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~ 43 ~

Suga quiso creer que se trataba de un error.

Cuando sus superiores le informaron que el nombre de La Entidad era Kim Taehyung, inmediatamente pensó en Seokjin.

Y es que se trataba de su novio.

Se mantuvo escéptico, hasta que el uso de su propia herramienta lo llevó a él, y al resto de La Agencia, al mismo resultado.

Lo acompañaron dos Seres del Continuo, porque lo primero era llevar a Taehyung hasta allí, para verificar que en la Realidad Alterna era un humano corriente.

Incluso si se trataba de su trabajo, lo cierto era que estaba completamente abrumado. Irrumpir un momento tan íntimo como ambos novios recostados en la cama, lo volvió difícil. Escuchar los gritos de Seokjin y el llanto de Taehyung, lo hizo más difícil todavía.

Y ahora, que ya estaban en donde debían, tenía que dejar al rubio en manos de sus superiores. El margen de tiempo era de apenas veinte minutos. Si todo iba bien y no recibía ninguna indicación, podía regresar junto a su anomalía.

Eso era lo que más quería. Seokjin probablemente estaría en medio de un ataque, completamente desesperado.

Suga sabía que si le daban la indicación de marcharse, Taehyung sería inocente. Inocente era una palabra relativa. Quizás no tenía responsabilidad en el mundo alterno, pero la tenía en el original.

Y eso implicaba que, cuando Seokjin regresara, además de enfrentarse al accidente, y a la pérdida de su mejor amigo... Se separaría definitivamente de Kim Taehyung.

El guía apretó los labios, agachando la cabeza. Por mucho que quisiera evitarlo, el castaño no podría hacer nada para impedirlo. Siendo un Ser del Continuo, no podía vivir en el mundo humano. Su lugar era en La Central, como miembro de La Agencia. Sería borrado de la mente de todos, su existencia se desvanecería... Y Seokjin acabaría olvidándolo tras algunas semanas.

Jamás volvería a ver a la persona que amaba.

El guía sabía que eso guardaba similitud con lo que le había ocurrido a él. Prácticamente le habían arrebatado lo que más le importaba. 

¿Alguien como Jin merecía pasar por todo aquello?, ¿Conseguiría reincorporarse para seguir haciendo su vida normal?

¿Y Taehyung?... Le quitarían todo para forzarlo a permanecer en un lugar al que no quería ir. Dejaría atrás recuerdos, amigos, familiares... Sueños... Vida.

¿El destino de ambos era separarse, en lugar de permanecer juntos?

Sus manos empezaron a temblar, y sus ojos se humedecieron. Reaccionó al sentir que su mirada se tornaba borrosa, y sus mejillas parecían estar empapándose... Sonrió con amargura al comprobar que estaba llorando.

Se apresuró a limpiarse, frustrado. Siempre era igual. La Anomalía atravesaba momentos realmente duros, y él quedaba en medio, como testigo silencioso de todo ese dolor. Llevándose una parte.

Los veinte minutos se le hicieron cinco, y tomó aire mientras cerraba los ojos. Esperaba ser lo suficientemente resistente como para servirle de contención al muchacho que todavía acompañaba.


Contuvo el aliento en cuanto arribó, viendo a Seokjin a mitad del pasillo, llorando escandalosamente con las manos sobre la cabeza. Su cuerpo temblaba, y se cubría como si algo fuese a atacarlo.

—Seokjin —lo llamó con voz suave. Avanzó hacia el castaño, esperando ser visto—. Seokjin —repitió, deteniéndose a su lado. Sin obtener reacción, se puso de rodillas—, lo siento —articuló, sin quitarle la vista de encima. Cuando el mayor se descubrió el rostro, no volteó a verle. Sus ojos estaban hinchados, sus labios también, y estaba en el punto en el que hacía movimientos involuntarios producto de los nervios—. Lo siento mucho, Seokjin —volvió a hablarle.

No había nada que pudiera hacer, ni siquiera podía brindarle algo de calidez.

Suga volvió a sentir que sus ojos se inundaban, y permaneció quieto en su lugar, bajando la mirada. Presionó los puños contra sus piernas, sabiendo que estaba siendo completamente inútil. Oír a su anomalía tan atormentada sin que él pudiera ayudarle lo llenaba de resentimiento. Hacia sí mismo. Hacia su condición. Hacia lo que normalmente se llamaba "destino" por seleccionarlos para atravesar algo tan tortuoso.

Había fallado

Llevaba algún tiempo sin sentirse así de derrotado. Quizás se debía a que conservaba su naturaleza humana, aunque no estuviera unido a su cuerpo. Tristeza, culpa, lamento... Todas eran emociones que podía experimentar en plenitud.

Pese a que las lágrimas caían desde sus ojos oscuros deslizándose en sus mejillas blanquecinas, no llegaban a marcar el suelo alfombrado en turquesa. Ni siquiera estaba allí. No era su dolor, ni su pérdida, y aún así estaba llorando como si fuera su martirio.

La capacidad de conservar recuerdos, de poseer empatía, era lo que distinguía a los Reguladores de las demás entidades. ¿Y qué era mejor?, ¿Olvidarlo todo y ser un maniquí con forma humana? ¿O sufrir desde la observación, sin poder actuar?

—P-por favor... —Seokjin habló en un suspiro entrecortado, recién volteando a mirarle—. Por favor ¡d-debe haber algo que podamos hacer! —Al toparse con el rostro empapado de su guía, luciendo una expresión tan desolada como la que poseía en aquel momento, clavó sus ojos en los suyos—. ¡Por f-favor!... —insistió, mientras temblaba.

Suga bajó la vista. Y ese gesto bastó como respuesta.

—N-no puedo ayudar, Seokjin —habló con pena, sin volver a mirarlo.

Transcurrió apenas un momento, y el castaño respiró hondo.

—¿Dónde está? —se limpió el rostro, mientras hacía un esfuerzo por reincorporarse.

—En La Central.

—Haz que vuelva —dijo una vez estuvo de pie—. Podrán tenerlo por la eternidad, pero ahora debe estar aquí.

—Lo enviarán en cuanto se cercioren de que es un humano común.

—¿Y cuánto más piensan tardar? —demandó entre unas últimas lágrimas—. Debe estar asustado y confundido ¿¡Cómo crees que se tome la noticia de que van a secuestrarlo cuando yo vuelva a mi mundo!? —levantó la voz.

—Van a explicarle su situación. Desde luego, dudo que lo tome bien. No es una noticia grata, Seokjin —explicó el de cabello azul, desde el suelo.

—¡Entonces regrésenlo!, ¡Le quedan apenas un par de horas viviendo como alguien normal! ¡No es justo que lo retengan ahora! —gritó desencajado.

—Jin... —Suga se puso de pie, haciendo un gesto con las manos—. Debes calmarte, él volverá.

—¡¡No me pidas que me calme!! —apretó los puños mientras que su garganta se ponía al límite—. Van a llevarse a mi novio a un lugar al que no quiere ir, borrándolo de la faz de la tierra como si jamás hubiese existido —escupió, su rostro estaba completamente enrojecido—. Si tu novia hubiera sabido que jamás volvería a verte ¿¡Crees que habría estado calmada!?... ¿¡Piensas que se quedaría de brazos cruzados sabiendo lo que iba a ocurrirte!? —una vena se marcó en su cuello— ¿¡¡Cuál es tu maldito problema!!? —le gritó—. Te arrebatan a la persona que amas y no puedes hacer más que mirar ¿¡¡Y debería calmarme!!?

Suga lo miró con sorpresa, sus cejas decayeron y bajó la cabeza.

—No —contestó después.

—¡¡Claro que no!! —bufó volviendo a respirar de forma irregular, retrocediendo un par de pasos mientras se cubría el rostro.

Realmente lo apartarían de Taehyung.

—Si... —habló Suga mientras volvía a limpiarse—, si yo fuera capaz de hacer algo para ayudarlos, en verdad lo haría —confesó—. Esto es injusto para ambos, lo sé. Las Entidades de La Central lo saben también, pero tienen que hacer su trabajo. No hay castigos, ni recompensas —suspiró, consiguiendo estabilizar su voz—. Nadie lo elige, es lo que nos toca. Y Taehyung debe volver a donde pertenece.

—Pero él no quiere hacerlo... ¿¡Te puedes imaginar si quiera una minúscula parte de todo el miedo y la desesperación que debió sentir como para hacer lo que hizo!? —lloró Seokjin— ¡¡Y yo no tengo cómo ayudarlo!!

—No lo sé, pero puedo suponer que fue su último recurso —el de camisa blanca volvió a levantar la vista, mirándolo una vez más—. Taehyung intentó escapar, salvarse a sí mismo. Lo que desencadenó contigo pudo no haber sido intencional... Pero finalmente lo hizo. Venía en el mismo tren que Namjoon y tú, y en su arrebato, te encontró y te reconoció —explicó—. Un Ser del Continuo no puede usar la plenitud de sus habilidades estando en el mundo humano. Requería de un conocido para desprender un mundo alterno, y crear una anomalía. Mis Superiores explicaron que, si no utilizó a Namjoon, fue porque estaba agonizando. La única opción disponible eras tú. Se aferró a tu vida, y consiguió armar otra Realidad esperando despertar sin ser una Entidad, y poder ser libre —repasó la expresión del mayor, ahora confusa—. Como te lo he dicho, el mundo Alterno deriva de tu persona. Y lo que ocurre en tu mundo Original afecta al momento de crearse el Nuevo mundo... Por eso Namjoon puede verme, está agonizando. Por eso Taehyung tenía conocimiento del Continuo, era una Entidad.

—Pero-

—No estoy diciendo que lo que ocurre aquí haya sido planeado —interrumpió—. Él simplemente apostó todo a una vida mejor. Y acabó siendo tu novio, pasando por todo lo que le tocó pasar. Su enfermedad, sus intentos de suicidio, sus problemas económicos... De haberlo controlado, se habría permitido una realidad mucho más cómoda.

—¿Cómo la de Namjoon? —preguntó el castaño.

—Tu amigo tuvo suerte. De todos ustedes, es el que probablemente consiguió una vida mejor —asintió Suga—. Seokjin, si me enviaron de regreso contigo, es porque deben estar explicándole unas últimas cosas a tu novio. De haber sido un Ser del Continuo en ésta realidad también, se habría procedido a su captura. Y yo no habría vuelto tan rápido.

El mayor suspiró, levemente aliviado. —Entonces es un humano.

—Lo consiguió. Aun con todos sus problemas de salud y demás... Cumplió su objetivo: Es un humano —Seokjin resopló, con una pequeña sonrisa—. Es muy poderoso, como todo Ser del Continuo. Su ayuda siempre será útil dentro de La Agencia... —el guía avanzó algunos pasos hacia el castaño—. Es cierto, abandonará su vida. A su familia, a sus seres queridos... Pero Seokjin, no sufrirá —puso intención en sus palabras—. Una vez que pierda sus recuerdos, no habrá nada que pueda entristecerlo. No extrañará a nadie, y nadie va a extrañarlo a él —sus pequeños ojos oscuros miraron los grisáceos del mayor, tratando de infundirle calma—. Hará lo que debe hacer, y ayudará a mantener el equilibrio en todo el mundo. Quizás, incluso pueda aportar información nueva, desarrollar herramientas o descubrir más cosas... Tiene capacidad sobrante para hacerlo —El castaño le sostuvo la mirada, entristecido—. Quien sufrirá su ausencia, acabarás siendo tú —prosiguió—, pero incluso eso terminará. En menos de un mes, no sabrás quién fue, ni todo lo que significó en tu vida.

—No lo hagas parecer fácil.

—No estoy diciendo que vaya a serlo —replicó el viajero— Sólo... C-considero que es mucho mejor olvidarlo para siempre, a tener que vivir recordando que lo perdiste —desvió la mirada—. No tengo idea de qué tanto puede haber cambiado la situación en mi entorno. Pero estoy seguro de que mi novia sufrió mucho por lo que me ocurrió... Yo... —tomó aire—. Hubiera preferido que me olvidara por completo, antes de hacerle pasar por una situación tan dolorosa como la que tuvo que enfrentar —admitió—, y de alguna forma, también hubiese querido olvidarla. Entonces, ambos estaríamos bien. O al menos, mejor.

—Perdona, Suga —Seokjin habló con suavidad—. Pero no comparto eso —el de cabello azul levantó la vista, mirándolo con sorpresa—. Yo sí quiero recordar a Taehyung. Sí quiero, porque es la persona que amo. Él vivió, fue alguien, y yo tuve la suerte de ser su amado —comentó con convicción—. Quiero recordarlo por todo lo bueno que vivimos juntos. Por todo el amor que me dio, y por... —su voz se entrecortó—. Porque eso significa que existió.

El contrario le lanzó una mirada herida.

—Recordar es doloroso.

—Olvidar es triste.

—Si estuvieras en el lugar de Taehyung, ¿realmente querrías que él sufriera por guardar tu recuerdo?

—Es doloroso, es cierto —aceptó—. Pero es la persona que me amó. Gran parte de mi vida, ahora, es él. Y si él me recuerda, entonces mi existencia no fue en vano. Alguien me amó, Suga —sonrió levemente—. Alguien se entregó a mí, y yo a él... Es... Es lo mejor que me pasó. No hay forma de que quiera olvidarlo.

El guía volvió a bajar la vista, negando con la cabeza —Las personas olvidan tarde o temprano.

—Por eso somos personas. Recordarlo no tiene por qué ser algo malo. Doloroso seguramente sí... Pero tarde o temprano, puedo aprender a atesorar todo lo que vivimos. Su imagen, las emociones que me provocó... Todo el amor que me dio. Y sigo creyendo que merece una nueva oportunidad, aún si al final no es conmigo —respondió Seokjin, bajando la mirada, donde nuevas lágrimas se desprendieron—. Quiero salvarlo... ¡Quiero salvar a Tae! —sollozó— ¡Merece algo mucho mejor que esto! —se cubrió el rostro, hipando—. Quiero tomar su lugar... Por favor, llévenme a mí, y dejen que viva como un humano común... —Suga volvió a sentirse impotente. Seokjin estaba destrozado—. D-debe haber alguna forma —miró al guía con súplica—. Yo les ayudaré. ¡Yo seré el Ser del Continuo que necesitan! —aseguró, con desesperación— S-sólo denme sus habilidades, y déjenlo en paz ¡¡Taehyung debe vivir!!

Por enésima vez, el menor le esquivó la vista. Suga lo sabía. No había forma de que algo tan descabellado pudiese ocurrir. Nadie podía traspasar sus habilidades a otra persona, los poderes no eran "paquetes" que se repartían entre algunos pocos, era mucho más complejo que eso. Ninguno podía renunciar, intercambiar u ocultar su naturaleza.

De repente, un resplandor blanco inundó todo el recibidor con aquella típica luz cegadora.

Seokjin miró nervioso, protegiéndose los ojos con un brazo hasta que reconoció a su novio como el origen de aquel fulgor blanco.

Taehyung estaba solo, vistiendo el pijama, con la cabeza baja y un semblante lleno de resignación.

En cuanto aquel brillo se extinguió por completo, el castaño avanzó con torpeza, sus brazos extendidos hacia el menor. El terror recorría y presionaba cada fibra de su cuerpo. No sabía qué decirle, cómo poner en su boca las palabras adecuadas ante todo lo que vendría.

—Taehyung... —lo llamó, ocasionando que el rubito entonces volteara a mirarlo. Sus miradas se encontraron como tantas otras veces, pero ahora se sentía diferente. Quizás porque incluso sin hablar, los dos sabían cómo se sentía el otro, y ninguno quería decirlo en voz alta.

Sin más que silencio, el rubio se aproximó con pasos firmes hasta detenerse frente a él. Seokjin contuvo el aliento, con los labios y las manos temblando. Con el aire escapando de sus pulmones y asfixiándolo. Sus ojos grises lloraron tristeza.

Taehyung subió ambas manos hasta su rostro, recorriéndolo de forma rápida en cada centímetro, bajo una mirada miel cálida y amorosa. 

—Está bien, cielo —habló con una voz profunda y suave.

El castaño apretó los ojos.

—¡N-no! ¡¡Nada está bien!! —su voz se volvió quebradiza y aguda—. No quiero esto. No así, Taehyung.

—No tenemos opción —dijo apacible. Sus ojos claros lo observaron en todo momento, en la cercanía de su rostro—. Lo único importante, es que tú vas a estar bien —Seokjin negó, con las manos tibias de su novio todavía en sus mejillas. Sin poder contenerse, más lágrimas salieron trazando el mismo camino irregular que empapaba su piel—. Jinnie —el rubio siseó en voz baja—. Sí —replicó a su gesto—. Vas a estar bien. Yo sé que vas a vivir, saldrás del hospital caminando por tu propia cuenta, sin más que algunas heridas que van a sanarse. Y... —se interrumpió, para tragar—. Y vas a olvidar todo esto, para p-poder estar bien, ¿de acuerdo? —su vista se puso nublada, y de sus ojos rebalsaron unas primeras lágrimas —El castaño fijó su mirada desconsolada en la suya, notando su propio reflejo—. Vas a volver a clases, v-vas a volver a tu club. Verás a tus amigos. Tendrás el apoyo de tu familia y de los que te aprecian, para mejorar pronto —continuó Taehyung, tratando de mantener la voz firme—. Y quizás algún día cuando me hayas olvidado, encuentres a alguien, y te enamores otra vez.

—No —negó en un hilo de voz—. No quiero olvidarte. Jamás. Nadie podrá tomar tu lugar, ¿me oíste? —ahora fue Seokjin quien subió las manos atrayendo su rostro hasta chocar sus frentes—. Te amo. Te amo, y no quiero olvidar eso. ¡No voy a encontrar a nadie más, porque te tengo a ti!

Suga observaba de pie en silencio, a un costado. Les dio la espalda, presionando los puños ante la frustración. Estaba escuchando el dolor de los dos, sabía que no querían separase. Sabía que se amaban.

—Vas a hacerlo de todas formas —replicó el rubio—. Ambos nos olvidaremos del otro... Será como si esto jamás hubiese ocurrido —comentó, bajando la vista con resignación.

—Pero yo no quiero olvidarte, Taehyung —declaró con seguridad, volviendo a buscar su mirada.

—Yo tampoco quiero hacerlo, pero ¿¡qué se supone que hagamos!? —sollozó con angustia, dejando a un lado las apariencias— ¡¡No quiero irme!!... —cerró los ojos— ¡¡Quiero quedarme contigo!!... Hicimos una promesa, ¿recuerdas? —le enseñó su mano, señalando la alianza de plata. El mayor observó el anillo, sin saber qué responder para calmarlo—. Prometimos estar juntos —Seokjin tuvo que conformarse con darle un abrazo. Lo sostuvo contra su pecho envolviendo su espalda con los brazos, resguardando la cabeza contra uno de sus hombros. Pudo sostenerlo sintiendo su calor, oyendo su llanto crecer. No sabía cómo infundirle calma. Ni siquiera sabía cómo calmarse a sí mismo—. Jin, yo soy real —sollozó abrazándose a él con fuerza —Estoy aquí, contigo. ¿Te das cuenta?... ¡No quiero que me olvides! —admitió aferrando las manos temblorosas a su ropa.

Suga tuvo que voltear ante aquella declaración.

Creyó que el rubito intentaría mostrarse más fuerte, como pretendió hacerlo en un principio, pero finalmente había puesto en voz alta sus verdaderos deseos. Los que se supone que debías acallar para no herir al otro. Para no volverlo todo más difícil.

Su mirada oscura volvió a inundarse. Él tampoco quería que lo olvidaran. Ya habían transcurrido cuatro largos años, desde luego que lo más probable era que su familia fuesen las únicas personas que todavía le recordaran. Incluso, puede que ellos también continuaran viviendo su vida de forma normal. Y eso era bueno, ¿correcto? Eso era lo mejor. Suga sabía que así era mejor... Pero el dolor de saberse olvidado en la cama de un hospital no podía hacer más que entristecerlo. Muy en el fondo, y aunque le había dicho lo contrario a su anomalía, quería creer que alguien todavía conservaba recuerdos suyos. Buenos recuerdos. Y por supuesto que deseaba que su novia fuera feliz, la transición indudablemente la había dejado destrozada. Y al mismo tiempo, si llegaba a enterarse que tenía una nueva pareja, lloraría como un niño al saberse olvidado. Porque él todavía podía recordarla a ella, y quería ser recordado también.

—Y-ya sé que intenté quitarme la vida —prosiguió el menor, hablando contra uno de los hombros del castaño— ¡Y yo sé que todo sería mejor si no estuviera aquí! P-pero... Quiero ver a mi familia —admitió entre lágrimas— ¡Quiero ver a mi mamá, y a mi papá! ¡¡Quiero abrazar a mis hermanos!!... Aunque sé que no fui el hijo o hermano perfecto, ellos sí fueron la familia ideal para mí... Y no voy a volver a verlos nunca —hipó—. Ellos cuidaron de mí todos estos años, lidiando conmigo. Q-quiero verlos, Jinnie ¡¡Quiero decirles adiós!!

—Tae —Seokjin se retrajo tomándole el rostro—. Juro que si yo pudiera, ¡no dudaría ni un maldito segundo en tomar tu lugar! —explicó mirándolo a los ojos—. Tú mereces algo mucho mejor que esto.

—Jin, no hay forma —replicó sujetándolo—. Ellos van a llevarme. Te lo dije, ambos olvidaremos al otro, y será lo mejor. Además, cielo... —acercó sus labios a los suyos, dejándolos a escasos milímetros—. Yo no quiero vivir en un mundo donde no estás tú.

—Taehyung, ¿¡te estás escuchando!? —protestó el mayor, contrariado.

—Yo en verdad prefiero irme a tener que enfrentar tu ausencia... No lo soportaría. Pero cielo, tú eres mucho más fuerte —sonrió levemente—, tú podrás lograrlo.

—No quiero lograr nada.

—Jinnie, creo en ti —el menor volvió a acariciar su rostro, esta vez con un poco más de torpeza—. P-por eso, vamos a hacer un pequeño cambio —sujetó su mano, mirando el anillo—. Quiero que me prometas que vas a ser feliz, aunque no estés conmigo.

—Taehyung... Basta...

—Debes prometerlo —insistió, antes de dejar un beso en su mano—. Que vas a vivir sin resentimientos. Que aprovecharás tu vida al máximo. No importa si me olvidas, o si no lo haces... N-nosotros nos tuvimos el uno al otro todo este tiempo, y eso no va a cambiarse, ¿de acuerdo?

Seokjin no perdió más tiempo, y pegó sus labios a los de su novio en un santiamén. Bajó las manos hasta su cintura, atrayéndolo a su cuerpo. Y sintió a Taehyung enredar sus brazos en torno a su cuello, mientras le devolvía el beso con desesperación.

El castaño apretó los ojos, en un intento por conseguir grabar aquel recuerdo de todas las sensaciones que experimentaba, en su memoria. En algún lugar como un armario bajo llave, para que nunca nada ni nadie consiguiera arrebatárselos. Él lucharía de todas las formas posibles para recordar al amor de su vida.

—Te amo —le sonrió el rubito mientras sus ojos permanecían empapados. Un dolor punzante atravesó el pecho del mayor. Lo miró un instante, para luego volver a besarlo. Trasladó sus labios a sus mejillas y luego los subió hasta su frente y cabello.

—Te amo, tesoro —sollozó, volviendo a abrazarlo—. Y quiero ayudarte. Me odio por no ser capaz de hacer algo p-para ayudarte... —admitió sobrellevado.

—Me ayudarás si cumples lo que te pedí —replicó Taehyung, escondiendo su cabeza en su pecho. Sus delgados brazos rodearon su espalda, sintiendo el palpitar agitado del corazón del castaño. Retrajo los brazos encogiéndolos, y así Seokjin lo contuvo por completo, mientras intentaba dejar de llorar. El menor sonrió un poco, y se permitió descansar un momento en su lugar favorito. Respiró hondo, buscando calma.

Suga tragó. Se acercó hasta la puerta, y decidió que les concedería un tiempo a solas. Lo necesitaban.

Salió del departamento sin que ninguno lo notara. Empezó a caminar, tratando de llegar fuera lo más pronto posible. Necesitaba aire. Incluso si no podía, literalmente, respirarlo... Bastó para que consiguiera tranquilizarse. La noche no estaba tan fría como en ocasiones anteriores.

El guía levantó la vista hacia el cielo nocturno, notando un ligero color cálido en el manto cubierto de oscuridad. Una pantalla enseñaba un reloj digital en uno de los edificios cercanos, el día domingo acababa de comenzar.

Todo acabaría el lunes. El mundo, que se movía con total normalidad, los coches circulando. Las pocas personas caminando... Todo. Suga mantuvo la vista fija en el suelo, hasta que notó pequeños cristales blanquecinos filtrándose en medio de sus zapatos hasta golpear el suelo y desaparecer. Alzó la mirada, topándose con lo que era la primera nevada del año.

Sus ojos oscuros resplandecieron ante el espectáculo de los copos danzando mientras aterrizaban en todas partes.

Entonces, fue cuando tomó una decisión. Regresaría a La Central, en busca de alguna respuesta. ¿Realmente era imposible intercambiar lugares?... Revisaría el protocolo, el estatuto de las normas vigentes y las posibles... Con la intención de encontrar algo que pudiese revertir la situación en la que estaba Taehyung.

Quizás, daría con alguna pista. Con la letra pequeña, con alguna excepción. Incluso podía inventar una solución si encontraba manera de hacerlo. Quería ayudar. Estaba dispuesto a hacer un intento para averiguar cualquier cosa que pudiera evitar la partida de Taehyung, y el dolor de Seokjin.

♦♦♦    

3:26 AM Domingo (día 13)

Suga miró discretamente hacia la habitación, divisando a los novios recostados sobre las sábanas, abrazados al otro y profundamente dormidos.

No podría hablarles por el momento, y suspiró con alivio. Se apoyó contra la puerta, pegando la espalda y dejándose caer hasta el suelo del pasillo. Llevó una mano nerviosa a su cabeza, revolviéndose el cabello.

¿Realmente lo haría?

Si bien La Agencia no impartía castigos o recompensas a las Entidades que la componían; lo cierto es que los números tenían peso. A nivel estadístico, sobraban Reparadores, faltaban Seres del Continuo, y los Auxiliares escaseaban. La Central estaría mucho mejor organizada y distribuida de contar con un número más proporcionado entre los distintos tipos de Entidades, por lo que los más valiosos eran los Seres del Continuo... Pero más valiosos todavía, eran los Auxiliares de Redefinición.

Una idea lo golpeó como si de un rayo se tratase, mientras revisaba la información que tenía disponible al igual que los demás Reparadores. Taehyung era un Ser del Continuo. Ya había tenido su Despertar, rehusándose a acatarlo. Es decir, en el mundo restringido, él ya era consciente de que no debía permanecer en aquel lugar. Por más que buscó y rebuscó, Suga no encontró nada sobre lo de un humano suplantando a una Entidad, o el traspaso de poderes. Pero lo que sí halló, fue el estadístico, que le recordó la notable falta de Auxiliares, y un archivo que hablaba sobre las múltiples utilidades en las herramientas diseñadas para los Reparadores.

Sus superiores ya habían utilizado una, pero a Suga le quedaban dos: La interacción con el mundo físico, y la capacidad de trasladarse a otro espacio. El de cabello azul negó con la cabeza, sudor frío empapaba su rostro, podía sentirlo. Tragó duro, mirando hacia la nada.

Sabía que podía llegar a negociar su permanencia en La Central siendo uno de los seres que tanto necesitaban, con la condición de que dejaran a Taehyung en el mundo humano.

¿Se forzaría a permanecer por la eternidad en aquel lugar del que siempre quiso escapar, sólo por ayudarle a alguien más?... ¿Renunciaría a la oportunidad de despertar y recuperar su vida?

¿Realmente lo haría?  















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Se nos acaba la estadía en el Mundo Alterno. Por eso mismo les dejo cómo se supone que lucen los personajes aquí :)

¡Hasta el siguiente! :)




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