Capítulo Extra [19.5]
Nadie dijo una sola palabra después de que Logan desapareciera en la planta superior. Su madre permaneció en la misma posición con la mirada perdida. Las últimas palabras que había pronunciado su hijo retumbaban en las paredes de su cabeza.
Dolía recordar. Recordar todo su pasado, todas las cosas que lo hicieron convertirse en lo que es.
Recordarla a ella, a su tía. Eso había sido como un puñal clavándose en su pecho. Desde que Logan se había apegado más a su tía empezó inconscientemente una competencia para ganarse el cariño de su propio hijo. Pero lo arruinó. Arruinó el poco amor que alguna vez pudo existir en su corazón. Jamás había sido su intención hacerle daño, como tampoco demostrarle tanto cariño a Adrian. Estaba preocupada por él, quería asegurarse de que siguiera por el camino correcto y no se descarrilara como antes. Logró su objetivo, logró enderezarlo y hacer un hombre de bien, pero eso tuvo un costo, uno demasiado grande: perder un hijo.
Un silbido estalla en el silencio. Adrian está mirando las escaleras para luego bajar la mirada a sus pies.
— Logan está jodido.
Su madre le observa con desdén.
— No vuelvas a decir eso de tu hermano nunca. —Su tono de voz se vuelve más amenazante en la última palabra. Se da media vuelta y desaparece en la cocina. Tim la sigue, llamándola para que se tranquilice.
— ¿Y a esta qué? No estoy diciendo nada que no sea verdad.
Un almohadón se estrella contra su cara. Las cuentas de la funda pegan en su nariz como diminutas agujas. Gruñe y lo aparta de un tirón.
— ¡Imbécil! —Grita Sam—. Sabes que no puedes decir esas cosas.
Una risa, semejante a un resoplido, escapa de sus labios con incredulidad.
— ¿Me estás tomando el pelo? Lo que acabo de decir no es ni la mitad de las cosas que solías decir sobre él. ¿Y ahora me mandas a callar? ¿Qué te pasa?
Sam frunce los labios con enfado. Sí, era verdad. Cosas peores habían escapado de su boca sobre su hermano pequeño, pero eso no cambiaba el hecho de que ese día había visto algo distinto en él. Una diferencia, un recordatorio de los viejos tiempos. De que las personas sí podían cambiar si se lo proponían.
Pensó que Logan solo se había aparecido para atormentar a sus padres. Para ilusionarlos y luego pisotearlos contra el pasado hasta que ya no pudiesen levantarse. Y hasta ahora eso era todo lo que veía. Un Logan vengativo, lleno de amargura que pretende arruinar a los de su propia sangre.
Pero ahora, ¿cómo se supone que tiene que enfrentar esto? Jamás lo había visto de esa manera; tan demacrado y perdido. Solo recordaba haberlo visto así una vez, cuando su tía falleció, y ni siquiera esa ocasión se comparaba con esto. Era como si algo se hubiera roto en su interior y no era capaz de volver a juntar los pedazos. Ya no más.
Estaba tan pegado. Tantas veces reconstruido que ya ni el pegamento podía ayudar. No había cura, no había una solución.
Por primera vez experimentaba un sentimiento nuevo, uno que nunca había sentido por Logan en mucho, mucho tiempo: lástima.
— ¿Sam? — La voz de Jonathan suena dulce en sus oídos, atrayéndola como un oso que acaba de oler la miel—. ¿Amor?
— ¿Qué?
Adrian comienza a reírse de forma histérica. Se dobla y se golpea la rodilla. Los ojos se le llenan de lágrimas y el coraje aumenta el doble en Sam.
— ¡Debes estar bromeando! ¿Ahora lo defiendes?
— Yo nunca dije eso.
— Avísale a tu cara.
— No estoy de acuerdo con toda la mierda que Logan ha echado sobre esta familia, pero sabes lo importante que fue la tía Juliette para él.
— No sabía que tenían una tía —comenta April confundida.
— Tuvimos —corrige Sam—. Nuestro tío murió de Cáncer y ella falleció casi tres años después. Nos es algo de lo que nos guste hablar en realidad.
— ¿De qué murió?
Sam se remueve en su asiento. Jonathan la rodea por la cintura, acercándola a él, aferrándola para que no se desmorone.
— Fue una tontería. Una forma tonta de morir. Estaba cambiando un bombillo en la cocina. Cuando se estaba bajando empujó un vaso de agua al piso, resbaló por el agua y se golpeó la cabeza contra el lavamanos. —Para entonces su voz era un susurro—. No había nadie que la ayudara, nadie que pudiera socorrerla.
Jonathan la acercó aún más, brindándole su pecho como una almohada acogedora. Ella se reclinó sin chistar y un par de lágrimas silenciosas escaparon de sus ojos.
— Está bien —le escucha susurrar en su oído—. Ya pasó.
Adrian tenía las manos entrelazadas y la cabeza gacha. Su expresión era seria, recordar lo sucedido solo le traía un sabor amargo a la boca.
— Logan dejó de ser el mismo después de eso. —La voz de Adrian, ronca y pesada, rompió con el silencio de la habitación—. Supongo que por eso está bien jodido.
— Eso y muchas cosas más lo llevaron a ser como es. La muerte de la tía solo fue el detonante.
— ¡Ves como ahora sí lo defiendes!
— ¡¿Y qué si lo hago?! —Sale de debajo de los brazos protectores de su esposo. Los ojos le brillan de furia.
— Todo este tiempo solo has dicho puras mierdas sobre él. ¿Qué te hizo cambiar ahora? Yo era el único que hasta cierto punto lo defendía.
— ¡No lo sé! —Chilla desesperada, lanzando los brazos al aire—. Solo míralo. Míralo como se puso —dice indicando con el dedo las escaleras.
— Disculpen mi intromisión —interviene Stella—. Entiendo que se haya puesto así debido a lo importante que debió ser su tía para él, ¿pero alguien se ha puesto a pensar qué fue lo que sucedió para que llegara a estar así?
Sam parpadea varias veces. Por primera vez se pone a pensar en eso. ¿Qué fue lo que causó que Logan recordara a su tía? ¿Era eso suficiente como para dejarlo en ese estado?
— Mamá y papá estaban actuando muy extraño durante el almuerzo, incluso antes —comenta Adrian, observando a Stella y luego a los demás—. Tal vez algo ocurrió entre los tres.
— Mientras jugábamos en la piscina vi como Logan y Tim parecían pasarla bien —dice Dylan, interviniendo por primera vez en la conversación.
— Qué extraño...
— Hablaré con mamá más tarde. Necesito saber qué está pasando.
— Avísame si finalmente perdonas a Logan. —Adrian se reclina en el sofá, flexionando los brazos tras su cabeza. En sus labios resplandece una sonrisa socarrona y de inmediato Sam le avienta otro almohadón—. ¡Ya deja de hacer eso! —grita molesto, usando su misma táctica. Sam esquiva el almohadón sin problemas y a cambio Adrian le saca la lengua.
Dylan menea la cabeza con una sonrisa en sus labios. No podía creer lo infantil que a veces podía ser el hermano de Samanatha. Se voltea momentáneamente para observar a April y se asusta por lo que ve. La joven se veía algo pálida, tenía la mirada clavada en algún punto del piso y se mantenía inmóvil, parecía estar conteniendo la respiración.
— ¿April? ¿Todo está bien?
Su mano se posa sobre su hombro, pero apenas sus dedos rozan con su piel ella se estremece y se aparta asustada. Había estado abstraída en su pequeño mundo y sacarla podía ser tan peligroso como despertar a un sonámbulo.
— ¿April? —vuelve a preguntar, solo que esta vez es mucho más notoria la preocupación en su voz—. ¿Qué ocurre? ¿Qué tienes?
— N-no... y-yo... —Menea la cabeza para aclarar sus ideas. Su cerebro finalmente es capaz de entender lo que está sucediendo y se asusta de la preocupación que inunda los ojos de su novio—. Estoy bien. Solo estaba pensando en lo que debió haber pasado.
— Sí, pero te veías...
— ¡Oye! —Interrumpe Adrian—. Ahora que lo pienso, tú fuiste novia de Logan.
— ¡Adrian! —Le amenaza su hermana entre dientes.
— ¿Qué? No he dicho nada que sea un misterio. ¿Tú no lo sabías? —pregunta observando a Dylan, este asiente y confirma que ya lo sabía—. ¡Ves! —chasquea la lengua molesto—. Lo que intento decir es que ella estuvo con él después de lo de la tía Juliette. ¿Ya era un hijo de...
— ¡Adrian!
— ¡BIEN! —grita enfadado—. ¿Era igual de irritante que ahora?
April desvía la mirada al no ser capaz de mirarlo a los ojos. Sus manos se retuercen y aunque no lo ve sabe que Dylan está observándola, paciente, expectante a cualquier cosa que tenga para decir. Le incomodaba hablar de su antigua relación con Logan siendo que su novio actual estaba justo a su lado.
— No siempre —dice finalmente. Su cuerpo parece estar sudando frío y repentinamente su estómago comienza a doler.
— Bueno, eso confirma que ya era una mierda desde entonces.
— ¿Si dices que lo defiendes por qué le dices así? —pregunta Stella con curiosidad. Su novio se gira para verla y sonríe divertido.
— Dije que lo defendía hasta cierto punto. Nunca que lo apoyaba al cien por ciento. Mis padres sufrieron, eso no se puede obviar.
Stella asintió intentando comprender la situación. Todavía no le quedaba claro el pensamiento de Adrian.
Sam se pone de pie y toma la mano de Jonathan para que le acompañe al lago. Se sentía saturada, cansada. Necesitaba despejar su mente un rato. Sus emociones eran un caos y tenía que poner las cosas en orden.
April eleva la mirada para ver a su amiga, pero ésta en ningún momento se voltea a verla. La culpa se atora en su garganta y oprime su pecho constantemente. No fue su intención decir eso, no obstante, la presencia de Dylan la puso nerviosa y no pensó lo que decía.
Sintió la mano del joven rozando sus dedos. Su contacto la sobresaltó un poco, pero de inmediato envolvió su mano con la de ella, apretándola fuertemente. Le sonrió y él le devolvió el gesto.
— ¿Quieres ir a la ciudad por algo?
April se limitó a asentir, necesitaba alejarse de la casa, de Logan.
Fue en busca de su cartera y salieron directo a una heladería.
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¡Yo de nuevo!
Aquí les dejo uno de los primeros capítulos extras que verán (no sé cuántos serán, por ahora solo son dos). Se me ocurrió hacerlos porque encontré interesante conocer cuál era la visión que tenían los demás sobre Logan. Tal vez no se diga mucho, pero creo que ayuda a entender un poco mejor la situación.
pd. ¿por qué April se sintió tan mal?
La respuesta en el siguiente capítulo extra ;)
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