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12.

VICTORIA

Trabajar con Christian se había vuelto algo complicado. No pensé que lo desearía tanto. Estar a su lado y contener las ganas de tocarlo se había convertido en una tarea muy difícil. Evitaba mirarlo ya que mis ojos siempre se fijaban en esos deliciosos labios que me habían llevado al cielo.

El sonido de mi móvil interrumpió mis pensamientos.

"Hola Montserrat ¿Qué sucede?"

La llamada era de la oficina ¿Qué habrá sucedido?

"El viaje a Merida se ha adelantado. El señor Christian me pidió que te avisara y que te esperaba en su oficina en diez minutos"

"Mierda, ya voy."

Colgué. Me había pillado en medio de mi almuerzo y para colmo no había preparado nada para el viaje .

Al llegar lo encontré hablando por teléfono y me dirigí a mi escritorio para organizar los documentos que tenía esparcidos.

-¿Victoria ya tienes todo preparado? - preguntó.

-Em...pues...la verdad es que no - confesé conectando con su mirada.

-Victoria eres... El viaje era en dos días - reclamó.

-Excato, en dos días. Pensaba hacerlo mañana.

-Comienza a hacer la maleta, la conferencia es mañana a las diez. Saldremos esta noche para podre prepararnos y no estar cansados. Te recojo en tu casa a las ocho y media.





* * * * *





Y ahí estábamos, en el yet privado de la empresa de camino a Mérida. La verdad es que no me gustaba ir mucho  en avión prefería los coches, las motos y los barcos. Cerré mis ojos para relajarme un poco pero Christian me despertó.

-Ya hemos llegado dormilona - comentó sonriendo.

Se veía muy lindo sonriendo y esos labios me pedian que los lamiera y los mordiera... Rápidamente aparté la mirada y me levanté.

Era una tortura, querer tenerlo y no poder.


En el hotel nos asignaron dos habitaciones, la de Christian y la mia seguidas. Había mucha gente, al parecer el hotel estaba reservado toda la semana para las conferencias. Christian y yo eramos los representantes de nuestra empresa y yo tenía  que estar a la altura, era la primera vez que venia a alguna conferencia. Mi papá me había insistido varias veces que fuera con el y David pero yo me negaba.

-Victoria nosotros asistiremos a las conferencias mañana,  el miercoles y el jueves a las diez. El viernes a las ocho de la mañana. Y mañana a las nueve de la noche hay una pequeña fiesta de bienvenida - informó mi jefe.

-Vale pero otra cosa ¿El sábado y el domingo que haremos?

-Pues estaremos libres. El domingo tienes que tener todo preparado, después de comer regresaremos a casa - hizo una pausa - vete a dormir, no quiero que llegues tarde. Mañana te paso a buscar - sin nada más que decir, entró en su habitación y yo hice lo mismo.

Me puse mi pijama y agarré mi móvil para ver si tenía algún mensaje pero no nadie me había hablado ni mi hermano, ni mi nana y mucho menos mi papá.

Desde que esa mujer desapareció de nuestras vidas mi papá se volvió amargo, su corazón se había endurecido y me daba pena porque mi papá no quiso rehacer su vida. Ya eran las once así que puse la alarma a las nueve y me dispuse a dormir.

*  *  *  *

El molesto sonido de la alarma hizo que despertara. Me di una ducha, me vestí con un vestido negro pegado al cuerpo, una americana café y mis tacones negro moderadamente altos. Me maquillé rápidamente un poco de base,  mascarilla de pestañas,  delineador y brillo de labios. Guardé mi móvil y mi billetera en el bolso y cogí los documentos que Cristian me pidió que imprimirá.

FLASHBACK.

Estaba en el tercer cielo cuando mi móvil comenzó a emitir sonidos ¿Quién será él imbécil que me llama a esta hora?

"¿Sí?"

"Victoria necesito  que imprimas los documentos que acabo de mandar a tu correo"

¿Quién más iba ser? Christian era un imbécil, solo a el se le ocurría llamarme a la una de la mañana para ir imprimir unos papeles.

"Christian estaba durmiendo, joder"

"No te quejes y ves hacer lo que te he dicho"

"De acuerdo, ¿Pero dónde los imprimo? "

"Mujer, ves a recepción y pide que te los impriman y listo me das los documentos mañana.  Adiós"

Si no fuera mi jefe juro que le partiría esa bonita cara. Pasé los documentos a mi lápiz de memoria y me dirigí a recepción.

-Hola ¿Me podrías imprimir unos documentos que tengo en este lápiz de memoria por favor? - pedí entregándoselo.

En menos de cinco minutos ya tenia los documentos. Iba tan tranquila por el pasillo cuando choqué con una gran pared de músculos bien definidos. Por un momento me quede ida. Ese hombre era realmente guapísimo.

-¡Oye mira por donde vas! - el tono en el que me habló hizo que mi estado de aturdimiento por su belleza desapareciera. 

Sus ojos fijos en mi hicieron que tuviese ganas de que la tierra me tragara, tenía una mirada demasiado profunda.

-Perdona no te vi - contesté a la defensiva.

-Pues ponte lentes - contestó para luego seguir su camino.

¿Pero yo que le había hecho a ese hombre?

-¡Imbécil! 

Estaba muerta de sueño y solo me faltaba que toparme con aquel imbécil. Volví a mi habitación indignada.

FIN FLASHBACK.

-¿Victoria ya estas lista? - preguntaba Christian detrás de la puerta.

-¡Sí, ya salgo! - abrí la puerta y ahí estaba Christian con un de sus perfectos trajes griser y una corbata azul que hacía juego con sus ojos, como siempre , hermoso.

-Te ves muy bien - dijo mirándome de pies a cabeza.

-Gracias, tu no estas nada mal - dije con una sonrisa - Aquí tienes tus documentos - se los entregué.

-Siento mucho haberte despertado - se disculpó.





Ya recordaba porque no quise ir nunca a una conferencia, eran aburridas. Cada vez que hablaban me daba más sueño,  eran como canciones de cuna. Me iba a quedar dormida así que decidí ir a por un café.


Por suerte esta noche seria la fiesta de bienvenida asi que podria ir a bailar un poco después de tantas conferencias. No quería volver a asistir a ninguna, eran demasiado aburridas para mi gusto.

Todavía no sabía que vestido ponerme así que tenía ganas de ir a comprar en la tarde, quería estar bella y elegante además de estar a la altura de mi acompañante.

Estaba en frente de la piscina metida en mis pensamientos cuando me fijé en las personas que estaban a mi alrededor y una de ellas me miraba fijamente. Era el moreno con el que me choqué en la noche cuando Christian me mandó a imprimir esos documentos. Él condenado estaba bien guapo. Pero tienía un toque de egocentrismo, al menos fue lo que noté en la noche, que me molestaba mucho. Me lo quedé mirando un segundo y el me sonrió, alcé una ceja y me di la vuelta para irme cuando de repente sonó mi móvil. 

"Hola papá"

"¿Cómo es eso de que no estas en la ciudad ?"

"Pues si, estoy fuera en viaje del trabajo"

"¿Y por qué soy yo el último en enterarme?"

"Papá en lo que tenga que ver conmigo siempre eres el último y además de que te quejas si eres tu al que no le importa lo que pase conmigo"

"Victoria, yo..."

" Adiós"

La llamada de mi padre me había molestado lo suficiente como para querer quedarme encerrada en mi habitación. Estaba recostada en la cama pensando en todo y en nada cuando llegó Christian.

-¿Victoria puedo pasar? Necesito hablar contigo - pidió detrás de la puerta.

-¿Y ahora que pasa? - pregunté mientras le abría la puerta.

-No podrás ir conmigo a la fiesta - dijo disculpándose.

La rabia empezó a correr por mis venas.

-¿Por qué? - pregunté intentando no parecer enfadada.

-Es que... Bueno me habló... Sarah diciéndome que asistiría a la fiesta... Y me pidió que asistiera con ella - contestó incomodo.

La ganas de cerrarle la puerta en las narices eran muy tentativas, pero mantuve mi temperamento bajo control.

-De acuerdo, que te lo pases bien con Sarah - dije mientras lo sacaba de mi habitación.

-Victoria de verdad lo siento - volvió a disculparse.

-No, tranquilo. No pasa nada. Espero que te diviertas con Sarah - hablé sarcástica y le cerré la puerta en las narices.

Solo me faltaba eso, mi padre me llamaba en plan paternal cuando nunca lo había sido y ahora el estúpido de Christian me plantaba por la víbora de Sarah.

Fastidiada me volví a tender en mi cama. Pero cambié de opinión y coloqué música a todo volumen y me puse a bailar ya a cantar por toda la habitación y acalorada decidí salir al balcon y seguí cantando deleitandome con la hermosa vista del jardín del hotel.

Finalmente llegó la hora de comer y Christian me había avisado que me esperaría en el restaurante del hotel. Al parecer un amigo de su difunto padre comería con nosotros. Cuando entre al restaurante puede localizar a Christian en una de las mesas del fondo.

-Hola Christian - saludé mientras me sentaba.

-Pensé que al final no vendrías - comentó.

-¿Creíste que no vendría solo por que me dejaste plantada por ir con Sarah? Pues no. Sabes que con la comida no juego - comenté riéndome hasta que vi aparecer a Sarah

¿¡Qué hacía ella aquí!?

-Hola, Victoria - Saludó.

-Sarah - contesté cortante.

De repente Christian se alzó a saludar a alguien pero yo estaba en shock al ver al moreno del pasillo. Él y su padre eran los dos amigos que nos acompañarían a comer.

-Victoria, Sarah. Les presento a Osan, el amigo de mi padre y a su hijo, Jake - los presentó.

-Mucho gusto yo soy Sarah - se presentó la víbora.

-Y tu debes de ser Victoria - afirmó el moreno.

-Exacto - sonreí tendiendole la mano pero el me dio dos besos en la mejilla y me puse colorada.

Al darse cuenta del efecto que había causado en mi, una relusiente y seductora sonrisa se formó en sus apetecibles labios. Por mucho que quise esconder mi reación fue imposible. La noche anterior me trató como si fuese un bicho raro. 

Mientras comiamos tranquilamente mis ojos no pudieron apartarse de él.Sus penetrantes ojos chocolate tampoco se apartaban mucho de mi lo cual me ponía nerviosa y de vez en cuando su mano se alzaba perezosamente para acariciar su barba mientras hablaba. Él dominaba muy bien el inglés y el español pero no parecía ser de por aquí. Tenía unos rasgos demasiados europeos pero no tenía ni idea de que país. Lo que si podía decir que me encantaba aparte de su belleza, era su estilo. Con solo miralo podría decir que era un hombre independiente, que disfrutaba de la libertad, de la vida y eso me gustó también.

-Las señoritas se están aburriendo con nuestros temas de deportes - comentó el padre de Jake.

Yo ni siquiera escuchaba la conversación.

-No tranquilo, a mi no me molesta. De hecho me gustan los deportes - dije intentando que no se sintiera incómodo.

-¿Así? Que bien ¿Y haces alguno? - preguntó Jake.

-Sí, boxeo en mi tiempo libre  - contesté orgullosa.

-Si, también canta y baila de maravilla - agregó Christian sonriendo.

Lo mire y le dediqué una sonrisa. Apreciaba que pensara eso de mi.

-Eres una cajita de sorpresas Vicky - habló con molestia Sarah.

A ella le dediqué una sonrisa forzada.

-Entonces mañana podrías cantar en la fiesta, sería un placer poder escuchar tu voz - habló Sarah.

-La verdad es que no me apetece. Pero gracias. Igual sigo sin saber sir o no.

-¿Y por qué no vas? Claro si se puede saber - pidió ella con una sonrisa de víbora.

Ella sabía perfectamente que Christian iba a ir conmigo a la fiesta y disfrutaba de que ya no fuese así.

-Pues no. No se puede saber - contesté a la defensiva.

Si tan solo pudiese estampar su cara contra el plato...

Christian pudo darse cuenta de la tansión que empezaba a crecer en el ambiente y desidió cambiar de tema. Estubimos hablando un buen rato pero después de la cena cada uno se fue a su habitación. Eso si,el encantador moreno no se marchó sin antes besar mi mejilla de nuevo.


* * * *






Todos estaban hablando de la fiesta de esta noche y lo único que iba hacer era ver una película. Eran las ocho y todos debían estar arreglandose para la fiesta. Iba a buscar mi ordenador pero el toque de la puerta me lo impidió.

-¿Qué haces aquí? - pregunte al ver a Jake parado en mi puerta con unas bolsas.

-¿Quieres venir conmigo a la fiesta? - preguntó sin más.

-¿Qué?

-Te estoy invitando a ir a la fiesta. Yo no tengo acompañante y tu tampoco, entonces vayamos juntos - dijo entrando a mi habitación - mira, te he comprado un vestido, zapatos y unos pendientes - iba sacándo todo lo que había comprado.

El vestido era de color rojo vivo con una abertura en la cadera izquierda y diamantes alrededor. No podía negar que era hermoso. Los tacones eran plateados y los pendientes de pequeñas gemas rojas.

¡Todo es tan lindo!

-Vamos Victoria, no me vas a decir que no te gustó... - dijo señalando las cosas que había comprado.

-Claro que me gusta pero...

-Pero nada, coge - me entregó el vestido - muévete, ponte hermosa.

-Espera. Esto es raro... 

-Tu vistete y después hablaremos de lo raro de la situación ¿Si?

-De acuerdo...

Entré al baño y enseguida empezé a vestirme. El vestido era hermoso y me   quedaba a la perfeción. Me preguntaba como es que Jake había adivinado mi talla.

En mi cara hice lo de siempre, no me gustaba maqullarme mucho así que siempre optaba por maquillarme lo más natural posible. Con mi cabello no hice nada, me lo peiné y me lo dejé suelto.

Cuando salí Jake se quedo boquiabierto.

-Wow, Victoria estas hermosa. Estas radiante, estas...

-Estas sin palabras - dije riéndome.

-Bueno cenicienta solo te faltan las tacones, ven te los pondré - me sentó en la silla del escritorio y me puso los tacones - listo ya creciste.

-¿Me estás diciendo que soy una enana? - hablé fingiendo estar ofendida.

-Digo que ahora tengo más fácil el camino a tus labios, pero por ahora vamonos.

Me quedé sin palabras y simplemente lo seguí.

Al entrar a la sala nos encontramos con todos los empresarios compartiendo y disfrutando. Varios de ellos se nos quedaron viendo y pude captar como las mujeres recorrían con la mirada a mi acompañante de arriba a bajo, y como no hacerlo si era todo un bombón. Tambíen me di cuenta de como me miraban los hombres.

En una de las esquinas estaban Osan, Sarah que iba muy linda la verdad y Christian que iba radiante. 

-Buenas noches - saludé cuando nos acercamos.

-Buenas noches señores y señorita - saludó Jake.

-Victoria, estas muy linda - me alagó el padre de Jake.

-Es verdad Vicky, estas hermosa - me admiró Christian recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza.

Me puse nerviosa, nunca intentaba disimular el deseo que sentía por mi.

-Yo pienso lo mismo - dijo Jake y envolvió su brazo en mi cintura acercándome más a él - pero ya dejen los piropos que me la ponen colorada.

-Em... Muchas gracias. ¿Jake quieres bailar? - pregunté.

-Claro, hermosa.

Nos pusimos en medio de la pista y empezamos a bailar moviéndonos de un lado otro.

-Christian tenía razón, bailas muy bien - comentó el "Bombón Jake".

-Gracias tu no te quedas atrás.

Él no contestó, en cambio se dedico a mirarme con esos profundos ojos color chocolate haciendo que mis mejillas se sonrojaran.

-Para - pedí sin aguantarlo más.

-No se de que hablas.

Al ver mi cara seria él sonrío e hizo que mi corazón pegara un salto. Esa era una sonrisa muy bella.

-Dime ¿Eres artista?

-¿Artista?

-Si. Pareces uno de esos pintores locos que tiran pintura sobre un lienzo de forma alocada y que acaban haciendo una extraordinaría obra de arte - hablé sonriendo por como él me miraba al escucharme.

-Me gusta tu imaginación. Pero soy arquitecto, me van más los dibujos gráficos que la pintura volando por mi una habitación - comentó riendose.

Y me oncontré riéndome con él.

-¿Puedo robartela? 

La voz de Christian hizo que volviera al planeta tierra.

-No me la puedes robar, pero si te la puedo dejar un rato - bromeó el moreno.

Jake desapareció en la multitud y yo me quedé pensando en lo mucho que había disfrutado de esa pequeña conversación.

-¿En que tanto piensas? - preguntó Christian mientras empezábamos a bailar.

-En nada, estaba admirando el lugar.

-¿Desde cuándo eres tan amiga de Jake?

-Pues lo conocí la noche que me mandaste a imprimir los documentos - aclaré - el fue a mi habitación a invitarme a esta fiesta y me compró todo lo que llevo puesto. Me cae bien.

-Mm... Que bien.

-Pues si.

-¿Te gusta?

La incredulidad se apoderó de mi.

-¿A qué viene todo esto?

-A nada. Olvídalo - contestó con algo de molestia.

Iba a contestarle que me parecía un imbécil, pero entonces anunciaron a un cantante y compositor mexicano y el dejó de bailar conmigo para dirigirse a la salida. Sin comprender a que venía todo eso, lo seguí y entré en el ascensor junto a él antes de que las puertas se cerraran.

-Christian, se puede saber...

No pude seguir hablando por que sus labios impactaron contra los míos robandome las palabras e incluso el aliento. Nunca me cansaría de besar esos dulces labios que me llevaban a otro mundo. Mis brazos se enredaron en su cuello y el me pegó mas a su cuerpo eliminando cualquier espacio entre nosotros dos.

-Esto es lo que me pasa... Que muero por tenerte entre mis brazos - susurró sobre mis labios.

-Christian... - De repente la puerta se abrió y el se alejó de mi.

Él salió y se dirigió a su habitación, en cambio yo me quedé en ascensor preguntándome si estaría bien acostarme de nuevo con mi jefe.

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