas idiota? - espetó Christian soltando mis manos y poniéndose frente a frente con Logan.
Esto no es posible... Lo que me faltaba...
-A ti, idiota. No voy a dejar que le hables mal a mi chica. ¿Quien te crees?
¡SU chica! Abrí mis ojos de par en par. ¡¿Pero que diablos les pasa a estos hombre?!
-¡Victoria! - cuando escuché a Fernanda, gire sobre mis talones y me acerqué a mi mejor amiga -¿Que esta pasando?
Me iba a dar algo. Logan era un completo imbécil. Ya se habían acercado demasiado así que decidí intervenir.
Separé a ambos y me puse en medio. Le dije a Logan que dejara de hacer ese show, que el y yo no eramos y nunca habíamos sido nada. Que no tenia ningún derecho en ponerse en ese plan y le deje clrao que Christian en ningún momento había intentado agredirme o algo parecido. Cuando por fin se alejó me disculpé con mi jefe y salí corriendo de ese lugar.
Ya estando fuera le expliqué a Fernanda lo que había pasado. Estaba muerta de vergüenza.
-¡José! - exclmó mi amiga.
Y en efecto, había llegado.
-Hasta que por fin apareces - le reprocho.
-¡Ay José! No sabes cuanto te extrañado, no sabía que habías vuelto pero vamos y me explicas - habló Fer.
-Si, eso mismo. Pero nos vamos a comer. Me muero de hambre.
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