【 xlvii. fights and reconciliations 】
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《omnisciente》
Draco Malfoy regresaba a su sala común con la idea de visitar rápidamente a su mejor amiga, Eloisse Greengrass.
Caminó hasta su habitación, con el atrevimiento de abrir la puerta sin tocar.
En cuanto se adentró a la habitación de Eloisse, se encontró con dos jóvenes riendo a carcajadas sentadas en la alfombra.
La rubia en cuanto lo vio le alzó las cejas con sorpresa.—¡Va a caer una tormenta! —exclamó Eloisse con exageración— ¿Y ese milagro que te acuerdas de mi?
Draco rodó los ojos—Eres una dramática, nos hemos estado viendo.
La joven junto a Eloisse rió, se trataba de Astoria, la hermana menor de la rubia.
A Draco le agradaba bastante Astoria, y la consideraba una amiga, incluso si no hablaba tanto con ella.
—¿Y qué hace esta aquí?—preguntó Draco con sorna.
Astoria le lanzó un empaque vacío de grageas al rubio, pero sus reflejos la vencieron, pues Draco atrapó el empaque antes de que pudiera estamparse en su cara.
—Bueno, ya que tú me dejaste en el olvido, he tenido la penosa necesidad de juntarme con ella.
—¡Oye! ¿Por qué lo dices con tanta negatividad?—preguntó Astoria con indignación.
Draco se acercó, recostándose sobre la cama de Eloisse sin pena alguna.
—Porque me caes mal—le respondió Eloisse, ocasionando las risas de Draco.
—El sentimiento es mutuo —respondió la castaña totalmente indignada—. Por eso Daphne es mi hermana favorita.
Eloisse rodó los ojos.—¡Ay!—exclamó con exageración—. Voy a ir a llorar al baño...—dijo con la voz llena de sarcasmo.
Draco y Astoria rieron ante la reacción de la rubia quien se había levantado de su lugar y se dirigió hasta su amigo.
—¿Cómo ha estado Draquito?—preguntó Eloisse sentándose cerca de él.
—Bien, supongo —murmuró el rubio mientras miraba al techo, suspirando.
Eloisse arrugó la nariz.—¿Por qué estás mojado? Te vas a resfriar, imbécil. ¡Peor! ¡Mojarás mi cama! ¡Quítate!
—Tan cariñosa y delicada como siempre —se burló Astoria desde la alfombra.
—A ti nadie te habló, zopenca —refunfuñó Eloisse.
—No me voy a quitar, Mirella —respondió Draco mientras era ligeramente empujado por la rubia junto a él—. ¿Por qué estás de mal humor?
—Yo también quiero saberlo —habló Astoria.
Eloisse pasó su mirada de uno al otro, con cierta irritación.—Discutí con Anya —murmuró casi de forma inaudible mientras se miraba la uñas.
Draco la miró con preocupación y luego con un poco de confusión. Él estaba seguro que Eloisse le había comentando que sus hermanas no sabían nada sobre Anya, así que se sorprendió bastante cuando mencionó a la joven hufflepuff frente a Astoria.
—¿Qué sucedió? —preguntó Astoria.
—Discutimos —respondió Eloisse recostándose en su cama mientras se cubría el rostro con sus manos.
Draco miró a ambas hermanas sin entender lo que sucedía.
—Tranquilo, ya me contó sobre Anya —explicó Astoria al notar el rostro confundido del rubio.
Draco asintió lentamente.—¿Y por qué discutieron?
—No quiero hablar sobre eso —musitó Eloisse reincorporándose en su propia cama—. Mejor cuéntame en donde estuviste, o más bien con quién.
Astoria levantó las cejas en dirección de Draco con sorpresa.
El rubio resopló.—Andaba por allí —murmuró mirando al techo—. Ya deberías saber con quién.
Eloisse rodó los ojos.—Claro que lo sé. ¿No te aburres de estar con ella todo el tiempo?
—¡No estoy con ella todo el tiempo!
—Me das asco —dijo la rubia.
—¡Tú estás en la misma situación con Anya! ¿De qué te quejas? —resopló Draco, aventándole una almohada directo al rostro de su mejor amiga.
—¡Deténganse! ¿De qué demonios están hablando? —cuestionó Astoria viendo al par frente a ellos.
Eloisse sonrió maliciosamente.—A Draco le gusta alguien —explicó la rubia, arrojando de vuelta la almohada.
—¡Eloisse! —protestó Draco molesto.
Astoria soltó un chillido lleno de emoción.—¿Es verdad? ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Sales con ella? ¿O ya es tu novia? ¿Tu madre sabe?
—¡Por Salazar! ¡Cállate! —exclamó Draco mientras reposaba dos dedos en el puente de su nariz con frustración.
Eloisse, por otro lado, reía a carcajadas.
—Apenas está saliendo con ella, creo —respondió Eloisse por él—. Ahora que lo pienso, ¿qué se supone que son tú y ella?
—Amigos o algo así —respondió Draco mirando mal a la chica junto a él.
Astoria se levantó de la alfombra, caminando hasta la cama y acomodándose frente a ellos.
—¿Y quién es? —preguntó la castaña con curiosidad—. Jamás te imaginé saliendo con alguien, me parece algo bastante extraño e incluso irreal.
—Si lo vieras... —se burló Eloisse, lo que ocasionó que recibiera un suave manotazo en el hombro—. Pareciera que se está enamorando.
Draco se atragantó con su propia saliva.—Yo no me estoy enamorando de nadie. Simplemente me gusta.
—¡Claro que te estás enamorando de ella! —protestó Eloisse, devolviéndole el golpe.
—¿Y quién es ella? —preguntó Astoria por segunda vez.
—Nadie que te interese —respondió Draco de mala gana.
—¡Draco! —exclamó Astoria—. ¿Por qué no me quieres decir?
—Porque seguro irás a contarle a Daphne, ella le contará a Pansy y luego todo el colegio sabrá que me gusta... —hizo una pausa al darse cuenta que estuvo a nada de decir el nombre de la joven en cuestión—. Que me gusta alguien.
—¡Prometo no decir nada! —chilló Astoria.
Eloisse reía burlonamente.—Draco, dile. No creo que vaya a correr para decirle a todos. No es tan chismosa.
—¡Oye! Tú eres más chismosa que yo —refunfuñó la castaña.
—No te voy a decir —repitió Draco firmemente.
—¿Y si adivina quién es? —preguntó Eloisse—. Te daré tres nombres y debes adivinarlo. Si lo haces, pues listo, lo sabrás y si no, pues no y dejarás el tema en paz.
—¡Acepto!
—¡Yo no! Es mi secreto y no deberías...
—Hestia Carrow, Heaven Potter, Adelaide Murton.
Draco abrió los ojos con exageración: —No puedo creer que en verdad lo hiciste —gruñó mientras se cruzaba de brazos.
—Shhh —lo silenció Astoria—. No me dejas concentrarme.
Eloisse reprimió una risa mientras que Draco rodó los ojos.
—Hestia Carrow no creo; es una de las gemelas raritas, ¿no? Muy extravagante para tu gusto, por no decir otra palabra —explicó Astoria—. Luego está Heaven Potter, pero tampoco lo creo y hay una larga lista de porqué no: comenzando porque es una Potter, y bueno, es rubia y tú siempre has dicho que no te gustan las rubias... aunque aún recuerdo cuando ustedes dos...
—¡No hablamos sobre eso!—exclamaron Eloisse y Draco a la vez.
Astoria ahogó una carcajada.—Como decía, no creo que se trate de Hestia ni de Heaven; lo cual me lleva a Murton, ella es linda y muy inteligente, es obvio que es ella.
Esta vez, Eloisse era la que reía.—¡Estás totalmente equivocada! —exclamó mientras Draco sonreía con diversión.
—¿Qué? Eso es imposible. A Draco no puede gustarle Hestia, ni en un millón de años...—Astoria hizo una pausa como si buscara la explicación de algo—. ¿Te gusta Heaven Potter? —preguntó con sorpresa.
Draco rodó los ojos.—Define gustar.
—¡Por Merlín! ¡Te gusta Heaven Potter! —exclamó por segunda ocasión—. ¿Por qué? Es decir, lo entiendo pero a la vez no, nunca habla con nadie más que no sean sus amigos o hermanos, o con los amigos de sus hermanos. ¿Y qué no te odias con los otros dos? Aparte, ¡es rubia! ¿Cómo sucedió?
—Yo también me pregunto cómo sucedió —murmuró Eloisse recostándose sobre su cama por segunda ocasión.
—Hacen muchas preguntas —se quejó Draco suspirando—. No se ni cuando ni cómo sucedió, y apenas estoy comenzando a entender el porqué. Y sí, tengo una rivalidad con sus hermanos desde hace años pero con ella nunca fue así, incluso si varias veces dije comentarios fuera de lugar acerca de ella o de su familia pero Heaven nunca me prestó atención, siempre ignoraba todos mis intentos de insultos... así que yo también deje de prestarle atención y me enfoqué más en los otros dos detestables individuos que tiene como hermanos... hasta que en el baile de Navidad tuvimos nuestra primera charla civilizada y ahí fue donde nuevamente comencé a notarla pero nada fuera de lo normal, para mi seguía siendo la Potter rubia e insufrible, pero ese día algunas de sus palabras me hicieron eco durante días, meses e incluso hasta el día de hoy, las sigo recordando con claridad —suspiró y soltó unas risas—, creo que ella ni siquiera lo recuerda, pero en verdad, significó mucho para mi —tomó otra corta pausa—. A inicios de este curso, por cuestiones del destino que a veces no logramos entender, me vi involucrado en algo que de cierta manera haría que Heaven se viera afectada, así que comencé a sentir incertidumbre e interés por ella...
—Estuvo muy conmovedor tu discurso pero sigo sin entender —musitó Astoria con el ceño fruncido lo que ocasionó que Eloisse riera.
Draco se mordió el labio inferior con nerviosismo.—Es algo que no me corresponde pero...—hizo una pausa—. Nosotros estamos del otro lado. ¿Saben a lo que me refiero?
Ambas chicas negaron con la cabeza.
Draco resopló con frustración.—Ella es una Potter, es decir, sus padres son nada más ni nada menos que los justicieros del Ministerio. Su hermano es San Potter, ¿ya me entienden?—hizo otra pausa—. Nosotros estamos del otro lado —repitió arrastrando las palabras.
—Creo que por fin estoy entendiendo —dijo Eloisse.
Draco asintió.—Desde este lado, vemos a la familia Potter como la típica familia perfecta. Sin problemas, sin secretos, sin mentiras. Y puede que no sea así —murmuró el rubio acomodándose un mechón que le caía por la frente—. Entonces me entró aún más curiosidad por ella y su manera de ver el mundo, pues resultó que somos más parecidos de lo que alguna vez pudimos pensar. Y ella lo sabe perfectamente. Aparte, Heaven es una de las pocas personas que no me ve con lástima, ni con miedo, ni con disgusto solo porque mi padre está en Azkaban.
—Y así dice que simplemente le gusta —se burló Astoria mirando con complicidad a Eloisse.
La rubia ahogó una carcajada.—Di que ahora lo acepta porque antes ni eso.
Astoria se unió a las risas de su hermana mayor mientras Draco las observaba con cara de pocos amigos.
—Pero en verdad me da gusto que salgas con ella —le dijo Astoria con una amigable sonrisa—. Se nota que de verdad te trae de cabeza.
Draco rodó los ojos.—Ni me gusta tanto como ustedes creen. Y aún no estamos saliendo —resopló corrigiéndola.
—¿Y qué esperas? —cuestionó Eloisse con una ceja alzada.
—¿A qué ella diga algo al respecto? —respondió Draco con obviedad—. Heaven es algo voluble, no quiero que malinterprete las cosas y...
—Deberías mencionárselo —interrumpió Eloisse—. No te puede tener en el limbo para siempre, tú no puedes permitirle que te deje en el limbo...
—No tengo prisa —murmuró Draco mirando sus anillos—. Me gusta y yo le gusto a ella, por ahora, eso es suficiente. Dejaré que las cosas fluyan por sí solas.
—¡Draco! —se quejó Eloisse—. ¿Estás hablando en serio?
—Peor es nada —se burló Astoria poniéndose del lado de Draco.
—¡Pero Heaven debería de ser más clara! No quiero que el idiota salga lastimado. A veces, Heaven no le dirige la palabra por días y él siempre es el que la anda buscando.
—Sigo aquí —dijo Draco frunciendo el ceño—. Y eso no es cierto...
—No creo que sea así. Todo va a su tiempo. Aparte, todo esto es nuevo, ¿cierto? —interrumpió la castaña a Draco.
El rubio asintió lentamente.—Algo así.
—Entonces no deberías preocuparte. Eloisse que a ti te guste que las cosas vayan rápido no significa que a todos les parezca cómodo de esa manera. Creo que eso también deberías discutirlo con Anya —dijo Astoria con seriedad.
—Eso mismo me dijo Blaise —resopló Eloisse.
—¿Por qué todos parecen ya conocen a Anya menos yo? —preguntó Draco con indignación.
—Porque tú la vas a asustar, imbécil —respondió la rubia mirando sus uñas.
—¿Por qué dices eso? Yo se comportarme cuando debo.
—Exactamente por esa misma razón. Aparte, últimamente no me hablas mucho que digamos, ¿cómo quieres que sepa que te interesa algo sobre mi vida? —acusó Eloisse poniéndose de pie.
—Eres mi mejor amiga, deberías saber que todo lo que te acontece me interesa —contestó Draco mirándola fijamente.
—Sí, claro —dijo rubia con desinterés—. Me tengo que ir. Intentaré hablar con Anya. Nos vemos luego —se despidió antes de salir por la puerta.
—¿Se enojó conmigo? —preguntó Draco con confusión—. Creí que estábamos bien.
—Está celosa —respondió Astoria encogiéndose de hombros.
—¿De qué hablas?
—No de esa manera —se adelantó Astoria—. Eloisse estaba acostumbrada a tener toda tu atención, o al menos, la mayor parte; pero ahora no es así. Ya sabes cómo es, mucho drama para una persona tan bajita como ella. No tienes de que preocuparte, solo recuerda no dejarla de lado, te debe extrañar pero es muy orgullosa como para decírtelo.
Draco hizo una mueca.—No fue mi intención.
—Lo sé pero ella no, o tal vez sí, pero le gusta el drama innecesario. Deberías saberlo —rió Astoria—. Solo habla con ella.
Draco rió junto a ella mientras se tallaba los ojos.—Lo haré —le sonrió—. Gracias, Astoria. Por todo. ¿Quién diría que no eres tan desagradable como pareces?
Ambos rieron juntos, para luego salir de la habitación de Eloisse y dirigirse a las suyas, respectivamente.
Un par de días después, Heaven Potter caminaba lentamente por un de los extensos pasillos de Hogwarts.
Sus clases habían concluido por el día, y se dirigía con algo de prisa al gran comedor.
Al llegar, sin pensarlo dos veces, se dirigió hasta la mesa de gryffindor tomando asiento cerca de donde se encontraban sus hermanos.
—¡Hola, Vee! —saludó Hazel con emoción.
Heaven no se encontraba de buen humor para responderle de la misma manera, así que simplemente le sonrió.
—Tienes la nariz roja. ¿Estás enferma? ¿Te resfriaste?—cuestionó Harry luego de observarla fijamente por unos segundos.
Heaven asintió sin mucho ánimo.—Creo que sí.
Hazel, quien estaba sentada junto a ella, se alejó disimuladamente de la rubia. Harry rió ante ello.
—¿Qué tienes? Te ves algo decaída —preguntó Marietta, quien estaba sentada junto a Harry.
Heaven se encogió de hombros. Se había estado sintiendo bastante abrumada pero no quería hablar sobre ello.
—¿Tienen algo qué hacer? ¿Ó están libres? —le preguntó a ambos, cambiando de tema.
—Tenemos entrenamiento de Quidditch. ¿Quieres venir? Puedo cancelarlo si es que...
—No pasa nada, estoy bien —aseguró Heaven observando como ambos se levantaban de sus asientos.
—Iré con ellos —anunció Marietta también poniéndose de pie—. ¿Segura que no vienes?
Heaven asintió sin decir algo más, y luego los observó retirarse junto a otro par de alumnos de Gryffindor que también pertenecían al equipo de Quidditch.
Heaven se levantó de la mesa, se giró hacia la de Slytherin, encontrándose con Theodore riendo junto a Blaise y a las hermanas Greengrass, no quiso interrumpir el momento así que decidió dirigirse a su dormitorio.
Para su mala suerte, durante su camino se encontró con la profesora McGonagall y cayó en cuenta que llevaba tres días sin acudir a las tutorías que debía impartirle a ciertos alumnos. Intentó evadirla pero no funcionó pues la profesora la llamó antes de que pudiera huir de ella.
—¡Señorita Potter! —exclamó McGonagall.
Heaven se detuvo en seco y se giró lentamente.—¿Si?
—¿Podría explicarme por qué no ha asistido a las asesorías? Le recuerdo que es un compromiso el cuál usted optó por decisión propia y no ha cumplido de manera responsable.
—Me enfermé —dijo Heaven encogiéndose de hombros—. Lo lamento, profesora. Debí decírselo desde antes.
La expresión de McGonagall se suavizó y soltó un largo suspiro.—Su padre me informó sobre los problemas familiares por los que ha estado pasando...—hizo una pequeña pausa—. Si necesita hablar con alguien, las puertas de mi oficina estarán siempre abiertas para usted. Aunque no lo crea, le tengo bastante cariño a su familia, eso incluye a Lupin y Black. Incluso si en sus tiempos eran mi mayor dolor de cabeza.
Heaven rió suavemente.—Gracias, profesora.
McGonagall asintió con una sonrisa, Heaven le devolvió la sonrisa y se dio la media vuelta, lista para continuar su camino, sin embargo, la profesora volvió a detenerla.
—No tan rápido, señorita Potter; le traía el recado que la están esperando en el vestíbulo —le informó la profesora.
Heaven asintió, se giró una vez más, sin mucho ánimo, pues tendría que regresarse por donde venía. En su camino de regreso, pensaba en quién se podría tratar, y ella estaba segura que se trataba del profesor Flitwick, pues la rubia tenía varias inasistencias acumuladas en ciertas materias y en sus deberes de prefecta.
Para su sorpresa, al llegar al vestíbulo, se encontró con una figura masculina que podría distinguir en cuestión de segundos. Por un momento, la joven se alegró de ver a su padre esperándola de espaldas, sin embargo, aquel sentimiento no duró mucho, pues el enojo y la decepción que aún sentía por él, la invadió por completo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto Heaven con cierto cansancio.
James Potter se dio la vuelta, sonriéndole con pena.—Hola, cariño —la saludó y comenzó a acercarse para brindarle un amoroso abrazo pero la rubia dio un paso hacía atrás, evitando cualquier tipo de contacto. El hombre sintió una opresión en el pecho, la culpa comenzaba a invadirlo de pies y cabeza.
—¿Sucedió algo? —preguntó Heaven alzando una ceja.
—No realmente —respondió James—. Minnie me informó sobre tus inasistencias y me dijo que te había notado algo triste está última semana. Sólo quiero saber cómo estás, Heaven.
Heaven chasqueó la lengua.—Estoy bien —murmuró la rubia mirando fijamente al suelo.
—Sé que sigues molesta conmigo, también entiendo el daño que te ocasione; de verdad, no tienes idea de cuánto lo lamento y cuánto daría por haber hecho las cosas diferentes. Heaven, eres lo que más adoro en esta vida, créeme que me preocupo mucho por ti y aunque en estos momentos no soy tu persona favorita, siempre estaré para ti, cielo.
Heaven sintió lágrimas acumularse en sus ojos, y por mucho que intentó no caer en sus impulsos, cuando menos se lo esperó, se echó a los brazos de su padre, comenzando a llorar en sus pecho.—Me he sentido tan mal estos días —sollozó—. Me he sentido tan sola.
James la abrazo con cariño, pasando una de sus manos por la cabellera de su hija.—No estás sola, cielo. Nos tienes a todos nosotros, yo sé que es difícil distinguirlo cuando te sientes así, pero de verdad aquí nos tienes y no nos iremos de tu lado.
—Sólo quiero que todo vuelva a ser como antes —murmuró Heaven
James hizo una mueca.—Lamentablemente eso será imposible, Heaven, pero el amor que existe dentro de nuestra familia sigue y seguirá intacto, eso no lo olvides ni lo pases por alto.
—También me siento mal por Lily —dijo Heaven—. Debió sufrir tanto por mi culpa y...
—Heaven Jeanette Potter no te atrevas ni a pensarlo. Lily te ama y si la pasó mal, fue mi culpa, no tuya. Jamás vuelvas a pensar así. Lily sigue siendo tu madre, lo sabes, ¿no?
—Supongo —dijo separándose del abrazo—. Eso es lo que más me duele, ¿sabes? —hizo una pausa y notó como James la escuchaba con atención—. Hay noches en las que no puedo dormir, eso es algo que siempre me ha sucedido. Pero ahora es con más frecuencia, es por eso que no he estado asistiendo a ciertas clases, porque suelo quedarme dormida; el punto es que cuando no puedo dormir, pienso mucho, a veces más de lo que desearía y llego a conclusiones que terminan lastimándome más de lo debido. Alguna vez pensé, en que bueno...
James asintió lentamente, escuchándola con atención mientras se recargaba contra la pared.—Te escucho, cariño.
—Toda mi vida creí firmemente que Lily era mi madre, y la amé como una... aún la sigo amando así —murmuró en voz baja—, pero ella tuvo que aprender a amarme, supongo que debió costarle trabajo y que no debió ser nada fácil. Es decir, a Harry y Hazel los adora desde que supo que iba a tenerlos...—su voz se cortó—, conmigo debió ser diferente. Y se siente horrible.
James se inclinó para limpiarle las lágrimas que se deslizaban por las mejillas de la rubia.—Lamento tanto que te sientas así. No te voy a mentir, fue una situación bastante tensa y complicada en un inicio, pero no tiene nada que ver contigo. Lamento mucho que por culpa de mis errores te vieras afectada, nunca fue esa mi intención.
—Supongo que algún día tendré que superarlo y aprender a vivir con ello —murmuró Heaven.
—Lily te ama demasiado, debes tenerlo en cuenta, porque tampoco es válido que te culpes por situaciones que pasaron mucho antes de tu nacimiento.
Heaven soltó un sollozo.—Es que no puedo evitarlo.
James volvió a abrazarla.—De verdad, créeme cuando te digo que no tienes la culpa de nada. Perdóname Heaven, Merlín, si pudiera cambiarlo todo, lo haría, cariño.
—Lo sé —murmuró Heaven—. No me gusta estar peleada contigo.
—A mi no me gusta que estés enojada conmigo, pero lo entiendo, Heaven. Te amo muchísimo, jamás fue mi intención dañarte —le aseguró James.
Heaven se apartó.—¿Cómo está Bolita?
James sonrió.—Los extraña tanto como nosotros, y casi siempre duerme en la cama de Harry.
—¿Y cómo está mamá? —preguntó Heaven arrastrando las palabras.
—Bien —hizo una pausa—. Lily realmente quiere hablar contigo. Y se siente un poco mal por lo que sucedió hace un par de días en la enfermería.
Heaven hizo una mueca.—Yo también quiero hablar con ella.
James le sonrió una vez más y se inclinó para besarle la frente a su hija.—Heaven, antes de que me vaya y lo olvide —pausó para sacar un sobre de uno de los bolsos de sus abrigo—, tengo algo para ti.
—¿Qué es eso? —preguntó mirando el pergamino en la mano de su padre.
—Es de parte de Isabella —le explicó mientras le extendía el sobre.
—Oh —musitó Heaven observando el sobre en sus manos.
—Ábrelo cuando te sientas lista, no es necesario que lo hagas pronto —aconsejó James.
—Lo tendré en cuenta —respondió Heaven guardando el sobre en el bolsillo de su túnica.
—Bueno, Heaven, si por mi fuera, me quedaría contigo por mucho más tiempo pero debo irme —dijo James acercándose para abrazarla—. Te extrañé, cielo.
—Yo más —respondió Heaven—. Papá —lo llamó.
—¿Si?
—Aún sigo molesta contigo pero yo también te amo —murmuró Heaven durante el abrazo.
—Yo también estoy molesto conmigo —dijo el hombre mientras reía ligeramente—. Me saludas a tus hermanos, ¿de acuerdo? Ya no discutan. Y deberías ir con Madame Pomfrey, pareces Rodolfo el reno, ya sabes, el que tenía la nariz roja como un tomate —canturreó con la voz más aguda de lo normal, ocasionando que Heaven riera.
—Creo que me resfrié —explicó Heaven.
—Con más razón debes ir. Si te sientes mal, házmelo saber y vendré lo más rápido posible. Te adoro. Adiós, cariño. Nos vemos pronto.
—Adiós, papá —se despidió Heaven observándolo caminar hasta la puerta del vestíbulo que lo dirigiría al exterior del castillo.
Heaven se giró y mientras avanzaba en dirección de su sala común, sacó el sobre de su bolsillo, leyó el "Isabella Avery" que estaba escrito en el frente del sobre y sintió como su estómago dio un pequeño vuelco.
Definitivamente aún no estaba lista para dejar entrar a Isabella Avery a su vida.
***
sin editar
nota de la autora;
HOLA, HAN PASADO 84 AÑOS, ¿ME EXTRAÑARON?
pq yo si les extrañé.
en fin, q opinan del capítulo? está medio aburrido :/ sorry!
pero por fin james y heaven se medio reconciliaron <3 pero no durará mucho JAJSJSJA o si? :p
btw aquí, astoria y draco son besties asi q stfu
les juro q el siguiente capítulo será puro contenido dreaven (Bueno no prometo nada pero esperemos que si)
perdón por desaparecerme tanto tiempo pero dios, se me fue la inspiración, quede seca 😭, tuve exámenes y salí de viaje sooo, no había tenido tiempo ni para existir.
¡Recuerden qué hay un grupo de WhatsApp donde amigamos y doy spoilers! Si quieren entrar mándenme mensaje al priv <3
Nos leemos pronto <3
all the love francia🌹
BTW LEAN MI NUEVA FANFIC DE DRACO, SE LLAMA BAD KIND OF BUTTERFLIES Y LA TRAMA ESTARÁ 10/10
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