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-¿Se puede saber que te pasa?- pregunto Anna mientras pasaba la mano por mí rostro.
Volví a la realidad. Me había pegado los últimos cinco minutos mirando la puerta con ansias. Era un viernes por la mañana y todos deseaban que se terminaras las clases para comenzar el finde. Habia gritos, murmuros y una alegría insólita. Me estaba empezando a doler la cabeza.
¿Por qué tardaba tanto en entrar en clase? Ella nunca llegaba tarde.
-Nada.- le respondí mientras le apartaba las manos con un intento de sonrisa.
Anna se recogió su pelo en un coletero rosa pálido mientras me escrutaba con la mirada. Aquel día llevaba una camiseta con los colores del arcoíris y un peto vaquero. Le gustaba llamar la atención, y desde luego lo había conseguido.
-¿Vendrás conmigo en el bus a Villa?- se rindió al final mientras volvía a su mesa de al lado. Siempre nos sentábamos al final de clase con la intención de que se nos oyera menos hablar, pero nunca conseguíamos nuestro objetivo.
-Si no hay otra...- respondí poniendo cara de resignación. Anna me hizo un corte de manga mientras se reía.
La risa de Anna se quedo sola en el aire cuando todo el mundo se callo, pero no tardo esta en callarse cuando nos giramos y vimos a Virginia Green en el marco de la puerta. No sé oyó el sonido de sus tacones. Ni siquiera saludo a nadie antes de entrar. Definitivamente tenía un mal día.
La observé durante el tiempo que estuvo callada escribiendo en la pizarra. El silencio que otras veces me había parecido tranquilizador ahora estaba cargado de tensión. Llevaba unos mocasines negros, sus piernas estaban cubiertas por un pantalón de cuero negro también y en la parte de arriba un jersey fino de cuello alto. Ni siquiera me dedico una mirada cuando se giro.
-Haced esto. Si alguien tiene alguna duda que se acerque a mí escritorio. Tenéis hasta el final de la clase, luego me lo entregareis, quien no lo haga tendrá un cero directamente.
Los alumnos al instante se pusieron ha hacer todo lo que ponía en la pizarra. Oí a Anna decir "está loca" repetidas veces mientras maldecía.
Tras unos minutos dejé de concentrarme. Había notado su mirada, pero cuando la miraba ella parecía totalmente concentrada en un libro pequeño que sostenía entre sus brazos. Tal vez eran imaginaciones mías, pero no podía dejar de pensar en el otro día.
Suspiré con resignación. Parecía enfadada. ¿Seria por mi?
El resto de la clase me centre en hacer lo que ponía en la pizarra, pero al contrario que otros días la clase se me hizo pesada e interminable. Escondí mi boca en la bufanda, una manía que tenía desde pequeña, y suspiré, no me salía el ejercicio nueve. El último ejercicio.
Tras darle mil vueltas en tomar una decisión, pero me decidí por acercarme a su mesa. El timbre sonó nada más me levante de la mesa. La gente comenzó a levantarse emocionados mientras volvía el alboroto habitual.
-¡Por fin!- exclamó con alivio Anna. Comenzó a recoger con prisas sus cosas.- ¿No vienes?
-Ehh...- me lo pensé un momento.- No, necesito preguntarle una duda.
-Como veas.- contesto ella rodando los ojos.- Si sigues viva ven a buscarme luego, y así te dejo el libro que me pediste.
Asentí después de reírme de su dramatismo. Al momento Virginia se giró hacia dónde estaba, Anna acababa de cruzar la puerta dejándonos completamente a solas.
-¿Quiere algo señorita Wood?-pregunto ella una vez comencé a acercarme a su mesa. Su voz se había aligerado algo, lo que me alivio por completo.
Obviamente no tenia que ver conmigo.
-Si...- mire mi cuaderno dubitativa.- Yo eh... tengo una duda con el ejercicio nueve.
Virginia me miro unos segundos antes de que una sonrisa de lado se extendiera por su rostro.
-Ahora mismo no puedo resolver sus dudas, debo ir a una reunión.
-Oh, bueno vale...- me reproche mentalmente parecer decepcionada.- En ese caso tome.
Le entregue el papel en el que estaban todos mis ejercicios esperando que lo tomara y lo dejara junto al montón donde estaban los demás.
-¿Tanto le interesa mi clase, señorita Wood?- pregunto ella mientras terminaba de meter su material en el maletín negro que siempre llevaba.- Nunca nadie viene a preguntar nada.
-Diria que es porque explica de maravilla, que tambien,- apunte contenta de volver a mi carácter impertinente-pero me temo que es porque le tienen miedo.
Virginia sonrío divertida y no me contrarió.
-Si así es, resolveré sus dudas. Estaré a partir de las seis en la biblioteca del ala sur. Pásese cuando le venga mejor.
-Perfecto, y muchas gracias profesora.
*
Me mire por cuarta vez en el espejo. Me gustaba como me veía. Nunca me había decantado por un estilo a la hora de vestirme, tenía un poco de casa estilo en mi armario. Aquel día había optado por unos pantalones de lino negros que me marcaban bien la figura y una blusa blanca corta. Tal vez iba demasiado arreglada para una simple clase particular con la profesora más espectacular que había conocido en mi vida.
Nunca es demasiado.
Termine de aplicarme rimel, maquillaje imprescindible que llevaba siempre a mano, y un poco de corrector en algunas marcas de mi piel. No era perfecta, pero que se le iba a hacer, ni que estuviera concursando para ser modelo o para ser la protagonista de una novela romántica.
Termine de meter las cosas en la bandolera y salí por la puerta asegurandome de dejar todo bien cerrado. Me encamine hacia las escaleras sintiéndome poderosa, las botas de plataforma tenían siempre ese efecto en mi.
-¡Espera!- la voz de Anna me sobresalto.- Joder, ¿estás sorda o que? Te llevo llamando desde que has salido de tu habitación...
Una Anna hiperventilando con un vestido de flores se presentó frente a mi. Su gracioso pelo estaba recogido en dos pequeños moños que le daban un aire inocente y llevaba en la mano un libro.
-Veo que estás en forma.- le giñe el ojo mientras me apartaba de en medio de las escaleras para dejar pasar a otros alumnos.
-Como tu.- contraatacó sacándome la lengua antes de tenderme el libro.- Luego no podía ir a verte, así que he pensado en traertelo.
Le miré interrogante, pero ella había desviado la vista a sus uñas.
- Pues gracias, de todas formas podía haber ido yo a tu habitación, ya sabes, tengo tu llave.
Anna se encogió de hombros restándole importancia.
-¿Tu a donde vas?- una sonrisa pícara se asomó en sus labios.
- A la biblioteca... Tengo una cita romántica con el libro de Historia de Arte.
Ella se rió y yo decidí guardar el libro que me había prestado Anna en la bandolera. Le había pedido uno que le hubiera gustado mucho a ella y que fuera diferente. Ella me había asegurado que me prestaría uno que me haría pensar muchas cosas.Tenía algo de miedo por su elección, pero de todas formas me lo leería.
- Nos vemos guapa, disfruta de la cita.- dijo ella mientras me plantaba un beso en la mejilla.
La biblioteca sur era un lugar mágico. Era algo más pequeña que la norte, pero siempre estaba vacía. Su aspecto era algo antiguo, con muebles de roble y alfombras pesadas y de colores oscuros. Me sentía muy agusto allí, aunque hacia poco que la había descubierto.
Avance algo nerviosa hasta que la vi. Se encontraba sentada con las piernas cruzadas sobre una de las mesas de caoba. Mira que había sillas de sobra sobre las que sentarse. El lugar en concreto se encontraba algo escondido, había varias estanterías que la arrinconaban. Virginia levaba la misma ropa que a la mañana, pero esta vez su rostro se encontraba sereno, tal vez por el libro que leía.
Me quedé ahí quieta, parecía concentrada y no quería sacarle de su mundo. Miré el reloj, las seis y seis. ¿Y si volvía un rato más tarde?
-Buenas tardes señorita Wood.- su voz sonó firme, pero no levantó la vista del libro.
Desee en aquel momento que la pesada alfombra me tragara.
-Buenas tardes Virginia.- conteste tratando de aparentar normalidad. Note como me iba a reprochar por tutearla.- Recuerda que fuera de clase nos podemos tutear.
-Cierto.- su mirada se volvió por primera vez a mí. Mi pulso se aceleró cuando note que recorría mi cuerpo.- Ven, no tengo mucho tiempo, y no me gusta perderlo.
Asentí y me dirigí a su lado con rapidez. Ella no se bajó de la mesa, simplemente señaló a la única silla que había, y que se encontraba a un lado suyo.
-Bien, ¿Qué dudas tienes?
Media hora después el ejercicio nueve había sido resuelto con éxito. Virginia me había felicitado, de forma sutil y casi imperceptible, no sin antes sonreírme como solo ella hacía.
Cerré el libro y abrí la bandolera dispuesta a ordenar todo. Entonces el estuche se estrello con tras el suelo. Mire como todo lo que había dentro se escurría por el suelo.
-Mierda.- susurré, algo que no paso inadvertido para ella.
Me agache y comencé a recogerlo todo. Tuve que gatear debajo de la mesa para coger la goma, que había rodado hasta allí. Incluso pude ver los tobillos de Virginia, que eran finos y algo pálidos.
- Henry Miller.- su voz sonó por encima de mi. Terminé de recoger todo dispuesta a levantarme.- Desde luego nunca me habría imaginado a una chica como tú leyéndolo.
No entendía nada. Me termine de levantar y entonces vi en su mano el libro que me había dejado Anna. Por un momento me arrepentí de haberle pedido un libro. Ni siquiera sabia de que trataba.
- ¿Y que te habías imaginado de una chica como yo?- pregunté con sonra.
-Esas cosas no se preguntan.- me dedico una sonrisa enigmática.- ¿O acaso tu me lo contarías si fuera al revés?
Bien jugado Virginia.
-Supongo que ya sabes la respuesta.- murmure.
Cogí el libro de vuelta y lo metí a la mochila. Aún con la cabeza dándome vueltas me gire a verle, ella volvía a estar concentrada en su lectura, aunque al notar mi mirada levantó la cabeza.
-Oye...-note el nerviosismo en su mirada, el ligero temblor de su voz. No necesite que abriera más la boca para saber lo que iba a decir.
-Ayer me pegue toda la tarde escribiendo, apenas salí de mi habitación y, ¿sabes que? Aun no consigo inspirarme para el relato.- trate de trasmitirle confianza con los ojos.- ¿Algún consejo más?
Quería trasmitirle seguridad, que supiera que yo nunca haría nada para joderle, por mucho que me gustara hacerla enfadar.
-Si quieres un consejo deberías ser más especifica.- su rostro imperturbable volvió aunque tenia la sonrisa más amplia que le había visto nunca.
-Me lo pensare entonces, hasta mañana Virginia.
-Hasta mañana Erin.
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