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El Mundial de Ney

Mi primer Mundial no transcurrió como esperaba, la emoción inicial poco a poco se tornó en desolación y tristeza, tanto por los resultados como por los acontecimientos personales... He aquí la historia...

Arribé a Brasil con la ilusión de disputar aquel importantísimo torneo, mi objetivo era ayudar a la selección a ganarlo por sexta vez, quería hacer historia, demostrar mi talento y marcar goles importantes.

Mi relación con Lionel estaba bien, pese a que no nos habíamos visto en un tiempo, los entrenamientos y los partidos copaban nuestro itinerario, no obstante, nos enviábamos mensajes cada que podíamos, generalmente, para felicitarnos por algún gol o bromear, él no dejaba de molestarme por mi nuevo color de cabello, yo sólo reía, sabía que lo hacía con cariño y que en el fondo le gustaba.

Brasil terminó líder del grupo A con 7 puntos después de la fase inicial, todo el equipo celebró efusivamente la clasificación, aún quedaba averiguar a quién nos enfrentaríamos en Octavos, al día siguiente se supo, sería contra el seleccionado chileno.

Se percibía cierta presión entre los miembros del equipo, era inusual dada la alegría características de nosotros los brasileños, por lo que el DT nos asignó a un psicólogo para lidiar con esto, no quería que nada nos afectara. Yo sabía el porqué de dicha sensación, verán, el último Mundial disputado en Brasil fue en 1950, donde ocurrió el trágico "Maracanazo", allí la canarinha perdió la final 2-1 frente a Uruguay, un golpe muy duro para el país, hubo llantos, peleas, suicidios, todo fue un desastre; sé que es una reacción exagerada por un juego de fútbol, pero para muchos es más que un deporte, es casi una religión. Nosotros no deseábamos repetir esa experiencia ni tener que cargar con la estampa de derrota con la que cargaron los jugadores del 50, por ello dicha "presión". Aunque, en términos generales, me sentía muy bien, había quedado de primero en la tabla de goleadores.

Transcurrieron unos días de descanso mientras se definían los otros puestos a Octavos, estuve muy pendiente del seleccionado argentino, la razón creo que es muy obvia. Les tocaba jugar contra Nigeria, yo me quedé viendo el partido en la habitación del hotel junto con Dani, Adriano, David Luiz, Thiago Silva y Oscar; estos tres últimos sabían de mi romance, eran como mis hermanos y me brindaron su apoyo incondicional. Argentina le ganó 3-2 al conjunto africano con dos goles de mi amado, me sentía orgulloso de él y no dejaba de gritar como loco cada vez que tocaba un balón, lo que generó millones de bromas entre los muchachos. Después de ese juego, algunos salimos del hotel a dar una vuelta, mi grupo y yo fuimos a los bolos, a comer helado y al cine, la pasamos genial, era una buena manera de despejar nuestra mente. Estuvimos de vuelta alrededor de las siete de la noche, unos se fueron a cenar, otros se dirigieron a sus habitaciones para descansar, yo, en cambio, me fui a la mía a ducharme, cuando terminé no me vestí inmediatamente, aproveché que no estaba David Luiz, mi compañero de cuarto, para mensajear a Leo, no quería que me hicieran las típicas bromas por esto. Me acosté en la cama con una toalla alrededor de mi pelvis a tiempo que tomaba mi celular.

- "Leoo, amooor ¡Qué bien has jugado! ¡Felicidades por quedar líderes de grupo! ¡Qué golazos! ¿Te he dicho que eres el mejor?" –decía el mensaje que le envié, unos pocos minutos más tarde recibí su respuesta.

- "Gracias mi vida, la verdad estoy muy contento ¡Estamos en Octavos! Tú también estás haciendo un trabajo excelente, vamos de goleadores"

- "Lo sé mi cielo... ¡Qué emoción! ¿Te imaginas que lleguemos juntos a la final? Estuve sacando cuentas y es posible que nos encontremos en el último partido. Sería genial por el hecho de poder verte pero no por tener que enfrentarnos... Eso no me gusta :("

- "Claro que me encantaría estar en la final, más si es contigo, pero tampoco quisiera enfrentarte, sobre todo porque si pierdes entonces tendría que verte llorando y eso me partiría el corazón" –reí y rodé los ojos.

- "¿Qué te hace pensar que yo seré el que llore y no tú? Brasil le gana a Argentina, jum"

- "No, no, Argentina le gana a Brasil :P"

- "¿Vamos a tener esta discusión otra vez? :/"

- "Que sea empate entonces, cariño"

- "Eso está mejor :D... Quiero verte, te extraño tanto, me hacen falta tus besos :,("-si me moría de ganas de verlo, había pasado algún tiempo desde la última vez.

- "Tú también me haces mucha falta amor mío, te extraño cada segundo, de hecho, estaba pensando que podríamos vernos en estos días... Tengo algo importante que decirte" –"¿Ah sí? ¿Qué podrá ser?", pensé, una curiosidad exacerbada me embargó de repente.

- "¿Qué cosa? Dímelo, ¡AHORA! ¿Es algo bueno o malo? ¡Quiero saberlo!"

- "Ja, ja, amo cuando estás ansioso... Y no, no voy a decirte aún, tiene que ser en persona"

- "¿Por qué? :( ¿Te excita torturarme, verdad?"

- "Tú me excitas amor mío ;)" –me sonrojé.

- "Y me llamas pervertido a mí... Pero en serio, ¿no puedes decirme por aquí? Te enviaré una foto de mi puchero si no lo haces" –insistí, quería saber qué era eso que quería decirme, no sé por qué, pero tenía un buen presentimiento al respecto.

- "Ja, ja, eso no funcionará"

- "¿Y una mía si te hará cambiar de opinión? ¿Sabes? Estoy acabando de salir de la ducha y aún no me he vestido... >:)" –me mordí el labio al escribir esto.

- "Me encanta que trates pero ni con eso te voy a decir :P"

- "¡Está bien! ¡Tú ganas! Tendré que esperarme entonces... ¿Cuándo?"

- "No lo tengo claro aún, cualquier día que estemos libres, ¿te parece?"

- "Está complicado, pero está bien... Ahora debemos dormir, es tarde"

- "¿No vas enviarme tu foto? >:)" –me mordí el labio nuevamente, me levanté de la cama y me dirigí al baño, me quité la toalla y me tomé una selfie frente al espejo, pero sólo de la cintura hacia arriba, lo había hecho a propósito, sabía que le molestaría- "¿Y la otra parte? No me dejes con las ganas >:)" –reí, daría lo que fuera por ver su cara en ese momento y besarlo, me coloqué nuevamente la toalla y regresé a la cama.

- "Te quedaras así porque no pienso mandarte otra foto, eso te pasa por no decirme, jum" –respondí.

- "¡Eso no se hace Ney! Pero, ni modo, no voy a decirte hasta que estemos cara a cara. Por ahora, te deseo buenas noches mi vida, que sueñes bonito <3"

- "Buenas noches mi Leo, que duermas bien, te amooo"

- "Yo te amo más"

- "No, yo te amo más"

- "¡No, yo!"

- "¡Yo dije! eoeoeo"

- "Ve a dormir de una vez... Y yo te amo más, caso cerrado <3"

Me desconecté después de esto, mi sonrisa de tonto y mis mejillas rosadas eran notorias y no pensaban desaparecer de mi rostro. Me coloqué el pijama para descansar, tenía entrenamiento mañana, faltaba muy poco para enfrentar a Chile, debíamos estar a tope para dicha ocasión. Cuando David entró en la habitación y notó mi cara no dejó de hacerme bromas al respecto, yo le tiré una almohada en modo de joda, ambos nos reíamos a carcajadas a tiempo que éste me cantaba en tono cursi: "Oh, el amor, el amor". Dormí con una gran alegría por dentro, me hacía ilusión lo que Leo tenía que decirme, no quería apresurarme pero intuía algo especial, imaginé que tal vez me pediría que fuese su novio, cosa que disparó mi corazón a mil por hora, sólo pensarlo me llenaba de una inmensa felicidad, no obstante, traté de serenarme, no quería sacar conclusiones tempranas, aunque no podía esperar para estar con él otra vez.

Llegó el día del enfrentamiento contra Chile por Octavos, sufrimos ese partido hasta el último segundo, la bola simplemente no quería entrar, tuvimos que irnos a prorroga con el marcador 0-0, y se mantuvo así hasta el final, en donde decretaron ronda de penaltis. La presión nos embargaba a todos, esa sensación de estar a un pelo de la eliminación, de pasar a la historia como los jugadores del Mundial del 50, de no poder quedarnos con la Copa en casa, no éramos los únicos, todo el país nos acompañaba en nuestra faena. Por fortuna, pudimos sobrevivir milagrosamente, no se sabe si fuimos nosotros, los arqueros, los palos, el destino, pero no queríamos enterarnos, pasamos, y era lo único que importaba, aunque no voy a negar que varios nos quebramos, yo me incluía en ese grupo, rompí en llanto por la conmoción y por la emoción de estar en Cuartos, aliviado de no repetir los acontecimientos de la historia. Esto perjudicó mi posible cita con Leo, dado que debíamos resguardarnos y cuidarnos más por los minutos extra. Para variar, el partido de Messi con Suiza se fue a prorroga, así que también necesitaba un reposo más extenso del pautado, de tal manera que la salida debía posponerse.

La siguiente ronda estaba definida, nos mediríamos frente al conjunto colombiano mientras Argentina jugaría con Bélgica; yo me mantuve concentrado y a la vez emocionado, generalmente daban unos días libres antes de las semifinales, así que vería a Leo el lunes después de nuestros respectivos partidos. Seguía con la ilusión intacta, aún esperaba con ansias lo que tenía que decirme, rogaba porque fuese la petición, sé que no debería apresurarme, pero estaba loco por darle el sí de una vez y besarlo hasta el cansancio.

Era sábado, el día de nuestro juego de Cuartos, estadio lleno y tumultuoso, el amarillo predominaba en las gradas, ya que era el color de ambos seleccionados aunque, en esa ocasión, Colombia jugaría con la indumentaria visitante. Todos saltamos a la cancha con el objetivo de dejarlo todo para pasar a semis, cada vez estábamos más cerca de la Copa, o al menos eso pensábamos. Pitazo inicial y desde entonces el partido tomó aires vertiginosos y frenéticos, se cometían millones de faltas de parte y parte que no se sancionaban, me atrevería a decir que fue uno de los peores arbitrajes del torneo. No pude tocar tantos balones como los que estaba acostumbrado, la defensa era férrea y algunos pases eran interceptados, aunque de cuando en cuando la pelota tocaba mis pies; en una de esas ocasiones, me desplazaba pausadamente cerca de la banda, planeaba pasársela a uno de mis compañeros cuando todo aquello ocurrió...

Sentí un fuerte impacto en la espalda que me hizo caer tendido en la grama y gritar de dolor, un desafortunado rodillazo de Zúñiga había sido el culpable de tal sensación, una de las peores de mi vida. Llevé mis manos al punto exacto de mi zona lumbar, sabía que no había sido un simple toque, era peor, mucho peor. El partido seguía su curso mientras yo continuaba en el suelo, quejándome y llorando, el árbitro no había notado que estaba allí, Marcelo se acercó a mí y se agachó para ver qué me pasaba, no recuerdo exactamente qué fue lo que le dije, tal vez por mi llanto ni yo mismo podía entenderme, él hizo señas con las manos al árbitro y al cuerpo técnico para que hicieran algo, fue entonces que se emitió el pitazo de pausa.

Varios paramédicos acudieron al césped, yo seguía gimiendo, tapándome la cara con la mano, tenía el peor de los presentimientos, uno de los momentos más aterradores de mi vida, apenas si pude explicar qué era lo que sentía, sólo puedo asegurar que el dolor crecía cada vez más, esto combinado con la ansiedad de no saber nada. Me sacaron en camilla de la cancha de urgencia y me llevaron en ambulancia a una clínica. Mi mente estaba nublada, era como si se hubiese auto anestesiado, sabía que era una zona delicada, no quería pensar que fuese algo que arruinara mi carrera, el riesgo existía, todos lo sabían, pero yo prefería mantenerme en mi estado adormecido propiamente inducido, era lo mejor que podía hacer, es por ello que casi no recuerdo que pasó en el lapso de tiempo que estuve en la camilla, ni cuando me trasladaron al centro clínico, ni cuando me examinaron... Mi mente vino despertando exactamente en el momento que el médico me explicaba detalladamente lo que me ocurrió... Lloré como un niño después de que lo hizo.

Tenía una fractura en la vértebra lumbar, dolorosa y peligrosa sin duda, debía usar yeso durante algún tiempo y evitar hacer actividades físicas de gran esfuerzo, eso incluía seguir disputando la Copa del Mundo. El lado positivo era que la lesión no había sido tan grave como para dejarme lisiado o arruinar mi carrera, en cuanto estuviese curado podía volver a los terrenos de juego sin problema, claro, en ese instante, en lo menos que pensaba era en este lado positivo; estaba realmente triste, devastado, no quería que mi primer Mundial acabase de esta manera, ¡no!, quería seguir jugando al lado de mis compañeros, darle alegrías a mi patria, pero ya no podría hacerlo, tendría que esperar unos jodidos cuatro años más para repetir esta experiencia, aunque para nada sería lo mismo.

La selección ganó el partido con Colombia y avanzó a la Semifinal donde, posteriormente, se supo que enfrentarían al conjunto alemán. Para ese entonces ya me encontraba separado del equipo, guardando reposo en casa junto a mi familia, la Seleçao ya había emitido un comunicado acerca de mi lesión, yo también dejé un mensaje grabado explicándolo y expresando mi duro pesar por no poder seguir compitiendo por la Copa.

Estuve muy cabizbajo desde que abandoné la concentración, no me animaba, ni el consuelo de mis padres y hermana me ayudaban, la presencia de mi hijo Lucca hacia un efecto más o menos positivo, pero no había nada que hacer, estaba devastado, destruido, ¡vaya manera de acabar un Mundial! Ni siquiera tuve ganas de ver el partido de Leo contra Bélgica, no deseaba seguir torturándome con recuerdos de esta competencia, aunque mis ánimos estaban con él, al menos saber que seguía en el torneo era algo gratificante. No paré de recibir mensajes de ánimos de todas partes: familiares, amigos, compañeros de selección, compañeros del Barça, diversos jugadores, fanáticos, entre otros; me impresionaba saber que a mucha gente le importaba mi estado, en parte me alegraba, a pesar de que estaba que me moría en esos instantes.

Llegó el martes, tres días después de lo ocurrido, no tengo que explicar que me seguía sintiendo igual de miserable como cuando me anunciaron los resultados de los exámenes. Me levanté al mediodía, apenas desayuné, no tenía nada de apetito. Mis padres no se hallaban en casa, salieron desde muy temprano, pero parecía que volverían en cualquier momento. Me senté en el sofá de la sala y observé jugar a mi Lucca cuando Rafaella se acercó a nosotros proveniente de la cocina, sostenía su celular en las manos, al tiempo que le tapaba la bocina y me decía:

- Es Bruna... Quiere hablar contigo –yo emití un respiro, no tenía ganas de parlar con ella, así que negué con la cabeza- Sólo un momento... Se nota bastante preocupada por ti –insistió, sabía que lo hacía porque después Brunadzilla la iba a estar molestando con millones de mensajes, yo no tuve más remedio que atenderle con un desganado "Aló".

- Neymar, amor... -dijo, yo rodé los ojos al oír esto.

- Hola Bruna, ¿qué tal todo? –mencioné en tono amable.

- Pues, más o menos, estoy preocupada por ti, lamento mucho lo que pasó mi cielo.

- Bruna, por favor, no me llames así –mantuve mi misma cortesía- Y, gracias por preocuparte, estoy bien, sólo tengo que mantenerme quieto y esperar que la lesión pase.

- ¿Quieres que vaya a visitarte?

- La verdad no, prefiero estar solo en estos momentos.

- Es mejor que estés acompañado a que estés solo... Y más si es alguien que te quiere mucho... Te extraño Ney, ¿tú también me extrañas?

- Bruna, en serio no quiero hablar de eso ahora.

- Pero...

- Adiós.

Mencioné al tiempo que le regresaba el teléfono a mi hermana, ella me miró seriamente meneando la cabeza mientras continuaba charlando con Bruna, yo me encogí de hombros, debí ser más cortés aunque, tomando en cuenta que no me encontraba bien y que mi ex iba a seguir insistiendo con el mismo temita inútil, era mejor dejar las formalidades a un lado y cortar de una vez con la conversación. Rafa habló unos segundos por el celular para luego colgar, seguidamente, se sentó a mi lado en el sofá, todavía con cara de querer regañarme.

- No era necesario que fueras tan grosero –mencionó a secas.

- Tienes razón –le dije en el mismo tono, ella se cruzó de brazos y me observó, aunque su expresión se tornó compasiva cuando detalló el yeso que cubría mi abdomen y espalda; yo no portaba camiseta, sólo un mono negro.

- ¿Te encuentras bien Juninho? No has comido nada desde que te levantaste.

- Estoy bien Rafa, en serio, no tengo hambre.

Ella me dirigió otra mirada compasiva al tiempo que se acercaba y besaba mi frente, después se llevó a Lucca a la cocina, era hora del almuerzo. Yo me quedé allí, me acosté en el sofá apoyando mi cabeza en uno de los cojines, miraba al techo o, más bien, a la nada, con mi tristeza interior embargándome incipientemente, una lágrima amenazaba con salir pero la contuve a tiempo, pensando que ya era suficiente.

Pasaron un par de horas y yo seguía en la misma posición, Rafa y Lucca habían subido a sus respectivas habitaciones, dejándome solo en la sala, en eso, escuché un sonido en la reja, alguien la golpeaba, una visita inesperada. No quise molestar a mi hermana así que saqué fuerzas para ponerme de pie, colocarme una bata vinotinto que se hallaba en un perchero junto a la puerta y caminar hacia afuera. Anduve con dificultad por causa del yeso, la figura externa era borrosa desde la casa, aunque iba tomando forma con cada paso que daba hacia él, de hecho, pese a mi tristeza, me sorprendí mucho al verlo allí, a mi Leo. Él me abrazó cuando estuve lo suficientemente próximo y me besó en la mejilla, su cara denotaba preocupación y, por lo que parecía, había salido desesperado de su punto de concentración sólo para verme, se nos humedecieron los ojos a ambos al tiempo que lo invitaba al interior de la casa.

Ingresamos a la sala, no me anuncié pero supuse que el ruido de la reja y la puerta habían llamado la atención de Davi, el cual se encontraba allí y recibió a Messi con un efusivo abrazo.

- ¡Papai Leo! Te extrañé mucho –exclamó al tiempo que el mayor le daba un beso en la frente.

- Yo también te extrañé mucho, mi pequeño –expresó el argentino con cariño, yo sonreí.

- ¿Y mi hermanito Thiago?

- No pudo venir lindo, pero te aseguro que también te echa mucho de menos –le volvió a besar la frente.

Lucca lo abrazó nuevamente con más intensidad, después regresó a su cuarto por varios juguetes y se puso a jugar en el patio. Leo y yo nos dirigimos miradas profundas y nos sentamos en los sofás de la sala. Yo estaba cabizbajo, observando el suelo, mi desconsuelo seguía allí, aún no quería marcharse, de repente sentí que los dedos de Leo tomaban mi barbilla suavemente, obligándome a mirarlo a los ojos, él se inclinó un poco y me besó los labios con ternura, después me envolvió entre sus brazos, con sus manos acariciaba mi cabello y mi espalda mientras yo me apoyaba en su regazo, sollozando y derramando varias lágrimas.

- Mi Ney... No me gusta verte así –expresó con melancolía.

- Me siento terrible Leo... -gemí- Sé que pudo ser peor, pude haber perdido mi carrera por completo... Pero aun así es duro, es mi primer Mundial y no quería acabarlo de esta manera... -lloré desconsoladamente y me ceñí más a su pecho, él suspiró.

- Ney... mírame... -él tomó mi mentón nuevamente, con su mano apartó varias lágrimas de mi cara, mi corazón latió con fuerza, él besó mi frente- No es tu culpa lo que pasó, son cosas del fútbol... Eres joven y estoy seguro que vas a disputar muchos Mundiales más... -sollocé, pude notar que Leo derramó una lágrima- No llores más mi amor... Yo estoy aquí contigo, te apoyaré en todo lo que necesites... Siempre, Ney... Siempre... -yo suspiré, esta sola charla había logrado calmarme, ¡cómo amo a este hombre!

- Sempre, Leo... Sempre... -susurré al tiempo que nos besábamos.

Conversamos de diferentes temas por unos minutos, me hacía sentir mejor que no todo se tratara de mi lesión, me ayudaba a olvidar la tristeza, ¡gracias mi vida! Al cabo de un rato, Rafaella se apareció ante nosotros, se sorprendió al igual que yo de ver a Leo allí, aunque también le alegró, ambos se saludaron jovialmente.

- Lionel, en verdad estoy contenta que hayas venido a ver a Neymar, él es muy afortunado al tenerte –"Lo soy, sí que los soy", pensé felizmente- Pero mis padres están a punto de llegar y no sería apropiado que te encontraran aquí... Ellos todavía no lo saben –suspiré, no quería dejarlo ir.

- Entiendo Rafa, no te preocupes, sólo quería asegurarme que estuviese bien –dijo tomando mi mano, yo sonreí y me sonrojé.

A continuación, el argentino se despidió de mi hermana y de mi hijo, el cual salió corriendo del patio rápidamente sólo para saludarlo, él lo quería como si fuese su segundo padre, hecho que me parecía de lo más adorable. Acompañé a Leo a la reja de salida, nos tomábamos de las manos, nos sonrojábamos y sonreíamos de forma especial, típico de los enamorados (y vaya que lo estábamos), no obstante, por alguna extraña razón, me sentí vigilado.

- Gracias por venir mi Leo, también gracias por preocuparte por mí... Te amo –le dije con cariño y me acerqué para besarlo.

- Yo te amo más mi vida –susurró en mis labios, sentí que sus manos tomaron suavemente mi cabello - Te extrañaré cada segundo.

- Eu mais a você, meu coração –musité al separarnos, acaricié su mentón suavemente, mirándolo fijamente a esos hermosos y confiables ojos cafés, éstos no paraban de decirme "Te amo", una de las tantas cosas que adoraba de Leo era como sus ojos expresaban todo sin necesidad de palabras, era casi mágico...Luego me acordé de algo significativo- A propósito, ¿qué era eso tan importante qué querías decirme?

- Te lo haré saber luego amor mío, ahora no es el momento –respondió volviéndome a besar, la duda me seguía inquietando, pero ni modo, de seguro habría tiempo para que me lo contara.

- De acuerdo... Hasta luego mi Leo –expresé abrazándolo con fuerza.

- Hasta luego mi Ney, descansa.

Nos separamos con melancolía, no quería dejarlo ir pero tenía que hacerlo. Mis ojos lo seguían a medida que se alejaba, lo saludaba con aflicción, mi corazón se marchaba con él, era la persona que amaba de verdad, aquel que me completaba, que me hacía feliz y que era capaz de acelerar mi corazón a mil por hora, quería estar toda la vida junto a él, no me importaba cuanto tuviese que esperar para ello, jamás pensé que podía llegar a amar a alguien de la forma en la que amo a Lionel... Meu Leo.

Pasaron los días, me comunicaba con mi amado de vez en cuando por medio de mensajes, la seguía pasando terrible, a mi lesión se le había sumado otra calamidad: el partido de la selección con Alemania, ¡qué catástrofe! Me encontraba viendo el juego en el enorme televisor de la sala con mi familia y algunos amigos cercanos, estábamos llorando en cuanto comenzó la lluvia de goles, uno, dos, tres, cuatro y cinco en la primera mitad, todos muy seguidos; en el segundo tiempo, los alemanes marcaron otros dos y, justo antes de terminar, Brasil anotó su único tanto en el encuentro, finalizando aquella "masacre" con el marcador 7-1. Veía las caras de mis amigos de la selección, estaban inconsolables, David Luiz estaba rojo de tristeza al igual que Oscar, Julio César no podía hablar, su voz se cortaba con cada palabra, Dani Alves igual y Marcelo ni quería mirar a la cámara. Dirigieron sus enfoques a las gradas, los brasileros lloraban dolorosamente, una aflicción que se extendió a lo largo de todo el país. A pesar de que era una vergüenza para el equipo, deseaba estar allí con ellos, así fuese para compartir ese dolor, para perder juntos, lloré como no tienen una idea, otro Mundial en casa arruinado de manera humillante, algunos decían que era peor que el Maracanazo, al menos en esa ocasión si llegaron a la final, aquí no, y nos avasallaron con un montón de goles, sin embargo, tenía que admitir que Alemania había sido increíblemente superior en cuanto a juego.

No vi el siguiente juego de Semis, pero me enteré del resultado, Argentina había vencido a Holanda en ronda de penales y disputaría el último juego con Alemania, final repetida otras veces en el 86 y en el 90. Me sentía bien que Leo llegase hasta allá, de hecho, contrario a lo que muchos compatriotas pensaban, yo quería que ganasen, hasta lo expresé en una rueda de prensa, claro, se pensó que lo apoyaba porque era "mi amigo"; no me malentiendan, no me sentía bien ocultándole la verdad a la gente, aunque era la mejor opción, arriesgábamos mucho al decir sobre nuestra relación, simplemente, no era el momento adecuado... A veces me pregunto cuándo lo sería.

El partido por el tercer lugar también fue desastroso, perdimos 3-0 con Holanda, es decir, quedamos de cuarto lugar, no era un buen resultado, significaban diez goles en los últimos dos partidos, si mis cuentas no me fallaban, habíamos sido la selección con más goles encajados, otra decepción además del 7-1. Yo asistí al estadio en esa ocasión y me colé a los vestuarios, saludé y abracé a todos, compartíamos el mismo pesar aun cuando no estuve presente en el terreno de juego. Después de esa mañana, regresé a casa muy abatido, el médico me hizo una visita para ver cómo marchaba la lesión, al parecer todo estaba en orden, los pronósticos apuntaban a que podría empezar sin problemas la siguiente temporada en el Barcelona. Curiosamente, también recibí varias llamadas de Bruna, "¿Ahora qué querrá?", pensé, aunque no le contesté ninguna, no porque fuese ella, no quería hablar con nadie, mi ánimo seguía por los suelos.

El día de la Final permanecí en casa con mi familia, el juego lo vimos sólo los cuatro: mamá, papá, Rafa y yo, a diferencia de las otras veces, trataba de no mostrar tanto entusiasmo por Leo (mis padres seguían sin saber sobre lo nuestro y no quería delatarme). Me sentía triste aún pero apoyaba a Argentina, después de todo, que Messi levantara la Copa era bueno, si él estaba feliz yo me sentiría feliz, lastimosamente, no sucedió así. Alemania anotó un gol en el agregado, Mario Götze fue el ejecutor del 1-0, con esto, el país germánico se coronaba campeón del Mundo. Miraba aquello con seriedad, no le quitaba méritos a los alemanes, habían hecho un buen torneo, pero no podía quedarme para ver a mi Leo sufriendo, no estaba llorando, pero sus ojos lo decían todo, se estaba muriendo por dentro, sollocé al observarlo, ido, cabizbajo y con ganas de desaparecer, me moría de ganas por abrazarlo y consolarlo en ese momento, quería saltar a la pantalla del televisor sólo para estar con él, para que supiera que estaba allí para él, que siempre lo estaría, era una Final de un Mundial después de todo, y sabía la manera en la que Leo sentía el fútbol, muy pocas personas lo vivían como él, también por esa complicada relación amor-odio que mantiene con su selección, la cual imagino que ustedes saben todos los detalles.

No llamé a Leo esa noche, supuse que no deseaba ser molestado, en cambio, traté de comunicarme al día siguiente, sin embargo, su teléfono parecía estar bloqueado y no recibía absolutamente nada, entendía perfectamente su pesar así que, simplemente, decidí esperar que él me hablara cuando estuviese listo para hacerlo, al fin y al cabo, aún le quedaban algunos días de estancia en Brasil.

Acababa de almorzar con mi familia, todos sentados alrededor de la mesa serenamente, platicábamos sobre las vacaciones y los posibles planes que nos esperaban, sería un tiempo idóneo para olvidar este fatídico Mundial. Eran las dos de la tarde cuando sonó mi celular, era Bruna que llamaba, me pregunté nuevamente que querría, pero ya imaginaba la respuesta, a veces simplemente desearía que se olvidara de mí y punto. Le contesté por educación.

- Buenas tardes Bruna.

- Buenas tardes Ney, ¿cómo has estado? –contestó en un tono alegre.

- Bem, y você? –dije desganado.

- Excelente, amor mío, excelente.

- Te he dicho que no me llames así.

- Quiero verte, necesito hablar contigo sobre... algo –yo alcé una ceja, su voz sonaba sospechosa.

- ¿Es por eso que me has estado llamando?

- Exactamente cariño, es algo muy, muy importante.

- ¡Qué no me llames así! –exclamé sin gritar.

- Lo que tú digas... ¿Estás libre esta tarde?

- Sí, pero ¿no me lo puedes decir ahora?

- No, tiene que ser en persona, tengo que ver tu cara –rió, "OK, ¿qué estará tramando esta loca?", pensé.

- ¿Dónde quieres que nos veamos?

- En el restaurante donde solíamos citarnos, ¿lo recuerdas? –le respondí un simple "Sí", a lo que ella rió de nuevo- A las cuatro.

- De acuerdo, nos vemos.

- Nos vemos... cariño.

Yo rodé los ojos, no quería seguir discutiendo por lo mismo otra vez. Me intrigaba lo que tenía que decirme, pensé que tal vez vendría con otra de sus locuras de "te extraño" o "volvamos", o cosas por el estilo. Se lo comenté a mi hermana y ésta bromeó conmigo: "Te va a decir que está esperando un hijo tuyo", decía; yo reía, no me preocupaba en absoluto, sabía que era imposible, habíamos terminado hace meses y, la última vez que lo hicimos, aún jugaba en el Santos, aparte que siempre usaba protección.

Me vestí bastante informal, camisa blanca con un dibujo grande al frente, jeans negros desgastados, zapatos azules y una gorra del mismo color. No me tardé mucho así que llegué relativamente temprano, algo inusual en mí. El restaurante era medianamente concurrido, quedaba cerca del centro, con mesas en el interior y en el exterior, en una de estas últimas se hallaba sentada Bruna. Llevaba un vestido de flores y el cabello suelto, sonrió al verme, yo la saludé amablemente y me senté al frente de ella, pude notar que tenía un sobre de manila en una mano, al cual acariciaba celosamente, me pregunto si tal vez eso tiene que ver con lo que me va a decir, enseguida me acordé de mi hermana y sus bromas sobre el "embarazo", aunque no creía que fuera eso.

- Bueno, ya estoy aquí, ¿qué era eso tan importante que tenías que contarme? –pregunté, mientras más rápido fuéramos al grano más rápido me iría.

- Antes respóndeme algo... ¿Has estado saliendo con alguien? –me sonrió maliciosamente, yo arrugué la cara, ¿para qué quería saber eso?

- Bruna, en serio, dime de una vez qué quieres –contesté con cierto fastidio.

- De acuerdo, está en el sobre –mencionó mirándome fijamente a los ojos mientras me lo pasaba, yo lo tomé y lo miré con extrañeza, me apresuré a ver su contenido y me quedé helado con lo que conseguí.

Eran varias fotos ampliadas, del tamaño de una hoja carta, mis ojos se ensancharon más y más a medida que las ojeaba. En la primera, se distinguía la reja de entrada de mi casa con Messi afuera de ella, con la misma ropa con la que había ido a visitarme días después de lesionarme, fue entonces que caí en cuenta de lo que pasaba y me anticipé a las demás. En la segunda, aparecía yo, con la bata vinotinto y el mono negro, abriéndole la reja. La tercera mostraba cómo nos abrazábamos después, Leo estaba de espaldas, pero se sabía perfectamente que era él. En la cuarta, él y yo nos adentrábamos en el interior de la casa. A partir de la quinta se exponía nuestra salida, y mis peores temores se confirmaron. En la sexta y en la séptima, Leo y yo regresábamos a la reja tomados de las manos, sonrojados y sonriendo. En la octava, él y yo estábamos bastante cerca, lo suficiente para sacar conclusiones. En la novena si era bastante claro, él y yo, besándonos, su mano en mi cabello y yo ligeramente inclinado para tener mejor contacto con sus labios. Las siguientes fueron casi en secuencia, si las pasabas rápido hasta parecían moverse, abarcaban desde aquel beso hasta que Leo se hubo marchado.

Permanecí inmóvil, en shock, llevé una mano a mi boca y empecé a transpirar de los nervios, mis ojos seguían engrandecidos, mi pulso se aceleraba por la presión, terror era la emoción predominante en mi sistema, ¡¿qué demonios está sucediendo?! ¡¿Cómo pude haber sido tan descuidado?! Esto a Bruna parecía gustarle, no dejaba de sonreír.

- ¡Oh Deus Ney, tu cara me lo dice todo! –rió y me dirigió una mirada socarrona- Se parece a la que yo tenía al momento de tomarlas, en serio no podía creer lo que veía. Fui ese día a tu casa a visitarte, sé que habías dicho que no, aunque supuse que te haría falta algo de compañía y, ¡con lo que me encontré! –sonrió de nuevo- Me froté los ojos varias veces de la incredulidad, me pregunté qué hacía él allí, pero la respuesta se dio por sí sola. Me quedé afuera esperando al tiempo que pensaba: "¿Neymar y Messi? ¡Esto es imposible!", pero ya ves, ¡qué cosas tiene la vida! Debo admitir que fue la mayor sorpresa que he tenido, jamás me hubiera imaginado que fueras de "ese tipo"... Ahora que recuerdo, ¿estabas con él esa noche en el club; cuando te estuve llamando y huiste?... ¡Sí, era él! ¡Debieron pasarla muy bien!–carcajeó, yo la miré seriamente, aunque seguía impactado.

- ¿Qué es lo que quieres? –vociferé tajantemente.

- No es dinero si es lo que preguntas –en ese momento dejó de reír y su expresión se tornó fría, casi malvada, sentí miedo inminente- En realidad creo que esta situación tiene cierta gracia, después de todo, yo tenía razón, terminaste conmigo porque tenías "otra" o, más bien, "otro"... No tienes idea de lo mal que me sentí... Yo te quería Ney, aún lo hago.

- Bruna, dime por favor qué es lo que buscas de una buena vez –le dije con cierto temor al tiempo que guardaba las fotos de vuelta en el sobre manila. Ella me sonrió maliciosamente.

- Quiero que vuelvas conmigo y termines tu relación con Lionel.

- ¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! ¡No voy a regresar contigo! –exclamé arrugando la cara.

- Entonces... Supongo que no te molestará que estas imágenes lleguen a manos del presidente de tu club o... mejor aún... que estén en la red... al alcance de todos-mencionó con descaro, yo negué con la cabeza, seguía sintiendo pavor al respecto.

- ¡No!, por favor, ¡no lo hagas! –rogué.

- Entonces vuelve conmigo y termina con Messi, eso es lo que tienes que hacer.

- ¡¿Qué sentido tiene hacerlo?! ¡Yo no te amo! Forzar la relación sólo hará que fracase de nuevo –le dije tratando de razonar con ella, lo hice lo más calmadamente que pude, en el fondo tenía unas ganas tremendas de llorar.

- Esta vez no lo hará, será como antes, sólo has lo que te digo y ya, ¿qué tan difícil puede ser? Además, prometo perdonarte tu pequeño "desliz" con Leo, es como empezar de cero.

- No lo entiendes... Yo amo a Leo –ella rió, aunque con cierta incomodidad.

- ¡Qué chistoso eres Ney! ¡Cómo si de verdad te amara o fuesen a estar juntos! Por lo que sé, él tiene a su pareja y a su hijo y son muy felices, sea lo que sea que pase entre ustedes te aseguro que no es duradero, es sólo un problema de "confusión"... Como sea, ya te indiqué lo que tienes que hacer –me sorprendí la tranquilidad con que decía cada palabra, como si no supiese el daño que me hacía, no recordaba que Bruna fuese así, ni siquiera en sus peores días. Me sentía acorralado, entre la espada y la pared, ¿qué podía hacer ahora?, no tenía otra escapatoria... Tomé un fuerte respiro de resignación mientras mis ojos se humedecían.

- Te... Tengo que pensarlo –emití con dificultad en un suspiro, Bruna rodó la cabeza y se cruzó de brazos, yo insistí- Por favor... sólo dame esta noche, mañana tendrás tu respuesta... lo juro –ella hizo una expresión pensativa.

- Está bien cariño... Pero te advierto que si no hay respuesta mañana o si es un "no", todas las fotos estarán en la web –suspiré y bajé la cabeza, asentí con sumo pesar, estaba a punto de devolverle el sobre cuando ésta me dijo- Tranquilo, puedes quedártelo, tengo más copias –sonrió y me guiñó un ojo.

Tomé el sobre entre mis manos, viéndolo con malestar y una desesperación que nunca había sentido, seguidamente me levanté de la silla y apenas me despedí, mi voz estaba cortada, como si mi garganta estuviera a punto de jubilarse de mi sistema, mis ojos estaban cristalizados y me dolía fuertemente la cabeza. Me marché de allí y emprendí mi camino a casa en un aire pesado, con el sobre en el asiento del copiloto, ese documento que contenía las pruebas contundentes de mi romance secreto, de mi amor "prohibido" con Leo, ahora estaban en manos de alguien que me perjudicaría... ¡¿Qué carajos se suponía que debía hacer?!

Entré en la casa entre sollozos, sosteniendo el sobre fuertemente con un brazo mientras mi otra mano no dejaba de tocar mi cabello, mi cabeza me estaba matando y mi garganta seguía con un nudo, si sufriera del corazón probablemente ya me habría dado un infarto. Mi madre fue a recibirme con entusiasmo, acababa de hornear pastelitos y quería que los degustara, no obstante, su expresión cambió de tono en cuanto me vio.

- Juninho... O que seu filho? Sentes-te bem? –preguntó pensando que estaba enfermo, tocó mi cuello y mi frente con sus manos, advirtiendo algún cambio de temperatura, no lo había notado hasta ese momento pero me encontraba palidecido. Mi padre, motivado por la voz de mi madre, fue a ver qué pasaba y también se inquietó. Yo los miré a ambos, aún en silencio, dudé por un segundo aunque, finalmente, me armé de valor, tomé bastante aire y aclaré la garganta.

- Mamãe... Pai... Tengo que decirles algo.

Ambos me miraron atentamente, el tono con el que había pronunciado esas simples palabras estaba cargado de abatimiento, cruel y penoso abatimiento. Nos dirigimos todos juntos a la sala, allí estaba Rafaella quien no paraba de mirarnos como si hubiese ocurrido una tragedia. Mi familia se sentó en el sofá, yo me quedé de pie, aún con el sobre en la mano, ellos aguardaban por mí, sus rostros extrañados no me hacían fácil la tarea, pero pude hacerlo... Les conté todo aquello que me había estado guardando, sobre mi sexualidad y mi romance con Leo, Rafa, que ya lo sabía, se veía aliviada de que por fin se lo confesase a mis padres, ellos, por otro lado, estaban bastante sorprendidos y contrariados, una reacción natural, de hecho, se tardaron unos minutos en responderme o expresar sus opiniones, no los culpo, aún lo estaban digiriendo.

- Júnior, ¿no se supone que Messi es casado? –preguntó mi madre bastante confundida, yo negué con la cabeza e iba a responder pero Rafa se me adelantó.

- No lo es mamãe, sólo es su novia –dijo mi hermana, a lo que mamá y papá se la quedaron viendo.

- ¿Tú sabías de esto? –interrogó mamá sorprendida, Rafa y yo asentimos. Mi madre y padre se miraron las caras y luego retornaron su vista hacia mí –Entonces... ¿por qué no nos dijiste antes?

- Estaba nervioso al respecto... -suspiré y bajé la cabeza- Además... pasó algo que... mejor véanlo ustedes mismos...

Emití un pequeño sollozo y les entregué el sobre. Mi padre lo tomó y lo miró seriamente, no sé qué estaría pasando por sus mentes en ese instante, lo abrieron y ojearon todo su contenido, yo seguía cabizbajo, no tenía el valor de verlos a la cara, me sentía un tanto apenado (de qué, pues, es algo difícil de definir), cuando finalizaron, ambos emitieron un respiro, pude escuchar su profundo desasosiego, pero seguían reservados.

- ¿Qué significan estas fotos? –inquirió pai.

- Bruna las tomó... Me está chantajeando con ellas –a ambos se les agrandaron los ojos, sabía lo que pensaban: "¡¿Bruna, cómo es eso posible?!", no por qué la quisieran (de hecho no les caía bien cuando la tenían de nuera), sino porque no imaginaban que ella fuese capaz de eso, yo tampoco lo creía hasta esa tarde.

- ¿Qué pidió a cambio? ¿Dinero? –expresó mamá, yo volví a suspirar.

- No... Quiere que vuelva con ella y que termine con Leo... Tengo hasta mañana para contestarle, de lo contrario publicará las fotos... -mis ojos se humedecieron.

Me llevé las manos al rostro tratando de ocultarlo cuando sentí que mi madre se levantaba del sofá y me abrazaba como si fuera un niño, yo también le correspondí pero no pude evitar derramar varias lágrimas.

- ¡Fui un estúpido! ¡¿Cómo pude dejar que esto pasara?! –gemí, en eso también mi hermana se acercó para abrazarme, mi padre aún sostenía las fotos, aunque me miraba con tristeza, yo lo miré a los ojos, aún entre lágrimas - ¿Qué debo hacer? –papá se levantó del sofá y se aproximó a mí, mi mamá y hermana se apartaron un poco para darle espacio, él se dirigió a mí.

- Creo que debes hacer lo que te dice –vociferó seriamente, yo sollocé, en el fondo, sabía que esa sería su respuesta, él, notando mi expresión, empezó su explicación –No lo digo por tu mal, estoy pensando en ti, en tu carrera y en tu futuro... ¿Sabes lo que pasaría si se publican estas fotos? –asentí, tristemente, si lo sabía- No te conviene ese tipo de polémicas, mucho menos cuando apenas empiezas en Europa... Será duro, no sólo para ti, también para él y para nosotros, sé que no es justo, pero así es esto –sentenció seriamente, yo volví a gemir, mi madre y hermana volvieron a abrazarme, mi pai suspiró y bajó la cabeza, después dejó el sobre en el sofá y se marchó a su habitación, me dolió profundamente su silencio. Mi cabeza estaba encima del hombro de mamá, Raf se había separado y me daba palmaditas en la espalda.

- Ney, sé que es difícil, pero tu padre tiene razón... -vociferó mi madre acariciando mi cabello, después tomó mi rostro con sus manos y besó mi frente- Juninho... Te amamos y te aceptamos tal como eres, te apoyaremos en lo que podamos y, aunque sé que tal vez tu padre fue un poco severo, debes saber que él también lo hace... -yo asentí, no voy a negar que seguía un tanto aturdido, pero en el fondo sabía que esto era cierto. Mamá me volvió a abrazar- Por Bruna no te preocupes, ella es una malcriada –rió, esto logró sacarme una leve sonrisa- Se cansará de ti tarde o temprano.

Yo la miré a los ojos, sabía que trataba de darme ánimos, ella y mi hermana parecían ser las únicas que entendían lo mucho que amaba a Leo, no era fácil para mi hacer esto, me sentía atrapado en un laberinto sin salida, esta fue una peor sensación que la lesión que aquejaba mi espalda.

Se hizo tarde y subí a mi habitación, allí me acosté en la mullida cama y contemplé el techo... siempre el techo, "¡No Neymar Júnior, las soluciones no están en el techo!", me decía mi conciencia atormentada. Tomé mi celular y llamé a Bruna, si iba a sentenciarlo que fuese ahora, las palabras de mi padre estaban cargadas de verdad, dura y cruel verdad.

- Aló... mi vida... -expresó ella, yo hice un esfuerzo sobrehumano para no romper en llanto en ese instante.

- Volveré contigo –dije con dificultad, casi en un susurro.

- ¿Disculpa?... No pude entenderte... -vociferó con chocancia, sabía que lo hacía para molestarme.

- Haré lo que me dices y volveré contigo –suspiré, no podía verla pero imaginé que había sonreído.

- Me alegra que recapacites las cosas... Ahora debes cumplir la otra parte y cortar con Messi, es necesario, no quiero que se sigan viendo al menos que sean por cosas del equipo, no es que piense en él como una amenaza, ¡para nada! –exclamó con desdén- Eso sí, no le vayas a decir nada sobre las fotos, no quiero que después me vaya a estar fastidiando por ello, tú sólo invéntate algo –"¡No! ¡Le romperé el corazón!", pensé y una lágrima corrió por mi mejilla, traté de protestar pero ella prosiguió- Cuando lo hagas llámame... ¿quedó claro?

Yo respondí un lánguido "sí", después nos despedimos y yo rompí en llanto, ¡¿por qué me estaba haciendo esto?! ¡¿Cómo pude haber sido tan despreocupado?! ¡¿Cómo dejé que esto pasara?! Mi romance con Messi era nuestro secreto más preciado y ahora alguien más lo sabía, me chantajeaba por ello pero, lo que es peor, me obligaba a hacer algo que no quería hacer, moriría antes de herir a Leo, era mi alma gemela, mi verdadero amor, mi vida entera ¡¿Por qué parecía no tener escapatoria?!

No pude dormir bien en toda la noche, escuché a mis padres discutir, todo ello por mi culpa... ¡¿Acaso no puedo desaparecer y no volver jamás?!

A la mañana siguiente tenía unas ojeras espantosas y los ojos hinchados, sabía que no había sido un sueño, el sobre existía, las fotos también, y era casi oficialmente novio de Bruna Marquezine, sólo me faltaba una cosa para completar la tortura... Leo... No dejaba de pensar sobre lo que podría decirle, no quería que sufriera pero tampoco quería mentirle, aunque no debía mencionar lo de las fotos, tenía miedo, ansiedad, la cabeza no dejaba de dolerme, pero sin duda mi corazón era el que más sufría... En eso sonó mi teléfono... Tomé todas las fuerzas que tuve para no llorar de nuevo.

- ¡Hey Ney! ¡Amor mío! ¿Cómo estás? –preguntó mi amado alegremente, su voz tan cálida y pausada era música para mí, sin embargo, no debía dejarme llevar por esto ni por el amor que le tenía, debía actuar distante, aunque dolieran las entrañas, lo hacía por su bien y por el mío.

- Hola Leo, ¿bien y tú? –respondí con seriedad, fingida y cruel seriedad.

- Pues, ya sabes, triste por lo de la final pero ansioso por verte, ¿te parece si nos vemos esta tarde? Así te platicaré sobre eso tan importante que tengo para decirte –Es verdad, aún no me lo había dicho, me seguía generando una expectación tremenda... ¡No! ¡No hagas esto más difícil Neymar Júnior!

- De hecho yo también tengo algo que decirte, me parece bien esta tarde –respondí en el mismo tono distante, Leo parecía tan inocente al no sospechar nada, esto hizo que me doliera aún más.

- ¡Está bien mi cielo! Hay una cafetería cerca de la playa, es un lugar discreto así que podemos vernos allí, ¿sí?

- Está bien Leo... bien... Nos vemos...

- Nos vemos amor... te amo... -lo escuché y me morí de ganas por decirle "Eu também te amo", pero no lo hice, le colgué inmediatamente, después aparté el celular de mí y derramé varias lágrimas.

No desayuné ese día y almorcé poco, todos me veían compasivamente, mi padre seguía sin hablarme por lo que mi madre no dejaba de reprenderlo con la mirada, tal vez estaba decepcionado y abatido, sea lo que sea, me lastimaba más de lo que ya estaba. Todavía pensaba en lo que le diría a Leo, ¿cómo hago para que no sufra?, esta era la pregunta que tanto me agobiaba, pues, sabía la respuesta: era algo inevitable... para ambos.

Me alisté lo más temprano que pude, me puse unos lentes de sol tipo aviador, mi gorra, una camisa verde, pantalones negros y botines de colores, traté de vestirme lo más normal posible, en el fondo, sentía que estaba de luto. Llegué al lugar pautado mucho antes de la hora acordada, la cafetería era realmente hermosa, con vista al mar y diversas mesas, no era concurrida, al menos no ese día, estaba prácticamente vacía. Me senté en la parte más alejada, cerca del cerco de madera que rodeaba el muelle, allí observé el mar de Copacabana en un hermoso atardecer, aunque eso me trajo demasiadas memorias... Recordé la vez que, en esa misma playa, en la Navidad pasada, Leo y yo habíamos observado esa misma puesta de sol, él recostado en mi hombro y nuestras manos entrelazadas, lo que empezaba como un simple encuentro terminó siendo una de las mejores experiencias de mi existencia... "Tú eres mi vida", era la frase que se rebobinaba en mi cabeza de aquel día... "Tú eres mi vida"

Leo llegó, una hermosa sonrisa adornaba su encantador rostro, usaba una camisa negra, pantalones blancos, vans negros y chaqueta del mismo color, me encantaba cuando usaba ese tipo de chaquetas, se veía guapísimo, aparte que también me recordaba aquel día en Ipanema... Él me abrazó efusivamente y yo le correspondí, pero no con la misma intensidad, aún trataba de guardar cierta distancia, aunque esto significara un esfuerzo ímprobo.

- Te extrañé mucho mi Ney, lamento no haberme comunicado contigo, después de la final he estado bastante mal... -vociferó pausadamente.

- Lo sé Leo, me imagino, vi el partido y no lucías nada bien... Lamento que hayan perdido.

- Está bien Ney, ya lo superaré, son cosas de fútbol... -sonrió sutilmente, definitivamente, este no había sido nuestro Mundial- ¿Cómo sigue tu espalda?

- Mejor, ha avanzado muy bien... Podré empezar la temporada con tranquilidad al parecer... -esbocé una pequeña sonrisa, todavía intentado alejarme emocionalmente.

- Entonces... dime... ¿qué era eso que querías decirme? –vociferó con cierta extrañeza, quizás ya estaba notando mi comportamiento.

- Mejor di primero lo que tenías que decirme... -repliqué.

- Tú primero Ney, no te preocupes –insistió, ni modo, era ahora o nunca, debía tener valor para hacerlo, valor del que carecía, ¡¿cómo iba a ser capaz de lastimar al hombre que amo?!... Debía hacerlo, por el bien de ambos... "Tú eres mi vida"

- Leo... -suspiré y tragué saliva, nos miramos fijamente... "Perdóname mi amor"- Debemos dejar de vernos...

Cerré los ojos con fuerza por unos segundos, esas palabras me quemaron el alma. Observé a Leo, sus ojos parecían platos por lo grandes que se habían puesto, meneaba la cabeza estupefacto, sentí ganas de llorar.

- Ney, no quiero parecer grosero, pero si es una broma... -expresó en negación, "yo también desearía que esas fotos fuesen una broma", pensé.

- No lo es, Leo –interrumpí bajando la cabeza, luego lo volví a mirar a los ojos- No debemos vernos más... -"Por favor Leo, déjalo así, no insistas más", rogué en mis pensamientos, pero lo conocía muy bien...

- ¿Por qué? –susurró con tristeza, su voz me hirió, me sentía la peor basura del mundo... Tragué saliva nuevamente.

- Volví con Bruna... -suspiré con pesar, sobre todo por lo que estaba a punto de decir- Me di cuenta que era ella con la que siempre he debido estar... -estaba cabizbajo, no podía verle a la cara, sentía que moría lentamente.

- ¿Estás oyendo lo que dices? –rió nerviosamente- ¿Bruna? ¿En serio? Ney, déjate de bromas, no seas boludo.

- Te digo la verdad... yo aún la amo... -emití otro respiro, mentirle con esto resultaba devastador, seguía sin mirarlo a los ojos, sentía como un hierro caliente me tocaba la piel.

- No te creo Neymar, no puedo hacerlo... ¿Qué fue lo que ocurrió estos días que te hizo pensar así? Cuando fui a visitarte no te comportabas de esta manera, quiero saberlo ahora... -expresó seriamente, a veces desearía que no tuviese esa obstinación que tanto me fascina... respiré hondo... "Perdóname amor mío... Perdóname"

- Nunca la he olvidado... peleamos, sí, pero nunca la olvidé ni dejé de amarla... -mi mirada continuaba esquiva, arrugué los labios por unos segundos- Esa noche en las duchas estaba muy susceptible, acababa de terminar con ella, estaba dolido y tal vez el contexto en el que nos encontrábamos me hizo pensar cosas... Malinterpreté nuestra amistad y me dejé llevar... -Leo llevó sus manos a su cabeza, no lloraba pero sabía que tenía ganas de hacerlo.

- ¿Qué pasó en Ipanema? ¿Qué pasó en Andorra? ¿Qué pasó durante todas esas noches?... –mis ojos se humedecieron en este instante, estaba a un paso de romper en llanto- ¿Qué pasó con todas las veces que me dijiste 'Te amo'? ¿Nada fue cierto?

- No me malentiendas Leo, yo si te amo sólo que como amigo... Eres mi mejor amigo y, tal vez, el hecho de que rompiera con Bruna me hizo verte de una forma en la que jamás debí verte... -miré a la playa, llevándome la mano a la boca para reprimir un sollozo, debía seguir con mi fachada de distancia, no podía torturarme más.

- Algo te ocurrió en estos días Ney, no sé qué es pero puedes contármelo, tú no eres así... -gimió, "Por favor... no sigas, sólo te lastimaré más", una lágrima resbaló por mi mejilla.

- Lo único que ocurre aquí es que amo a Bruna... eso es todo... por favor, no insistas más... Lo mejor para todos es que terminemos esto, Leo...

- Mírame a los ojos y júrame que lo que me dices es cierto... -me tomó el mentón con delicadeza, nuestros ojos se encontraron, sus hermosos ojos cafés hablaban por si solos, me seducían y querían saber la verdad, cómo amaba esos ojos, cómo amaba al hombre que me miraba en ese momento, cómo desearía que las fotos y lo de Bruna fuese sólo una pesadilla, de la cual despertaría en cualquier momento... No, era la realidad, y nada podía hacer para cambiarlo... Intenté con todas mis fuerzas acallar el poder que la mirada de Leo tenía sobre mí... e hice lo que se supone debería hacer... "Perdóname Leo... de verdad lo siento", deliberé entre lágrimas.

- Es cierto... -susurré, Leo cerró los ojos con dolor y soltó mi barbilla, no quiso mirarme de vuelta... "¡Qué he hecho!", pensé desgarradoramente.

- Está bien, Ney, si tu felicidad está al lado de Bruna yo... me haré a un lado... -suspiró con dificultad desviando la mirada al mar, yo arrugué la cara en una mueca triste.

- Perdóname Leo... -gemí.

- Descuida Ney... Yo no soy quien para evitar tu felicidad... pero sólo para que lo sepas... Todo lo que dije, todas las palabras, los gestos, los abrazos, las caricias, los besos... todo fue verdad... Yo realmente sentí todo eso... Lástima que tú no –"Si lo sentí Leo... Tú eres mi verdadero amor..." sollocé y llevé mis manos a mi rostro, sé que no iba a mirarme, me dolía, pero era preferible que no lo hiciera, al menos así dejaría de insistir, no obstante, otro miedo paralizador se apoderó de mí, lo expresé inmediatamente.

- No quiero perder tu amistad Leo... -lloré.

- No lo harás... -declaró- Como te dije antes, todo lo que te he dicho es verdad, una de esas tantas cosas fue: "Nunca dejaremos de ser amigos", ¿lo recuerdas? Fue en el primer partido de la temporada –asentí, "Claro que lo recuerdo, está entre los tantos momentos junto a ti que atesoro con el alma"- Voy a cumplir con eso, así me cueste –volví a asentir, lo miré, no tengo idea de por qué, simplemente a mi subconsciente le encantaba torturarme, él seguía sin verme- Tengo que irme Ney, nos vemos luego –se levantó de la mesa, su cara no expresaba casi nada pero, como dije antes, sus ojos lo decían todo, se estaba muriendo por dentro al igual que yo...

- ¡Espera! –exclamé tomándolo del brazo, aún faltaba algo por hablar- ¿Qué era lo que me ibas a decir? –"Dime qué es Leo, por favor,... dímelo y tal vez me arrepienta..." vociferaba mi alma conmocionada, recapacité, ¿si él me hacía la petición yo mandaría todo al demonio? ¿Me olvidaría de las fotos comprometedoras que Bruna poseía sólo para ser su novio?... ¿Yo era capaz de esa "locura"?... quizás fui demasiado esperanzado...

- Nada importante... sólo que el club nos envía todo su apoyo tras las derrotas de nuestros equipos y tu lesión –dijo finalmente, en el fondo me sentí decepcionado por ello, aunque no tenía la moral para reclamarle nada, no con lo que yo le acababa de hacer.

- Ah... está bien... -le solté el brazo y miré hacia el piso- Adiós Leo... -"Eu te amarei para sempre..."

- Adiós Ney...

Messi se marchó inmediatamente sin mirar atrás, tomó el primer taxi que vio y desapareció. Yo hice lo propio, me dirigí a mi vehículo y emprendí mi camino a casa, mi corazón seguía destrozado pese a que yo trataba de mantener la calma, respiraba muy pausadamente para conseguirlo, a medida que mi mente me rememoraba aquella escena en Ipanema sin parar... "Tú eres mi vida" "Tú eres mi vida"

Llegué a casa y tomé el camino derechito a mi habitación, ignorando la presencia de todos, incluso la de mi padre, que me interceptó sin querer cuando pasaba por el pasillo que daba hacia los cuartos. Ambos nos miramos con pesadumbre, por un segundo olvidé que no nos hablábamos desde ayer, sólo quería desahogarme.

- Acabo de terminar con Leo... -dije lentamente pero no pude más, simplemente me quebré, mi corazón hizo "crack", estallando en millones de pedacitos. Pai se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo, una lágrima resbalaba por su mejilla, a él no le gustaba verme sufrir (a qué padre le gusta), me acarició el cabello y la espalda mientras yo me aferraba a él cada vez más, derramando millones de lágrimas en su regazo.

- Sé fuerte Ney... Tudo passa meu filho... Tudo passa –me dijo con ternura para finalmente darme un beso en la frente.

Permanecimos así por un rato más, pronto mi madre y hermana se unieron a nosotros para consolarme, los cuatro estábamos afligidos, sentíamos como uno solo, ellos podían saber lo que pasaba por mi mente y que mi corazón se hallaba en trizas. Estos habían sido los peores días de mi vida, todo se acumuló, la lesión, las decepciones, los chantajes ¡Todo!... Aunque no tuve ni idea de lo que me esperaba, Bruna se iría a vivir conmigo a Barcelona para tenerme más vigilado, ¡¿qué sentido tenía hacerme padecer tanto?! ¡¿No le era suficiente cómo me encontraba ahora?!

Aunque lo más doloroso y tortuoso de todo esto fue dejarlo ir...así haya sido por el bien de todos, por resguardar el secreto a costa de nuestro desconsuelo, nada cambiaba los hechos, lo dejé ir, dejé ir a mi verdadero amor, dejé ir a mi otra mitad, dejé ir mi alma entera, dejé ir a mi Leo... dejé ir mi vida... 

*    *    *

Culminé mi relato en medio de un suspiro, mis lágrimas no dejaban de salir de una en una, hacían competencia con las gotas de lluvia de la tormenta de afuera.

Me encontraba esa noche en casa de Leo, dispuesto a revelarle toda la verdad, el porqué de la ruptura, el chantaje que había sufrido todo este tiempo a manos de Bruna, cómo había sobrellevado cada día sin poder revelarle este secreto por temor a que las fotos salieran a la luz y lo arruinaran todo... En fin, aquello que me había quitado el sueño y me atormentaba desde aquel terrible Mundial.

Leo me miró atónito desde el instante que me vio gimiendo en la entrada, me acogió amablemente, me prestó ropas secas y una manta calentita. Estábamos en la sala, sentados en el mismo sofá, él escuchaba atentamente todo lo que le decía, noté cómo sus ojos se humedecían, varias veces tuvo que frotárselos para evitar llorar.

Yo seguía gimoteando, tiritando de frío, Leo miraba la nada, contrariado, con un revoltijo interno, después me observó, sus ojos me hablaron de nuevo, sólo eso bastaba, casi era media noche, en la casa sólo se oía el sonido de la lluvia y uno que otro trueno ocasional, aparte de eso reinaba el silencio.

- Te... te digo todo esto a...ahora porque no vale la pena seguir ocultándolo –vociferé con dificultad mientras sollozaba- Dis... discutí con Bruna fuertemente... Ya... ya debe haberlas publicado... -me llevé las manos a los ojos y lloré desconsoladamente- Perdóname Leo... Perdóname...

Estuve así por unos segundos, cubriendo mis ojos, sollozando cuando, de repente, sentí el contacto de los dedos de Leo sobre los míos, él apartó mis manos de mi rostro con cuidado y tomó mi mentón, nos miramos fijamente al tiempo que él apartaba algunas lágrimas y acariciaba mi mejilla, había extrañado ese acercamiento suyo, su suave tacto sobre mi piel. Seguía en silencio, inmóvil frente a mí, pero no necesitaba vociferar nada, me dio a entender que yo no estaba solo, que él estaba allí para mí, que siempre lo estaría y, que si tendríamos que padecer las consecuencias de las imágenes divulgadas, pues, así sería, pero estaríamos los dos juntos... Él me abrazó con fuerza, con aquel amor indestructible que lo hacía aferrarse cada vez más a mí, yo le correspondí, lo comprimía para no dejarlo ir jamás, mi cabeza quedó apoyada en su regazo, mi lugar favorito en el mundo, muy cerca de su corazón, el cual seguía latiendo por mí, siempre lo hacía por mí, yo lloraba cada vez menos, el llanto se disipaba y las pocas lágrimas que quedaban eran de felicidad, felicidad por estar con él de nuevo, por volver a estar entre sus brazos, por saber que enfrentaríamos esto unidos, sentí como la esperanza resurgía en mí, esa confianza que pensé jamás volver a recuperar, la regresó a mí, sólo él era capaz de ello, nuestra paz no se vio interrumpida en ningún instante y así, poco a poco, la tormenta fue desapareciendo...



¡Hola a todos! Primero que nada: ¡Felices Fiestas! Espero que la estén pasando súper bien al lado de sus seres queridos <3

Este es será el último capítulo... del año jeje, no se asusten, la historia continúa para 2016, al igual que el fanfic "El Guardián Real"

Este capítulo está dedicado al FC Barcelona por las cinco copas obtenidas este 2015: Liga española, Copa del Rey, UEFA Champions League, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes... ¡Felicidades Campeones! ¡Sí que tuvieron un gran año! XD espero que el próximo también sea igual de bueno o mejor :D ¡Cracks!

Gracias a todos por leer, por votar y por comentar, les deseo un nuevo año lleno de prosperidad y buenas sensaciones :D Les mando a todos un abrazo súper súper grande, agradecida siempre de que estén allí, en serio, me hacen muy feliz :D

¡EU OS AMO... FELIZ AÑO NUEVO 2016! -Icious




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