[Capítulo 11]
—En verdad lo siento. —El arrepentimiento era notorio—. No pensé que sería algo tan malo. Generalmente los espíritus que contacto hablan de cosas concretas, como de un accidente de auto o de una caída por las escaleras. Jamás pensé que sería algo tan complejo —agachó la cabeza apenada. Las mejillas le ardían de vergüenza—. No era mi intención hacerte recordar todo esto.
—Ya no importa —interrumpió tajante—. Querías escucharlo y ya lo hiciste, pero por favor, ya no me preguntes más nada sobre el tema.
Amy se limitó a asentir.
—Bien. —Se colocó de pie y perfiló hacia la ventana.
—¿A dónde vas?
—Necesito aire.
Deslizó la puerta de cristal y salió a la noche templada. Las cortinas le robaban nitidez, con suerte lograba distinguir su sombra. Guardó silencio y le escuchó sorber por la nariz. Estaba llorando y eso la hizo sentirse peor.
Se reprimió a sí misma por hacerle revivir su pasado tormentoso, pero sin éste no habría comprendido por qué las cosas son como son. La razón de su nerviosismo, su enojo cada vez que se retrasaban. Él deseaba volver a ver a Charlotte para explicarle lo que sucedió en verdad, y arrancarla de los brazos de un mentiroso. No quería ni imaginar lo que haría si llegaban a toparse con Damon.
Sin embargo, en la soledad de la habitación su mente carburó una idea que le provocó una sensación helada en la columna.
Damon lo había dejado morir por un deseo oscuro de hacerse con la novia de su mejor amigo. Estando Logan vivo, Charlotte jamás se fijaría en alguien más. Pero si moría ella estaría devastada.
Por su culpa Logan había roto su promesa, y en todo ese tiempo no había dejado de pensar en lo que Damon estaría haciendo con su novia.
«Él no volvió por Charlotte. Quiere venganza por lo que le hicieron. Quiere vengarse de Damon».
Un nuevo día llegó y Amy y Logan abordaron su segundo autobús directo a Luisiana. En todo el viaje Amy no emitió ni una sola palabra. Se sentía algo incomoda por haber "obligado" a Logan a hablar sobre su pasado, pero si no hubiera indago nunca habría conocido sus verdaderas intenciones, las cuales la tenían bastante preocupada.
Por otro lado estaba un tanto molesta con el joven. Ya estaba harta de su mal genio cuando las cosas no salían como él quería. No fue su culpa que se demoraran en la gasolinera.
Para esa altura las disculpas eran vacías, o al menos así era como ella lo veía; Logan podía pedirle perdón por su comportamiento, pero si algo malo llegaba a suceder ella debía cargar con las consecuencias.
Si se hacía tanto drama por simplezas que él se hiciera cargo de todo.
Sin mencionar el hecho de que le fastidiaba que estuviese pensando en Charlotte todo el tiempo. ¿Por qué no podía pensar en ella?
El cansanció terminó por vencerla, y como nunca, Amy soñó con Charlotte. Vio como ésta terminaba su relación con Damon para finalmente estar con el amor de su vida, Logan, quien volvió de entre los muertos para vivir una larga vida junto a su amada. Sin embargo, como si se tratara de una película romántica, el ver partir a Amy despertaba en Logan sentimientos que nunca antes había sentido. Sentimientos que ni siquiera había experimentado cuando estuvo con Charlotte.
Tomarla de la mano ya no era lo mismo. No sentía nada por ella; en cambio Amy...
Un sueño que terminó con el final que siempre deseó, pero que a decir verdad odiaba. Le incomodaba soñar con cosas como esas, en especial porque sentía como la oscuridad la corrompía.
No podía forzar a que Logan la amara; aunque sí podía demostrarle cuánto lo quería. Todos los chicos de los cuales ella se enamoraba la ignoraban o la despreciaban. Lo único que pretendía era ser feliz junto a alguien que la quisiera tal y como era... pero tal parecía que la suerte nunca estaba de su parte.
Quería que Logan la viera, al menos, como una amiga; alguien en quién pudiera confiar si las cosas salían mal, y con quién pudiera pasar los buenos ratos.
Considerando todo lo que habían pasado juntos cualquier persona pensarían que ya habían cruzado a la zona de amistad, no obstante, algo dentro de Amy le decía todo lo contrario. Podía sonar extraño pero para ella era un presentimiento.
La tarde se presentaba nublada y algo fría. La luz menguaba en el exterior y la mayoría de los pasajeros se dispuso a dormir una siesta, abrigándose con las cobijas que la compañía les había brindado.
Mientras Logan degustaba una galleta de chocolate, Amy se limitó a observar el exterior brumoso.
Comenzó a lloviznar y el verde del paisaje cobró vida. Al tiempo las gotas se aglomeraron en el cristal, dificultándole la visión.
Logan miró en dirección a Amy y el trozo de galleta que se tragó pareció atorarse en mitad de su garganta. Lucía algo triste, por no decir angustiada. En todo el viaje no había dicho una sola palabra y si bien al principio lo tomó como algo positivo, ya se estaba preocupando.
Sintió una sensación extraña en su interior; tanto así que no pudo terminar de comer su galleta.
Era extraño. La última vez que había sentido lo mismo había sido cuando Amy se durmió en su hombro.
—¿Estás enojada conmigo? —susurró con pésame—. ¿Por qué no quieres hablarme?
Amy se volvió para contemplarlo, algo sorprendida por su comentario.
—Desde hoy temprano que no me diriges la palabra. ¿Hice algo que te lastimó?
—No, claro que no.
—¿Entonces por qué no quieres hablarme? —tragó duro—. ¿Estás mal por lo que te conté anoche?
—No—dijo y volcó su atención en las gotas de lluvia que corrían carreras por el vidrio—. Si alguien debe estar mal por eso eres tú.
—Ya sufrí bastante—observó el trozo de galleta en su mano y lo devolvió a la bandeja—. Pero me di cuenta que, en cierta forma, te afectó. ¿Segura que no estas así por mi culpa?
—¡Qué no! —exclamó y guardó silencio de inmediato. El corazón se le estrujó al ver la mirada de asombro en el rostro de Logan—. Lo lamento. En serio, perdón. N-No dormí muy bien y sí, tu historia me afectó un poco.
—Entonces por eso estás mal.
—¿Cómo no estarlo? Tu mejor amigo te abandonó, te dejó morir y ahora es muy probable que esté coqueteando con tu novia—suspiró frustrada—. Yo... solo pienso en lo desesperado que debías estar...—baja la mirada y luego posa sus ojos en los de Logan—. ¿Quién no se pone mal con eso?
—Pues eres la primer persona en sentir lástima por mí—agachó la cabeza y tragó con cierta dificultad—. Mi guía no puede experimentar emociones. Es como contarle tu historia a un tempano de hielo; no hay nada en sus ojos. Siquiera sabes si te entiende, si de verdad quiere ayudarte. No hay empatía alguna.
—Se supone que yo tampoco puedo involucrarme sentimentalmente, pero estás vivo, así que la regla ya no aplica.
Logan tira de su labio en una media sonrisa.
—¿Sabes qué? Quería darte las gracias.
—¿Por qué?
—Por escucharme. Significó mucho para mí.
El pulso se le aceleró de pronto.
—Para eso estoy. Para escucharte.
Él sonrió.
—Y te agradezco por todo lo que estás haciendo. Te prometo que cuando encontremos a Charlotte no te pediré más nada. Podrás volver a casa con tu familia y amigos; eso sí, tienes que prometerme que no perderemos el contacto.
Amy dejó escapar una risilla.
—Amigos. Sí, claro.
Logan frunció el ceño ante el sarcasmo en sus palabras.
—¿No tienes amigos?
Amy se dejó caer en su asiento y suspiró con pesadez.
—Tal vez pienses que este don es fantástico, pero hay personas que no lo entienden y pueden ser muy crueles contigo.
—¿Quieres contarme? —esperó por una respuesta que jamás llegó—. Anda, vamos, puedes decírmelo. Tú me escuchaste, yo te escucharé a ti.
Tenía razón. Era su turno de depositar la confianza en él.
—Tuve este don a los 11 años. Fue un tanto traumático al principio, así que mis padres me llevaron con Sabina, mi guía espiritual. Ella hizo de mi don algo maravilloso, pero por desgracias mis compañeros no pensaban lo mismo. A veces los niños pueden ser crueles con sus pares—se encogió de hombros—, pero, ¿qué puedes decirle a un niños de 11 años? Quiero decir, cómo le haces entender que hablar con los muertos no es para nada extraño. —Una lágrima se deslizó por su mejilla y la limpió antes de que Logan pudiera darse cuenta—.Todos los amigos que tuve los perdí. Nadie quería juntarse conmigo, hasta que en la secundaria hice mi primera "amiga" —hizo comillas con los dedos—, y lo digo entre comillas porque apenas me registra. Sólo me usa para sacar buenas notas y organizar sesiones grupales con su familia.
—Pero eso no es un amigo.
—Pero al menos tengo a alguien con quien hablar.
Logan observó el rosto de Amy, lleno de dolor y pena. En ningún momento se había puesto a pensar en lo difícil que podría llegar a ser su vida. Resultaba increíble que Amy pudiera leerlo con tanta facilidad, cuando él ni siquiera había reparado en su falta de amigos.
Ahora que lo pensaba nunca la vio hablar con nadie. Ella no tenía a nadie. ¿Cómo no se dio cuenta antes?
—Se podría decir que la única amiga que tengo es la cajera de un supermercado. Y solo la veo cuando voy de compras—comentó, burlándose de la situación—. Los únicos a los que puedo llamar verdaderos amigos son mayores, y no es que me moleste pero quisiera a alguien de mi misma edad. No tengo a nadie con quien compartir lo que siento, o salir los viernes por la noche, o disfrutar de mi adolescencia.
—Claro que sí tienes a alguien.
—¿A quién?
—A mí.
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