15.
La semana había sido muy intensa, tener a Christian tan cerca era algo abrumador. Habíamos quedado en ser amigos con derecho y él se lo había tomado muy en serio. Monserrat casi nos pilla haciéndolo sobre su escritorio y el susto hizo que todas mis ganas desaparecieran. Sería terrible que alguien nos encontrara en esas condiciones. Christian no dejaba de ser el dueño de la empresa y lo que estábamos haciendo no estaba nada bien. Podrían despedirme y odiaría que pasara algo así. Para mi era muy importante mi trabajo y saber que estaba arriesgando tanto me hacía cuestionarme si seguir con el juego o ponerle punto final, y para complicarlo aún más, Christian empezaba a gustarme más de la cuenta.
Él era una gran persona y se preocupaba mucho por su familia. El otro día estuvimos platicando en mi jardín y me contó que echaba de menos a su madre y que hacía todo por ella, él quería que ella estuviera orgullosa de él. Eso hizo que mi corazón se ablandara más cuando de él se trataba. Empezamos a pasar más tiempo juntos y mis sentimientos por él fueron cambiando, pero tenía claro que no podía enamorarme de él. Lo había dejado claro, nada de enamoramientos. Pero entonces me sonreía y me acariciaba, y las mariposas en mi estómago se alborotaban.
No encontrabamos tumbados en su cama hablando de música después de una intensa sesión de sexo y yo acababa de burlarme de su grupo favorito. Christan me respindío con un ataque de cosquillas y yo exploté en carcajadas.
-¡Por favor! ¡Por favor! - supliqué.
Él me dio un respiro y me miró a los ojos intensamente.
-Por favor ¿Qué? - preguntó rozando su nariz con la mía.
-Por favor... - metí mi mano entre nosotros dos y me encontré con su pene bien erecto - hazme tuya de nuevo Christian...
* * * * *
Ya era viernes y estaba yendo a por unos tacos para almorzar, cuando choqué con un hombre a las puertas de la empresa. Cuando visualicé bien a quién tenía en frente mi corazón oaró de latir.
¡Era el bombón neoyorquino!
No me podía creer que esos ojos color chocolate me estuvieran mirando.
-Wow, hermosa. No pensé que me fueras a dar esta bienvenida.
¡Era real!
-N-no me lo puedo creer... - dije nerviosa - ¡Jake, estás aquí! ¡Eres tú!
-Si hermosa, soy yo - contestó con esa sonrisa pícara que tanto me gustaba.
Hacía casi tres meses que no sabía nada de él e incluso dejé de pensar que lo volvería a ver.
-¿Y qué haces aquí?
-Pues vine a verte. Te dije que no te ibas a deshacer tan fácilmente de mí - acarició mi mejilla - sigues igual de hermosa que la última vez.
-Pensé que te habías olvidado de mí - contesté con algo de molestia.
-Hermosa, nunca me olvidaría de ti. Una persona como tu no es fácil de olvidar - y me dío un beso en la frente - Tuve algunos problemas personales y me centré de pleno en ellos - contestó secamente.
Me encantaban esos besos en la frente.
-¿Como me has encontrado?
-Bueno, se que trabajas para Christian. Y venir a buscarte a la empresa era más fácil que ir preguntando por ti por todas las calles - comentó sonriente.
No pude reprimir la sonrisa que se escapó de mis labios. Se veía tan lindo cuando sonría...
-Claro... Emm... Iba de camino a por unos tacos para almorzar. Tengo quince minutos. ¿Te vienes?
En el camino hablamos de todo lo que nos había sucedido en estos últimos meses. Me comentó que estuvo trabajando con su padre en un nuevo proyecto. Jake se dedicaba a la arquitectura, los dibujos gráficos eran su pasión y se sentía muy contento de poder trabajar junto a su padre. Yo también le estuve hablando sobre mi trabajo, pero evité hablar de Christian ya que cuando pensaba en él todos los colores se me subían a la cara.
-Hermosa ¿Y tu padre? - Preguntó antes de darle un mordisco a su taco.
-Está de viaje en New York. Está haciendo nuevos negocios y bueno, casi nunca lo veo - contesté con amargura.
-Me puedo dar cuenta de que no tenéis mucha relación - me quedé callada ante su comentario - Disculpa, no debí decir eso. Lo siento mucho.
Sonreí ante su cara de preocupación. Jake era un chico muy lindo.
-Tranquilo, no has dicho nada que no sea cierto.
Di un mordisco a mi taco y me lo quedé mirando sonriente.
-Sigues igual de guapo - y sexy...
Me guiñó el ojo y seguimos hablando de lo hermosa que era la ciudad y que se moría de ganas de salir a divertirse. Hablar con Jake era refrescante, no lo conocía de casi nada pero sentía como si toda mi vida hubiese estado a su lado. Durante la conversación reí mucho por sus comentarios y halagos hacia mi persona. Finalmente yo tuve que volver al trabajo pero antes de eso nos pasamos los números de teléfono y quedamos en la noche para salir a bailar.
Iba llegando al despacho de Christian y me di cuenta de que no estaba solo, Sarah estaba con él y se veían muy acaramelados. Los celos me recorrieron de pies a cabeza y me di la vuelta intentando mantener mi temperamento bajo control. No tenía ningún derecho en ponerme celosa. No éramos nada.
Solo manteníamos sexo clandestino.
-Maldita sea - murmuré.
Esperé a que ella se fuera pero al parecer eso no sucedió. Manteniendo todo el control de mi cuerpo y mes sentimentos, entré al despacho y tosí falsamente para que se dieran cuenta de que estaba ahí. Los labios de Christian se alejaron del cuello de esa arpía y me miró sorprendido.
Manteniendo mi mirada en sus ojos le dije que la hora de descanso había acabado y que iba a seguir con mi trabajos. Me encaminé en a mi escritorio y empecé a trabajar manteniendo la mirada en mi ordenador e ignorando a ambos. Poco después Sarah se despidió de mi jefe con un fogoso beso y se fue.
¡Perra!
Tenía que comportarme, era una estúpida. ¿Por qué me pasaba esto a mi?
-Victoria - me llamó mi jefe.
-Dime - lo mire con tal indiferencia que hasta me sorprendí.
-Disculpame por eso. No me di cuenta de la hora.
Claro que no, estaba demasiado ocupado rebuscando entre las bragas de esa víbora.
-Agradecería que la próxima vez tuvieras en cuenta la hora, así nos evitamos esto - volví la vista a mi ordenador.
* * * * *
Después del trabajo me dirigí a casa para cenar y arreglarme para salir en la noche con Jake. Habíamos intercambiado un para de mensajes y quedó en venir a buscarme sobre las once.
Estuve compartiendo un rato con mi hermano y Fernanda después de cenar y hablamos de que mañana podríamos ir todos juntos a la playa a pasar el día y estuve completamente de acuerdo. David y yo no teníamos una familia normal. Papá casi nunca estaba, mi nana se había convertido en nuestra madre y siempre estaba pendientes de nosotros. Teníamos a mi tía Barbara pero ella tenía su propia vida lejos de nosotros y nuestros abuelos paternos vivían en Veracruz, demasiado lejos y distantantes. Nuestros amigos se habían convertido en nuestra família y estaba muy feliz por ello.
Veía como David miraba a Fernanda y sentí anhelo, yo también quería algo así. Pero el miedo me hacía echarme para atrás, no quería sufrir. Sabía perfectamente los daños que podría causar el amor no correspondido en una persona. No quería perderme, no quería sufrir porque alguien no me quiso lo suficiente o porque no respetó ni mis sentimientos ni mi persona. Nunca había tenido una pareja estable, tampoco la había buscado y siempre había sido muy sincera con ellos. Solo buscaba una cosa, sexo, nada más. Pero entonces llegó él, con sus sonrisas traviesas y sus miradas provocativas. Haciendome anhelar algo que nunca había buscado...
No podía enamorarme de Christian, sería mi perdición.
Pero estaba empezando a hacerlo.
Dejé a mi hermano y Fernanda y de dirigí a mi habitación donde me dejé caer sobre la cama.
-Mierda, mireda y mil veces mierda. Qué hice...
Sabía perfectamente lo que había hecho, enamorarme de Christian Holland.
Me metí a la ducha y me quedé un buen rato pensando en mi estupidez. Christian se acostaba con Sarah y seguro que con muchas otras. Él lo había dejado claro, no éramos exclusivos. Ninguno de los dos buscaba una relación y yo no podía complicarlo todo ahora. Tenía que olvidarme y suprimir esos sentimientos que empezaban a florecer. No pude impedir que lágrimas rebeldes se desbordaran de mis ojos, por una vez sentía amor hacia un hombre y no era correspondida.
Salí de la ducha y me vestí con una falda y un top, Jake y yo iríamos a la discoteca y quería verme bella. No podía negar que Jake era todo un bombón y cualquiera se podría sentir atraída por él, y yo no era la excepción a pesar de mis sentimientos por Christian.
CHRISTIAN
Hacía media hora que había llegado a casa de los Hotton y estaba tomandome una cerveza junto a David y hablando de los deportes cuando llamaron a la puerta y segundos después apareció el hijo del amigo de mi padre enfrente de nosotros.
-Buenas noches - saludó.
Al verme se sorprendió y se acercó para darnos un apretón de manos.
¿Qué hacía él aquí y a estas horas?
-Buenas noches, Jake. Te presento a David Hotton - el le dio otro apretón a David - ¿Qué haces aquí? - pregunté
-He venido a buscar a Victoria. No sabía que podría encontrarte aquí - comentó algo confundido.
-Es amigo de la familia - contestó amablemente David - mi hermana no me dijo que alguien vendría a buscarla.
-Es que no tenía por qué - apareció Victoria, muy hermosa.
Llevaba una falda que le quedaba más arriba de sus muslo dejando a la vista sus lindas piernas y un top que remarcaba perfectamente esos pechos que tanto me gustaban. ¿Por qué iba tan sexy?
-Te ves hermosa, Vicky - comentó Jake recorriendola con la mirada.
Una oleada de celos me atacaron. Se había puesto así para él.
-Gracias, Jake - la sonrisa que le dedicó solo hizo que me molestara más - Hermano, él es Jake. Me ha venido a buscar. Nos vemos más tarde.
Ni siquiera me dedicó una mirada y salieron con sus manos entrelazadas
¿Qué diablos estaba pasando? No sabía que ella tuviera contacto con él y mucho menos que él vendría hasta su casa. El solo pensamiento de que ellos tuvieran algo más hizo que mi sangre hirviera.
Y si es así ¿Por qué ella no me había dicho nada? ¿A él no le importaba que me acostara con ella? ¿O le estaría mintiendo?
La rabia me recorrió, no quería pensar que Victoria en realidad fuera una falsa y mentirosa. Ella no parecía ser ese tipo de mujer, pero solo la conocía de unos pocos meses, no podría estar tan seguro.
¿Pero de que me quejo?
Ella y yo habíamos dejado claro que nada de celos. Yo había estado hace unas pocas horas con otra mujer. No tenía ningún derecho a enfadarme.
-¿Y esa cara? - la voz de David me sacó de mis pensamientos.
-¿Qué cara? Voy a por una cerveza, ¿Quieres? - no esperé a que me contestara y fui a la cocina.
VICTORIA
Estar junto a Jake era como viajar a otro mundo. Habíamos decidido ir a un pub a tomar algo antes de ir a la discoteca y ni por un minuto paré de reír. Su forma tan fresca de ser me envolvía y me hacía olvidarme de todo.
Estuvo contándome del día en el que casi se pierde su propia graduación de la universidad. Un día antes se había ido con unos amigos de fiesta a Long Beach y se habían metido tremenda fiesta que se olvidaron de que tenían que graduarse. Me contó que su madre se había vuelto loca llamándolo y de que bajo la toga de graduación solamente llevaba su bañador.
- Entonces hagamos un brindis por tu desmadre - alcé mi copa.
-Y otro por las hermosas chicas, de hermosos hoyuelos - brindamos entre risas.
-¿Qué te parece si vamos a mover el esqueleto?
-Tu dime a donde hay que ir y yo te seguiré.
Le dediqué una sonrisa y salimos del pub de camino a la discoteca.
No podía negar que esos movimientos de cadera que tenía Jake me estaban volviendo un poco loca. Yo frotaba mis caderas contra las suyas al ritmo de la música y no podía parar de pensar en lo bien que bailaba el bombón neoyorquino y de en lo bueno que podría ser en la cama. Me dio la vuelta y quedamos de frente, deslicé mis brazos alrededor de su cuello y seguí moviéndome. Por un momento nos quedamos mirando el uno al otro con cierta tensión, el solo pensar que podría besarme me abrumó y un sentimiento de culpa me envolvió. Christian... Pero el y yo no éramos exclusivos, podría besar a Jake. El caso era que me sentía confundida y sentía que estaba traicionando a mis propios sentimientos.
Seguimos bailando toda la noche y tomando copas hasta que fueron las siete de la mañana y decidimos que sería muy buena idea ir a la playa.
Al pisar la arena me deshice de mis zapatos y mi bolso dejándolos en la arena.
-¡El último que se meta en el agua invitara al otro a un helado!
Grité mientras salía corriendo lo más rápido que pude y me lancé al agua con la ropa puesta. Sonreí al ver a Jake en la orilla quitándose la camisa y los pantalones.
-Uff... Todo un bombón - murmuré deleitándome con las vistas.
Se metió en el agua y nadó hasta llegar a mi.
-Eres una tramposa - me salpicó agua en la cara
-Has sido lento, aceptalo - comenté burlandome.
Él volvió a salpicar el agua en la cara.
-Mmm... Con que esas tenemos ¿Eh? ¡ESTO ES LA GUERRA! - dije saltando encima de él para hundirlo y lo conseguí pero no por mucho tiempo.
Cuando salió a la superficie me alzó para luego tirarme de nuevo al agua. Yo pegué un grito de sorpresa antes de caer al agua y hundirme.
-¡Eres un bestia! - grité saliendo del agua.
-Un bestia ¿Eh...? - comentó agarrandome de la cintura para acercarme más a él - Un bestia al que lo tienes embobado - el tenerlo tan cerca me puso nerviosa y sentí el calor subir a mis mejillas.
-Jake, tengo hambre - fue lo único que se ocurrió decir.
-¿De què? ¿De mí? Se que estoy muy bueno - su comentario hizo que me relajara un poco.
-Ya quisieras - dije riendo - en serio, tengo hambre y de comida - remarqué la palabra.
-De acuerdo vamos - me ayudó a salir del agua - será mejor que te pongas mi camisa, te cubrirá lo suficiente y así no dejarás el coche empapado - argumentó y yo estuve de acuerdo.
En el camino de vuelta a mi casa estuvimos hablando de lo genial que había sido la noche y de que se había divertido mucho conmigo.
Estacionó en frente de la puerta y me dedicó una linda sonrisa.
-Vicky, tenemos que volver a repetirlo. Eres encantadora - se acercó y besó mi frente.
-Gracias, y me encantaría repetirlo - lo miré un rato - deberías pasar... Em... puedes acompañarme a desayunar y también podrías darte una ducha y quitarte la sal del cuerpo - propuse.
Me lo había pasado genial con él y no quería que se acabara tan pronto.
Él aceptó y entramos en casa y nos dirigimos directamente a la cocina. Mientras buscaba algo para desayunar para ambos le comenté que después de comer iríamos toda la familia a la playa y que me encantaría que el me acompañara. Para mi felicidad el aceptó.
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