~C A R T A UNO~

Querido A:

El tiempo no es rápido, ni es lento, es sumamente perfecto. El universo se alineó con las causas externas para posicionar todo en el momento justo, correcto y necesario; la vida pasa volando, ni siquiera nos damos cuenta de lo que sentimos, hasta que pasa el tiempo; nos embargan inmensidad de dudas, las cuales nos interiorizamos tanto que después no pueden salir de nuestra mente y lideramos, intentamos dominar intensas emociones. 

Sabía que desde el primer momento en que tu mirada lúgubre se cruzaría con la mía, transmitiríamos un montón de emociones uno al otro. La conexión intencional entre nosotros no fue en vano, después que nos acercamos, no existió manera de separarnos y me caló hondo en las entrañas, fue totalmente hiriente porque no estaba preparada para cambiar mi perspectiva acerca de la vida, pero pasó y... de alguna manera me benefició. 

Quizá no estuve en mi misma cuando pensaba ¿Porqué no te vas? ¿Porqué decides acercarte a mí todavía más? Sé que fallé como persona muchas veces, pero no me arrepiento, porque sino no hubieses estado en el momento correcto cada uno de mis días de vida. 

No había día que no te pensara, incluso me recordaban las cosas mínimas a ti, por ejemplo: una comida, un gusto, una canción, una frase, un momento. La cuarentena fue un momento de Stop,  quizá eso fue lo que desee por mucho tiempo, alejarme de ti, pero... aunque me dolía, no podía hacerlo, porque siempre volvías a mí con la misma incertidumbre, el mismo halo de misterio y me daba cuenta que con el pasar del tiempo mis sentimientos amorosos seguían totalmente intactos por ti y... en vez de alejarme, me sentía cada vez más atraída. 

No creía en el magnetismo, ni había leído sobre la leyenda del hilo rojo, no tenía idea de la atracción mental, sin embargo, todo parecía encajar. Me di cuenta sinceramente un día común, sin pensarlo, quererlo, ni esperarlo, que estaba enamorada de ti, pero había algo más, no eran ideas mías, estaba el panorama más claro y evidente. 

Nuestras conversaciones eran esporádicas, cortas, pero concisas e increíblemente intensas, misteriosamente eso no me había pasado con nadie, el poder de hablar de cualquier tema era magnífico, la retroalimentación era exquisita y sencilla, nos podíamos pasar una hora hablando y sentía que valía la pena, consideraba que la conversación sumaba cosas buenas a mi vida, el tiempo no era absolutamente perdido, sino adquirido como un bonus especial, tipo plata o oro. 

Apareció una sensación a la que consideré en mi vida, una de las hazañas más extrañas, fue  inesperadamente; ya no solo eran mariposas en el estómago, sonrojarme, hacerme ilusiones, tener miedo del futuro, sentirme bien a tu lado, mirarte y sentirme nerviosa, estar orgullosa de ti, pensarte 24/7, desear tu felicidad más que la de los demás, querer intentar experiencias nuevas y más... 

Contigo sentí desde la primera vez una conexión magnifica, me podrán llamar: loca. Tuve una primera impresión llena de lujo, que se fue transformando cuando te conocí realmente, cuando empezaste a hablarme, aquella primera vez que te acercaste. Seguidamente mi vida se transformó con los meses de tener tu presencia llenando de emociones mis días; te sentabas a mi lado y podíamos conversar animadamente, o incluso seriamente, porque nuestro alrededor no era color de rosas, no siempre dominó la magia nuestro alrededor, no siempre me invadió felicidad cuando estaba a tu lado, pues, también me invadía miedo, incertidumbre, tristeza. 

Está bien según muchas fuentes sentir atracción física, sin embargo, no lleva a una relación a largo plazo para muchos casos. Pero, tener atracción mental por otra persona, es maravilloso, alucinante, exquisito, entre otras palabras, representa una experiencia agradable, es una bomba. El hecho de poder comunicarte con alguien libremente, se convierte en un verdadero placer, pues tienes la habilidad de conversar de cualquier tema, desde muy profundo, a algo simple, como la vida cotidiana, el futuro, el pasado. Tú, eras ese tipo de enlace conmigo, descubrí que éramos, somos seres unidos por la atracción mental, nada más y nada menos. 

Fue así como empecé a crecer personalmente, te vi cambiar a ti poco a poco, te vi mejorando en áreas de  tu vida que ni creía debías hacerlo, pero superaste mis expectativas. Evidencié como teníamos cada vez más lecciones uno con el otro, como de experiencias propias nos aupábamos uno al otro, en sí, tú eras mi soporte en días de desequilibrio y yo solía ser el tuyo cuando todo iba mal, era algo irreal, pero fugaz. 

Me parecías un chico agradable cuando te conocí, pero con el tiempo fueron cambiando mis emociones e incluso ligeramente mi personalidad, por ello, también nuestra relación cambió y lo hizo para siempre. Solía ser callada en ocasiones, mientras que algunos días; nunca me consideré ni introvertida, ni extrovertida, jamás me llegué a apegar a ciertos conceptos instituidos por la ciencia, el universo y el mundo, pues, algunas veces amanecía súper parlanchina, hablando hasta por los codos, mientras que otras veces, solía estar callada, leyendo un libro, terminando de colorear mis apuntes y mirando al infinito. Agradezco esas veces que te acercaste a mi con la intención tan bonita, como la de incluirme en el grupo y hacerme hablar. 

Por eso quiero expresarte por medio de esta carta mi más hermoso y sobretodo sincero agradecimiento, por estar en mi vida en el momento justo, por quedarte aún con mi personalidad, mis problemas y mi locura; por estar siendo mi amigo, aún cuando quería que fueras algo más. 

Deseo que el universo conspire en la sincronía más divina y junte a la perfección nuestras almas en el momento justo, correcto y perfecto. 

-Miss Val. 2020.