- Señorita Alexia, nos gustaría felicitarla por haber conseguido terminar sus estudios en nuestra institución - me felicita el director mientras estrechaba mi mano.
Sonrío feliz mientras recibo mi título en idiomas.
Ya está, es oficial, acabo de graduarme en la escuela de idiomas. Oficialmente estoy graduada en filología hispánica.
¡Ya puedo impartir clases de español!, pienso feliz.
No dejo de sonreír mientras voy al sitio donde se encuentran el resto de mis compañeros, me coloco cerca de mis amigos y poso mientras nos sacan las fotos.
Estoy feliz y se me nota, bueno, todos estamos felices. Hemos conseguido terminar nuestra carrera sin problemas, aunque creo que yo soy la más feliz de todos.
Y te preguntarás el por qué, bueno ... digamos que he estado a nada de no poder graduarme junto a mis compañeros, y todo, porque mi "fantástico" profesor decía que no podía dar clases hablando con vulgarismos.
Puff, ni que fuera tan idiota como para dar mis clases hablando cateto, aunque en realidad no es que hable cateto, solo es que soy de pueblo y hay veces en las que el acento se me sale, pero eso solo me pasa cuando me enfado, me estreso o me gritan.
Uff, cada vez que lo recuerdo no puedo evitar enfadarme, pero ¡¿quién se cree ese hombre?!, ni que fuese a hablar así en mis clases, no soy tan idiota.
Bueno, da igual, eso ya no importa. Es oficial, estoy graduada y no voy a tener que ver nunca más a ese señor.
Nunca más voy a tener que sentir su mirada sobre mí, la cual me pone la piel de gallina.
Respiro tranquila y sigo sonriendo a las cámaras que nos fotografían.
Una vez han terminado de sacarnos las fotos todos nos movemos del escenario y hablamos unos con otros tranquilamente, nos decimos lo típico, que, si nos vamos a extrañar, que no perdamos el contacto, que ha sido una etapa muy bonita, blablabla.
Si soy sincera, ni siquiera hablo con la mitad de mi clase, solo hablo con unas pocas personas, haber, todos mis compañeros son importante y me llevo bien con casi todos, pero amigos lo que son amigos verdaderos me llevo a solo unos pocos.
- ¡Alex! - escucho como gritan mi nombre, me giro y sonrío, es mi amiga Ester.
- ¡Ester! - grito de vuelta mientras corro hacia ella - ¡es oficial!
- ¡Si, estamos graduadas! - chilla feliz, nos abrazamos y nos sonreíamos. Ester es una de las pocas personas que voy a extrañar, ella se ha graduado con honores y ha sido contratada en Madrid, así que se va a ir para allá, y yo mientras tanto, me quedo aquí, en Sevilla.
- Siempre chillando - sonrío mientras saludo a Marco, el novio de Ester.
- Yo también te quiero Marco - él me sonríe y se acerca a Ester.
- Ya suéltala o me pondré celoso - dice en tono juguetón, le sigo la broma y abrazo más fuerte a Ester.
- Quieto Marco, Ester es mía - le digo posesiva, Marco y yo nos miramos y al rato acabamos riendo.
Seguimos así un rato hasta que veo cómo se acercan nuestras familias, me aparto disimuladamente de los dos para dejarles algo de privacidad y me acerco a mi familia.
- Felicidades Alex - me felicita mi madre mientras se seca las lágrimas.
- Gracias mama - le sonrío y abrazo.
- Estoy orgulloso de ti - me felicita mi padre, le sonrío contenta, sé que mi padre no está muy contento con mi elección de carrera, pero que a pesar de ello que venga a mi graduación, me hace muy feliz.
- Alexia ahora solo tienes que buscar un trabajo - se burla de mí Ángel, mi hermano mayor, ruedo los ojos por su comentario y le abrazo.
- Ya lo sé.
Después de esta pequeña muestra de afecto hablo un poco con mis padres y con la familia de Ester, cuando ella y Marco vuelven, veo que el pintalabios de mi amiga está un poco corrido y que Marco se limpia disimuladamente el carmín de sus labios, me rio y les doy un pañuelo para que se limpien. Marco me sonríe apenado, me agradece y se quita con disimulo los restos del labial de Ester.
Ester habla un poco con mis padres y con los suyos y mientras yo me acerco un poco a Marco.
- ¿Estas bien? - le pregunto bajito para que solo él se entere, él me sonríe triste y yo le devuelvo la sonrisa, a los dos nos duele que Ester tenga que irse a Madrid, pero, es algo que ella quiere - tampoco es tanta distancia - intento reconfortarlo.
- Lo sé - me asegura - pero esto va a ser difícil - dice con tono lúgubre, no puedo evitar bufar con por su comentario.
- Tampoco es para tanto, te recuerdo que estuviste de intercambio durante tú segundo año en la universidad y que la que tuvo que consolar a Ester durante todo ese tiempo fui yo - él sonríe apenado por los recuerdos. En ese tiempo Ester estaba terminando el bachillerato y las cosas eran muy complicadas, ella extrañaba mucho a Marco y yo era la que tenía que consolarla todo el tiempo, asegurándole que no iban a cortar, que las cosas estaban bien y en una ocasión incluso le presté dinero para que fuera a visitarlo - ahora los dos estáis en el mismo país - le recuerdo - no será igual.
- Tienes razón - sonríe feliz, después de un rato mis padres y los de Ester se empeñan en hacernos más fotos, estoy cansada, pero hago un esfuerzo y sigo posando mientras me sacan las fotos.
Hoy es mi último día con mi mejor amiga, espero que todo le valla muy bien en Madrid.
Pasado un tiempo ...
Las cosas no son tan sencillas como pensaba, han pasado unos meses desde de mi graduación y todavía no tengo un trabajo, bueno, para ser precisas, no tengo un trabajo relacionada con mi carrera.
Ahora mismo estoy dando clases particulares mientras trabajo como cajera en el Fnac, cosa que no me gusta del todo, yo he estudiado para impartir clases de mi idioma no para pasar cosas por una caja registradora, bueno, de algo tengo que vivir.
Aunque por lo menos estoy dando clases particulares, las clases particulares son clases así que ... a quien quiero engañar, no es lo mismo.
Suspiro resignado y miro el reloj, son las siete, mi jornada a terminado.
Salgo del mostrador, me despido de mis compañeros y voy a por mis cosas, cuando salgo me despido de mi jefa y voy hacia mi casa.
Y ahora toca la parte más divertida del día, enviar mí currículum a todos los sitios que busquen un graduado en idiomas, me da igual si es como profesora, como traductora o de lo que sea. Solo quiero salir de esa tienda, no tengo nada contra mis jefes o mis compañeros, pero no quiero trabajar toda mi vida en el Fnac, mi sueño es dar clases no ser cajera.
Ya ni presto atención ni a donde mando el currículum, solo espero que ocurra un milagro y que por alguna casualidad o magia me cojan para dar clases.
Estuve haciendo lo mismo durante un tiempo, pero al ver que nadie contestaba mis correos acabé resignando me.
El tiempo pasó y por fin conseguí ser contratada como maestra, pero me cogieron en el último sitio que esperaba, me cogieron para dar clases en mi antiguo colegio, irónico, verdad.
Los primeros días fueron muy extraños, bueno, aún lo son. Todavía no me he acostumbrado a hablar con mis antiguos profesores, pero poco a poco creo que me voy adaptando. Además, los niños a los que les doy clase se comportan muy bien, quien lo diría, cuando yo era una estudiante era todo lo contrario.
Recuerdo que cuando yo era una alumna y daba clases, mis clases eran ... eran ... era un completo desastre. Dar clases en mi clase era casi imposible, siempre formábamos jaleo, daba igual que fuera la primera hora, siempre había energía. En más de una ocasión nuestro profesora o profesor nos amenazó con dejarnos sin recreo si no nos callábamos, es por eso que me sorprendió mucho ver que mis alumnos son tan buenos.
Porque sí, he visto las clases de algunos de mis compañeros y he de decir que los compadezco, sus alumnos son casi tan malos como eran mi clase cuando yo era niña, se ve que he tenido suerte.
Una vez terminada mi jornada laboras llego a casa y reviso mi correo electrónico, me han llegado algunas notificaciones de algunas páginas en las que me inscribí para buscar trabajo, mientras reviso las notificaciones hay una que llama en especial mi atención, no sé qué bicho me pico en ese momento, pero decidí arriesgarme y mandarles mi currículum, quien sabe, a lo mejor me contratan y todo.
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