
019
No salimos del edificio Tierra porque Hoseok me hizo bajar un piso y cruzar un pasillo antes de entrar a un laboratorio parecido al edificio Médico, pero más equipado que el anterior. Hoseok me hizo sentarme en una camilla mientras curaba mi mano y mi cuello, cubriendo las heridas con vendajes al finalizar y agradecí en voz baja en cuanto terminamos.
El príncipe había guardado silencio en todo el procedimiento hasta que, al finalizar, se levantó de su silla para ir por un par de documentos y luego volvió a sentarse frente a mí.
— Estuve leyendo algunos documentos de las carpetas que has traído de tu... aventura —él comenzó—. No voy a negarlo; han sido de mucha ayuda. Y no sabes cómo te agradezco, pero viendo cómo ha llegado mi hermano hace un momento me hace cuestionarme si te preocupas por tu vida, Taehyung. ¿Sabes en qué lugar te metiste?
Negué con la cabeza.
— Había criminales ahí, Taehyung. La mayoría violadores de niños que hemos estado persiguiendo recientemente. Si ellos te hubieran atrapado... La muerte hubiese sido una opción misericordiosa.
Bajé la mirada, avergonzado.
— Lo lamento.
Hoseok no dijo nada por un largo momento.
— ¿Desde cuándo no sientes a tu lobo?
— Desde la píldora.
— Esa maldita cosa... —Hoseok chasqueó la lengua—. He logrado analizar una parte de la píldora: está compuesta en gran parte de moho amanita.
Alcé una ceja, no entendiendo que quería decir con ello.
— El moho amanita era usado antiguamente como método abortivo porque es un hongo venenoso. Los médicos molían la amanita, luego la mezclaban con un té dulce para que se pudiera beber. Era en su totalidad efectivo: el feto era abortado. Se usó este método durante muchísimo tiempo.
— Pero ¿qué significa eso para mí? No estaba embarazado; jamás he tenido sexo.
Él asintió.
— Los médicos solo recomendaban este método para ser utilizado muy pocas veces: el estómago digiere la amanita, pero en cuanto llegaba al vientre derretía al feto y parte del útero por lo que era un método que debía ser utilizado en cantidades exactas y bajo mucha supervisión. Dejó de utilizarse en cuanto se desarrollaron nuevos métodos, mucho más eficaces y seguros.
— Pero...
— La amanita es el líquido verde que logramos observar —me mostró dos ultrasonidos—. Sin embargo, no está derritiendo tu útero; hay algo que lo está encapsulando.
— ¿No es esa una buena noticia?
— Por supuesto que es un alivio que no esté derritiendo tu útero por dentro: la cantidad de moho de amanita es demasiado elevada. Aún así, no sé todavía cuáles son los otros compuestos y sabiendo que han utilizado amanita, solo puedo esperar lo peor.
— ¿Crees que esto haya afectado a mi lobo?
— Tu lobo está conectado a tu útero —me miró—. Pero también lo está en el resto del cuerpo. Las emociones fuertes impactan tu cerebro y tu corazón, por consiguiente, a tu lobo también. Mi teoría es que la combinación de la traición a tu confianza, el intento de violención sumados con los cambios químicos y hormonales que la píldora está generando en ti, ha hecho que tu lobo desconecte contigo.
— ¿Qué pasaría si no vuelvo a conectar con él?
— Perderás la cordura.
Me sentía bien. Quiero decir, me sentía con ese vacío, pero no loco.
— Siento un vacío; se intensifica cuando estoy solo, ¿es eso una señal de que voy a volverme loco?
Hoseok bajó la mirada, pensando por un largo momento antes de negar con frustración. Chasqueó la lengua, volvió a mirarme y en sus ojos solo encontré desesperación.
— No debí darte el supresor —dijo con voz trémula—; seguro que eso empeoró la situación con tu lobo.
— Me lo diste por algo —le interrumpí.
— Estabas ardiendo de fiebre por el celo, la única solución era que un alfa copulara contigo. No iba a dejar que nadie te tocara, Taehyung.
— Entonces no te culpes por darme el supresor: si un alfa me tocaba, iba a ser un trauma que jamás superaré —repliqué con convicción—. Y si no me dabas el supresor, iba a morir por la fiebre. Eso significa que los otros omegas no tendrían ni la más mínima posibilidad de ser rescatados.
— Taehyung, deja de pensar en los otros omegas —se relamió los labios—. Piensa en ti.
— ¿Has encontrado algo de mi familia?
Eso lo dejó en silencio, pero en su mirada vi el dolor causado por una información que, con certeza, no querría saber.
¿Tenía una familia aquí, entonces?
— Dímelo, por favor.
— No creo que sea el momento...
— Necesito saberlo.
Estaba asustado, no voy a mentir. Por un momento, me convencí con fiereza de que morí en el accidente y, tras ello, había sido expulsado de la mismísima tierra para tener una segunda oportunidad. Para disfrutar de la vida sin temor a que mis padres me juzgaran. A olvidarme por un segundo que mi padre me repudia. Sin embargo, si los investigadores del emperador encontraron algo de mi familia, eso complicaría las cosas.
¿Es mío este cuerpo? ¿O se lo he arrebatado a un chico que comparte nombre y rostro conmigo? De ser así, ¿cuáles eran sus sueños? ¿Se habría enamorado alguna vez? ¿Tendría una amistad fuerte e irrompible con alguien? ¿Habría vivido todo lo que yo no?
¿Habría muerto por ello? ¿Para darme la oportunidad a mí? ¿Valía yo la pena para ese sacrificio?
— Tu familia...
Hoseok interrumpió mis pensamientos y lo miré, a pesar de que él no podía mirarme.
— Tu familia fue asesinada, Taehyung.
Kim Taehyung, de 33 años de edad, había nacido en una familia pobre en Otristán. Vivían en un pequeño pueblo demasiado cerca de la frontera con Yathor. Cerca de ahí, había un río el cual era la fuente de trabajo y alimentación de su familia. Sus padres eran pescadores y, aunque no eran ricos, les iba bastante bien por lo que concibieron a su primer hijo, un omega y, ocho años después, a su segunda hija, una alfa.
El pueblo en el que vivían, era bastante famoso por los mariscos que ofrecían. La gente que lo habitaba, era gente humilde, pacífica y que disfrutaban sus tardes comiendo fruta y soñando con probar la rizana de nuevo mientras los niños correteaban por aquí y por allá. Sin embargo, toda esa paz se esfumó cuando la guerra inició.
Aunque el pueblo no se encontraba ni remotamente cerca de Upraria, la guerra terminó afectándoles de forma indirecta: la familia real exigió el 15% de sus productos de forma gratuita para alimentar a su ejército. Las familias del pueblo comenzaron a verse en aprietos en cuánto la guerra continuó y las épocas en que los peces no eran tan abundantes. Tenían que pagar o ir a prisión, así que escogieron la libertad sobre el hambre.
Como Upraria está deliberadamente obstinada a tomar Otristán, decidió que su siguiente objetivo era afectar al sector primario. Si no había comida, no habría hombres fuertes y sanos para luchar.
Así que, usando una cámara de teletransportación que tomaron en una de las tantas batallas con Otristán, llegaron al pueblo pesquero y cómo la gente no estaba decidida a rendirse, se levantaron para luchar con las herramientas con las que trabajaban. Pero las redes y los cuchillos no eran suficiente contra las armas del ejército de Upraria.
E, inevitablemente, fueron arrasados.
¿Cómo Kim Taehyung sobrevivió y cruzó a Yathor?
Eso debería saberlo yo.
— Pienso que seguro tomaste una barca —Hoseok murmuró—. Y navegaste por el río hasta llegar a la frontera. Tal vez te desmayaste por el miedo y la angustia, y te encontraron...
Había dejado caer mi cabeza sobre la mesa, sobre la carpeta de investigación que se me había realizado. Me ardía el estómago y me pesaba el corazón. No quería seguir leyendo la partida de nacimiento de la hermana de este chico.
Porque sus ojos eran idénticos a los de mi hermana.
Porque su sonrisa era tan brillante como la de mi hermana.
Porque su piel era tan bonita como la de mi hermana.
Porque su cabello era tan largo y sedoso como el de ella.
Porque su nombre era como el de ella.
Yo no la habría dejado atrás. Yo no habría podido irme sin ella. Yo habría preferido morir a su lado en lugar de salvar mi pellejo.
Pero quizás este Kim Taehyung no era tan diferente a mí: él ya no estaba aquí, en su lugar estaba yo.
¿Murió de tristeza? ¿Justo en el mismo momento en el que yo moría en el accidente?
¿Se encontraría él en mi mundo? ¿O estaría muerto porque sabe que su familia ya no se encuentra a su lado?
— Entonces debo volver a Otristán —solté, pero no reconocía mi voz.
— Estuve hablando con mi hermano Jin —él de pronto dijo—. Él me dijo que puedes quedarte en Yathor bajo el concepto de asilo. Podemos darte la nacionalidad.
— ¿Por qué harían eso?
Pero sabía por qué lo hacían: Otristán no tenía nada que ofrecerme ya. Estaban en guerra, una que no tenía un fin cercano. El pueblo donde Taehyung nació era inhabitable porque varias unidades de Upraria se habían instalado ahí. La familia de Taehyung estaba muerta. ¿Qué iba a hacer yo en Otristán?
Hoseok no dijo nada, seguro que no sabía qué decir. Así que levanté mi cabeza y lo miré:
— ¿Puedo regresar a mi habitación?
Había una compasión profunda y sincera en los ojos de Hoseok. Pero yo no sabía qué hacer: me sentía herido. Acongojado. Esta familia, esta hermana y este dolor no me pertenecían. Y aún así no podía alejarlo. Me afectaba demasiado.
— Jungkook ha dado órdenes de que no salgas del edificio Tierra —él dijo al final—. Puedes regresar a la habitación en la que dormiste. No deberías estar solo, Taehyung —se acarició las manos—. Puedo quedarme contigo o puedes quedarte aquí mientras trabajo. O bien puedes quedarte con Jimin...
— Te lo agradezco, pero me gustaría estar solo.
Cuando la puerta de la habitación se cerró detrás de mí, lancé la carpeta sobre la mesa y me senté en la silla para dejar caer mis lágrimas. Al principio, rodaron con suavidad y timidez hasta que de pronto me ardían los ojos, me dolía el pecho, la cabeza y los pulmones. No quise apartar las lágrimas y me sentí solo de nuevo, y por primera vez desde que llegué aquí.
Estaba bien, yo en realidad había estado bien.
Este mundo es desconocido para mí, este cuerpo también lo era. Por supuesto que me asusté cuando descubrí que era un omega dentro de un cómic, pero luego había decidido ignorarlo porque no estaba en mis manos. Yo no decidí venir aquí, no era mi culpa.
Ahora en cambio, me daba cuenta de lo horrible que era esta realidad.
Mi padre podría odiarme, mi madre posiblemente me repudia y mi hermana seguro se pregunta a dónde huí porque sé que mi padre jamás se atrevería a contarle que su hermano era un asqueroso homosexual. Sin embargo, no quería muertos a mis padres. Jamás se me pasó eso por la cabeza durante tantos años de reprimir mi verdadero yo, de estar asustado de que me descubrieran.
Amaba a mi padre, a pesar de todo. Me había levantado cuando me caía de niño, me había curado los raspones y me había dicho que todo pasaría, que debía continuar. Amaba a mi madre que, a pesar de ser tan silenciosa y sumisa, siempre preparaba mi comida favorita cuando me veía decaído. Jamás deseé que murieran, aún si eso significaba que iba a ser libre.
Aún si eso implicaba que mi padre nunca hubiese soltado esas palabras tan duras.
No podía imaginar el dolor tan desgarrador y mortal que este Taehyung debió sentir al saber que sus padres fueron asesinados por una guerra que ellos no comenzaron. Lo que yo sentía con seguridad no era tan profundo, desolador y lamentable como él seguro se sintió al tener que escapar completamente solo a un país desconocido.
Y su hermana.
— Oh, Taehee...
Cuando estaba solo, me esforzaba en no pensar en mi hermana. En nuestra conexión, en su apoyo, en su cariño tan palpable y su risa tan mimada. Pensar que no volvería a verla me destrozaba. Pero al menos yo sabía que ella está viva. Al menos ella podrá continuar con su vida a pesar de mi ausencia.
La Taehee de aquí, no.
— Amo.
Alcé la mirada y descubrí que mi habitación estaba a oscuras: el sol se había escondido ya.
Payasín se encontraba frente a mí, pero a una distancia prudencial y me sentí aliviado de que estuviera ahí porque el vacío estaba en su máxima intensidad y me costaba respirar.
— No deberías estar aquí —solté con dificultad.
— Pero usted quiere que esté aquí.
— Si te encuentra, voy a perderte —acepté—. Y seguro que luego me asesina.
— Usted nunca va a perderme.
Se acercó a mí, con paso decidido y, con dificultad, me levanté para encararlo. Él miró directamente a mis ojos y luego a mi cuello que Hoseok había curado y vendado con habilidad. La mano de Payasín se alzó y la acercó a la mía herida. No la tomó, esperando permiso, así que se la entregué y entonces él la llevó hacia su pecho, al pectoral que yo le había marcado.
Y eso fue todo lo que necesité para sentirme mejor.
Yo: Payasín ya no saldrá tanto, ahora toca Jungkook, sí, señor.
También yo: *procede a escribir un capítulo donde para nada sale Jungkook más que en mención y al final refuerza el lazo entre Payasín y Taehyung*
No pude contestar a sus mensajitos pero muchas gracias por desearme salud. Me he quedado con la tos, pero ya me siento mejor. Mil gracias por ser pacientes conmigo. Besitos.
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