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Capítulo extra [20.5]


Una tormenta parecía querer formarse en el exterior. El viento comenzaba a ganar fuerza, agitando las ramas de los árboles. Las cortinas de la habitación volaban hasta rozar el techo de concreto, tirando a su paso frascos de perfume, maquillaje y cualquier otra cosa que se encontrara sobre el tocador.

Cada vez que algo caía al piso las risillas de Dylan y April se podían oír en su pequeño nido. Estaban acurrucados en la cama, él encima de ella besando cada parte de su rostro.

— Deberías cerrar la ventana —sugiere ella al escuchar un frasco estrellarse contra la madera del tocador.

— Estoy más entretenido aquí.

Se acerca para besarla cuando de pronto algo impacta en su rostro haciéndolo retroceder. Se aleja hacia un costado de la cama y sus manos se arrastran por su rostro para quitar la extraña sensación que dejó el objeto. April escarba entre las sábanas hasta toparse con una hoja de roble. La toma entre sus manos y observa a Dylan, aún confundido por lo que acababa de pasar.

— Dylan Stewart, ¿le temes a las hojas de los árboles?

— Tal vez sí habría que cerrar la ventana —dice y empieza a reír.

April arroja lejos la hoja de roble y vuelve a acomodarse entre las tibias sábanas. Hacía demasiado frío, pero el ambiente (una vez herméticamente cerrado) se tornaba algo caluroso, así que le sugiere a Dylan que no cierre la ventana del todo. Cumplido su deseo, Dylan corre hasta la cama y salta encima de la joven. April chilla seguido de una carcajada. Sus manos intentan golpearlo, diciéndole que se detenga al percibir las cosquillas. Se retuerce de la risa, Dylan encuentra un hueco y se mete bajo las sábanas. Las cosquillas se detienen pero aun así April no deja de reír.

La risa comienza a extinguirse, las sábanas se elevan y el roce de los dedos del joven sobre su piel era más que satisfactorio; cierra los ojos y se deja llevar por las emociones. Percibió el toque de los labios de Dylan sobre su abdomen, cada beso parecía marcarse a fuego sobre su piel. Las manos de April buscan rápidamente el rostro de Dylan, enredando sus dedos en su cabellera castaña; necesitaba sentir sus labios sobre los suyos, ver sus cristalinos ojos verdes.

De pronto, Dylan comienza a jugar con el elástico de su ropa interior. Nada parece estar mal hasta que April contiene el aliento y escapa de debajo de él. Se arrastra hasta los pies de la cama, murmurando inconscientemente que lo sentía. Dylan emerge de entre las sábanas, mirándola confundido. Su rostro, pese al desconcierto, era sinónimo de tristeza. Gatea hasta su lado, su mano izquierda flota en el aire meditando en si era o no una buena idea tocarla.

— ¿April? —pregunta, y sus dedos levemente se apoyan en su hombro. No parece reaccionar negativamente a su contacto, pero tampoco de forma positiva.

— Lo siento. —Su voz era como un susurro, tristeza más que evidente.

Dylan desliza su mano por el largo de su brazo y exhala con pesadez. Observa su espalda por unos segundos.

— ¿Ya no me amas?

La reacción de April fue más que evidente y rápida. Sus ojos se encontraron al instante, la incredulidad no tenía cabida en ellos. Su boca estaba ligeramente entre abierta, moviéndose con la esperanza de que las palabras salieran.

— ¿De qué hablas? ¿Cómo puedes pensar lo contrario?

— Solo digo que... Es decir —Con su mano frota su cabello alborotándolos aún más. Su boca se abre y cierra, meditándo las palabras, buscando oraciones coherentes—. Te amo y aunque te lo demuestro todos los días hay ciertas ocasiones en las que deseo entregártelo todo... —la ligera sonrisa que asomaba en sus labios se desvanece en un parpadeo—, pero últimamente no me estas dejando.

— Yo...

— Si hubiera alguien más solo te pido que me lo digas, no lo escondas.

— ¿Qué? Dios, Dylan no. —Se acerca a él, apoyando las manos en sus mejillas, sintiendo la suavidad adictiva de su rostro—. Te amo. Te amo más que a nada en el mundo... —menea la cabeza decepcionada—, pero el maldito trabajo me ha tenido muy estresada.

— ¿Qué ya no está solucionado?

—Sí, pero... primero las fotos que teníamos no servían para nada, luego encontramos a Logan, luego el imbécil no puede hacer su trabajo bien, ¡Y ahora nos da material como para hacer tres proyectos! Son demasiadas cosas y para colmo... —suspira y guarda silencio.

— ¿Y para colmo...?

—Nada. —Hace un gesto con su mano para restarle importancia. Dylan traga duro.

—Te veías mal hoy temprano. ¿Todo estaba en orden?

— ¿De qué hablas?

—Cuando pasó lo de Logan te veías... mal, demasiado.

—Yo... —menea la cabeza buscando las palabras—. Fui su novia, en parte sé por lo que pasó y la verdad es que verlo así, después de todo lo que ha hecho en este tiempo, parecía una persona diferente; como si en verdad tuviera sentimientos.

—Todos tenemos sentimientos —inclina la cabeza y le regala una sonrisa torcida.

April frunce los labios y lo golpea levemente en el brazo.

—Me refiero a que al principio se mostró soberbio, arrogante, despreció a su familia y ahora está todo... hecho trizas. Me desconcierta.

Dylan se estira a lo largo de la cama, flexiona su brazo derecho y deja caer la cabeza en su mano, sus ojos verdosos la miran con travesura.

—Nunca me contaste de tu noviazgo con Logan.

— ¿Qué? ¡Oh, no! —Intenta volver a la protección de las sábanas, pero Dylan la caza por la cintura y se aferra a ella atrayéndola de nuevo a su lugar.

— ¡Vamos! Yo te conté sobre mis experiencias anteriores.

— ¿Y yo por qué tengo que hacer lo mismo? — Lucha por quitárselo de encima hasta que él solo se aparta, al observarlo su rostro parecía iluminado. La tristeza se había ido y daba gracias por eso.

—Porque cuando te hablé de Patty misteriosamente comenzaste a regalarme bombones de menta todos los días. Y tú no sabías que me gustaban hasta que te lo conté... Sospechoso, ¿no crees?

April rueda los ojos divertida.

—No sé a qué te refieres. A todo mundo le gustan... y me gusta que te guste.

—Que mentirosa eres, a ti te gustan más los de chocolate con nueces. No te gusta la menta salvo que sea en un té.

— ¡Ves! —chilló sorprendida—. Me conoces muy bien. Así que a dormir.

Intentó escabullirse pero Dylan se lo impidió rodeando sus brazos por su cintura.

—No tan rápido. Quiero saber —insiste.

— ¿Por qué?

— ¿Por qué no quieres contarme? Es pasado, se supone que ya está superado, ¿no?

— ¡Claro que sí! —Responde de inmediato—. Es solo que...

— ¿Te hizo daño?

— ¿Qué? No. No, Dios, no. Logan no era esa clase de chico... —dice, agachando la cabeza apenada, rememorando su pasado. Dylan la rodea entre sus brazos y sus labios besan su mejilla.

Hacía tantos años que no hablaba de su relación con Logan que ahora no sabía ni por dónde empezar. Tomó cada retazo que recordaba e intentó unirlos para forma un estampado, desteñido y corroído por el tiempo. Tantas cosas que había olvidado y ahora sonreía al recordarlas.

—Estábamos en secundaria cuando Logan y yo nos hicimos novios. Uno de sus amigos era amigo de una de mis amigas, y una noche decidimos salir todos juntos a la feria, fue allí donde  lo conocí por primera vez.

No hacía falta cerrar los ojos para rememorar aquellos momentos, su mente los reprodujo como una vieja cinta de cine; aquella noche el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia y tormenta eléctrica, una combinación amenazante y con semejante panorama no pensaba salir de su casa. Sin embargo, Bárbara, su mejor amiga, la convenció de asistir de todos modos —a veces podía llegar a ser muy persuasiva— y hasta el día de hoy sigue agradecida de haberle hecho caso.

A primera vista Logan le pareció un chico apuesto, simpático y divertido, aunque un poco tímido con las chicas. Sus enormes ojos azules fueron la cosa más hermosa que había visto jamás, temía que la descubriera viéndolos, pero eran alucinante, adictivos. No pasó mucho tiempo para que Bárbara se diera cuenta de ello y en pocos minutos armó todo para dejarlos a ellos dos solos.

Él se mostraba bastante temeroso, pero April se encargó de hacer las cosas más amenas. Con el paso de las horas, Logan adoptó una postura más relajada y se mostró como era en realidad, tal vez más de lo que solía enseñarle a los demás.

Los relámpagos iluminaban el horizonte, pero a ninguno de los dos parecía importarle. Para cuando la lluvia comenzó a caer, las personas a su alrededor corrían para refugiarse o abrían los paraguas y caminaban a paso sostenido, mientras que ellos se tomaban las cosas con calma, caminando sin preocupaciones, sintiendo las gotas de lluvia recorrer sus rostros.

—Creo que... ese día sentí algo especial por él. No podía sacármelo de la cabeza, deseaba poder volver a verlo, los mensajes de texto no servían de nada.

—Te enamoraste de él.

—Eso creo —responde cabizbaja, jugueteando con sus manos—. Salimos un par de veces, cada vez que estaba con él sentía una maraña de emociones en mi estómago; cada vez que tomaba mi mano, que besaba mi mejilla al despedirse... ¡Dios!

Dylan escuchaba atentamente, una sonrisa se había formado en su rostro.

—Recuerdo que fui yo quien lo besó por primera vez.

— ¿En serio?

—Sí —asiente, sonriente—. Realmente quería estar con él y se estaba tardando mucho en dar el primer paso.

—Podría decir que me sucedió lo mismo: tú te tardaste mucho y yo ya estaba desesperándome.

April toma un almohadón y se lo avienta a la cabeza. Dylan lo esquiva y le reclama entre risas.

— ¡Oye!

—No estamos hablando de nuestra relación aquí. Ya me hiciste perder.

Dylan rueda los ojos y suelta un bufido. Acomoda el almohadón y luego recuesta su cabeza sobre ésta para estar más cómodo. April, por su parte, flexiona las rodillas y apoya los brazos sobre éstas, su rostro de felicidad lentamente comienza a opacarse conforme va recordando el desenlace de su historia.

—Lo amaba y sé que él también a mí... pero llegó un punto en el que ya no nos veíamos tan seguido. Recuerdo que las pocas veces que salimos después de eso fue porque él se escapaba de su casa. Sus padres se volvieron estrictos, prácticamente no lo dejaban hacer nada. Creo que era por un problema que tenía su hermano y en consecuencia Logan también resultó afectado.

—Qué horrible.

April asintió cabizbaja.

— ¿Fue ahí cuando...? —Preguntó Dylan, pero ella no lo dejó terminar.

—Sí —responde, con la vista clavada en el edredón que había en los pies de la cama—. Me dejé influenciar por mis amigas, mi vida dio un vuelco de ciento ochenta grados: fiestas, mucho alcohol... y relaciones con cualquier tipo. Era una estúpida de dieciséis años que no medía las consecuencias.

La manera en que se refirió a sí misma le dio escalofríos a Dylan, sin embargo, le demostró la madurez que April tenía ahora y como esa parte de su vida quedó en el pasado.

—No sé por qué lo engañaba, tendría que haberle dicho las cosas desde un principio pero no podía. El amor que él me tenía era tan... puro y verdadero que me era imposible terminar con él —ladeó la cabeza, sus ojos se llenaron de tristeza—. Se veía tan feliz cuando nos veíamos, tan... lleno de vida. Y lo arruiné. Arruiné esa felicidad en él por sexo.

Dylan se acerca a ella y la abraza por los hombros, ella toma su mano y la acaricia; se acomoda en su pecho buscando refugio, intentando recordar que eso había quedado en el pasado y ahora tenía alguien a su lado, alguien que realmente la amaba y nunca la dejaría.

—Logan nos descubrió y terminó conmigo. Supongo que no me había dado cuenta de lo importante que era para mí hasta que nos separamos... —Guarda silencio por unos instantes—. El resto ya lo conoces.

Dylan la abraza aún más fuerte y deposita un beso en su frente.

—Gracias por contármelo.

— ¿Sacaste algo? —Indaga, intentando hacer a un lado la tristeza que había invadido su cuerpo.

—Eso creo: debo sacarte más seguido.

April cierra los ojos y suelta una risa, semejante a un resoplido.

—Si eso me ayuda a despejarme, bienvenido sea.

En eso, Dylan comienza a besar su cuello, llenándola de cosquillas. April se carcajea, la tristeza dejó por completo su cuerpo, pero sabía lo que venía a continuación y por alguna razón no se sentía preparada para ello.

— ¡Aguarda! —Chilla para llamarle la atención, él se detiene—. Tengo sed, iré por algo de beber.

— ¿Quieres que yo vaya por ella?

—No, está bien. ¿Quieres algo?

Dylan menea la cabeza y se recuesta entre las sábanas, April desciende de la cama y estaba a punto de salir por la puerta, cuando se da cuenta de que no llevaba calzado y vuelve por sus pantuflas.

—Estaré esperándote —ronronea Dylan.

April se asoma por la puerta y le regala una mirada traviesa. Lo escucha reír a medida que avanza por el pasillo. Bajó las escaleras sosteniéndose firmemente de la barandilla, sus piernas parecían gelatina y tenía miedo de tropezar.

¿Por qué? ¿Por qué justamente ahora se preocupaba tanto por Logan? En todo este tiempo había aprendido a lidiar con su recuerdo. ¿Por qué ahora era diferente?

Cosas extrañas se movía en su estómago, cosas que hacía muchos años había dejado de sentir. Temía saber lo que significaban, una parte de sí lo intuía, pero se rehusaba a reconocerlo. Era insólito, disparatado, no podía ser verdad.

Se adentró en la cocina y una ráfaga de viento le erizó la piel. La puerta estaba abierta, peligrosamente abierta. Miró en todas direcciones intentando buscar al intruso. Tim siempre bloqueaba todas las puertas, ¿cómo era posible que se olvidara de esta? Se acercó con cautela, temiendo de que algo o alguien saltara encima de ella.

Estaba a punto de tomar un cuchillo del cajón de los cubiertos cuando lo escucha. Su cuerpo se congela, pero sus oídos siguen captando como antenas parabólicas.

Su voz era suave... triste, dolida.

Se acercó lentamente a la puerta. El corazón se agitaba con fuerza en su pecho. Pegó su rostro contra el marco y se arrastró hasta que sus ojos lo encontraron. Estaba sentado en los asientos de mimbre con la cabeza gacha. Su mano libre se enterraba en las profundidades de su cabello castaño. No podía ver su rostro pero parecía afligido.

Hablaba por teléfono, o al menos eso parecía. Se mantenía en silencio, tal vez escuchando hablar a la otra persona. De pronto, su cabeza se eleva y los relámpagos iluminan su rostro debelando sus secretos.

Sus ojos. Sus intensos ojos azules resplandecían a causa de las lágrimas; los surcos de estas estaban por todo su rostro enrojecido. Le costaba respirar, bastante. El dolor en sus ojos no tenía cabida, ya no sabía qué más hacer para quitárselo de encima.

—No te imaginas la falta que me haces. Siento que voy a perder la cordura si no hablo con nadie de esto.

Su corazón se agrieta al verle sollozar de esa manera. Estaba devastado, roto en un millón de pedazos. ¿Cómo podía ser? Hace un tiempo atrás parecía una persona de hierro, llevándose al mundo por delante y ahora no tenía ni la fuerza necesaria para unir los pedazos que lo conformaban. Lo habían hecho trizas, estaba viéndolo desmoronarse ante sus ojos.

La intriga de saber con quién hablaba la carcomían por dentro. Su pie se movió involuntariamente hacia adelante y su cuerpo acompañó el movimiento. Acercándose con cautela, se resguardó en las sombras para no ser descubierta.

—Lamento haberme comportado como un idiota. Lamento haber herido tus sentimientos, pero lo que más lamento es haberte perdido... Me haces mucha falta. Por favor, Summer —suplica—, no ignores este mensaje. Si en verdad aún te importo llámame cuando puedas, ¿sí? —Las lágrimas le arrebatan la capacidad de hablar.

Siente una puntada en el pecho al oír aquel nombre. ¿Quién era Summer y por qué era tan importante para él?

¿Por qué siquiera se preocupaba por ello? Logan había quedado en el pasado, no significaba nada para ella ahora... ¿Entonces por qué no podía sacárselo de la cabeza?

—Te quiero.

Se cubrió la boca para esconder cualquier posible sonido; tenía atravesado un nudo en la garganta, no podía respirar y hacía presión contra algo, algo que provocó que sus ojos se vieran inundados por las lágrimas.

¿Por qué estaba llorando? No lo entendía, al menos su parte consiente no lo hacía. Se rehusaba a admitirlo, no podía estar pasándole eso justo en ese momento. Dylan estaba esperándola arriba y ella estaba ahí abajo, observando a un chico que ya nada tendría que importarle, pero lo hacía y no era capaz de volver.

Sabía lo que le esperaba si regresaba a la habitación, no estaba lista para eso, no después de esto. El impulso de quedarse junto a Logan era más grande que cualquier fuerza magnética. Verlo de aquella forma, tan débil y expuesto, le recordó aquel día.

¿Cómo se supone que podría ayudarle si él ni siquiera confiaba en ella? Tantas veces deseó poder volver el tiempo atrás para borrar aquel día de la existencia; para demostrarle cuánto lo amaba y que la semilla de la esperanza siguiera floreciendo en él.

Su amor por ella había sido puro, y en cambio lo único que pudo ofrecerle April fue un puñetazo en el estómago. Le dolía lo que le había hecho, pero más le dolía el odio que Logan le tenía.

No lo soportó más y decidió volver a la casa. Era preferible estar con Dylan a seguir ahí fuera, escarbando en su pasado y encontrando más basura que le desgarraba el alma. Sin embargo, su huida no fue para nada limpia, apenas se dio vuelta para marcharse, su rostro se estrelló contra unas campanas de viento. La brisa las había estado moviendo, pero su impacto provocó un ruido mucho más amplio y perceptible.

Retrocedió en un impulso y al voltearse vio a Logan levantando la cabeza de entre sus manos. No había donde esconderse, la había descubierto a causa de su torpeza. Permaneció inmóvil, presa del pánico.

— ¿Qué diablos estabas haciendo? —Lo ve ponerse de pie. Contiene la respiración, podía sentir el terror escapando por sus poros.

— Lo lamento, no era mi intención interrumpirte — farfulla —. Bajé a la cocina por agua y al ver la puerta abierta pensé que había entrado alguien. ¡Pero no escuché nada!agrega aún más rápido—. Te vi mal y quise saber si estabas bien.

— ¿Escondiéndote? —Enarca una ceja.

April cierra la boca de golpe y aparta la mirada. No tenía una explicación para eso... O tal vez sí, pero no podía admitirlo en voz alta.

— ¿Desde cuándo te preocupas por mí? No lo hiciste antes y dudo que lo hagas ahora. Solo estabas espiando para irle con el cuento a Sam.

Aquello le sacó de sus casillas. ¿Cómo podía pensar eso de ella?

—Eso no es verdad. No soy una chismosa como dices, así que ya deja de repetirlo —espeta furiosa.

—Lo creeré el día en que mi familia no sepa algo que hayas visto.

— ¡Basta! —Golpea el suelo con su pie—. ¿Por qué no puedo acercarme para ver si estás bien? No soy la arpía que crees que soy. Tengo sentimientos.

— ¿Sentimientos? —Dice casi al borde de la risa—. Si hubieras tenidos sentimientos no me habrías hecho lo que me hiciste.

Vaciló por un instante. Otra puntada que perforaba más profundo en su pecho.

— Ya me disculpé contigo, ¿qué más quieres que haga?

— Que hayas sido torpe e irresponsable no arregla las cosas...

April permaneció inmóvil en su lugar, como si estuviera ante un juicio recibiendo su sentencia. Lo merecía ¿pero era para tanto? Cada vez que le escuchaba hablar de esa forma, cada vez que se refería a ella de manera despectiva e hiriente, su corazón parecía estar rodeado por pequeñas alfileres, conforme más rápido latía, más puñaladas recibía. No sabía cuánto tiempo más podría soportarlo. ¿Qué más pretendía que hiciera? Ya le había pedido perdón, ¿acaso eso no era suficiente? ¿Cuánto más debía humillarla? Entendía el daño que le había hecho, cuánto había sufrido... pero ya era suficiente, no podía tolerarlo más.

—Te lo di todo y así me pagaste...

Lo observa fijamente, aquellos ojos azules que la enamoraron por primera vez. Era demasiado dolor para que su cuerpo pudiera soportarlo, debía admitirlo, solo así liberaría la carga: comprendería las cosas de mejor manera.

Los ojos le arden por culpa de las lágrimas. Percibe el choque sutil de su labio inferior contra sus dientes, estaba temblando y no a causa del viento que se levantó de pronto.

—Y aun me arrepiento por ello —murmura—, porque no he podido olvidarte.

Las campanas suenan a causa del viento, su cabello le pincha la piel descubierta y aun así su mirada sigue fija en Logan. Esperaba ver alguna reacción de su parte, algo que le hiciera darse cuenta de los sentimientos que estaba experimentando. ¡Lo que sea! Pero necesitaba que él hiciera algo, ¿por qué no decía nada?

Logan exhala fastidiado.

— No vuelvas a preocuparte por mí —espeta.

April le observa con angustia, lo cual genera desconcierto en él.

—Eres la última persona en la que confiaría.

Intentó decir algo, defenderse a sí misma pero se marchó antes de que pudiera hablar. ¿Cómo se supone que debía reaccionar? ¿Qué debía hacer ahora? Sentía que le habían desgarrado el pecho, perforando cada uno de sus órganos, arrebatándole la capacidad de respirar.

Le dolía, le dolía demasiado porque sus sentimientos por él no habían cambiado; todavía lo amaba, pero debía intentar olvidarlo. Claramente Logan no sentía nada por ella y no valía la pena sufrir por alguien como él.

En su recámara estaba esperando alguien que sí la apreciaba, que estaba dispuesto a dar todo por ella, y era a él a quien debía darle todo su amor...


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Esta vez les traigo un capítulo extra :D --- Por si no recuerdan el cap.20 les hago un mini-resumen: Logan rememora la muerte de su tía y entra en depresión, esa misma noche, debido a la angustia que sentía, recuerda a Summer y siente la necesidad de hablar con ella. Sale al patio y le graba un mensaje de voz pidiéndole perdón. En eso, escucha un ruido y ve a April. La situación se da tal cual se describe aquí, salvo por un detalle, Logan jamás escuchó lo que April dijo al final, lo que provoca que April se "olvide de él".

¿Por qué lo publico hasta ahora? Porque si lo subía antes descubrirían los sentimientos que ella tiene por Logan, por ello prefería esperar hasta ahora, cuando April le revela lo que siente. 

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