Chapter XI
Por segunda vez volvía a irme de casa sin siquiera decir adiós. Sentía como la historia volvía a repetirse; la diferencia era que esta vez no me alejaba de mis raíces por completo. Dije que esperaría una semana y eso es lo que voy a hacer. Cuando llegue el martes tomaré mi avión de regreso a Las Vegas y comenzaré a escribir la historia para John.
Lo único malo de todo esto es que tendré que beber a escondidas, volver a verle la cara a mi doctor odioso y soportar a mis amigos (eso incluye a John). Pero no puedo hacer nada, ya no lo soporto más y no seguiré haciendo algo con lo que no estoy cómodo. Más aun si nadie me entiende.
Me registré en el hotel que Daniel había apartado para mí y lo primero que hice después fue reservar mi pasaje de avión. Luego de todo estuviera arreglado me instalé como es debido. Tal vez no era un cinco estrellas como estoy acostumbrado a ver, pero sin duda era bastante elegante. La vista que proporcionaba la habitación me inspiró para tomarle varias fotografías. Las pinceladas rosas y violetas pintaban el cielo de una forma monumental. La enorme bola naranja se ocultaba detrás de los edificios, quitándoles brillo y transformándolos en simples siluetas que formaban la imagen perfecta para una postal. Cuando vuelva le daré las imágenes a Cooper para que haga su magia y cree los nuevos anuncios para nuestro negocio.
Me sentía un poco cansado y extraño, así que decidí que una ducha me ayudaría a relajarme y a conciliar el sueño más rápido. Sorpresivamente no tenía hambre por lo que creo que este día se pasará más que volando.
Mientras regulaba la temperatura del agua me puse a pensar en las cosas que podría hacer para aprovechar la semana. No podía quedarme estancado en el hotel mirando la televisión y comiendo sin parar, tenía que hacer algo productivo, así que una idea vino a mi mente como un relámpago: bares, pubs, discotecas. Recuerdo que cuando llegué vi un par de estos esparcidos por todas partes. Y lo mejor de todo es que parecían ser nuevos, además de dar la sensación de que por la noche las cosas se volvían un poco locas por allí.
Rompí con el trato que John y yo hicimos, así que no tengo por qué sentirme culpable en volver a mi vieja vida. La energía parecía haber regresado a mi cuerpo y sospechaba que el baño solo terminaría por recargar mis baterías. Aun así decidí entrar a la ducha y borrar cada uno de los recuerdos que habían quedado en mi mente hoy.
Mis padres rompiendo con su parte del trato solo porque se dejan influenciar por las palabras de mi hermana. Siempre serán los mismos idiotas que recuerdo. Hagan lo que hagan no cambiarán y nunca los voy a perdonar. Si quedaba alguna minúscula parte dentro de mí que pensaba en perdonarlos, después de lo sucedido terminó por consumirse en la oscuridad.
Refregué mi cara con el agua de la ducha y la imagen de su rostro apareció en mi mente.
April.
¿Cómo es posible que después de lo que me hizo tenga un novio? No puede tenerlo, y menos una persona como ella. No merece a ningún hombre. Nadie merece estar a su lado.
¿Por qué?
Otra vez siento ese extraño cosquilleo en mi corazón, pero hay algo distinto, algo que duele... y mucho. Me toco el pecho desnudo y mi espalda se encorva un poco hacia adelante. Con cada respiración es como si una espina se enterrara más y más profundo en medio de mi corazón. Un objeto tan pequeño puede causar el más grande dolor que un humano puede sentir.
¿Por qué me duele tanto? No quiero sentir esto... ya no más, por favor. No quiero recordarlo, no quiero. Cierro mis ojos con fuerza y estiro uno de mis brazos hasta la pared que hay en frente de mí. Necesito encontrar apoyo, mis piernas parecen temblar al igual que todo mi cuerpo. No puedo moverme, no puedo salir de dentro de la ducha..., estoy varado.
Siento como el agua tibia choca contra mi rostro y percibo como de lo más profundo de mi mente aquel recuerdo comienza a emerger. Intento reprimirlo, devolverlo al lugar en donde lo enterré durante todos estos años, pero no puedo, ya no tengo más fuerzas.
La lluvia caía serena, como una caricia en mi rostro, mojando la acera lentamente y envolviendo el aire con olor a tierra mojada.
Aprieto mis ojos con más fuerza y meneo la cabeza de forma negativa. ¿Por qué no se borra? ¿Por qué no vuelven a dónde pertenecen y me dejan tranquilo?
Escucho su risa resonar en mis oídos, su sonrisa fresca y divertida abarca todo mi pensamiento.
— Ya basta...
La veo y ella se queda inmóvil, observándome atónita. No esperaba que la encontrara de aquella forma.
— No quiero, ya es suficiente.
El pecho se me hunde y el corazón se me desgarra lentamente.
Si en verdad existes, si en verdad concedes milagros, te suplico que por favor hagas que se detenga. Ya no quiero recordar esto, no me hagas volver a revivirlo.
— ¡NO!
Mis rodillas ceden y me desplomo en el piso de la ducha. Mi mente no deja de revivir el instante en el que me doy cuenta de lo que está pasando. ¿Cómo pudo hacerme eso? Yo la amaba tanto... Intenté hacer las cosas de la mejor forma posible para que nuestra relación funcionara, incluso teniendo a mis padres detrás prohibiéndome todo.
Veo mis manos temblar. Las lágrimas de impotencia corren por mis mejillas hasta mezclarse con el agua que cae sobre mí. Es como si en verdad hubiera estado allí; se sentía tan real, como si no hubiera sido un simple recuerdo.
Me siento tan cansado. Me cuesta trabajo respirar, siento que me ahogo. Logro salir de la ducha a duras penas. Estampo mi mano contra la mampara y la muevo para intentar abrirla, apenas logro hacer que se abra un poco, mi mano se desvía a la pequeña rendija que abrí y cincho con todas mis fuerzas. La mampara se desliza ante mis ojos como una línea borrosa que provoca un estruendo al llegar al final. Gateo para salir y me ayudo con el lavamanos para ponerme de pie. Escucho el agua salir con fuerza; el vapor empaña el espejo y hace que me cueste aun más trabajo el respirar.
Deslizo mi mano sobre el espejo y me asusto al ver mi propio reflejo. ¿Qué está pasándome? ¿Por qué me veo de la misma manera en que me siento?
Una puntada en el pecho me quita el aliento por un segundo. Me tiemblan los labios y el pánico se apodera de mí. Con trabajo logro abrir la puerta del baño y corro hasta la mesa de luz, tropezándome al final del camino. Mi mano torpemente hurga en el fondo del cajón provocando que la lámpara caiga al piso por el bamboleo. Finalmente extraigo el frasco de pastillas que Hanks, mi doctor, me recetó.
Sacudo el frasco con la intención de hacer caer algunas pastillas, pero termino por hacer que la mayoría se riegue sobre mi cuerpo. Lo arrojo lejos y apoyándome contra la cama me llevo dos pastillas a la boca. Me cuesta más trabajo que nunca tragármelas, y siento que quedaron atoradas en mi garganta.
Mi cara se pone roja de tanto toser. Por más que intento todavía percibo que están ahí. Me recuesto sobre la alfombra del piso e intento de todas las formas posibles calmarme.
Otra puntada en el pecho me arrebata la respiración.
Por primera vez soy consciente de que mi corazón no es tan fuerte como creía. Todo es su culpa. Por su culpa estoy así. Su recuerdo me afecta tanto que no soy capaz de soportar la depresión que genera.
No puedo pensar más en ella. No puedo hacerlo a menos que quiera que su recuerdo me quite la vida.
Los relámpagos inundan el cielo nocturno con su resplandor. Luces tan poderosas que puedo verlas aunque tenga las cortinas cerradas.
La oscuridad es mi consuelo ahora, y el frío de la habitación acaricia mi piel erizándola. Me tomó varios minutos reponerme del desagradable incidente. No voy a mentirles, tuve miedo; miedo de morir en un lugar que no es mi hogar y que nadie sepa que estoy aquí.
Nunca creí sentir un dolor tan grande. Vivir en carne propia como mi corazón parecía querer detenerse me heló el alma.
Cuando por fin me sentí mejor ordené el caos que había causado (a paso de tortuga, claro. Me sentía como un viejo con reuma), y luego ya me recosté en la cama para intentar conciliar el sueño, pero tal parece que Morfeo no tiene deseos de visitarme. Me siento tan despierto y enérgico como si estuviera en HIGH.
No puedo dejar de pensar en todo lo que pasó hoy. Es increíble cómo el recuerdo de April pudo ser la causante de esto. ¿Por qué? Nunca antes había sentido algo igual. Parecía como si verdaderamente hubiese ocurrido hoy y no hace ocho años. Era tan vívido que me cuesta creer que fue un recuerdo.
¿Por qué me puse tan mal? ¿Por qué me dolió tanto? ¿Qué es lo que está pasándome? La odio, la detesto. No puedo sentir otra cosa más que desprecio por ella... ¿Entonces por qué sufrí como aquel día?
El pecho se me hunde de nuevo y cierro los ojos con fuerza para reprimir su recuerdo. Nunca me costó tanto volver a ahogar lo que solíamos ser.
El ruido de mi teléfono al sonar me sobresalta y me lo quedo mirando sorprendido. La imagen de April se esfuma como arena y vuelvo en sí para contestar la llamada.
Me llamó mucho la atención que alguien me llamara a la una treinta de la madrugada, y más extraño aun cuando esa persona era John.
— ¿John? —pregunto, sentándome en la cama.
— ¡Ah! Sabía que te encontraría despierto. Finalmente alguien con quien hablar.
No puedo evitar reírme. Había olvidado lo gracioso que podía llegar a ser.
— ¿No te desperté cierto?
— Todo lo contrario. No podía dormir. ¿Pero qué sucede? ¿Por qué me llamas a esta hora?
Le oigo suspirar. — No tienes idea de lo difícil que se me está haciendo convivir con este imbécil. Ya es la segunda vez que lo arruina todo por completo. Quieren que lo acepte ¿pero cómo hacerlo si el muy torpe lo hecha siempre a perder? A mí no me engaña con esa sonrisa de 300 dólares. ¿Sabías que eso le salió blanquearse los dientes? ¿Quién se blanquea los dientes? Apuesto a que los tenía tan amarillos como los patos de hule.
Vuelvo a reírme. Lentamente siento como la confianza comienza a gestarse por mi cuerpo. Una sensación relajante y acogedora me hace sentir cómodo. John tenía esa capacidad de hacer que me sintiera a gusto.
— Así que no te la has pasado nada bien en estos dos últimos días ¿eh?
— No quiero escuchar ni una palabra ¿entendido? No estoy de humor como para soportar tu sarcasmo... Aunque me haces mucha falta en el café. Extraño nuestras conversaciones. Al menos me mantenían distraído de los problemas.
— También extraño hablar contigo. Ayer desperté pensando en que tendría que ir temprano al café, pero luego recordé que ya no estoy más en Las Vegas. ¡Pero puedes llamarme cuando lo desees! Estoy disponible las veinticuatro horas. Tú solo tienes que marcar mi número.
— ¿Por qué siento que tú también estas desesperado?
— ¿Qué? No.
— Te conozco. Sé muy bien cuando mientes... y lo estás haciendo ahora.
¿Qué se suponía que iba a decirle? No podía hablar con la verdad después de lo que me había dicho. Honestamente no pensaba contarle que volvería a Las Vegas, pero ahora comenzaba a sentirme culpable de una forma extremadamente ridícula. ¿Qué está pasando conmigo últimamente? ¿Acaso volver aquí me hizo más sensible?
Me mordí la lengua, y omitiendo el hecho de que no estaba conviviendo con mis padres, le conté todo lo que había pasado en estos días. Desde que llegué, pasando por el maravilloso encuentro con mis hermanas, hasta la boda de mi hermana... incluyendo nuestra discusión.
— ¡¿Qué le dijiste a tu hermana qué?!
— ¡Ni se te ocurra decir una palabra más! ¿Acaso no escuchaste lo que ella dijo sobre mí? El que haya sido el día de su boda no justifica nada.
Me pareció escucharlo refunfuñar. — Bien, no diré nada más. Pero hay algo que aun no logro entender ¿por qué se agravó tanto la pelea? No entiendo por qué tu hermana te dijo esas cosas.
— Porque está loca. Ella se justifica diciendo que lo hace para defender a su familia de mí, pero no se da cuenta de que es tan culpable como ellos.
— Tal vez... ¿Hay algo que no quieras decirme?
— Siempre te cuento todo. ¿Por qué habría de ocultarte algo?
— Porque noto en tu voz que estas algo nervioso.
Suspiro y mi cabeza cae entre mis brazos. No quería contarle sobre April; y no era porque no confiara lo suficiente en él, sino porque no valía la pena hablar de ella.
— No quiero hablar de eso ¿sí?
— O sea que sí pasa algo.
— John, por favor, no. No es algo de lo que en verdad quiera hablar.
— Okay, lo entiendo. Solo quiero conocer el nombre de la chica.
— ¿Qué? —frunzo el ceño ante su pregunta.
— ¿Te piensas que por ser viejo no me doy cuenta de las cosas? Siempre supe que debió de haber una chica que marcó algo importante en tu vida... y terminó por darte la espalda.
Cada vez me sentía más sorprendido. ¿Cómo era posible?
— ¿Co...Cómo?
— Tal vez no te acuerdes, pero la vez que me contabas sobre tu vida hiciste una referencia a ella. No fue explícito, pero se leer el trasfondo de las cosas.
Exhalé e inmediatamente parte de aquella depresión volvió a mí.
— Por favor no me pidas que te cuente lo que sucedió. Las cosas no han salido nada bien desde que volví a verla.
— ¿Por qué?
La duda de si debía decirle o no la verdad daba vueltas en mi cabeza como un trompo. Analice los pros y contras, encontrando una solución a mi problema de forma inmediata. Si le decía la verdad posiblemente me diría que volviera inmediatamente. Un ataque cardíaco no es algo que pueda tomarse a la ligera, y necesito de un médico que me realice algunos estudios para saber si todo está en orden. Volver a casa es la mejor solución, y estoy seguro de que John entendería.
— Ella me hizo mucho daño y por alguna razón hoy no pude sacármela de la cabeza. No para de pensar en lo que me había hecho y... —suspiré—, no sé si fue la depresión o qué pero... solo sé que fue la experiencia más aterradora de mi vida.
— ¿Qué quieres decir? —le noté un poco preocupado.
— Te juro que sentí que me moría. Era como tener un fierro caliente apuñalándome en el pecho, cortándome la respiración.
— ¿Y estas bien? ¿En dónde estás? ¿Qué pasó con tu familia? ¿Te ayudaron?
— John... John —intenté calmarlo pero no me escuchaba. Me hacía sentir bien que alguien se preocupaba por mí; se sentía como una sensación cálida en el corazón. Era reconfortante—. Estoy bien. ¿Estamos hablando, no?
— Si, pero... —suspiró y guardó silencio por unos segundos—. No quiero que sientas que te estoy presionando o algo parecido... ¿pero qué cosa tan grave pudo haber pasado entre ustedes para que te sucediera eso? Logan, no es normal.
— ¡No pasó nada! Rompimos como cualquier pareja lo hace. ¿Por qué no te puedes conformar con eso? —estaba irritado, molesto. Le dije que no quería hablar del tema y él lo único que hace es insistir. ¿Por qué no podemos volver a la parte de mi salud? Casi muero y necesito oírle decir que puedo volver.
— Di lo que quieras, pero yo sé muy bien que esa ruptura no fue como cualquier otra. Tengo más años que tú jovencito, y si pude saber sobre ella sin que me lo dijeras, puedo saber que también me estas mintiendo ahora mismo. No te estoy exigiendo una explicación formal en papel, sino que solo intento averiguar la razón del por qué.
— ¡No empieces otra vez con esa estupidez! Si no fuera por eso ahora mismo yo estaría...
— ¡...Muerto! —concluyó por mí—. Estarías muerto por el tonto estilo de vida que tienes. ¿Qué no te das cuenta que en el peor de los casos estarías en una habitación de hospital, inconsciente y con todos tus amigos preocupados por ti? Si te crees muy sabio por no tener cadenas que te aten créeme que no llegaras muy lejos. Te lo dice alguien con mucha experiencia... y los días contados.
No digo nada, simplemente guardo silencio. ¿Qué se supone que tengo que hacer? Me duele hablar de April, y solo porque él me lo haya pedido no tengo por qué ceder.
El habérselo contado a mis amigos era muy distinto. Estaba lejos de ella, lejos de todos... y con una gran botella de Tequila a mi lado.
Algo se remueve en mis entrañas y golpeo el colchón con mi puño. Desde que llegué a este maldito lugar no puedo quitarme esta extraña sensación. ¿Qué es esta porquería? ¿Por qué me hace parecer débil? No quiero sentirme así.
Dejo caer mi cabeza y exhalo con fuerza. Mis ojos están cerrados pero aun puedo ver. Puedo ver mi vida en retroceso como una película. Imágenes fugases aparecen delante de mí hasta que repentinamente se detienen. No me cuesta mucho trabajo enlazar esa imagen con mis recuerdos, después de todo fue la vez en que conocí a April.
Me acaricio la nunca con nerviosismo e intento buscar las palabras adecuadas para comenzar.
— Iba a cumplir quince cuando conocí a April. Asistíamos a las mismas clases, y aunque la veía todos los días nunca me había dado cuenta de lo que sentía por ella hasta el baile de invierno. Recuerdo que la saqué a bailar. Su supuesta pareja se había emborrachado demás y estaba haciendo de las suyas con un grupo de chicas —guardé silencio y rememoré su imagen en mi cabeza. Si alguien más me estuviera viendo le doy permiso de golpearme. Mi cara de idiota enamorado debía de ser más que obvia—. Se veía tan hermosa bajo los reflectores. De inmediato supimos que había algo que nos conectaba... Y fue la primera noche en que besé a una chica.
— ¿Se enamoró de ti?
— Se enamoró tanto como yo de ella. Hacíamos de todo juntos —me reí solo en la oscuridad—. No tienes ideas de las locuras que hacíamos.... Nos amábamos y éramos jóvenes que solo querían pasarla bien. Intentaba hacerla feliz, complacerla de todas las formas posibles. No había nada de lo que ella pidiera que yo no se lo diera —me muerdo el labio al recordar aquella mancha oscura—, pero tenían que llegar mis padres con sus estúpidas reglas a arruinarlo todo. ¡Mi vida era perfecta y ellos la arruinaron!
Sentí algo tibio resbalar por mi mejilla y al tocarme me di cuenta de que estaba llorando. Lloraba de rabia, odio, ira...rencor. Mis padres creían protegerme pero solo abrieron un abismo en nuestra relación.
— Ya no podía ir a los bares ni a las discotecas. Si quería verme con mis amigos ellos tenían que venir a casa o de lo contrario mis padres iban a recogerme. ¿Puede haber algo más humillante que eso para un chico de quince años? No tenía vida social. Mis padres tenían que saber dónde estaba y a qué hora volvería. Debía de darles un itinerario completo de mis salidas, las cuales no tenían que estar en un radio de tres kilómetros de los lugares en los cuales mi hermano había tenido problemas. ¡Los muy desgraciados terminaron presos dos años después y aun así no me dejaban hacer nada!
— Logan, tranquilo. Eso ya pasó.
— ¡Sí, pero ellos...! —gruñí de la desesperación y me agarré la cabeza. Necesitaba calmarme, volver a la historia original. Mojé mis labios con la lengua y decidí proseguir—. Las cosas con April fueron de mal en peor. Intentaba de hacer todo lo posible para mantener a flote nuestra relación, pero resultaba ser más complicado de lo que pensaba. Todo lo que ella me pedía no podía cumplirlo. No podíamos salir de noche a ningún lado, de mañana teníamos escuela y solo podíamos estar juntos a la tarde. Nuestra relación era una verdadera mierda.
» Íbamos a cumplir un año, y aunque no nos comportábamos como novios normales seguíamos estando juntos. No estaba dispuesto a escucharle decir a April que terminábamos, así que todos los días la sorprendía con algo diferente para mantenerla cerca de mí. Ella era como mi salvavidas; me mantenía a flote y no me dejaba hundir en la oscuridad que mi familia había cernido sobre mí.
— La amabas con todo tu ser ¿no es cierto?
— La amaba hasta con el alma. Hubiera dado hasta lo que no tenía por ella. La elegiría una y mil veces entre todas las mujeres más hermosas del mundo, porque para mí no había nadie que se le comparara. Así que un día, me escabullí de mi habitación y decidí ir a su casa para darle una sorpresa. No quería que creyera que mis padres gobernaban mi vida. Iba a tener dieciséis y ya era lo suficientemente grande como para decidir las cosas por mi cuenta. Estaba dispuesto a dejarle bien en claro que nadie se interpondría entre nosotros... y por ello iba a demostrarle mi amor. Quería que ella fuese la primera mujer en mi vida..., pero a veces las cosas no salen como uno piensa.
Guardé silencio... tal vez más de la cuenta. La voz de John sonaba impaciente.
— ¿Qué fue lo que pasó, Logan? ¿Por qué te afecta tanto su recuerdo?
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¿Qué opinan de lo sucedido con Logan? ¿Qué habrá pasado en su relación con April como para que él terminara de esa forma?
Por si se lo preguntan: No, no es exagerado. Él ha venido pasando por muchas cosas y el recuerdo de ella lo terminó por afectar de la peor forma. Además, hay un factor externo que aun no conocen y más adelante sí ;)
¿Soy yo o John es adivino? jajaja
¡¿Qué opinan ustedes?! ¿Qué pasó entre Logan y April?
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