Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Cuarenta Y Uno


Capítulo cuarenta y uno.

27 de julio, 2015.

— ¿Pasó algo entre tú y Eva? —pregunto apenas nos sentamos en la cafetería. Alan enarca una ceja y bebe de su café.

Es hora del almuerzo y quedamos en encontrarnos para conversar. Hace dos días fue la fatídica despedida de soltera de mi hermana y hace dos días las tres nos emborrachamos de una manera desmedida. Estoy segura de que cada una de nosotras quiere olvidar algo en particular.

¿Qué quiero olvidar yo? Mi conversación borracha por videollamada con Dexter.

— ¿Por qué me preguntas eso?

—Odio las respuestas en preguntas.

—Y yo odio cuidar de tres borrachas en donde parece que juego a esquivar que me vomiten dos de ellas —Contraataca y aunque me sonrojo, rio.

—Lamento eso, de verdad. No pensé que nos pondríamos tan intensas.

—Y honestas. Hubo un montón de confesiones por parte de las tres.

— ¿Qué?

—Digamos que podría chantajearlas si yo fuese un auténtico hijo de puta.

— ¿Qué dije? —Estoy alarmada. La expresión triste en su rostro me dice suficiente—. No se lo digas a nadie, por favor.

—No voy a juzgarte, Ela.

—No hablemos de ello, por favor.

—De acuerdo, pero no todo lo que me dijiste fueron cosas malas. Creo que deberías hablar con Dexter, ustedes compartieron cosas importantes por videollamada.

—Mierda —paso las manos por mi cabello—. Qué desastre.

Doy un sorbo a mi chocolate caliente y vuelvo de nuevo mi atención al pobre Alan que cuidó de las hermanas Anderson.

—Entonces, ¿No pasó nada entre Eva y tú?

—Cada una de ustedes dijo muchas cosas y por respeto creo que lo prudente es guardar cada secreto. Es decir, no te gustaría que yo dijera lo que contaste, creo que le debo la misma lealtad a tus hermanas.

— ¡Jesús! Eres demasiado correcto —Bromeo. Me sonríe.

—No te diré nada, pero...

— ¿Pero?

—Creo que Eva no debería casarse —Da un sorbo a su café.

—Es como si no dijeras nada, pero lo dijeras todo —digo confundida. Me sonríe.

—Solo creo que no debería hacerlo.

***

29 de julio, 2015.

Alzo mi mano para tocar la puerta del apartamento de Dexter, de nuevo la bajo y paso una mano por mi cabello. Una vez más comienzo a caminar de un lado a otro.

¿Ha sido buena idea venir? Sí, tenemos cosas de las cuales hablar, como por ejemplo las cosas que le dije estando ebria. Moraleja: nunca dejes que alguien pasado de copas se quede con su celular, es una terrible idea con desastrosos resultados.

Hay un tintineo en cada paso que doy lo que me lleva a detenerme para observar la seda traslucida, cierro aún más mi abrigo y me digo que tengo algún problema serio en mi cabeza. Cierro mis ojos y me pregunto si aún tengo tiempo para volver a mi apartamento y evitar todo este impulso que tuve. Comienzo de nuevo mi caminata de ida y vuelta sopesando los pros y contra de irme.

— ¿Por qué tus jodidos pasos tintinean, copo de azúcar?

Detengo mi caminata ante la voz. ¡Mierda! Ahora, definitivamente, es muy tarde para huir. Con lentitud me giro, estoy a una distancia de la puerta de su apartamento, en donde se encuentra de pie con los brazos cruzados sobre su pecho desnudo, porque Dexter ha decidido bendecir mis ojos al no tener camisa. No digo nada, me dedico a observarlo.

Como siempre, la tinta colorida en su piel me llama al igual que el leve vello claro en su pecho, que luego desaparece en sus deliciosos abdominales para volver en un camino leve por su ombligo perdiéndose en la cinturilla de su pantalón holgado gris. Me siento un poco sucia cuando intento adivinar si lleva bóxer debajo, porque el pantalón cuelga tan bajo de sus oblicuos, y la falta de cinturilla de ropa interior, que me hace pensar que no hay nada debajo, cosa que crea un cosquilleo indecente en mí. Mi vista recorre de nuevo el camino hasta detenerme en su rostro, él enarca una ceja como si me preguntara si ya terminé de chequearlo, luego me da una de esas sonrisas, la que muestra su hoyuelo, que hace mucho no esboza con tanta frecuencia, me hace sentir especial.

— ¿Terminaste de ser una descarada chequeándome?

Podría negar y fingir demencia, pero en su lugar le doy una pequeña sonrisa antes de meter un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Sí, aunque si me dejarás ver la parte trasera, estaría agradecida.

—Puedo ser así de amable —Me guiña un ojo, muerde su piercing y gira dejándome ver su espalda y trasero.

Contengo mi suspiro. Esa espalda es trabajada, tiene todos los músculos que esperas solo sea un mito y luego está su trasero, muerdo mi labio inferior y me pregunto cómo es que crearon a un hombre así. Voltea a verme por encima de su hombro.

— ¿Ya? ¿Pudiste comprobarme desde todos mis ángulos?

—Eso creo.

Ríe y se da la vuelta. Se estira como un gran gato y casi babeo por la cantidad de músculos tonificados que se mueven de manera deliciosa. Su cabello está despeinado y cuando bosteza tengo la leve intuición de que, tal vez, se encontraba durmiendo a las ocho de la tarde, algo muy raro.

—Entonces, acércate, Conejo Cool podría escaparse.

— ¿Es la manera en la que nombraste a nuestro conejo? —pregunto dando pasos lentos hacia él.

—Tú lo sugeriste en tu videollamada y es un nombre malditamente genial —Enarca una ceja—. Tengo varias jodidas preguntas.

— ¿Cuáles?

— ¿Por qué veo algo de tela traslucida y roja? ¿Y que es ese jodido tintineo por cada paso que das?

—Quizá solo lo estás imaginando —Me detengo frente a él. Frunce el ceño y luego sonríe cuando toca un botón de mi abrigo.

— ¿Sabes? Vi mucha porno de joven —Enarco una de mis cejas y ríe—. De acuerdo, también veo porno ahora de adulto, el punto es que cuando una chica ardiente usa un abrigo y va a casa de un chico, por lo general eso significa un montón de diversión y nada de ropa debajo.

—Lamento desilusionarte, pero no estoy desnuda debajo de mi abrigo, por lo que no estoy recreando ninguna escena porno que hayas visto —Golpeo su mano para alejarla y me adentro a su apartamento. Lo escucho cerrar la puerta.

—Siendo así, permíteme colgar tu abrigo.

—Prefiero mantenerlo conmigo —anuncio.

—Sigue así y pensaré que tienes una sorpresa para mí y que malditamente va a encantarme.

No puedo evitar reír y recordar que esta es una de las razones por la que me enamoré de este hombre, tiene una capacidad increíble para hacerme sonreír con la mayor de las facilidades. Por la esquina de mi ojo percibo movimiento y volteo para encontrar al conejo metiéndose debajo del sofá. Sonrío, fue el regalo de Dexter para mí, pero debido a la logística y el lugar donde vivo, está a salvo con él.

—Necesitamos hablar, Dexter.

—Cuando las personas me dicen eso, por lo general no es una charla feliz.

Camina hasta el sofá y se agacha, no puedo evitar ver su trasero. Se estira y cuando se levanta tiene el conejo en su mano y lo deja libre de nuevo. Se sienta en el sofá más amplio y su mirada me dice que me acerque, lo hago. Me siento dejando un poco de espacio entre nosotros y riendo cuando de nuevo el conejo se mete debajo de otros de los sofás.

—No entiendo cuál es la maldita cosa que le gusta sobre estar escondido debajo del sofá.

—No entendemos todo en esta vida, Dexter.

—Quieres hablar sobre tu llamada telefónica ebria, ¿Verdad? —Sonríe.

— ¿Por qué estás tan de buen humor? —pregunto, no es que quiera que esté siempre triste, de hecho me alegra verlo sonriendo, pero me genera curiosidad saber las razones.

—Antes de quedarme dormido como un bebé, pasé por la habitación de Skylie. ¡Joder! La extraño mucho —Se queda en silencio por unos breves instantes—. Encontré uno de sus cuadernos de dibujos. Yo estaba en muchos, había pequeñas notas de una letra muy fea...

—Dexter es una niña de siete años, es evidente que su letra no será hermosa.

—Lo sé —Se ríe—. La cuestión es que su letra fea decía que amaba mucho a rojo.

—Eso no se pone en duda.

—Y cuando llegué al último dibujo y estaba malditamente a instantes de lanzarme a llorar, lo vi.

— ¿Qué viste?

—Espera aquí, porque jodidamente vas a alucinar.

No me deja ni siquiera estar en acuerdo porque se levanta con rapidez y se pierde en el pasillo. No tarda mucho en regresar con un cuaderno que reconozco como de Skylie. Se sienta a mi lado, sin el espacio que yo había dejado con anterioridad. Pasa las páginas con rapidez y luego su sonrisa crece mientras me señala una página. Bajo mi vista y encuentro un dibujo bastante raro de lo que supongo que es una niña y un adulto. La niña tiene una flecha que señala que es "Sky" pero lo sorprendente y que me hace abrir mis ojos y boca con sorpresa es la flecha que señala a quien por la manera en la que dice rojo, se refiere a Dexter. Son dos simples palabras que significan todo:

Mi papá.

Veo por mucho tiempo el dibujo hasta que el dedo de Dexter acaricia las letras, él ríe. Volteo a verlo y sus ojos están húmedos y su rostro ruborizado, entonces, una lágrima cae, pero está sonriendo.

—Leer esto fue como obtener algún maldito tipo de poder, me lleno de fuerzas y me hace creer que tendré la oportunidad de escuchárselo decir. Para ella soy su papá y ella para mí es mi hija, somos familia y nadie va a cambiar eso. Lo entendí viendo esto, que yo nunca me doblego, me rindo o abandonó. Yo jodidamente siempre lucho y sobre todo, yo sé que merezco ser feliz, ella también lo merece. Y ¡Maldita sea! Nosotros seremos felices, no van a quitarnos esto.

No sé qué decir porque estoy inspirada por su emoción, palabras y convicción, es como si hubiese recargado sus fuerzas. Está rebosante de energía y ganas de luchar.

»Luego tuve un sueño malditamente genial en donde ella estaba conmigo, era su cumpleaños y todos estábamos. Tú estabas, copo de azúcar —Me sonríe, estiro mi mano limpiando la lágrima que derrama y luego acaricio su barba—. Todos éramos felices, quiero creer que soy jodidamente genial y que era una especie de predicción del increíble futuro que nos espera juntos.

—Así que vidente ¿Eh? —susurro sonriendo. Recargo mi frente de su barbilla y siento su aliento en mi cabello.

—Soy optimista y tengo a un papá que siempre predica que debo creer y que cree en mí —Ríe, sus brazos se envuelven a mi alrededor.

—Es real lo que dije en mi videollamada ebria —susurro.

—Lo sé, lo dijiste antes, una vez.

—Y me entristece que no sea un buen momento para un nosotros...

—De hecho dijiste que te jodía y daba dolor de culo el hecho de que no pudiéramos estar comiéndonos nuestras malditas boca y manoseándonos por no ser un buen momento. Que apestaba como trasero de mono que nos arrojara tanta mierda cuando solo deberíamos estar siendo felices como una familia Sky, tú, yo y un bebé que, según tus palabras, crearíamos luego de mucha práctica.

—Oh, Dios mío —Jadeo conmocionada—. ¿Yo dije eso?

—Sí —Se ríe—. Me tomó por sorpresa, una genial sorpresa.

—Eso no lo recuerdo.

— ¿Qué recuerdas haberme dicho?

—Creo...Que te agradecí una vez más por haber estado para mí aquella noche hace años.

—Lo hiciste.

—Y luego deliré un poco sobre tú siendo un poco atractivo.

— ¿Un poco? Me hiciste un poema improvisado sobre cuán caliente estoy —gimo de vergüenza y su pecho tiembla ante la risa. Recargo mi mejilla de su hombro y mi mirada se encuentra con la suya cuando baja la vista—. Fue muy halagador y jodidamente genial.

—Es vergonzoso. No suelo beber.

—Sí, eso también lo mencionaste, que no solías hacerlo pero estaban celebrando la desgracia de tu hermana Eva —Hace una pausa—. Es una manera interesante de llamar a un futuro matrimonio. Una desgracia.

—Elliot es...

—Un idiota —completa y me quejo.

— ¿Hay algo que no te haya dicho?

—No lo sé, dímelo tú —Me reta.

Tomo una respiración profunda. Soy grande, soy una adulta y si puedo irme de lengua larga con unos tragos encima, puedo decir las cosas también mis cincos sentidos. Los ojos de Dexter me miran a la expectativa.

—Recuerdo dos puntos importantes y necesito que no me interrumpas mientras los digo.

— ¡Joder! Lo intentaré.

Asiento y beso su mejilla antes de ponerme de pie. Miro a mi alrededor y decido no darle más vueltas.

—Te dije cómo me sentía con respecto a ti —Muerde su piercing mientras me observa trabajar con rapidez en los botones del abrigo—. Yo te dije que...Te amo.

—Y jo...

—Dijiste que no me interrumpirías —Le digo, porque estoy muy nerviosa. Maldice por lo bajo, pero no me interrumpe—. Dije cosas bastantes vergonzosa sobre estar enamorada de ti, incluso creo que canté —Siento que me sonrojo porque no entiendo cómo no pude olvidar eso—. Y prometí cumplir con algo.

—Lo hiciste —No se contiene decir.

Me quito el abrigo y lo dejo caer al suelo. Bien, no es una película porno recreada ni tampoco estoy desnuda, pero es como si lo estuviera en el momento en el que Dexter exhala con lentitud y sin ningún disimulo abre sus piernas como si necesitara espacio entre ellas. Mi sonrojo crece, pero no me acobardo.

—Y voy a cumplir —finalizo.

—Puedes declararme un hombre muerto. Porque estoy en mi maldito cielo, copo de azúcar.






Holaaaa, pasó rápido porque llevo horas luchando con el internet y no quiero tentar a la suerte.

Hace un poco de calor debido a tanto fuego.

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro