Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19. Vodka, el bosque y osos.


Dos dedos me tocan la frente. Una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces.

—¿¡Qué quieres?! —abro mis ojos y me siento sobre mi cama de un tirón, sabiendo perfectamente que el dueño de los dedos molestos es Hunter.

Con el escaso reflejo de la luna que se cuela por mi ventana, identifico al rostro de Hunter en frente de mi. Me tapa la boca con una mano antes de que pueda seguir gritando, mientras que la otra se apoya en mi nuca.

No entiendo que está pasando cuando me suelta y se recuesta a mi lado, haciendo que yo también lo haga. Sorpresivamente no aplasta a Acacia porque no está, ¿dónde se supone que está? Seguro es la mitad de la noche. Hunter se mete entre las sábanas y por debajo del edredón, cubriendo incluso su cabeza. Ni siquiera me da una chance de empujarlo cuando dos brazos me abrazan por la cintura.

¿Esto es un sueño? ¿En qué mundo Hunter se mete en mi cama y me abraza? Estoy segura de que no en este.

Me congelo sin saber que hacer. Sé que tengo que reaccionar rápido, pero mi cabeza está en blanco. Sus manos encuentran mi piel desnuda porque estoy segura de que mi top para dormir se ha subido un poco, dejando al descubierto mi abdomen.

De repente, como respuesta a esto, la puerta de mi habitación se abre. Cierro mis ojos pretendiendo estar dormida. No sé quien es, pero estoy bastante segura de que es mi papá y no le hará ni un poco de gracia encontrar a Hunter en mi cama. Segundos después, la puerta se cierra.

Es cuando reacciono y quito a Hunter, empujandolo por los hombros para que me suelte. Lo hace.

—¿¡Estás loco?! —siseo. Decir que mi corazón está a punto de salirse de mi pecho es poco.

Sale de mi cama, sentandose en el borde y lejos de mi. Noto que su cabello está desordenado por las sábanas.

—Diría "sí, loco por ti" —aclara su garganta luciendo muy divertido con toda la situación—. Pero eso sería mentir. En todo caso, siento que tú estás loca por mi. Relajate, fue solo para esconderme de tu papá. No quiero morir hoy.

Pongo mis ojos en blanco. Este chico es otra cosa.

—¿Qué mierda quieres? —bufo cuando logro calmar mi respiración.

—Una noche contigo —responde burlón.

—Qué bien, tú y mi puño —sonrío y él desancha más su sonrisa.

Y ahora, porque absolutamente nada tiene sentido cuando se trata de Hunter, nos encontramos sonriendo como idiotas en una competencia.

—No era broma lo de la noche contigo —espeta dejando se sonreír y poniendo su rostro serio—. Tenemos cosas que hacer, arriba galleta.

—Querrás decir que tú tienes cosas que hacer —le corrijo—. Yo tengo que dormir.

Se levanta de la cama, inclinando su cabeza hacia abajo para mirarme. Se cruza de brazos.

—Perdiste la carrera, tienes que ayudarme con el plan.

—Y te ayudaré. Solo que no ahora —contesto y volteo para volver a dormir.

Tal como sospechaba, Hunter no acepta mi respuesta. Nunca acepta mis respuestas. Me toma del brazo y empieza a tirar de el repetidas veces hasta que empiezo a sentir que me lo va a arracar. Vuelvo a sentarme, esta vez con ojos asesinos. Es mi horario de sueño y si voy a pasar una semana encerrada con toda esta gente, voy a necesitarlo.

—Una puesta es una apuesta —resalta sin soltarme.

—Hiciste trampa.

—Y como dije, no es mi culpa que no tengas memoria.

Chasqueo mi lengua.

—Ahí es donde te equivocas. Tengo memoria. Solo que no para cosas sin importancia como datos de tu vida —respondo, sintiendome bastante orgullosa de mi respuesta.

Vuelve a sentarse sobre la cama. Utiliza su agarre en mi brazo para atraerme a él, deteniendose cuando mi nariz roza la suya. Mi estómago se revuelve. Intento echarme hacia atrás sin exito, Hunter no me deja. La mirada que me da es clara, y sé que no dormiré esta noche.

—¿Acaso quieres que te bese?

—¿Qué? —espeto sacudiendo mi cabeza. Me suelta y yo aprovecho para retroceder, poniendo una buena distancia entre nosotros.

—No, ¿por qué dices eso?

—Porque no dejas de mirarme los labios —contesta demasiado divertido consigo mismo.

—Eso es mentira. No quiero que me beses. Nunca, gracias.

No le miré los labios. ¿O sí?

—Eso pensé. Bueno, al plan —aclara su garganta—. Como verás, tu querida hermana no está. Y adivina que, el imbécil de mi hermano tampoco. Están en un picnic en el bosque. Atacamos.

¿Un picnic en el bosque? ¿Qué hora es? ¿Es que quieren que los ataque un oso?

Mi lado más sensato me dice que no es momento de "atacar". Es momento de dormir y solucionar este problema mañana. Sin embargo, Hunter siempre supo sacar mi peor lado.

—Está bien —resoplo rendida—. Vete y me cambio.

Porque salir al bosque en top y shorts de pijama no es una idea estelar.

—¿Qué? ¿Por qué? —inquiere con confusión fingida—. No tienes nada que no haya visto antes.

Tenía que responder la respuesta más trillada de la historia de las respuestas.

—Seguro has visto a muchas chicas Thompson, pero yo soy única. No quieres arruinar eso, vete.

—Vamos en pijama —responde. Es cuando me concentro en lo que tiene puesto. Unas zapatillas deportivas puestas a a las apuradas, pantalones chándal color negro y una sudadera de ese mismo color.

—Ese no es un pijama —resalto.

—Tienes razón. Duermo sin ropa. ¿Quieres que vaya así? Qué pervertida.

Si me empiezan a salir canas la semana que viene, sepan que es por soportar a este ser.

—No iré así —espeto llevando mi mirada a mi short rosado que uso desde que tengo trece y un top blanco que es comodo, pero muy corto.

Resopla frustrado.

—No hay tiempo —dice Hunter.

No entiendo lo que dice, hasta veo que se inclina, abrazando mis piernas. Me tira sobre su hombro como si fuese una bolsa de papas. Se agacha al suelo, como si yo fuese peso para su sentadilla y levanta algo que no puedo ver. Comienza a caminar y no dudo en empezar a golpear su trasero co mis puños.

—Galleta, no lo arruines, me pagan por el —dice en voz baja cuando salimos de mi habitación. Lo golpeo más fuerte.

—Pensé que eras modelo no prost—

—Shhh —me calla cuando estamos en el pasillo de las habitaciónes.

Le hago caso. No porque me lo diga, pero porque no quiero despertar a papá o a Dylan.

Hunter me carga por todo el camino hasta que frenamos en su habitación, ágilmente, abre la puerta y nos hace entrar a los dos. Me deja en el suelo.

—¿Qué hacemos acá? —pregunto contemplando la oscuridad. Enciende la luz y puedo ver que efectivamente, Cameron no está.

—Buscamos cosas —contesta.

Noto que lo que alzó del suelo de mi habitación son unas rídiculas pantuflas de conejo. Son de Acacia. Las tira a la altura de mis pies.

—¿Qué es esto?

—¿No son tuyas? —pregunta con confusión.

—No, son de mi hermana.

—Es eso o mis zapatillas deportivas.

No se diga más. Me pongo las pantuflas. Por suerte, Acacia y yo tenemos el mismo talle en zapatos. El único talle que compartimos, y por eso de vez en cuando la encuentro hurgando mis tacones.

—¿Era necesario cargarme como si fuese basura?

—¿Como si fueses? —bromea y lo golpeo en el hombro.

—Teniamos que salir rápido y sin hacer ruido —empieza a explicarme mientras abre su valija, empezando a revolver su ropa en busca de algo—. Tu papá da vueltas como policía, ¿crees que le haría gracia que su bebé ande conmigo en el medio de la noche? No soy exactamente el mejor partido.

Eso ya lo sabía.

Me siento sobre la cama de Cameron. Es cuando recuerdo en la comprometedora escena en la que encontré a mi hermana y a él esta mañana. Me levanto.

—¿Exactamente qué haremos?

—Esta vez, actuar inteligentemente. Los emborracharemos —responde.

—¿Eso es actuar inteligentemente? —pregunto.

—Sí. Mira, los emborrachamos, luego los dejamos en la habitación de Kate y tu padre. Ellos mismos se delataran.

Analizo la idea. Suena terrible. Aunque... No taaan terrible.

Me quedo en silencio. Hunter saca de su valija una botella nueva de vodka. Me pregunto si tiene esto planeado hace mucho o simplemente carga una botella de vodka a todos lados a lo casual.

—Bueno, vamos —me indica cuando ya tiene todo.

—Camino por mi cuenta —le digo y salgo de la habitación, no sin antes mirar a los costados para ver si hay alguien.

Recorro el pasillo de puntitas. Por suerte, la casa está a oscuras y no hay nadie en los alrededores. Según mi compañero de bromas, la parejita del millón está en una colina, internados en el bosque. ¿Tanto tengo que caminar?

Conseguimos salir de la casa sin hacer ni un ruido. Estando afuera, el frío me envuelve. Por supuesto. Esto es el bosque. Me abrazo a mi misma.

—Tengo que volver y buscar algo para abrigarme —le digo a Hunter. Se detiene y bufa.

—No vamos a volver. ¿Quién sabe cuánto va a durar el picnic? Además, te van a escuchar —empieza.

Observo que el va perfectamente abrigado mientras yo me siento casi desnuda. Resoplo.

—Dame tu sudadera, entonces.

Si alguien va a morirse frío, va a ser el dueño del magnifico plan. No yo.

Entrecierra sus ojos. Por un momento, pienso que va a decirme que no. Estoy a punto de resignarme cuando pone sus ojos en blancos y se quita la sudadera negra, quedando en una camiseta blanca.

—Debí haber pensado en tu culo friolento antes —bufa.

Esbozo una sonrisa triunfante. Hunter me tira la sudadera al rostro. La atrapo y me apresuro a ponermela. Me queda suelta. Me gusta que consiga tapar mis shorts ridiculamente cortos. La colonia que usa me inunda y tengo miedo de que se me quede pegada. Tendré que ducharme después de esto y lavar mi pijama.

La colonia no está mal y ese es el problema. No quiero obsesionarme.

Hunter lidera el camino por el bosque. Seguimos el sendero señalizado. Hunter alumbra con su celular, yo ni siquiera tuve tiempo de agarrar el mio.

Estoy muy concentrada en el suelo, porque no quiero pisar nada extraño. No tengo miedo de chocar con nada, porque Hunter camina a mi frente. Es por eso que el ruido de una rama quebrandose a lo lejos me toma por sorpresa.

El corazón se me sube a la garganta.

—Hunter, ¿qué fue eso?

—Un oso —contesta sin dejar de avanzar.

—No puede ser un oso, tú estas aquí.

—¿Mis parientes? —contesta.

—No seas idiota.

—Tú no seas idiota —contraataca.

Ruedo mis ojos.

Seguimos nuestro camino sin prestarle atención al sonido, cuando caminamos unos metros más, logro divisar a Acacia y a Cameron. No es difícil perderlos, están sentados sobre una tela color azul, hay un bolso al lado de ellos. Supongo que allí tienen comida y bebida. Me doy cuenta de que están frente a un lago que tiene un pequeño muelle. La luna está casi llena y el reflejo que hace sobre el lago les da una buena iluminación.

Es totalmente sensato comer en el bosque a la noche, cuando los animales pueden atacarte por un trozo de galleta y de paso se llevan una pierna o un brazo.

Estamos detrás de ellos, pero nos escondemos detrás de un árbol por precaución. Además de la botella de vodka, Hunter tiene una mochila cuyo interior desconozco.

—¿Cómo piensas poner eso sin que se den cuenta?

—Ahí entras tú —me dice quitandose la mochila y dejandola detrás del árbol—. Ve a distraerlos, oso.

No dice más y desaparece entre las sombras, ahora sin la linterna de su celular. Suspiro molesta. ¿Qué los distraiga?

Comienzo a pensar en cómo mierda distraerlos, Hunter no es paciente y ya está cerca de ellos. Observo a mí alrededor, la oscuridad me inquieta. Un poco. Mucho.

Mis ojos, por suerte se adaptaron a la escasez de luz, pero sigo sin ver demasiado.

Recuerdo la rama quebrándose que oí minutos atrás, y mi foco se ilumina. Sigilosamente, camino entre las hojas sin hacer demasiado ruido hasta llegar a un árbol más cercano a ellos. Levanto una rama del suelo y la rompo. Su divertida conversación se corta y sé que debo mantener el silencio y cortar otra. Repito la acción.

—¿Crees que haya animales? —Acacia habla.

—Es un bosque, claro que los hay —le contesta Cameron.

Entonces, no es insensato e ignorante. Es estúpido.

Giro un poco para ver, como Hunter por detrás de ellos, desliza la botella de vodka en el bolso. Justo cuando su hermano está por girar, desaparece haciéndose hacia atrás. Acacia decide no interesarse en ese aterrador ruido en el medio de la noche y sigue charlando con su novio.

Hunter vuelve a nuestro árbol.

—¿Y cuál es el plan? ¿Esperar a que magicamente piensen que es normal encontrar una botella nueva de vodka en su bolso? —inquiero.

—Mi hermano trajo a su novia al bosque en el medio de la noche. Y tu hermana le dijo que sí —responde como si fuera obvio—. Les estás dando demasiado crédito. Son idiotas.

Eso no puedo discutirle.

—Además, cuando puse la botella, vi que ya había otra —agrega.

Cómo no.

Llevo mi vista de nuevo a Cameron y Acacia. Ya han encontrado la botella y están sirviendose en un vaso, mezclandolo con un jugo de mala calidad. Pongo una mueca. No puedo creerlo, pero Hunter tiene razón. Son idiotas.

—¿Y ahora qué? —inquiero cruzandome de brazos.

—Ahora esperamos —responde. Abre su mochila. Saca de ella una manta celeste con estrellas. Alzo una ceja. Es de Dylan. Hunter no tiene corazón y le robó una manta a Dylan. Fantástico. La coloca en el suelo—. Con nuestro propio picnic.

—Dios —murmuro.

—¿Qué pasa? ¿No soy buena compañia? —inquiere.

—No —respondo. Me siento a su lado sobre la manta que a pesar de estar encima de algunas ramas y hojas, es cómoda.

Saca otra cosa de su mochila. Es otra botella de vodka.

—Los refuerzos —explica—. Que no vamos a necesitar porque ya están teniendo una muy buena fiesta sin nuestra ayuda.

Destapa la botella, tirando la tapa sobre mi regazo y le da un trago.

—Dame —demando y le quito la botella de las manos. Hunter seguro piensa que voy a tirarla. Creo que lo sorprendo cuando le doy un trago. El liquido arde en mi garganta y pongo una mueca.

—Haces las muecas más horribles que vi en mi vida —me cuenta antes de quitarme la botella de las manos.

—Cállate, me amas.

—No —se ríe.

Hunter parece aclimatarse con la idea de pasar el tiempo aquí, porque después de darle un trago, me entrega de nuevo la botella.

—Esto no era parte del plan —dice. El segundo trago no arde tanto como el primero. Apoyo mi espalda contra el tronco del árbol—. No esperaba esta improvisación.

—No te hagas ilusiones, no quiero ser tu amiga ni nada parecido —arrugo mi nariz al pensar en ese probable futuro. Hunter solo deja escapar una carcajada y luego nos vemos sumidos en el escalofriante silencio del bosque en la oscuridad, otra vez—. ¿Qué fue lo que paso en la piscina? —me atrevo a preguntar, dejando de lado todos mis miedos.

Toma una profunda respiración.

—Fue una estupidez —me responde—. No volverá a pasar, supongo que me deje llevar por el momento.

—¿O sea que quisiste besarme? —le pregunto, por un momento, sintiendome libre de inhibiciones.

No lo puedo ver mucho, pero toma la botella de vodka y le da un fuerte trago.

—Puede, no lo sé —resopla.

Asiento, sin querer indagar más en el tema. Mientras menos lo toquemos, mejor para los dos.

Luego de unos minutos de silencio, uno demasiado incomodo, decido ir a ver cómo está la pareja ya que para este entonces, se ríen más escandaloso de lo normal.

—Cada vez falta menos, Galleta—me avisa Hunter, viendo lo mismo que yo. Están borrachos sin duda. Aunque todavía no tanto como queremos.

—Es injusto que tú tengas un apodo para mí pero yo no para ti —me quejo.

Frunce el ceño y me mira intrigado. Repaso mis palabras para ver si dije algo que lo haya podido dejar desconcertado pero... No creo.

—¿De eso no discuten las parejas? —arquea una ceja burlón.

—No lo sé.

—¿No lo sabes? Tú eres la que tuviste un novio —me pregunta haciendo énfasis en la última palabra.

—Sabes que... —suspiro—. Fue demasiado complicado.

Derek fue mi novio pero al mismo tiempo, un amigo. Era... Extraño y confuso.

—No, en realidad no. Te gustaba un idiota.

Lo golpeo y se queja.

—Derek no es un idiota —espeto.

—Sí lo es —me dice rodando sus ojos—. Admitelo. Además, ¿tan desesperaba estabas?

—No estaba desesperada —respondo. No le digas Juliette, no le digas, no le dig...—. Tú, eres el idiota, me dejaste por Becky y necesitaba calmar... Las ganas de matarte y mis ganas de llorar.

Mierda. No puedo creer lo que acaba de salir de mi boca. ¿Dónde quedó mi dignidad? Ah, ya no existe.

Hunter se queda en silencio, por un momento creo que se siente arrepentido, pero eso es imposible. Es Hunter Thompson, mi enemigo. El chico que me hace bromas, me humilla, el chico que odio y que jugó con mi corazón. No puede arrepentirse. No creo que entienda que es el arrepentimiento.

—Está bien —resopla luego de unos momentos de silencio—. Tú ganas, lo admito. Fui un imbécil.

—Fuiste, eres y serás —coincido—. Ya lo sabe todo el mundo.

Ignora mis ganas de pelar.

—No debí involucrarme contigo sabiendo que tenía sentimientos por Becky pero mamá era tan insistente que... No tenía opción. Juliette... Lo siento.

Sus palabras hacen que quiera sostenerme de un buen árbol porque siento como un terremoto de sensaciones me arrasa.

No puedo creer que Hunter me esté pidiendo perdón. ¿No serán los efectos del alcohol? Debo estar volviéndome loca... No, no. Él debe estar volviéndose loco.

—¿Dijiste que lo sientes? —pregunto algo confundida.

—No me hagas repetirlo —me pide—. Lo escuchaste bien. Juliette, aunque no parezca ya que probablemente no parezca, he cambiado. Maduré, esa es la palabra correcta.

—¿Madurar es ir de mujeriego con todas las modelos que conoces? —bufo. Ya que estamos, mejor sacarle todo en cara.

—No, eso es ser inteligente.

No esperaba esa respuesta. Suelto unas cuantas carcajadas y él se une a mi risa. Nos reímos por unos largos segundos, no dura mucho. En poco segundos volvemos a sumirnos en el silencio.

—Así que has madurado —digo sin terminar de creerle. Hunter se alza de hombros—. ¿Y madurar es ser un niño celoso y separar a Tanner de mí? Porque aunque no creas, me lastimaste. De nuevo. Tanner me gustaba.

—No, no te gustaba —me contradice.

—¿Desde cuándo sabes quién me gusta y quién no? —espeto enfadada.

Hunter suspira como si intentara hacerle entender a una roca la teoría de la gravedad sin demasiado éxito.

—Simplemente lo sé —responde—. Quieres a alguien para rellenar el vacío. Y no voy a dejar que juegues así con mi mejor amigo. Se merece más.

—¿Me estás diciendo que tú dejaste un vacío demasiado grande que aún no he llenado? —alzo una ceja en su dirección.

El ego que maneja este chico es de otro nivel.

—Es más complicado que eso, me tomarías como un loco.

—Si te sirve, ya te tomo como un loco.

Niega con la cabeza como si de vuelta, intentara explicarle la teoría de la gravedad a una roca, solo que ahora parece dado cuenta de que es imposible.

—El punto es que, —resopla como si intentara buscar las palabras—. No quiero que mi mejor amigo salga herido. Y enamorarse de ti solo va a conseguirle problemas.

—¿Y de repente sabes tanto de amor?

—¿Tú sí? —voltea a mi mirarme.

Me quedo en silencio cuando me doy cuenta de que no, no tengo muchas experiencias en el amor y si de algo estoy segura es de que en otoño las hojas se vuelven marrones y de que mis experiencias en el ámbito del amor han sido muy desastrosas.

—Como decía... —Hunter prosigue—. Quiero proteger a mi mejor amigo, ha pasado por...

—No lo entiendo —le interrumpo—. ¿Cuál es tu necesidad de proteger a todo el mundo? A tu hermano, a Tanner... ¿Acaso no puedes dejar...?

—Por la misma razón que tú —me contesta cortante—. Por la misma razón que tu quieres proteger a tu hermana del mío.

—Pero es solo ella.

—No, ¿Crees que no me enteré de le pediste a Becky que investigue a esta... "Lola" que invitó a salir a Peter?

Cierro mis ojos con fuerza. Por supuesto que Becky le contó que le pedí ayuda. Y es cierto. Durante el último entrenamiento de la semana, le pregunté si la conocía ya que es una escuela cercana. Bueno. No solo si la conocía, basicamente le pedí un reporte.

—Solo quiero que...

—No cometan el mismo error que tú —me interrumpe, dándole en el clavo—. Pues sí, adivina. No soy un desgraciado como sueles describirme. Me preocupo por mis amigos, por mi familia.

—Solo... Terminemos esto —respondo sin poder continuar esta conversación y me levanto del suelo.

Esto es lo que pasa cuando nos dejan a Hunter y a mí a solas. Todo parece ir bien hasta que explotamos. Es lo que pasa siempre, somos tan iguales que cuando nos juntan, simplemente nos repelemos.

Odio a Hunter por parecerse tan a mí.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro