Estoy satisfecho porque logré mi cometido, logré beber lo que tanto anhelaba desde que comenzó la velada. El hecho de que Summer me lo prohíba solo hace que tenga deseos de beber más y más.

Observo la mesa llena de restos de comida y soda y en lo único en lo que puedo pensar es en beber más cerveza. Quiero beber unas cinco, quizás más. Si Summer no hiciera esta estúpida mierda de querer educarme, posiblemente habría estado bebiendo una cantidad moderada de alcohol. 

Lo único que provocó fue que cuando regrese a casa, lo primero que haré sea ir a la gasolinera a comprar un pack entero de cervezas.

¡Me las beberé todas mientras veo una foto de ella!... Es la única forma que tengo de hacerme el rebelde. No me mal interpreten, no soy un cobarde, el asunto es que ya estoy harto de tener que escucharla decir su discurso de «Estas arruinando tu vida». Parece un disco rayado, nunca se calla, es peor que un perico.

Arrojé la lata de cerveza vacía junto con las demás y volví a acomodarme en el sofá. Limpié con el dorso de la mano mis labios, solo para quitar el delicioso líquido que quedó adherido.

Creo que era tal la desesperación por beber más que estuve a punto de lamer mi mano. Lo sé, es asqueroso pero entiéndanme, la adicción es la adicción, uno hace lo que sea.

Cooper me echó una mirada mientras negaba con la cabeza. Una sonrisa divertida apareció en su rostro y no fue capaz de borrarla.

— Estas loco ¿lo sabías?

Yo simplemente le regalé una sonrisa y me despatarré en el sofá. Estaba feliz, contento. Me había salido con la mía y me sentía el amo y señor del mundo.

Mi boca aun sabía a cerveza y podía sentir la frescura en mi estómago. Acaricié mi abdomen y una estúpida sonrisa apareció en mi cara.

Escuché voces de chicas en el segundo piso y poco después pasos en la escalera. Hice mi cabeza hacia atrás y pude ver como Olivia y Summer aparecían en mi periférica.

— ¿Nos extrañaron? — comentó Olivia, saltando en el sofá junto a Daniel.

— Sí. Sobre todo porque adoro tu voz taladrante cada vez que no entiendes algo — respondió Cooper y de inmediato un almohadón se estampó contra su cara.

— ¡A nadie le importa tu opinión!

— Cooper tiene razón. Tu voz si es taladrante a la hora de ver películas —comenté—. Pareces un niño de cinco cuando nadie contesta a tus preguntas: «¿Por qué pasó eso? ¿Alguien quiere explicarme? ¿Por qué todos me ignoraron? ¡NECESITO QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE!»

Hice mi mejor imitación de Olivia y todo el mundo comenzó a reír a carcajadas.  Olivia me regaló una mirada severa y de pura suerte logré evitar que el almohadón chocara contra mi cara.

Summer se retorcía de la risa y llegó a apoyarse sobre mi hombro al darse cuenta de que no podía parar. Yo me reí de su risa desquiciada hasta que lentamente dejó de reírse y se separó de mí. 

Todos seguíamos riendo cuando me voltee a verla y vi su ceño fruncido. Me la quedé viendo por un momento, intentado descifrar qué era lo que estaba pasando por su mente pero no tuve éxito. Era como estar viendo una enorme pared de concreto, hasta que una milésima de segundo antes de que lo dijera, lo supe.

— ¿Bebiste? — Me preguntó con suavidad.

— No.

— Sí, lo hiciste. Puedo oler el olor a cerveza de tu boca.

Para entonces todo el mundo estaba en silencio, observándonos. La atmósfera se cargó de tensión y comencé a sentirme bastante incómodo.

— Fue solo una cerveza. — Me excusé.

— ¿Solo una? Logan, ¿qué acaso no te das cuenta? No puedes tomar alcohol  —rodeé los ojos y ella pareció molestarse por eso—. No te lo estoy diciendo porque sea una mala amiga y no te deje divertir. Te lo estoy diciendo porque no puedes beberlo. ¡Tomas medicamentos! ¿Qué no sabes que no puedes beber alcohol si estas medicado?

— ¿Y eso qué? Lo he estado haciendo y nada malo pasó.

— ¿Por qué te gusta vivir al límite? ¿Acaso no aprecias tu vida?

— ¡Claro que lo hago! —Ahora era yo el enojado. Sabía sobre mi vida, me conocía. ¿Cómo podía decirme eso? —. Sabes muy bien por todo lo que tuve que pasar. Esto fue lo que siempre desee.

— ¿A costa de tu salud? ¡Lo que te pasó fue un milagro!

Puse los ojos en blanco y suspiré con fastidio. Esto de los milagros y Dios estaba comenzando a fastidiarme.

— ¡Eso no fue un milagro!

— ¡¿Entonces, cómo le dices a estar bien cuando otros que tienen el mismo estilo de vida que tú se pudren por dentro?!

— ¡No lo sé, y no me importa!

Summer me miró como si  hubiese enloquecido  y rápidamente se colocó de pie.

— ¿Qué rayos pasa contigo? Ya no eres el mismo que creía conocer.

— Sigo siendo el mismo de siempre. La diferencia es que tú cambiaste.

— ¿Yo cambié? Lo que hago lo hago por ti. Porque me importas.

— ¡Pues tal vez no quiero que se preocupen por mi!

— ¿Cómo puedes ser capaz de decir eso? Te estoy ayudando y tú solo arruinas la oportunidad que Dios te dio.

Y eso fue suficiente como para que estallara.

— ¡Ya basta de esa porquería! —Me levanté enfurecido—. ¡¿Por qué nadie puede entenderlo?! ¡Él no me dio una segunda oportunidad! Mi corazón no funciona bien. Si hubiese querido hacerme un bien por lo menos me hubiera dejado completamente sano.

— Es por eso que intenta ayudarte. Conoce tu vida y sabe lo que haces. Si hubiese hecho lo que dices ahora estarías haciendo exactamente lo mismo que antes. ¡E incluso estando enfermo lo sigues haciendo!

— Porque esta es mi vida. Es lo que elegí para mí. ¿Por qué nadie puede entenderlo?

— Porque tu visión de la vida es una miseria. Piensas que lo que haces está bien cuando no te das cuenta de lo grave de la situación.

— ¿Y tú sí? — Me crucé de brazos, desafiante.

Ella me regaló una mirada de incomprensión. No podía creer lo terco que era, pero de cualquier forma había ganado.

— Creí que la mejor forma de ayudarte a salir del pozo era entre amigos, pero ahora me doy cuenta de que no tienes ninguna intensión de salir de allí.

— ¡Gracias! Al fin lo comprendiste.

— Así que no me necesitas para nada.

Aquello sí me descolocó. 

— ¿De qué estás hablando?

— Que te diviertas arruinando tu vida. No me esperes en tu funeral. —Se dio media vuelta y se dirigió a la entrada principal.

— Summer —Le llamé pero ella no se detuvo. Caminé hasta el vestíbulo y la vi tomar su chaqueta y bolso—. Summer, por favor.

— Adiós, Logan. —Habló en tono severo y se marchó.

En ese momento me sentí verdaderamente mal. Summer es una chica increíble y me enorgullezco de poder decirle amiga. Sé que me he portado como una verdadera mierda con ella, pero se lo buscó. Me sacó de mis casillas y cuando eso pasa no puedo contenerme. Es como si me transformara en otra persona y dijera cosas que nunca diría en voz alta. 

Y así es como resultan las cosas siempre.

Mi mejor amiga me detesta, y lo peor de todo es que me deseó la muerte.

Aún permanecía de pie frente a la puerta de entrada, observándola como si fuese un perfecto idiota. No dejaba de pensar en lo que acababa de ocurrir y algo dentro de mí dolía.

Alguien empujó mi hombro e hizo que perdiera el equilibrio momentáneamente. Me giré hacia un costado y vi a Olivia pasar junto a mi lado.

— Bien hecho, idiota.

Nunca había escuchado ese tono de voz en ella. Estaba enfadada, no tanto como Summer pero creo que iban parejas. Tomó sus cosas del perchero y salió en busca de su amiga.

El aire se volvió pesado y cargado de tensión. Ya no me sentía cómodo estando en aquel lugar. Había arruinado completamente la noche, y todo por culpa de un Dios que ni siquiera sé si existe.