Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Outro; love me

Yoongi se deliraba con los dulces toques de ese tono melódico que poseían las canciones de Frank Sinatra, su amigo fiel hecho de ginebra palpable en un vaso y en frente suyo el barman, el cuál en su delantal e oídos guardaba de seguro más de mil historias que él no se imaginaría.

Con sus ojos repasaba el lugar, el oasis de las almas en pleno auge de dolor buscando una copa para deleitarse en sus heridas, sin curar con un poco de pasión importuna de otras pieles deseosos de calarse en algo más que lo tóxico de sus almas. Esa era visión de Yoongi, aquel hombre que despejaba las dudas de que las obras de arte existían y eran personas a veces.

Su porte despreocupado pero prolijo albergaba misterios importunos para ojos deseosos de perderse en ese laberinto sin fin que no era seguro de caminar. Sus profundos ojos azules podían ahogarte entre débiles intentos de salvarte si los observabas, sinceramente él era uno de esos hombres que sabías que harían dos cosas en tú vida: destruirte o desear hacerlo por simple placer de complacerlo.

Esa noche tenía tintes de ser especial, quizá por ser la aurora de la luna sangrando por amor al sol o quizá por el suicidio de las estrellas que daban un show único en aquella noche del 1985, dónde las personas reían y llenaban el bar de tabaco caro, mujeres de perversas palabras deseosas de divorciarse de la santidad y casarse con lo prohibido que se cernía en las pieles de aquellos colegas suyos, aquellos marines que hacían pocas horas habían desembarcado luego de meses en su tierra añorada.

Observaba el reloj que le sonreía en la pared escondiéndose detrás de las caladas lanzadas al aire, su corazón latiendo a un paso leve sin prisa más que la de acabar su copa y pedir otra.

— Yoongi — escuchó a su lado y dirigió su mirada a esa persona con tranquilidad — creí que la segunda unidad desembocaría pronto... La verdad ya deseo ir a descansar ya que mañana quedan horas de viaje y no quisiera irme sin despedirme de Taehyung aunque eh... — los ojitos garzos de su hermano lo observaban cómo temeroso de decir algo más — ¿le darías esta carta por favor? — un papel levemente perfumado se puso delante suyo.

— Claro Jimin, se lo daré apenas llegue, le diré también que vaya a despedirte ahora ve a descansar que mañana nos queda un largo viaje por delante — Yoongi sonrió mandando a su hermano menor a descansar.

A decir verdad él también se hubiese ido desde hacia tiempo si no era por el hecho de que sus amigos no llegaban y él deseaba despedirse antes de separar sus caminos por un buen tiempo.

Golpeaba ansioso la tabla, el reloj marcaba las 00:02 a.m y sus ojos se estaban agotando, además de que su cansancio exploraba cada parte suya para hacerlo rendirse ante el mismo para marcharse de allí. Suspiró y decidió irse, se disculparía luego con Jimin por no haber entregado la carta y llamaría a Taehyung apenas despertase.

— La cuenta por favor — pidió amablemente sacando su billetera.

— ¿Ya te vas?

Esa voz lo cubrió en un manto de sorpresa y con un exceso de latidos, sabia perfectamente a quién le pertenecía ese timbre severo pero aterciopelado, giro hasta toparse con unos ojos obscuros y una sonrisa deslumbrando tranquilidad.

— Al fin llegan — habló observando directamente a esos ojos — pensé que desembocarían hace más de tres horas.

— Sí, pero ocurrió un imprevisto, pero ya estamos aquí ¿bebemos?

Yoongi lo miró sonriendo levemente, aceptó. Total no había esperado tantas horas por él cómo para marcharse ahora.

— Claro Jungkook, bebamos.

Le regalo una lisa sonrisa aceptando lo que él sabía eran las puertas a su pequeña muerte, pero una demasiado exquisita para sí.

La plática salió tan amena al igual que los sonrojos provocados por el exceso de confianza y de alcohol recorriendo sus venas.

Jungkook pasaba peligrosamente sus yemas tentadoras por sobre la débil piel de Yoongi, creando remolinos en su ser entre las risas y pláticas, la tensión entre ambos era tan palpable cómo la materia misma, sus ojos gritaban por expresar palabras sin pronunciarlas, de crear una guerra entre sus pieles sin tregua y sin ganador más que el mismo pecado.

Porque Yoongi y Jungkook eran amantes, eran dos esclavos de sus deseos más obscuros y prohibidos por la sociedad. Ambos siendo el vértigo del frenesí, el deseo vistiendo pieles humanas, ambos buscando un cuerpo para huir del frío, siendo la causa de hacer del poeta un asesino. El mismo poeta que les enseñó a que las curvas peligrosas eran deliciosas.

Ambos insumisos ante el beso que los asesinaba por concretarse, sin creer ninguno en el amor sólo el simple hecho de querer plasmar en el sexo su obra más bella del placer desbordante que exclamaba lo maldito de ese sentimiento que ninguno deseaba aceptar.

Jungkook reía y eso embriagaba a Yoongi aún más que su bebida, sus ojos recorrían más su ser que la sangre que bombeaba su corazón hacia cada punto, Jungkook era la máxima expresión de todo lo peligroso, de lo dañino para sí, del porque los ángeles cayeron en la tentación y lo disfrutaron.

Y para Jungkook, Yoongi era simplemente su punto de seguridad, su punto de placer extremo con solo deleitarse de su risa suave o de sus muecas, no quería ni lo diría a altas voces pero estaba enamorado del mayor, aunque claro él no lo admitiría ya que hacerlo sería como arrojarse a la hoguera y acribillarse con el rechazo del mismo hombre que lo hacía flotar y eso no lo deseaba sentir.

— Yoongi... — habló el menor acariciando la palma del contrario elevando su temperatura haciéndolo verse sonrojado y aún mas bello ante sus espejos oculares — ¿nos vamos?

Aceptarlo, entendía que seria un año mas en aquella prisión de cadena perpetua que clasificaba cómo ese deseo incalculable por ese hombre tan extremamante perfecto.

— Vamos — dijo Yoongi sabiendo bien conociendo que su verdugo haría lo que quisiese con su vida esa noche, pero esa noche quizá seria la última y vaya que debía y le ardería en el alma de dolor si no lo aprovechaba, si no succionara de Jungkook cada instante de su adictiva presencia.

Ambos salieron cómo típicos colegas, a la atenta mirada de los demás, ante los murmullos tan asesinos para Yoongi.

La ciudad se bañaba en nieve, la que caía sobre ambos hombres inexplicablemente necesitados de darse calidez entre sí sin las miradas acusadoras de las demás personas, bajo aquel tabú y prejuicios de que dos hombres no podían amarse porque era antinatural.

¿Pero quién decidió eso? Si ellos lo sentían bien, si sus corazones se derretían ante la ardiente pasión, al igual que sus cuerpos cada vez que se unían en leves roces y en duras embestidas a la gravedad, en una inexplicable ansiedad de ser uno, de darse todo del otro, de poseer hasta el mínimo elixir expulsado del contrario siendo su ambrosía más anhelada.

Llegaron hasta el hotel dónde Jungkook reservó una habitación, no dijeron mucho más que lo que el silencio de sus miradas cómplices podrían decir. Sus venas acarreaban demasiada lujuria y alcohol, tanta necesidad y apetito por sus cuerpos compenetrados en uno.

Jungkook giro la perilla ingresando al cuarto, dejó pasar al mayor primero observando sin restigio de vergüenza esa silueta varonil que con seguridad lo incitaba a perderse en sus lunares que sólo el podía descifrar sus secretos.

Se aproximó corriendo el cabello rubio con aroma cítrico dejando a su contemplar esos ojos en delineados de tanta gracia e ironía venenosa que el cómo valiente guerrero lograba derrotar, Yoongi cerró sus ojos deleitándose de ese toque que lo estaba quemando en su garganta se atascaban tantas palabras que creaban un nudo imposible de desatar.

Lo próximo que sintió fue esa textura acaramelada apoderarse de sus labios, entrelazando sus manos con esa corriente eléctrica enviando señales de dopamina y serotonina a cada neurona diciéndoles que la felicidad ese producto químico creado por el simple hecho de besar al menor lo llenaban de alegría.

Jungkook tomó la cintura de Yoongi haciendo que el mismo no tuviera otra opción mas que la de sujetarse con sus piernas de esa cintura y pasar sus brazos ante ese cuello que le rogaba que lo mordiera sin contratiempos sin nada más que arrebatada necesidad de marcarlo.

Los besos producían gruñidos y dejaban a los gemidos ganarle al silencio, sus alientos chocaban y se mezclaban en esa guerra que tenían, Jungkook mordía y besaba el cuello de Yoongi haciéndolo desear escapar más de esos sonidos tan excitantes para él. Lo condujo torpemente hasta la habitación donde lo lanzó sin cuidado en la cama.

Por consiguiente golpeo levemente el viejo tocadiscos de su lado y comenzó a sonar aquella canción que ambos reclamaban cómo producto de su pasión. Fly me to the moon de Frank Sinatra.

Jungkook sin perderse en esa leve distracción se volvió a lanzar sobre el cuerpo del mayor y comenzó a repartir besos ante cada centímetro de esa piel que para sí era la mayor exquisitez posible, bajaba lenta y tortuosamente para Yoongi quién soltaba gemidos bajos y acalorados, sentía su piel arder ante cada contacto, su corazón latía furioso sus manos sujetaban fuertemente esos trabajados bíceps, soltaba leves murmullos que morían lentamente. Sintió aquella humedad llegar a su abdomen, cada parte del mismo fue sellado por el menor, una leve mordida en su cadera encrispó su bajo vientre, lo hizo ahogar un gran suspiro y gemido. Estaba volviéndose en la desesperación de tener a Jungkook sobre sí, lo deseaba demasiado, su cuerpo era un imán que tenía esa extrema sensación de necesidad por ese chico.

Su mente se nublaba, no quería pensar en nada más que en esas placenteras sensaciones embriagantes, cómo si un vino estuviese cayendo sobre su cuerpo levemente y Jungkook no hiciese nada más que succionar cada gota sin dejar nada, no le importaba nada, su lívido crecía más y más a cada paso que esa piel chocaba contra la suya, desprendió su raciocinio de su ser a medida que su dermis le avisaba de algo levemente frío colarse en su entrepierna y un leve masajeo lo hizo sonrojarse, abrió los ojos sin prisa encontrando a ese hombre besando su hombría, con una sonrisa juguetona que hacía a Yoongi desearlo aún más, estaba desesperándose.

— Jungk... — pronunció — Jungkook — soltó, observó con lujo de detalles la manera lenta y placentera en la que el menor delineaba su miembro para luego introducirlo en su cavidad bucal de una estocada enviando mil sensaciones tan adictivas para Yoongi quién reprimió otro gemido a este paso se correría sin llegar a nada.

Sentía la calidez abrazándolo y a Jungkook devorando su miembro, los movimientos comenzaron a aumentar y sin tener el control Yoongi comenzó a embestir esa boca que lo estaba matando.

— Jung... Jungkook  — gimió al sentir cada vez más fuerte el golpear de su punta contra esa garganta, no podía siquiera mirarlo, sentía vergüenza y a la vez la mayor excitación de su vida. Nadie lo había hecho sentir de esa manera jamás más que él, pareciese que sólo el menor conocía sus puntos débiles y los usaba a su antojo para tenerlo a su merced — p-para Jungkook — suplicó con un rastro de saliva escurriendo por sus rojizos labios — Jungkook — lanzó en un suplicio inmenso.

Yoongi quería que lo preparara, Yoongi quería que se sintiera bien también él, Yoongi quería sentirlo dentro suyo, Min Yoongi deseaba que lo hiciese suyo.

— Lo que mi hombre desee — habló Jungkook besando los muslos del mayor haciéndolo temblar.

Claro que Yoongi sabía que él no era el primer hombre en su vida, bien lo sabía pero el oír eso lo hizo sentir importante, la manera en que lo miraba, lo comía con sus labios lo ensalzaba, subía su ego al límite, él se sentía deseado, bello, especial para ese chico que pudiendo tener a cualquier persona lo deseaba sólo a él, anhelaba poseerlo sólo a él.

Bruscamente Jungkook lo giró dejando su lindo trasero a su vista, el menor se relamió los labios, mordió cada pedazo de carne cómo si de un manjar se tratase y besó todo el camino de su espina dorsal. Sus manos viajaban por esa v tan marcada en el rubio que embriagaba al pelinegro. Comenzó a morder su cintura y a succionar de nuevo su piel, quería marcarlo, que todos supiesen que Min Yoongi era de él de Jeon Jungkook que era suyo y de nadie más. Qué nadie podía mirarlo, codiciarlo mas que él, que nadie podía besarlo o hacerlo gemir más que su persona. Porque era solo suyo y ya no había vuelta atrás.

— Eres mío Yoongi — soltó de repente — no puedo más te necesito, no puedo más — el menor se friccionaba contra el mayor haciendo que Yoongi levantara levemente sus caderas haciendo para ambos un deleite de necesidad y excitación — Yoonie — gruño tomándolo fuertemente simulando estocadas, su autocontrol desaparecería muy rápido si el mayor seguía así.

— Sólo hazme el amor ya, Jungkookie — gimió Yoongi erizando la piel del menor.

El jamás había hecho el amor hasta que lo hizo con su mayor, todo era simple sexo casual y ya, simples orgasmos superficiales, pero con Yoongi era diferente, él necesitaba ser dulce, cuidadoso y tenía la urgencia de fundirse en él suavemente, a la vez que salvaje, lo quería todo, su anatomía se urgía por enterrarse en el mundo del placer absoluto.

Tomo a Yoongi girándolo haciendo que sus rostros estuvieran uno cerca del otro, Yoongi alzó sus caderas y Jungkook se alineó ingresando lentamente en el mayor, sus escapadas pasionales eran un poco constantes por lo que la preparación no era tan necesaria además de que aquel lubricante natural que lanzaba Jungkook hacia más sencillo todo. El sólo hecho de tener a su mayor así lo ponía en un nivel de calor extremo.

Espero unos instantes hasta que sintió que era momento de moverse, comenzó dando leves estocadas deseaba disfrutar de cada sensación, instante, momento cómo si fuese el último.

Pero Yoongi deseaba más contacto saciar su hambre de placer, y comenzaron aquella guerra instintiva y salvaje cómo la tenían sólo ellos entre sábanas, Jungkook era el causante de ese sudor que resbalaba en ese cuerpo tan deseable, trabajado levemente, frágil pero fuerte.

Yoongi se mordía sus labios y a la vez los de Jungkook amaba la manera en él lo tomaba de esa manera dura, casi sin piedad, sin querer tratarlo como si fuese delicado o una mujer. Quizá por eso le gustaba el sexo con Jungkook, porque el entendía que ambos eran hombres y que no por el hecho de que fuera él quién recibiera significaba que seria delicado o que se rompería, sino que en ese acto se sentía más pleno siendo completamente abordado por las sensaciones que lanzaban el ser llenado por alguien y quién mejor que Jungkook.

Los movimientos y la posición cambiaron a medida que ambos sentían aquel cosquilleo tan deseado recorrerlos, las manos de Jungkook aprisionaban el miembro de Yoongi haciéndolo delirar por el placer.

— Kookie — gimió el mayor advirtiéndole que estaba por llegar.

— Yoo-Yoonie  — gruñía y gemía a su vez Jungkook al sentir que su piel era aprisionada por el mayor con mas ímpetu.

Se movió más y más duro, haciendo que la canción se opacase por aquella demostración de puro pecado carnal. Sólo basto dos embestidas más para que Yoongi exclamase y sus paredes hiciesen que con el movimiento y el apretar creasen el clímax en Jungkook también.

Ambos habían llegado a su orgasmo exclamando el nombre del otro, cómo diciéndole al mundo que eran tal para cual y que sus cuerpos se pertenecían.

Ambos cayeron exhaustos a la cama abrazados, Jungkook escondió su rostro en el pecho del mayor del cuál salía su canción favorita.

— Mañana iremos a la estación de trenes con Jimin — dijo Yoongi cepillando el cabello del menor — debes ir con tú novio para despedirnos.

— ¿Hasta cuándo seguiremos así Yoongi? Ya no amo a Taehyung y jamás lo hice odio que no pueda estar contigo libremente y no sólo porque seamos hombres.

— Aguanta un poco más, recuerda que la mejor manera de seguir juntos es que salgas con Taehyung, bebé, tú y yo somos sargento y cabo y, no deberiamos tener sexo.

Jungkook sólo se escondió en el pecho del mayor besando su dermis. Él lo amaba y amaba, era hombre y ¿que tenía de malo eso? No le importaba entender. No si seguía a su lado, si tenía a Yoongi.

Bueno y eso, espero les haya gustado y espero que les haya gustado tanto como a mi me gusto escribirlo ❤

Gracias por leer ♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro