Tic

Tock

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Tock

Las manecillas del reloj nunca se han escuchado tan claras como ahora...

¿Cuanto tiempo tenía ahí realizando el mismo ataque? Dos, cuatro, ocho,¿diez horas? El tiempo le era irrelevante, usaba cualquier medio, cualquier precio y si la situación lo ameritaba... llenaría sus manos de polvo con tal de cumplir sus deseos de venganza y lealtad a su rey.

Miro sus manos manchadas de carmín... de su propia sangre causadas por el constante uso de magia rasguñando contra el muro. Le era gratificante lo cerca que está de utilizarlo y no específicamente con algo tan solido.

— Muy pronto... — se ríe de forma escalofriante — Por fin tendré la dicha de eliminar tu asquerosa existencia que me convirtió en lo que soy...

Sus guardias lo miraban escéptico, en ese estado, lo mas prudente era mantenerse el margen sino querías ser su próxima víctima. Sin embargo, uno de ellos se acerco algo temeroso pero sin perder la compostura llamo su atención

— C-capitán Papyrus, permiso para hablar

Papyrus se detuvo, su gélida mirada capto su atención analizando un breve momento su próxima acción

— Habla

— Una señora vino a entregarle esto - enseñó la canasta

Aunque no demostrase nada, sentía una cierta curiosidad hacia aquel presente, hizo una seña indicando que lo dejara a su vista y sin rechistar el guardia puso la canasta encima de una piedra retirándose no sin despedirse formalmente de su capitán.

Todos en la guardia agradecieron la poca cordura que todavía albergaba en la mente de su capitán.

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— Hace mucho tiempo que no recibo a nadie, no te sorprendas si mi sentido del humor es insoportable — intento reírse de su propia ironía, pero fracasó

Los dedos huesudos del esqueleto golpeaban la mesa nerviosamente. Esperando su respuesta. Su obvia incomodidad se podía oler en el aire

— Creeme, no lo haré — contesto por fin, teniendo compasión del esqueleto

Una diminuta sonrisa de genuina diversión apareció en su rostro, pero desapareció al instante.

— Muy bien... Entonces dime ¿A que viniste? Porque es evidente que eres lo suficientemente poderosa como para pasar mis propias barreras y llegar a mi casa

Tardó un unos segundos en responder la pregunta. Ella no estaba obligada a hacerlo... Sin embargo, debía tomar en cuenta la inteligencia e inestabilidad mental de Ganz junto con la delicada condición de su magia. Lo menos que podía hacer era ser honesta, pero sin revelar todo a la vez

— Siendo sincera — suspira — tengo prohibido mencionar cualquier cosa referente a mi llegada

Ganz resopla decepcionado

— ¿Y que me puedes decir entonces? — apoya su cabeza en su mano —

— ... Te veías triste y sin esperanza

Las cuencas de Ganz se abrieron a través de las vendas cubiertas

— ¿Q-que?

— Cuando te vi por primera vez, caí en cuenta por tus expresiones y cicatrices el dolor, la desgracia y la traición a tu alrededor

Bebió un poco del té de rosas antes de continuar

— Mis instintos me impulsaron a convertirme en tu propio "ángel", si lo quieres llamar así.

Las risas amargas e irónicas le interrumpieron, era claro que necesitaba mas que palabras vacías.

— ¿No crees que tu momento de actuar paso hace mucho tiempo? Mira, te agradezco todos tus intentos por "salvarme" — resopla frustrado — pero por otro lado, desearía que no lo hubieras hecho, después de todo, estoy condenado a morir.

La joven no se iba a rendir sin pelear.

— Se la condición de tu alma Ganz — intenta razonar — debe haber una forma de sacar el efecto de las píldoras de tu sistema

— No puedes... — baja la voz — Ya nadie puede

— ¿Como estas tan seguro? Todavía tienes suficientes píldoras para intentar salvar tu alma

El esqueleto golpeo la mesa furioso. Ya estaba cansado de pelear, frustrado de no encontrar una salida a su propio infierno, agobiado de los pecados que carga en su conciencia y harto... Ya ni siquiera tiene las suficientes fuerzas de sobrevivir. Prefiere morir en paz que soportar otro martirio en su existencia.

— ¡Ya he intentado todo! ¡¿Y esperas que crea que puedes arreglar esta mierda que tengo?!

  Ella no miente... Dice la verdad, deja de ser estúpido por una vez en tu vida Ganz y escuchala

El esqueleto se tambalea un poco, todo el cuerpo le temblaba, su cabeza dolía a horrores. La voz que resonaba en su cabeza... Era Mel, no había dudas en eso.

Recobrando su compostura se levanto de la mesa ya desordenada cubierta de dulces, galletas y el te derramado en el mantel morado.

— Yo... — trago suavemente — siento tu poder reconfortante, pero, todavía no puedo creer en tus intenciones... Hasta que pueda estar seguro mantente alejada

— ¿Crees poder recuperar te sin ningún tipo asistencia medica? A duras penas puedes defenderte de un jefe

— ¿Me estabas espiando?... ¿Todo el tiempo? — susurra en voz baja

— No — afirmó rápidamente — solo te observaba durante tu terapia y regulaba la magia dentro de ti en lo que reposabas

— Maravilloso... — aplaudió sarcástico

— hey — frunce el ceño — tu amiga la cabra apenas tenía conocimientos básicos sobre medicina, sin mi intervención, es posible que quedaras ciego de forma permanente, de todos modos ¿quien te hirió de esa forma?

— No estoy obligado a responderte, y creo que eres lo bastante inteligente como para descubrirlo tu misma

— ... —

— ... —

— ... Fue tu hermano... ¿No es verdad?

Ganz apretó su puño con fuerza, confirmando su respuesta.

— Oye... — volvió a intentar, pero usando una voz más suave — Tal vez no pueda resolver todo lo que sucedió antes de entrar a tu mundo, sin embargo, puedo ayudarte a controlar y canalizar la magia que hierve dentro de ti

Era poco lo que podía ofrecer ahora, pero era un comienzo

— ¿Eso de que me servirá...? — murmuró cansado — ya no puedo esconderme y aunque quisiera irme de aquí, la barrera me lo impide

— Suspiro — mira, se que no tienes suficientes motivos para confiar en mi, sigo siendo una desconocida para ti, por otro lado, puedo hacerte una propuesta

— ¿Una propuesta? No hay nada en el subsuelo que me haga aceptar cualquier cosa que me propongas—

— Puedo ayudarte a mezclar te con la sociedad — interrumpió — a pasar desapercibido como un monstruo más y ellos no notarán que hay algo fuera de lugar, así podrás tener acceso a recursos e información que necesites en el subsuelo

— ... Te escucho — dijo por fin

— Te enseñaré el arte del engaño — mira a Ganz a punto de protestar y levanta la mano — No esa clase de engaño — aclara — está requiere inteligencia, astucia y mantener el papel en cada situación, interpretaras personajes fuera de tu zona de confort, utilizarás vestuario y maquillaje a tu disposición, interactuar con los monstruos, pero lo más importante... Aprenderás a como pasar desapercibido sin usar tu alma

— ¿Qué hay de la guardia real? Ellos bloquean la única entrada

— Eso no será problema, antes que nada, lo primero que haremos será tratar tu salud para aumentar tu resistencia física

Ganz hizo una mueca

— Lo siento pero ese es el precio de aprender este oficio

— ¿Y tu?

— ¿Disculpa? — pregunta confundida

— ¿Que obtienes a cambio? tú precio

— No te preocupes por eso... El que aceptes mi propuesta es suficiente

— Eres muy extraña, ofreciendo ayuda así nada más

— Me lo han dicho muchas veces

Continuará...