Chapter V
La primavera estaba terminando, lo que significaba que próximamente el verano llegaría y consigo las vacaciones.
¡Oh, sagradas vacaciones! Tres meses de completa libertad en los que no tengo que pensar si debo o no estudiar para la siguiente clase. Vivo mis días sin siquiera darme cuenta del transcurso del tiempo. Eso, si eres de los afortunados en salvar todas las materias. Admito que la mayoría son absolutamente difíciles pero es lo que me gusta. Lo hago con placer y no me molesta pasar la noche entera intentando comprender algo. Además, tengo buenos amigos que me ayudan y aportan sus apuntes o ideas para hacer nuestra tarea de estudio más llevadera.
De todas formas aún me quedan dos exámenes por rendir y he tratado de que lo que paso aquella noche en casa de Daniel no afecte mi rendimiento. Es bastante difícil considerando que veo a Summer todos los días y en ningún momento se ha dignado a hablarme. Intento acercarme, hablarle y hacerle entender que nada de lo que dije fue para lastimarla. La quiero mucho y no soporto estar así con ella. Es como si de la noche a la mañana nos hubiéramos convertidos en completos extraños. No quiere hablarme, siquiera me dirige la mirada y eso me hace sentir peor de lo que ya me sentía. Me trae recuerdos que no quiero tener presente e intento hacer lo mejor posible por salvar la situación.
Lo peor de todo es que Olivia tampoco me dirige la palabra, y esto es aun peor porque trabajo con ella. La única forma en que consigo que me hable es cuando necesita que vaya a chequear la agenda. No hablamos de otra cosa que no sea una charla profesional.
Veo en sus ojos que se muere por decirme algo pero nunca lo hace. A estas alturas no me molesta si decide hablarme de Dios, gritarme o insultarme; solo quiero que alguien me hable. Cooper y Daniel son los únicos que aún se mantienen leales a mí, y aun así se nota un aire de tensión cuando estamos juntos.
Mi vida entre amigos no podría ser peor si no tuviese a John a mi lado. Él es el único que se ha mantenido fiel a mí y es una gran bendición en estos momentos. Necesito a alguien con quien desahogarme y me ayude a mantenerme a flote.
Siento como si estuviese yendo cuesta abajo y solo estando con él mi camino se vuelve recto. Le tengo un inmenso cariño y respeto. Tal vez por eso hemos mantenido nuestra relación por tanto tiempo. Nunca pensaría en hablarle de la misma forma que hice con Summer.
— ¿Así que las cosas entre ustedes no han sido muy normales en estos días?
Como el calor estaba haciéndose sentir poco a poco, John y yo decidimos que era mejor tomar asiento fuera de la cafetería. Las mesitas eran bastante pintorescas y los árboles cercanos nos proporcionaban la sombra adecuada.
Frente a mí tenía un gran vaso de jugo de naranja y una medialuna a medio comer.
Mis brazos estaban cruzados sobre la mesa y al rememorar lo que habían sido mis últimos días mi estómago pareció cerrarse.
— Te juro que he intentado arreglar las cosas pero no sé cómo hacerlo. Ya no sé que más hacer para que me perdone.
— ¿Ninguno de tus amigos ha intentado ayudarte en algo?
— Olivia tiene todo el día esa mirada de "Quiero decirte algo pero no puedo". Y Cooper y Daniel parecen estar bien si no toco el tema "Summer". Al parecer les resulta incómodo que hable de ella delante de ellos.
John estuvo a punto de tomar su vaso con té helado cuando se detuvo y empezó a girar su mano como si quisiera rebobinar algo.
— Recuérdame por qué es que pelearon ustedes dos.
Suspiré. Ya le había contado ese tema y la verdad es que era algo que no quería volver a recordar.
— Porque arruino mi vida y desperdicio la oportunidad que Dios me dio.
— ¿Y tú cual crees que es esa oportunidad?
Me encogí de hombros y una expresión de desinterés cruzó mi rostro.
— No lo sé. Estoy enfermo, así que no creo que me haya dado una segunda oportunidad para rehabilitarme. Quiero decir, es estúpido. ¿Por qué diablos haría eso?
— Tal vez te dio una nueva oportunidad de vivir la vida.
— Ya estoy viviendo mi vida.
— No de la forma en que deberías.
Me eché hacia atrás hasta sentir el respaldo de la silla de madera. No podía creer esto.
— Estoy evitando la droga y trato con toda mi alma de dejar el alcohol. ¿Por qué miserable razón él querría darme una segunda oportunidad? Si quería hacerme ver que mi estilo de vida era una mierda, ¿podría haber hecho otra cosa no crees? ¿Por qué me dejó vivo y con un corazón en cuenta regresiva?
— La cuenta regresiva puede acabarse si terminas de una vez con la vida que llevas.
— ¡Okay, bien! Supongamos que dejé toda esa porquería de lado y ya estoy reformado. ¿Ahora qué?
— Vive tu vida —dijo tomando un gran sorbo de té helado.
Fruncí el ceño ante su comentario. Él se me quedó viendo; una tenue sonrisa apareció en sus labios.
— ¿Qué?
— No puede ser tan fácil.
— Nadie dijo que sería fácil. ¿Te resulta fácil dejar de beber?
— No estoy hablando de eso —apoyé nuevamente mis codos sobre la mesa y me acerqué más a John—. ¿Por qué alguien me permitiría vivir para que deje de hacerme daño? ¿No es mejor dejarme morir? ¿Qué sentido tiene haberme dado otra oportunidad con un corazón gastado?
— Tu corazón no está gastado, está muriendo. —Corrigió—. Al igual que tu hígado pero éste es de menor importancia.
Volví a hacerme hacia atrás y solté un profundo suspiro. Por primera vez me había interesado levemente en el tema y lo único que recibía eran burlas. Esto no tenía ningún sentido, sabía que estaba malgastando mi tiempo.
— Sabes, he pensado mucho en ti todo este tiempo —habló y se hizo hacia atrás como yo, cruzándose de brazos—. Y he llegado a la teoría de creer saber porqué Dios hizo lo que hizo contigo.
— ¿En serio? — Intenté sonar interesando. Después de cómo me había tratado no me sentía atraído.
— Ajá. Creo que él sabía que morirías aquel día, pero había algo, algo tan especial e importante que no pudo permitirle tomar tu alma. Por esa razón fue que te dio una segunda oportunidad. Sin embargo, como sabía cómo eras, decidió hacer que tu vida dependiera de tus acciones.
— ¿Español?
— Él tiene algo preparado para ti, algo grande. Pero no puede hacerlo si tú no estás comprometido. Te puso esta condición de vivir o morir como una prueba. Si eres apto para hacer lo que tu destino te tiene preparado, valoraras tu vida y dejaras toda esa porquería que tomas. Pero si decides hacer lo que sigues haciendo terminaras dándole a entender que no servías para nada. No valoras lo que tienes así que no mereces seguir viviendo.
— Eso suena un poco duro, ¿no lo crees?
— Ese es el modo en que lo veo. Tómalo o déjalo. Vive o muere.
— Pues es obvio que deseo vivir. ¿Quién quiere la muerte?
— Tú si no dejas de descarrilarte.
— ¿Qué se supone que quieres que haga? Digamos que comprendo lo que quieres decirme y dejo de beber, me vuelvo una buena persona y bla bla bla. ¿Cómo sé cuál es esa cosa que Dios tiene preparado para mí?
John sonrió divertido y se alisó la camisa sobre su vientre.
— Tengo una teoría para eso también.
— Y yo estaré encantado de poder oírla. — La ironía es lo que mejor me sale en circunstancias como estas. Aun así a John pareció no importarle, o simplemente no se percató de ésta.
— El truco es que para que lo sepas hay que hacer una apuesta.
¡Ahora lo entiendo! No se estaba haciendo el desinteresado, sabía que con esto mi ironía se iría por el drenaje y mis palabras quedarían a modo de expectativa.
Pareció percatarse del cambio brusco que hubo en mí, y como era de esperarse aquello le dio risa.
— Sabía que lograría llamar tu atención. ¿Quieres escuchar de qué va todo esto?
— Estoy más que intrigado.
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