—Ya verás Jinsol, lo vamos a pasar bien. Además, es el local de Tiffany, no debes por qué sentirte avergonzada de ir.— tardaron unos minutos en buscar una plaza de aparcamiento, hasta que Haseul recordó que tenía uno reservado para ella, al ser mejor amiga de las madres de Jungeun.
Bajaron del coche, cerrándolo con llave a distancia. Haseul fue la primera en ver si habían mesas, siendo rechazada por la de recepción.
—Lo siento, pero está lleno.— dijo sin importancia, mientras que Vivi se asomaba a ver las mesas.
—Quedan tres libres, lo estoy viendo desde aquí.— se excusó.
—Dije que no hay más, no me hagan llamar a la jefa Kim.— se empezó a levantar tomando el teléfono fijo. Al no haber respuesta, la recepcionista comenzó a teclear el número de Tiffany, siendo contestada de enseguida.— Jefa, tenemos un problema... Sí, hay tres personas que quieren entrar pero no podemos darles la mesa... ¿Va a venir? Le esperaremos aqui.— colgó el teléfono mirándose las uñas.— No te creas que vas a pasar, no estás a la altura del restaurante de la patrona Kim.
Haseul rio a carcajadas, desconcertando a Eunji, la recepcionista. Kahei a su vez le enseñó varias imágenes graciosas a Jinsol en su móvil. Cuando apareció Tiffany por el lugar, Haseul le dio un abrazo.
—¡Haseul y Kahei, dichosos los ojos!— le volvió a abrazar, esta vez mirando a la menor.— ¡Jinsol, ven y abrázame!— se dieron un cálido apretón, bajo la inmersiva mirada de Eunji.— ¡Que sea la última vez que tratas a mi familia como una mierda! ¡Si te vuelvo a ver hacer este tipo de cosas, no importa el cliente que sea, te despediré y no tendrás ni un cheque!
—S-sí señora, l-lo siento muchísimo...— se disculpó una y otra vez sin parar. Tiffany gruñió ante ella, llevándose a las tres a una mesa en una zona muy buena. Mientras las mayores se iban sentando, Jinsol se excusó para ir a cambiarse, teniendo el vestido en su mano. Aunque sinceramente, no le importaba mucho llevar la ropa de deporte a un restaurante tan lujoso, pero a ella le daba igual si le juzgaban.
Entrando a uno de los baños de mujeres, entró a un cubículo y se cambió. Notando cómo la música relajante invadía sus oídos, salió con su vestido azul oscuro puesto. De repente, escuchó unas risas proveniendo de otro cubículo. Sin darle importancia, retocó su maquillaje mirándose al espejo.
Lo que le dejó paralizada fue ver a Jungeun entrar al baño, cerrando la puerta detrás suya. Sus ojos se miraron por unos instantes, viendo a su mayor lavarse las manos a su lado. Jinsol no supo qué decir o cómo reaccionar. Mientras, Jungeun seguía enfocada en quitar la salsa de sus palmas, agregando más jabón del necesario. Haciéndose un corte con la fuerza que usó, Jinsol vio un botiquín pegado a la pared. Cogió una venda pequeña y una tirita y agarró la mano de Jungeun, metiéndola en el mismo cubículo donde estuvo ella.
—Tienes que ser más cuidadosa cuando haces las cosas...— dijo en voz baja, mirando el dedo de Jungeun. Salía un poco de sangre y tenía la piel pelada. Agregó la tirita y luego la venda en esa parte, notando un respingo por parte de Jungeun.
Al alzar la mirada, Jungeun vio los orbes con lágrimas de Jinsol. Era la primera vez que estaban tan cerca desde hace dos años. Con sus pulgares, quitó la humedad del rostro de la pelinegra, posando su mano en sus piernas.
—A veces la vida es así de triste, de injusta... Como lo fuiste conmigo, y no lo puedo perdonar aún.— pronunció las palabras hirientes, viendo cómo le afectaban a su menor.— Pero, pase lo que pase, mi corazón te pertenece y te pertenecerá por siempre.— le acarició la mejilla, revolviéndole el cabello un poco.
Jungeun le agradeció a Jinsol por haberle curado la herida, yéndose del baño para volver a la mesa con Yerim. La pelinegra a su vez, se sentó en la mesa con Haseul y Kahei, viéndolas darse cariños bajo el mantel.
Era la primera vez que Jinsol era tan valiente como para estar con su ex, ahora entendiendo cómo se sintió por dos años. Era el karma, pensó.
—¿Qué te ha pasado en el dedo, Jungeunnie?— besó Yerim su mejilla al verla volver.
—Nada, me ha costado desahacerme de la salsa de miel de mis manos, y me he frotado con tanta fuerza que la piel se me ha pelado un poco. No es nada, ya no me duele.
—Eres tan torpe, cielo.— volvió a acariciar sus mofletes, besándolos repetidamente.
Inesperadamente, varios gritos comenzaron a hacerse en la sala, atrayendo la atención de todos. Yerim alzó su mirada, encontrándose con su artista favorita; Lisa Manoban. Estaba rodeada de fotógrafos, viéndola sentarse en la mesa de al lado. Yerim chilló de la emoción cuando Lisa se acercó a ella para charlar.
—He oído por ahí que eres mi mayor fan.— sonrió dándole un abrazo. Bajo la mirada feliz de Jungeun, Yerim le pidió que les sacara varias fotos con su dispositivo móvil.— Tengo una sorpresa para ti.— Lisa sacó una entrada a su próximo concierto, que sería una semana después.— Te daré mi contacto para poder ponernos al día, ya que me han contado que te gusta el baile.
—¡Sí, sí, por Dios!— le abrazó de nuevo, mirando a la multitud celosa de ella.— Te quiero mucho Lisa, me has inspirado lo que no te imaginas.
La cantante y actriz sólo pudo volver a acariciarle la espalda como muestra de gratitud, yéndose por fin a su mesa correspondiente. Yerim se giró para ver a Jungeun con una sonrisa cómplice, entendiendo que fue obra suya. Se avalanzó a besar sus labios, rodeando sus manos en sus hombros. Jungeun bajó sus brazos hasta las caderas de la contraria, masajeándolos por su emoción.
Pero a lo lejos estaba Jinsol, observando con pena la escena que tenía delante suya. A un par de mesas de distancia, un corazón latía con fuerza, otro se marchitó.
actualicé mensa LapapaAsesina.
no mames mendi, ábreme en instagram y sigue contándome tu idea del fanfic.
ahora que ya son oficialmente novias, pero jinsol regresó... ¿qué opináis sobre que jinsol haya abierto los ojos? ¿se sincerará con sus padres para contarle el pq rompió con jungeun?
mmmmmmm, tetas.
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