~ 39 ~
Estaba apenas más calmado. Según su teléfono, habían pasado tan solo diez minutos. Decidió regresar a su asiento en la parte trasera. Estando allí, una hora le parecería una eternidad a Seokjin.
Hoseok a su lado, tenía un puño cerca de sus labios, totalmente quieto y callado.
El castaño lo miró un momento.
—¿Hoseok? —lo llamó con duda.
—¿Ya eres Seokjin otra vez?, ¿O sigues siendo ese sujeto violento que por más inútil que sea sigue golpeando un coche?
—Lo siento —se disculpó arrepentido—. N-no me esperaba esto. Y lo que más me desespera es no saber de Taehyung —confesó.
Los ojos aguados del menor lo observaron, perfilando su silueta esbelta en medio de la oscuridad. Las líneas de Seokjin eran delgadas y suaves. Traía el abrigo de invierno que compraron juntos en uno de sus muchos paseos al exterior, y usaba el perfume amaderado cuyo nombre no podía recordar, pero sabía que estaba entre sus favoritos. Su cabeza baja era signo claro de angustia, la que no podía ocultar por más que se lo propusiera. Apretaba con fuerza las manos nerviosas sobre sus rodillas, gesto que usaba como vía de escape a toda su ansiedad.
Allí estaba, otra vez junto al hombre que conocía perfectamente, al que había amado con locura.
Al que todavía amaba.
—Tengo que decírtelo... P-pensaba buscarte después de todas formas, pero quizás el momento sea éste —habló con aflicción.
El pelirrojo volvió su vista hacia sus zapatos.
Había acabado allí por una mentira del columnista. Namjoon le pidió que lo acompañase a buscar un manuscrito para devolverle un favor a uno de sus compañeros, y después lo llevaría con Randy, para jugar juntos un rato. Hobi no estaba sintiéndose bien como para asistir a clases, y pensó que pasar tiempo con un amigo lo ayudaría. Jamás vio venir que al decirle "Siéntate aquí, ayudaré a Tony con los documentos más pesados, él vendrá con nosotros" estaba entrando en su juego. El pelinegro regresó con su ex, y con su novio actual.
Ahora lo único que quería, era marcharse.
Ni siquiera estaba seguro de querer escuchar lo que se suponía que Seokjin iba a decirle.
—¿Namjoon te ha hablado sobre cómo lo conocí?... ¿O por qué estaba buscándolo? —quiso saber.
—No en detalle.
—¿No te ha hablado sobre Suga? —inquirió mirándole de reojo.
Hoseok levantó la cabeza y sus miradas conectaron después de días, fue como si la represa que se oponía al flujo de todas las emociones compartidas entre ambos terminara fracturándose ante el ímpetu de dos corazones sufridos que ansiaban hallar paz.
Aun en la oscuridad, pudieron reconocer en el otro a la persona por la que sentían un cariño sincero, y el dolor de una separación que dejó grietas de amargura y dudas.
—No —respondió el pelirrojo.
Esa sería una larga charla. Quizás cincuenta minutos no bastarían
El mayor ya había desatado su furia inútilmente. Sólo le quedaba rogar que nada malo le ocurriese a su novio en compañía de aquel muchacho pelinegro, a quien, estaba convencido, no conocía.
♦♦♦
—Detente. Para ya —Namjoon hacía caso omiso de los pedidos de Taehyung—. Hemos estado caminando por más de veinte minutos, basta.
—Si te suelto, nada me asegura que no saldrás corriendo.
El menor se dejó arrastrar, frustrándose por no poder presentarle más resistencia aun haciendo que el contrario lo acarreara con todo su peso.
—Estoy mareado —se quejó.
No era del todo falso. Apenas estaba habituándose a respetar todas las comidas del día, y aquel era el primer "paseo" que daba en semanas. Llevaba caminando más de una hora, sumando el capricho de Namjoon por sacarlo del coche, junto con el recorrido que había hecho encadenado a una mano de Seokjin.
El pelinegro se detuvo. Lo miró con recelo.
—No estoy mintiendo —suspiró cerrando los ojos, para añadirle peso a su semi actuación.
—Estás enfermo, ¿no es así?
Taehyung lo miró de reojo.
—Pensé que Seokjin te lo había dicho.
—Entonces es cierto...
—No es ningún secreto —tosió tras dar algunas bocanadas de las cuales escapó vaho. Estaba haciendo frío.
—Lo siento —se disculpó el mayor—. Aunque digas eso, no pienso soltarte.
Taehyung volvió a suspirar.
Estaban en medio de la calle. Habían caminado lo suficiente como para alejarse de la zona céntrica y ahondarse en la tranquilidad de los primeros barrios residenciales, donde había poco tráfico y muchas menos personas.
—¿A dónde pensabas llevarme?
—A ningún sitio. Pensaba caminar durante treinta minutos siguiendo alguna dirección al azar, y luego volver —admitió despreocupado.
—Sí bien, yo necesito sentarme —tiró de su brazo y enfiló hacia el cerco de un árbol.
Una línea rectangular de asfalto se levantaba unos veinte centímetros del suelo, encerrando un joven cerezo ahora deslucido por el frío invernal, del mismo modo que a los demás árboles que estaban en fila a lo largo de toda la acera por donde caminaban.
Taehyung se dejó caer soltando un jadeo. Namjoon se quedó de pie justo a su lado.
—Descansa. Volveremos desde aquí.
"Me arrastra por toda la ciudad y de repente finge ser considerado... ¿Qué pretende?" pensó Taehyung, aunque realmente se alegraba de escuchar aquello. No se lo transmitió al mayor. No estaba cómodo con él, ni con lo que había hecho. Jamás debió separarse de su novio.
—Allí hay una máquina expendedora, si quieres puedo-
—No —lo cortó en seco.
El columnista bajó la mirada y guardó una mano en su bolsillo, escondiendo el mentón en el interior de su abrigo. Quizás era inútil mostrarse amable tras haberlo llevado por la fuerza los últimos veinticinco minutos.
—Esto no es personal, Taehyung —se animó a decir un minuto después— Lo hice por Hoseok.
El rubio hizo una mueca frunciendo los labios sin dejar de mirar al frente, disgustado.
Namjoon lo imitó, deteniéndose a observar la fachada de las casas.
—No contaba con que tuviera que traerte.
—Yo decidí acompañarlo —replicó molesto.
Lo único que faltaba, era que el pelinegro pensara en él como un niño patoso que no dejaba en paz a Seokjin. Eso no era así, no. Ellos eran pareja. Ambos podían hablar, y decidir en conjunto. Taehyung lo miró insistente, y sin obtener respuesta, volvió su vista al frente, tragándose las lágrimas.
Sabía perfectamente que estaba junto a La Persona Requerida de su novio. Sabía que si éste se oponía a brindar su ayuda, las cosas se complicarían todavía más para Seokjin y Suga. Él no estaba en posición de hacerse el ofendido, o el quisquilloso. Su cuerpo no lo ayudaba demasiado, por lo que caminó quejándose pero sin querer pedir ayuda a quienes pasaban cerca, no debía hacer el problema más grande. No, por el bien de esas dos personas que pendían de un hilo de esperanza.
—Devuélveme el teléfono —le dijo tratando inútilmente de no sonar hostil.
—No. No hasta que regresemos.
—Debe estar preocupado —mustió sintiendo su corazón encogerse.
Sólo quería avisarle que estaba bien. Seokjin podía ser muy paranoico algunas veces. Suficientes preocupaciones le causaba con su estúpida enfermedad como para darle una extra por decisión de un tercero.
—Fui claro. Una hora —el columnista se mantuvo firme.
Taehyung sentía que lo odiaba.
Lo único que pudo hacer, fue apretar los dientes y esperar que los siguientes treinta minutos transcurrieran rápido. Las piernas empezaban a dolerle, el abrigo que vestía dejaba que el frío penetre en su piel y su pecho agitado. La temperatura descendía cuando el sol dejaba de alumbrar, y faltaba poco para que cayera la noche.
Cuando el descanso acabó poco despúes, Namjoon le dio un tirón retomando el paso. El rubito trastabilló hasta que estuvo otra vez tras él. Sentía el brazo izquierdo dormido, estaba seguro de que el mayor hacía más presión con su mano de la necesaria.
—Si no hacía esto, ellos jamás lo solucionarían.
—Jin tenía intenciones de buscar a Hoseok, me lo dijo —informó Taehyung desde atrás—. Tú simplemente te adueñaste de lo que les pertenecía a ellos.
—Lo hice por mi amigo —corrigió— Y porque Seokjin fue un hijo de puta con él.
—Ah vaya, ¿Así que ahora resulta que querías acostarte con un hijo de puta?
El pelinegro hizo un movimiento brusco, deteniéndose en seco y volteando a mirarlo.
—Me estás cansando —le dijo mirándolo con dureza.
—Y me alegro —el menor le hizo frente—. ¿Qué se supone que estás haciendo?, ¿Jugando a ser Cupido?... ¿Cómo te sentiste al saber que besaste al ex novio de tu amigo?
—Cállate —se volteó.
—Debió ser un golpe duro —continuó Taehyung—. Por eso ahora intentas remediarlo... Para limpiar tu consciencia y atenuar tu amargura. Porque Seokjin está conmigo.
El mayor centró su atención en el camino, y volvió a andar. Cargar con él era como llevar un prisionero a las mazmorras. Quizás Taehyung lucía inocente, pero en realidad era altanero y detestable. Namjoon no podía dejar de preguntarse qué diablos le veía el castaño. No era más que un chiquillo inmaduro.
—Para este momento, espero que estén hablando como adultos y haciendo las paces. En verdad lamento que Seokjin no pueda ver más allá de todo esto —lo miró por sobre un hombro—. Cualquiera en su lugar no dudaría en elegir a Hoseok. Él es por mucho la mejor opción que pudo tener.
—Eso probablemente sea cierto —contestó el rubio, sin ofenderse—. Me consta que hizo muy feliz a Seokjin y viceversa. Quisiera darle las gracias. En parte, es por él que nosotros estamos juntos ahora.
Namjoon percibió su comentario cargado de ironía. Se detuvo y se acercó a él para mirarlo de arriba abajo.
—No tienes ningún derecho a burlarte por lo que pasó entre ellos. Eres más insoportable de lo que imaginé. Te crees lo mejor para Seokjin cuando lo más probable es que esté tolerándote para no sentirse culpable. Es demasiado sensible, incluso en un mundo que no es el suyo. Me das lástima. Y él debe tenerte lástima también, es imposible que exista algo más.
—Habla todo lo que quieras. Lo que él y yo tenemos no es tu asunto. Y no necesitamos probárselo a nadie —declaró con convicción—. No sé por qué pensé que podía llevarme bien contigo, ni siquiera eres su amigo en realidad —murmuró.
—Si fuéramos amigos, jamás le permitiría enredarse con alguien así. Por algo ustedes son prácticamente desconocidos en su plano original.
—Está conmigo aquí, eso es suficiente. Tú eres quien apenas lo conoce —replicó el menor con fastidio.
—Lo conozco lo suficiente como para saber que merece algo mejor que tú.
Hubo un silencio abismal. Sus miradas se enfrentaron como las puntas de dos lanzas enterrándose en el contrario, haciendo daño hasta sangrar. El duelo fue firme y severo, hasta que uno de los dos no resistió más.
Los labios de Taehyung se volvieron temblorosos, acallando dolor y enojo. Bajó la vista hacia el suelo, su cuerpo estaba tieso y sus ojos llorosos. Los mareos y el cansancio no le permitieron hallar respuesta, y en realidad, en el fondo ya lo sabía.
Sabía que jamás sería suficiente.
Y si ya lo tenía asumido, ¿Por qué oírlo de un tercero le dolía tanto?
♦♦♦
Cuando Seokjin comenzó a hablar, comprobó nuevamente lo descabellado que se oía la temática de consciencias, realidades y entidades. Entendió que empezó a asumirlo sin saber exactamente cuándo.
Hablar con Hoseok quizás no le devolvería su vida en su mundo original, pero por tonto que fuera, contarle a alguien más sobre sus locos días aventurándose en una realidad donde todo era diferente y excesivamente complicado, le ayudaba a contemplar en detalle su propia tenacidad (o estupidez). Lógicamente, tenía cosas de las cuales se arrepentía. Pensar en eso sólo le causaba malestar, así que decidió enfocarse en lo que todavía estaba a su alcance. Hoseok era motivo para recordarse que era un fracaso como novio, y que debía esmerarse el doble con Taehyung.
Dejando a un lado los temores y el orgullo, abrió su corazón del mismo modo que hizo en su momento con el pelinegro y con su novio. La sensación de ser un alma vulnerable y desafortunada le producía vergüenza. Tampoco podía dejar de cuestionarse su propia naturaleza cobarde, la que lo había llevado a ser el canalla que terminó jugando con dos muchachos que le ofrecieron amor sincero.
Cuando finalizó su relato tras explicar en detalle su niñez con él, el rol de Namjoon, la existencia de Suga y lo importante que Taehyung era en su vida, aguardó. Los primeros segundos de silencio tras haberlo dicho todo hicieron que su estómago se estrujata por el miedo al rechazo, a ser tachado como farsante, como un lunático.
Una parte suya se preparaba para lo peor. Para ser insultado ante cualquiera que tuviera sentido común y no se dejara embaucar por unas cuantas palabras complicadas y un relato bien armado. Pero otra parte, sin embargo, rogaba porque ese alguien que acababa de oírlo, le creyera.
Mantuvo su vista al frente, y no comentó nada más. Demasiado nervioso por lo que fuera a decirle Hoseok, cerró los ojos con fuerza, conteniendo el aliento. Lo odiaría, ¿no es así?
Claro que sí. O peor, se alejaría del todo.
Levantó la vista hacia el parabrisas, con el sollozo asfixiándolo. Ellos no regresaban. Taehyung no regresaba. Suga se había marchado. Namjoon moriría. Todo se volvió irremediable, y lágrimas rodaron por sus mejillas.
¿Y si finalmente le había hecho algo a su novio?
¿Y si se quedaban allí encerrados por más horas?
¿Qué pasaría con él?, ¿Con Suga?... ¿Con su vida?
La angustia lo forzó a soltar un llanto ruidoso. Se cubrió el rostro con las manos temblorosas, olvidándose momentáneamente del muchacho sentado a su lado.
Estaba solo, tan solo.
Ten aterrado por entender que podía terminar perdiéndolo todo.
¿A quién quería engañar? No tenía absolutamente nada controlado. No había acepado nada. No era valiente, no. Era un cobarde que quería continuar viviendo.
Quería amar más, estaba convencido de que apenas estaba empezando, y quería estar con Taehyung. Quería regresar el tiempo y evitar herir a Hoseok. Quería ayudarle a Suga a salir de su estado, y estrecharlo entre sus brazos. Quería volver a ver a Namjoon y a Jimin en la universidad, a su lado, riendo, quejándose de los profesores y de los trabajos a entregar. Todavía debían juntarse los tres en aquel bar que había abierto hacía poco, al que planificaron ir y jamás ocurrió. Quería pelearse con Jimin para sacarlo de la cama en las mañanas, prepararle café. Ver a Namjoon. Oír sus palabras, su "chicos, creo que perdí algo" antes de anunciar el objeto extraviado. Moría por abrazarlo. Por pedirle perdón por ser el causante de encarnar un problema de discontinuidad, por arruinarle el futuro. Por tomar su vida... Quería ver a su familia. Oír la risa de su madre, recibir uno de sus amorosos besos en la mejilla. No podía concebir que aquella preciosa mujer estuviese muerta, no. No tan joven, tan saludable. No sin decirle una última vez lo mucho que la amaba. Su hermano y sus consejos, también sus bromas. Su padre, tan respetable hombre con sonrisa benévola y manos fuertes, que lo estrechaban con afecto. Quería verlos a todos, despedirse de todos. Darles las gracias y disculparse. Incluso quería ver una vez más al muchachito pelinegro de ojos brillantes, Jungkook.
Tenía tantas ganas de solucionarlo todo.
Lloró. Lloró como en las noches anteriores, quizás incluso más, notando su patética voluntad, su debilidad mental y emocional. Las muchas falencias que tenía lo convertían en esa alma desgraciada e inútil.
Namjoon. Namjoon aparecía en su mente a cada momento. Suga fue claro, moriría. No volvería a verlo jamás. Su amigo, su hermano del corazón. El que alguna vez pensó el ser más admirable sobre la faz del planeta. No podía ser así. No él. Tenía tanto por hacer, tantas cosas estaban a su alcance y de repente se esfumaban. Tanto talento y genialidad desperdiciados, tan maravilloso ser, arrinconado en un túnel negro de paredes metálicas, colmado de gritos y pánico. Rodeado de humo, con el sabor amargo de la sangre en la boca. Con la maldita incertidumbre. Y la frustración de no haber hecho algo diferente. Por Dios, no. Namjoon no.
Rogó, imploró. Apretó los ojos y rezó para que no ocurriera. Que pudiera verlo una vez más. Sano, salvo, sonriente y amable, como siempre... Pero ¿Por qué se había llevado a Taehyung?, ¿Por qué ese arrebato tan inesperado lo llenaba de dolor?... Empezaba a entender que aquel esbelto pelinegro poseía un lado que él jamás conoció. Era como estar a ciegas, sin saber qué esperarse de su parte. A estas alturas, temía que con tal de ser capaz de conseguir lo que quería, se atreviera a lastimar a alguien.
A Taehyung.
No lo haría, ¿verdad?... Ni siquiera se había planteado la posibilidad de que trabara el coche y se lo llevara. Ahora estaba demasiado nervioso pensando en las infinitas posibilidades que antes no consideró.
Hoseok a su lado lo miraba acercándose intentando tocarlo, demasiado asustado por hacerlo. Acababa de oír una historia muy extraña, y estaba viendo a su ex novio despedazado, sentado a su derecha.
—Seokjin... Seokjin, p-por favor cálmate.
El castaño negó con la cabeza. Ni siquiera podía consolarse en él, eso lastimaría más al de ojos cafés.
Hoseok se sentía aturdido, y sobre todo triste. Le dolía verlo así.
—Seokjin...
—¡Tengo tanto miedo! —admitió al conseguir articular la voz, rasposa y entrecortada, mientras se cubría el rostro con las manos—. No quiero que se acabe así —sollozó— Lo siento, Hobi. Por todo lo que te hice, de verdad —lo miró con los ojos enrojecidos— Desearía que l-las cosas cambiaran, y p-poder... Pero no puedo ¡No puedo! —volvió a llorar. El pelirrojo lo miraba apretando los labios, ¿Realmente pensaba que se había ganado su rencor?—. Eres una persona muy importante en mi vida —continuó el mayor— ¡No quiero morir sabiendo que me odias!
—Estás equivocado. No te odio, no podría —contestó intentando calmarlo.
—No mientas... Incluso yo me odio —hipó—. Taehyung y tú sufrieron por mi culpa. Y fui muy injusto contigo, Hobi... M-me enamoré, y no me detuve demasiado a pensar en lo que te hice, lo sé. No puedo remediarlo, pero aunque no sirva de nada quería disculparme por ser tan egoísta y p-por... porque sé que no cambiará que me odies —su voz se volvió quebradiza una vez más.
—Yo no te odio, Seokjin —repitió, con más firmeza—. Agradezco que te disculpes, pero si todo lo que mencionaste es cierto, entonces no hay nada más por hacer —su cuerpo se tensó—. Tú tomaste tu decisión... Y eso no cambiará lo que ocurrió. Quiero pasar página. Debo hacerlo.
—Perdóname —sollozó— Incluso pedirte que lo hagas es egoísta, jugué con tus sentimientos, tienes millones de motivos para aborrecerme, ya lo sé, yo-
—Mierda, Jin —le tomó el rostro, haciendo que lo mire—. Te amo.
Seokjin sintió la punta de la yema de los dedos del contrario haciendo leve presión sobre sus mejillas, con una mirada que estaba más encendida que nunca. Por un minúsculo instante, estuvo seguro de poder escuchar perfectamente los latidos del pelirrojo y nada más.
Bajo esos ojos cafés que se volvían más y más dulces, se petrificó.
—Te he amado con mi alma. Estuvimos juntos por mucho tiempo, no voy a olvidarte en un par de días. No funciona así —comentó, soltándole despacio—. Todavía te amo, Seokjin... Y no importa —prosiguió antes de que el mayor pudiese decir algo— Si vienes de otro mundo, o de otra realidad. Yo amo al muchacho que está aquí, ahora mismo.
—Hobi... —el castaño suspiró, haciendo un esfuerzo descomunal para sostenerle la mirada.
El menor sabía que tenía que superarlo. Era hora de enfrentarlo. Hora de sacarse de encima la angustia que carcomía su pecho, la que se instalaba en sus hombros, y no le permitía concentrarse en sus actividades. Ni en el baile, el estudio, o el trabajo.
Seokjin tenía novio, y no era él. No había culpable a señalar. Ni razón para seguir martirizándose por eso.
Le dolía. Pero de alguna forma aquella conversación que empezó pareciendo un relato de ciencia ficción, cobró sentido, e incluso expuso al castaño a un estado en el que era entendible que se sintiera devastado. No estaba seguro sobre si le creía o no, pero quería hacerlo.
Como fuera, oír disculpas era suficiente, y había calmado un poco su pequeño corazón, el mismo que le susurró que era momento de volver a ser Hoseok. De recuperarse a sí mismo.
El pelirrojo pasó una mano por su rostro.
—Te ves igual de guapo que siempre —sonrió levemente—. Lamento haberte golpeado. Dios, te dejé una cicatriz —acarició por sobre su ceja derecha, y vio cómo descendían unas últimas lágrimas de sus ojos platinados— Lo siento mucho. T-también lamento haber herido a Taehyung.
—Tu nariz —Seokjin subió una mano a su rostro también.
—Está bien, me lo merecía. Fue una fractura menor, incluso creo que me veo mejor que antes —sonrió alegremente.
El de ojos grisáceos sonrió también, asintiendo con la cabeza. Se limpió el rostro, y no demoró en inclinarse para poder abrazarse a él.
No podía sentirse más agradecido con Hoseok.
—Maldito Namjoon —suspiró—. Siempre se sale con la suya.
—Si no fuera así, no sería John —convino el pelirrojo, todavía abrazándole— No te preocupes, no le hará daño a Taehyung.
—No, ¿correcto? —Seokjin se sintió un poco mejor.
—Es un buen amigo.
El mayor se retrajo levemente.
—¿Se conocen hace mucho?
—Fue alumno de mi hermana. Y ella está casada con su primo, el dueño del club de billar, Randy —explicó. Aquello hizo eco en la mente de la anomalía. Recordaba haberlo oído antes, jamás imaginó que tendría tanta relevancia. Lo peor, era que estaba seguro de no conocer a nadie con ese nombre. Ante el semblante perdido del contrario, Hoseok continuó—. Nos conocimos en la boda, aunque ya había oído sobre él antes. Nos volvimos cercanos, más por el torneo de billar que por otra cosa. Quería que ambos se conocieran. Sabía de sobra que lo aplastarías si jugábamos juntos, pero jamás ocurrió —se encogió de hombros—. Y de todas formas, sucedió... Me lo imagino haciéndose el sexy contigo cuando se conocieron —rió— ¡Pagaría por verlo!
Seokjin se sorprendió ante la comodidad con la que hablaba el menor. Su risa era contagiosa, y por demás, rebosante de vida.
Eso es lo que quería. Recordarlo por su alegría y su buen humor. Por su belleza al exponer los hoyuelos en las comisuras de sus labios. Ése era el Hoseok del que se había enamorado en su niñez.
—Le daré un golpe en cuanto regrese —anunció divertido— ¡Imagínate que el muy infeliz debe estar riéndose justo en este momento! Nos la jugó muy bien, es bastante ingenioso, no voy a negarlo
El castaño asintió. Su mejor amigo podía idear planes como el resto de las personas, pero lo que lo hacía diferente era que él los llevaba a cabo. Más aún, que tenía éxito.
—¿Cómo se tomó que le dijeras que estabas saliendo con Taehyung?
—No muy bien.
—Seguro hizo esa cara que hace siempre, cuando frunce el entrecejo así —lo imitó—. Se cree irresistible. Tiene lo suyo, es cierto. Dejando de lado que hayas salido conmigo, me alegra que lo hayas rechazado. Le enseñará un par de cosas —se dijo en voz alta —Seokjin todavía se sentía un poco incómodo, y prefirió callar antes que comentar algo que pudiera estropearlo todo—. Pobre Taehyung —suspiró—. Debe ser difícil para alguien como él estar con John. Es un poco... Avasallante.
—Lo es —declaró el mayor sin dudar.
—Te preocupa. ¿Por qué no intentas llamarlo otra vez?... Ha pasado casi una hora —comprobó en su teléfono—. Deberían volver pronto.
Era increíble notar que Hobi hablaba sin una pizca de sarcasmo o enfado en la voz. Era precioso, simplemente demasiado precioso para alguien como Seokjin.
El castaño tecleó sobre su teléfono, con la esperanza de dar finalmente con su novio.
—Allí están —anunció el menor mirando por el parabrisas a dos jóvenes aproximándose a ellos. Seokjin se pegó al asiento delantero, tratando de divisar lo mismo que el pelirrojo.
Namjoon buscó en su bolsillo y le entregó a Taehyung su teléfono, antes de finalmente soltarlo. Con el llavero en su mano izquierda, presionó un botón y se escuchó el sonido del seguro saltando, abriendo el coche.
—Gracias —miró a su ex—. Te deseo lo mejor, y, uhm... T-te quiero —murmuró con timidez.
—También te quiero, Seokjin.
El castaño abrió de inmediato tras saber que podía salir, y al ponerse de pie clavó sus ojos en el rubito que seguía junto al columnista, quién se encaminaba hacia su amigo.
El menor sonrió con alegría, y echó a correr sin esperar ni un segundo más. Pudo ver que su novio extendía sus brazos para recibirlo. Sin embargo, su imagen se tornó borrosa al tiempo que las piernas dejaban de responderle.
Taehyung sintió que el mareo llegaba a su punto máximo, todo empezó a dar vueltas, antes de tornarse en oscuridad.
Seokjin lo supo. El jovencito de abrigo negro se desmayó. Alcanzó a sujetarlo tras apresurarse lo suficiente, y enseguida trastabilló para envolverlo en sus brazos.
—Tae, ¿me escuchas? —lo llamó, preocupado— ¡Tae!
Hoseok y Namjoon no tardaron en acercarse.
—¿Qué le ocurre? —inquirió el pelirrojo alarmado.
—Perdió la consciencia —respondió acelerado—. Llama a una ambulancia, pronto. Tú —clavó sus ojos grisáceos en el escritor con furia— ¿¡Qué fue lo que le hiciste!?
Namjoon retrocedió, aturdido por el grito.
—N-nada, solo... Estuvimos caminando todo este tiempo...
—¿¡Acaso no te das cuenta de que su condición es diferente!?, ¿¡Cómo te atreviste a llevártelo sin más!? —cuestionó envenenado por la ira, de rodillas en el suelo con el menor en brazos.
—¡Lo siento! —el pelinegro se disculpó agachándose—. Lo siento, no parecía estar mal hace un momento. Hicimos tan solo un pequeño descanso, nada más. N-no comió, ni bebió nada...
Seokjin desvió su atención al rubito en cuanto éste empezó a balbucear.
—Tranquilo —lo elevó en sus brazos acercando su cabellera para depositarle un beso pequeño—. La ayuda viene en camino. Resiste, ¿sí? —le habló con suavidad. Verlo tan pálido lo angustió todavía más.
—Jin... —abrió y cerró los ojos despacio—. Estoy bien.
—Sí, lo estarás pronto. Calma —repitió el mayor sujetándole una mano, y se sorprendió al verlo reincorporándose con dificultad—. Taehyung...
—Estoy bien, de verdad —insistió tras sentarse en el suelo frío del lugar—. Me duele un poco la cabeza, eso es todo —las cosas de a poco dejaban de moverse, y observó con curiosidad a los tres muchachos, quienes lo miraban con rostros de pánico.
—Deberíamos sacarlo de aquí —sugirió Hoseok.
—¿Pediste la ambulancia? —le preguntó el pelinegro.
—Viene en camino.
—No —replicó el rubio—. No quiero ir al hospital —sentenció con firmeza—. Jin, estoy bien.
El mayor le tomó el rostro y lo examinó con cuidado.
—Está recuperando su color —observó el pelirrojo agachándose junto a ellos.
—Tae, iremos a que te revisen.
—No. No quiero, por favor —le pidió angustiado—. No tengo nada. Estoy bien.
—Nada de eso —replicó el castaño—. Iremos cuanto antes. Y ponte esto —se quitó su abrigo, colocándoselo encima—. Hace frío, y saliste sin más que lo que traes puesto. No necesitas un resfriado.
—Pero Jinnie-
—¡¡Jinnie nada!! —gritó— ¡¡No vas a convencerme, así que no insistas!!
Los dos amigos y el de ojos miel se retrajeron con sorpresa. Seokjin todavía lucía alterado. Los amigos decidieron darles un poco de espacio, alejándose un poco. El castaño se reincorporó, y sujetó con cuidado a su novio, ayudándole a ponerse de pie también.
—¿Puedes sostenerte?
—Puedo. Estoy bien —repitió mirándolo con intención—. No pidas la ambulancia. No iremos.
—Evidentemente estás mejor. Ya estás decidiendo por ambos otra vez, ¿cuándo entenderás que sólo yo hago eso? —atrajo su rostro y le rozó los labios con los suyos— ¿Te hizo daño?
—No... Sólo caminamos.
—Te obligó a hacerlo, ¿cierto? Apenas estás empezando a recuperarte. Lo siento. Todo esto pasó por mi culpa.
—No te preocupes —Taehyung se sujetó a sus manos—. Todo está bien ahora.
—Como no contestabas mis llamados, creí que-
—Quise comunicarme, pero él tomó mi teléfono.
El mayor lo miró un momento en silencio, como procesando lo que acababa de oír.
—¿A dónde te llevó?
—Solo caminamos —admitió Taehyung—. Estoy un poco agotado, pero no es la gran cosa. No sucedió nada más.
—Sí sucedió. No te habrías desmayado de no haberte exigido así —Seokjin besó sus manos en un gesto protector—. Vayámonos a casa, tesoro —el rubito asintió—. Pero primero, espérame aquí un momento.
Soltó a su novio, y se acercó hasta donde estaban Hoseok y Namjoon. El pelirrojo retrocedió instintivamente al notar el rostro desencajado del mayor aproximándose al columnista.
—Escúchame bien, puedes encerrarme en un coche contra mi voluntad, desaparecer por una hora y dejarme angustiado, todo, sin sufrir consecuencias. Puedes hacer lo que quieras conmigo —soltó con enfado—. Pero no con Taehyung —El rostro nervioso de Namjoon se mantuvo impávido tras oírlo. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, sintió cómo lo tomaba por el cuello del abrigo, con un gesto brusco y agresivo— ¡¡No vuelvas a ponerle las manos encima!! —le gritó sacudiéndolo— ¡¡Si algo llega a pasarle por tu culpa, te juro que te romperé la cara!! —le apuntó con su índice, antes de darle un empujón soltándolo.
El pelinegro trastabilló un momento, mirándolo en silencio con los ojos como platos. Hoseok no tardó en acercársele, también impresionado al distinguir las venas pronunciándose en el cuello de su ex pareja.
El rubio se quedó en su lugar observándole con asombro. No pensó que Seokjin estuviera tan molesto.
—Salgamos. En cuanto venga la ambulancia, nos iremos —le dijo mucho más calmado llegando a su lado. El menor obedeció sin rechistar y empezaron a alejarse a paso lento.
—P-puedo llevar-
—¡No! ¡Tuvimos suficiente de ti! —gritó en respuesta al columnista, y alejándose con un brazo sobre los hombros del de ojos claros.
—Cielo —Taehyung tomó su mano—. Es tu persona requerida, no hagas tonterías por mi culpa.
—Nada de esto es tu culpa —el castaño presionó levemente uno de sus hombros—. Si hay alguien responsable a quién señalar, ese soy yo.
Namjoon suspiró recobrando la calma mientras los novios salían del estacionamiento, alejándose de él y su amigo.
—Lo enfurecí.
—Fue por lo que pasó con Taehyung —explicó el pelirrojo—. Él... Tiene algo, ¿no es así?
—Sí. No sé bien qué le ocurre, pero como habrás notado, no está del todo bien —suspiró una vez más—. No importa. Sea como sea, conseguí lo que quería. Te dijo la verdad.
—Es obvio que tú le crees.
—Suga tiene mucho que ver —respondió buscando con la vista por el lugar— ¿Se ha ido?
—No me preguntes a mí —el mayor hizo un gesto con las manos—. Yo apenas si sé quién es.
—Tienes razón. Lo siento, Hobi. Esta no fue la mejor forma, lo sé. Iba a disculparme con él, pero se me adelantó —se apoyó en su hombro izquierdo.
—Espero que lo de jugar un rato siga en pie, es lo mínimo que me debes.
—Sí... Vayámonos nosotros también.
Ambos se encaminaron hacia la salida.
—Espero que haya valido la pena —comentó con la vista en el suelo.
—Supongo que sí —Hoseok se encogió de hombros—. Quizás yo deba preguntarte eso. ¿No te preocupa?
—No realmente... Es él quien me necesita —respondió el pelinegro—. Volverá a buscarme cuando se le pase, estoy seguro.
♦♦♦
En cuanto los novios llegaron hacia la salida, una ambulancia apareció en apenas minutos. Seokjin explicó brevemente lo que había ocurrido. Los enfermeros sentaron al rubio en la camilla y empezaron a comprobar su condición.
El menor realmente se sentía mejor, pero sus ojitos claros no dejaban de mirar al castaño, quién todavía exhibía el entrecejo fruncido y una mirada de preocupación.
La cita con el médico de guardia del hospital, que le costó el triple de lo que a su novio le salía una programada, fue lo único que pareció dejar más tranquilo al mayor. Taehyung tenía sus médicos, y no llevaba sus análisis dentro de la billetera consigo, por lo que el hombre de sus buenos cincuenta le recetó pastillas de suplementos y vitamina C. Dejó al muchachito delgado en un asiento especial en la enfermería, y una de las enfermeras le puso una aguja con solución salina para que recobrara un poco de hidratación.
Cuando estuvieron a solas, el castaño se acercó a su lado, de pie. Taehyung tenía las piernas extendidas y las manos juntas sobre su estómago, ahora exhibía sus mejillas llenas de aquel color rosado leve, y unos ojitos curiosos brillantes, como los de un niño descubriendo un mundo entero, al mirar los instrumentos que estaban en una bandeja sobre la mesa de la izquierda. Seokjin acercó su mano acariciándole el rostro, y de inmediato captó su atención.
La tranquilidad de verlo realmente bien, se hizo presente en su voz y en sus ojos platinados.
—Eres lo más valioso que tengo, ¿lo sabes? —deslizó las yemas de sus dedos, contorneando su piel suave.
Taehyung asintió entristecido, poniendo ojitos de cachorro que enseguida se tornaron vidriosos.
—Lamento haberte preocupado.
El mayor sonrió con ternura antes de inclinarse a besar su frente. Ahora, todo estaba bien.
♦♦♦
20:38 PM
Taehyung se sentía culpable por lo que había ocurrido.
No sólo ocasionó que su novio tuviera un pleito con la persona más importante, sino que lo arrastró hasta una sala de control médico, poniéndole los nervios de punta porque su cuerpo no toleraba una simple caminata.
Estaba enojado, frustrado y entristecido. Namjoon tenía razón, él no era ni por asomo lo mejor para Seokjin.
Lo que más temprano apenas si le había afectado, empezaba a hacerlo ahora. Por eso, apenas llegaron al departamento del mayor, se dio un baño y luego se vistió con el pijama para meterse en la cama, negándose a comer o a hablar.
Seokjin lo encontró hecho un pequeño ovillo blanco, asomando la nariz y su mirada decaída por sobre las sábanas; y de inmediato se recostó con él.
—¿Por qué estás triste? —preguntó acomodándose a su silueta, pasando un brazo por encima y rodeando los suyos— ¿Amor?... —notó demasiado silencio y con pena comprobó que su novio estaba sollozando—. Cariño... —dulcificó su voz. Tae se negaba a mirarlo—. ¿Por qué mi osito está llorando? No quiero que se sienta así —lo abrazó pegando sus labios a su nuca—. Yo lo amo mucho, mucho, muchísimo —aseguró, esperando obtener respuesta.
—Por- porque soy un desastre —admitió unos segundos después—. Mi vida es un desastre, y por estar contigo hago que la tuya sea un desastre también —la voz se le quebró en las últimas palabras.
—No, no. Eso no es cierto. Mmm... —exclamó pensativo—. O bueno, quizás... Yo sé de la única vez en que fuiste un desastre, ¿quieres que te lo diga? —preguntó de forma juguetona sin apartarse—. Un desastre sexy —puso la voz levemente grave—, lo diré de todas formas. Cuando... el otro día... Traías ese disfraz tuyo taaaan bonito.
El menor no pudo evitar reír un momento con la voz ahogada.
—Oh sí. Fuiste un auténtico desastre— insistió el mayor —Tenías... El cabello así— le revolvió la cabellera en un gesto rápido —Y estabas un poquito desalineado. ¿Pero sabes algo? Lucías perfecto —Taehyung se removió por el cosquilleo al sentir su voz en su oído—. Y olías a menta... Justo igual que ahora. Me encanta tu aroma —se ciñó más a su cuerpo—. También... Me gustan tus manos. Tus piernas. Tus labios... —El rubio se volteó a mirarlo, con una leve sonrisa curvada en su rostro—. ¿Quieres que diga que más me gusta de ti? —Seokjin enterró su boca en la cavidad de su cuello y hombro—. Tu piel... —posó sus labios de forma fugaz—. Y el lunar que tienes aquí —le dio un mordisco suave cerca de su clavícula. Tae chilló un segundo, y él se apartó a mirarlo sonriente.
—¡Jinnie!
Ahora tenía su rostro cerca, y percibía su mirada cálida llena de entusiasmo.
—Tu voz. Tu risa... Incluso las pequeñas marquitas que se forman al costado de tus ojitos cuando sonríes... —continuó el mayor—. La forma en que te enroscas a las sábanas al dormir. Cuando tus mejillas se llenan de comida, y cuando presionas y humedeces los labios porque estás nervioso. Que corras las cortinas en la noche para que entre algo de luz a nuestra habitación, y que termines todo el arroz antes de tocar las guarniciones —completó, bajo la mirada atenta del contrario—. Me gusta oírte cantar cuanto estás de buen humor al estar limpiando, y la forma en que te concentras cuando estás estudiando, tus cejas se vuelven dos líneas firmes —explicó—, y me encantan. Tú me encantas. Todo. Tal cual.
Taehyung sintió su corazón agitarse, y sus ojos llenarse de lágrimas.
—P-pero... No soy lo mejor para ti.
—Ni probablemente yo lo sea para ti, y ¿qué? —se acercó más a su rostro—. Te amo, y me amas. Los problemas siempre surgirán, pero no se trata de evitarlos. Sino de resolverlos juntos.
—Quería que- quería que t-tus días sean felices, y en vez de eso, yo-
—Te lo he dicho antes y lo repetiré: Tú me haces muy feliz, TaeTae —el menor sollozó una vez más—. Tesoro, el suero era para rehidratarte, lo estás volviendo lágrimas en vez de conservarlo en tu cuerpo... —Taehyung sonrió mientras se llevaba las manos a los ojos, limpiándose—. Eso está mucho mejor, solcito mío —besó sus labios—. Te amo.
—Te amo, cielo —contestó con una sonrisa de ojos húmedos.
Había ocasiones en las que las palabras eran necesarias a la hora de reconfortar a alguien. Seokjin lo sabía bien.
Y otras, en las que los silencios se llenaban con caricias, pudiendo transmitir incluso más que los pensamientos a viva voz. Taehyung lo entendía a la perfección.
Estar juntos en una cama, no siempre era consecuencia de un momento de excitación liberado entre sus cuerpos. Podían quedarse horas mirándose en silencio, con infinitas formas de tocarse el uno al otro. Podían intimar en la misma magnitud que cuando daban rienda suelta a la llama de la pasión, sin palabras, sin desnudarse, sin apuros.
Se acurrucaron junto al otro, resguardándose del frío invernal exterior. A veces, el tiempo que les quedaba se volvía eterno estando solo así.
Cuando ya había transcurrido cerca de una hora, las dudas de Taehyung terminaron por sobreponerse a la calma del lugar gestado entre ambos.
—¿Y Suga? —preguntó inclinando la cabeza hacia arriba.
Seokjin suspiró.
—No ha regresado. Dijo que lo que sospechaban de Namjoon resultó ser cierto, es un ente, no una entidad.
Taehyung se levantó de estar recostado en sus piernas.
—¿Y eso es bueno?
—Creo que sí —contestó el mayor encogiéndose de hombros—, espero... Pero no sé lo que vaya a pasar ahora.
—¿Pudiste disculparte con Hoseok?
—Lo hice —asintió—. Aunque no estoy del todo seguro acerca de si me creyó o no.
Taehyung asintió pensativo.
—Parece un buen chico...
—Yo también lo creo. Dijo que se arrepentía de haberte golpeado.
—No dolió —mintió mientras se tocaba en el golpe que ya no era más que un desafortunado recuerdo—. Pero Jungkook le quebró la nariz.
—Por mucho que odie admitirlo, le debo una a tu amiguito —resopló el castaño—. Estuvo ahí para defenderte.
—Sí, creo que de todas formas, saber que era el ex de su novio tuvo mucho que ver... —suspiró el menor—. Es gracioso que Jimin y tú se fijaran en la misma persona —comentó pensativo—- Aunque bueno... Jungkook me recuerda un poco a ti.
—Jesús. Por favor no.
—Jinnie —le dio un golpecito.
—¿Qué?... No me agrada saber eso.
—No he dicho que sean iguales. Sólo que puede que se parezcan en algunas cosas, nada más... Tal vez yo tenga algo parecido a Hoseok —sugirió—. Cielo, ¿quién era el activo entre ustedes? Tú, ¿no es así?...
Seokjin se ahogó.
—¿¡Por qué preguntas eso!?
—¿Por qué no?... Quiero saberlo.
—¡¡No sé!! No me he acostado con él. Y si lo hice, fue antes de aparecer aquí.
—¿De verdad? —la mirada del menor se iluminó—. Pensé que quizás...
—No. No sucedió —Seokjin empezaba a ponerse rojo.
—De acuerdo, mucho mejor —Tae sonrió alegre—. Entonces, ¿quién crees que haya sido el activo?
—¡No me preguntes eso! —se escandalizó—, ¿Para qué quieres saberlo?
—Para que sí —contestó frunciendo el ceño—. ¿Te cuento algo?, cuando conocí a Jimin y a Jungkook, creí que él era el pasivo. Sentí que Jimin tenía más perfil de dominante, sobre todo por cómo lo consolaba con caricias. Pero me equivoqué —habló acelerado—. Jungkook dijo que él era el dominante cariñoso, y que Jimin el pasivo que fingía ser rebelde. ¿Te los imaginas?... ¡Yo no soy rebelde! ¡Yo siempre tengo ganas de que tú me-
—¡Ya! —lo interrumpió al sentirse aturdido—. Uhm, n-no... No me los imagino. En mi mundo, Jimin es heterosexual y si no mal creo, estaba empezando una relación con la chica que le gustaba —explicó—. Y sobre Jungkook no sé mucho.
—¿No?... Qué pena. Aunque él dice que es bisexual. Yo he besado chicas y no me considero bisexual. Me gustan pero no me gustan. Es decir, no me desagradan, pero cuando pasaba por el gimnasio camino a clases, no me detenía a mirar mujeres, en cambio a los hombres...
—¿¡Te detenías a mirar a los hombres haciendo ejercicio!?
—De algún lugar debía mirar. En la universidad la mayoría son delgados y aburridos, como yo —se encogió de hombros—. Me gustan musculosos —le guiñó un ojo— ¿No te daría celos verme con una chica?
—No si no te gustan. Aunque bueno... No, pensándolo bien no —admitió.
—¿Cómo pueden gustarte ambos al mismo tiempo?, Jungkookie y yo no hemos hablado mucho sobre eso, pero él ha tenido muchas novias y muchos novios.
—Pobres almas en desgracia.
—¡Jin! —Tae volvió a darle un golpecito. El mayor solo rió—. Como sea, eso no quita que me haya equivocado. Pero no sé si Jungkook es versátil. Jimin seguro que no, no me ha dado la impresión de serlo.
—¿Te basas en impresiones?
—Las impresiones pesan mucho... ¿Y tú, cielo?
Seokjin tragó —¿Yo qué?
—¿Te gusta ser siempre el activo?... ¿Crees que lo eras estando con Hoseok?
—N-no lo sé, Tae... Yo... En realidad, en mi mundo yo... —bajó la voz—. Cambiaba según cada pareja...
—¡Oh! —replicó—. Cielo, eso es ser versátil.
—P-pero no hablo de serlo con una misma persona, ¿me explico?...
—¡Ah! ¡Ya entendí! —sonrió—. Bueno, ¿qué te parecería probarlo conmigo?
Seokjin volvió a sentir que se ahogaba. Taehyung escondió su rostro cubriéndose con una almohada y dando golpecitos contra el colchón con ambas piernas.
—¡Quiero intentarlo, Jinnie!
El castaño estaba conmocionado por esa actitud. No era como si estuviera diciendo que se animaba a probar una comida nueva, o un deporte.
Quería ser el activo, eso es lo que quería.
—Y-yo...
—Prometo tratarte muy, muy bien —le sonrió—. Tengo muchas ganas de hacerlo, lo hemos hablado, pero ¡siempre te echas atrás a último minuto! —se quejó.
—¿Me echo atrás?
—¡No me dejas! Pones excusas y luego... Nada, estoy debajo de ti otra vez. Como si no me gustara, a fin de cuentas —se respondió a sí mismo— ¡Vamos!, ¿Qué podría salir mal?
—Uhm... Bueno... L-la verdad es que...
—¡Sí! —sonrió dándole un beso— ¡Será divertido! —¿Divertido?—. Y haré que grites... Oh, eso será increíble —se mordió los labios con una mirada traviesa.
—Lo discutiremos más tarde —se excusó el mayor.
—¡Más tarde no! Queda decidido ahora mismo, y es un sí. Sucederá —habló acelerado—. Gracias por dejarme. Te amo —le dio un beso rápido y luego salió de la cama y del cuarto, dando por finalizada la charla.
Seokjin solo se dejó caer en las sábanas.
En el fondo, también quería que sucediera. Taehyung ya había hecho referencia al asunto mucho antes de que todo se desmoronara.
Pero, aunque quería disfrutar de su novio, su mente trabajaba pensando en todo lo demás. En Suga. En Namjoon... En su vida.
Se había propuesto vivir en plenitud, pero ¿cómo podía si estaba tan angustiado? Y hacerlo de todas formas estando intranquilo era algo que ni él ni su novio disfrutarían. Taehyung no merecía eso.
Taehyung...
Por fortuna estaba bien. Ahora, mucho más calmado, empezaba a entender que había amenazado a Kim Namjoon. No, no a él, sino a John. Quizás debería plantearse el disculparse. Sus párpados se volvieron pesados, y pronto cayó dormido.
Cuando despertó, cerca de dos horas después, Tae estaba recostado a su lado, asomando sus ojitos tras un almohadón que tenía abrazando.
—Perdona —se disculpó, alejando su mano de sus cabellos. Seokjin entendió que había estado acariciándolo. Su mirada miel dulce y atenta hizo que sonriera.
Ambos se metieron bajo las sábanas tras estar cambiados, y el mayor resguardó el cuerpo de su novio bajo uno de sus brazos y en su pecho.
"Una noche más a su lado... ¿O debería decir una noche menos?" pensó mientras besaba su frente.
Como fuera, estar con él no podía ser malo.
Despertó con sudor frío, temblando, y con los ojos aguados.
Acababa de soñar con su regreso al tren, y por alguna razón, sabía que estaba muriendo. El aire empezó a faltarle y todo pasó de ser negro, a blanco. Alguien pronunciaba su nombre, y le decía que finalmente estaría en paz. Sin embargo, Seokjin estaba demasiado asustado, demasiado entristecido por no poder quedarse en el mundo de los vivos. Pensó fugazmente en sus seres queridos, sus rostros desfilaron sonrientes ante sus ojos proyectándolos como recuerdos; su familia, sus amigos y por último, Taehyung. El ver todo el lugar en blanco lo desesperaba. No había techo, ni suelo, o paredes. No había ningún sonido, ni una sola persona además de él, ¿Qué diablos era ese lugar? Al verse apresado y no hallar salida, comenzó a temblar. El frío se hizo con su cuerpo, sujetándolo con sus garras nocturnas que le traspasaban la ropa y llegaban a su piel. Estaba seguro de recordarse llorando, cuando finalmente, despertó.
Miró hacia su derecha, el rubito estaba al borde de la cama envuelto en un ovillo. Le había cedido al mayor todo el espacio al estar en un pequeño rinconcito, pero a cambio de quedarse con todas las sábanas.
Seokjin respiró con pesadez. Se sentó, y con cuidado, acunó su silueta con sus brazos, acercándolo al medio del colchón. Taehyung apenas se movió. Luego, salió de la cama en dirección al baño. Todo estaba a oscuras. Recordó que no había visto a Suga, y salió a servirse agua con la excusa de comprobar que había regresado. Para su sorpresa, no fue así.
Un salón solitario y con nada más que unos pocos destellos de luz exterior atravesando las cortinas lo recibieron, recordándole cómo se sentía vivir solo. Un leve escalofrío se instaló en su espalda, y se abrazó a sí mismo al recordar su pesadilla. Olvidó lo del agua, y se sentó en el sofá encogiendo las piernas, y pegando su vista en el vidrio por el que podía ver parte de la ciudad en donde todavía vivía.
Miles de pensamientos le llegaron de una sola vez. Su ciudad era hermosa. Vivir en su departamento le gustaba. Se sentía mejor viviendo en compañía de Taehyung, y también con Suga. ¿Namjoon se habría enojado por lo que había ocurrido? Hoseok era increíble. Su cita doble con Jimin y Jungkook era en unas horas más. ¿Por qué motivo Suga no volvía? ¿Qué estarían diciéndole en La Central?... Permaneció allí más tiempo del que imaginó. Ya no tenía sueño. Y empezó a pensar cada vez más y más. Y a asustarse.
Tenía que visitar a su familia. Quería ir a ver a su madre, aunque fuera a un cementerio. Quería ir con Taehyung, pero quizás arrastrarlo con él no era lo mejor... ¿Lo presentaría a su padre? ¿Cómo conseguiría dar con su hermano?... Con suerte, ellos ya sabrían que era gay. No quería ni pensar en todo el trastorno de tener que informarlo estando con el rubito a su lado. No se expondría a críticas o comentarios desagradables, ni tampoco lo expondría a él. Estaba convencido de que su madre lo hubiera apoyado, igual que en su mundo. Pero, ¿y su padre?... No se lo tomó precisamente bien, pero terminó por aceptarlo.
Seokjin se lo había dicho a ellos tres mientras estaba en la adolescencia, en pleno almuerzo casual, debido a que a menudo sus demás parientes tenían esa maldita fascinación por preguntarle sus calificaciones escolares y por la compañía de alguna novia, en los eventos en donde toda la familia se reunía.
Su madre fue quien lo acogió de inmediato, demostrando su apoyo incondicional. Su hermano le siguió unas semanas después, pero su padre tardó meses. El resto de la familia quién sabe. A Seokjin no le importaba lo que pensaran sus tíos y primos o abuelos. Él no iba a cambiar por lo que dijeran los demás.
¿Habría sido igual en éste plano?... Probablemente no, ¿verdad?.
¿Qué tal si por intentar despedirse de ellos llevando a Taehyung y presentándolo como su pareja, ocasionaba una situación desafortunada?... Quizás no era lo mejor. No, definitivamente no lo haría.
—¿Cielo?... —una voz ronca y grave lo sobresaltó.
Volteó hacia el pasillo, donde su novio estaba de pie, descalzo, justo parado en donde los haces de luz le iluminaban desde una diagonal superior, trazando una recta que le recorría el mentón y parte de las piernas. Los pantalones de su pijama se arrastraban al borde de sus talones y la parte superior exponía su cuello con leves marcas rojizas que él mismo le había impreso con sus labios en su piel tostada. Su cabello estaba despeinado, uno de sus mechones dorados era alcanzado por la luz blanquecina del exterior, y lo hacía ver como si fuese plateado, tal y como era en su mundo original. Parecía que llevaba mirándole desde hacía un buen rato, cosa que sorprendió al mayor.
—Perdona —se puso de pie casi de un salto—. Todo está bien. Regresaré a la cama —el silencio de su novio lo obligó a explicarse—. S-solo... Estaba teniendo un mal sueño, y quería beber agua... Noté que Suga no estaba aquí, y sin pensarlo me senté. Yo... Tal vez estoy un poco estresado —admitió rascándose la nuca—. Pero descuida. Volveremos a dormir, y todo va a estar bien, sí... T-todo... Estará b-bien... —trastabilló un paso siendo interrumpido. Su novio estaba abrazándole en silencio.
Taehyung entendió que no era momento para hablar. Sus delgados brazos le envolvían el pecho por sobre su pijama, sintiendo el cuerpo del mayor tembloroso. Su frente estaba contra su ropa, y exhalaba aire tibio mientras percibía su aroma. Quería calmarlo. La necesidad de ayudarle era desesperada, y se molestaba más al entender que no podía hacerlo. Ciñó sus brazos un poco más.
Seokjin estaba mal, y él lo sabía.
♦♦♦
Suga suspiró. Estaba de regreso.
Viernes 3:47 AM (Día 11)
Una vez más, las noticias no eran buenas. Al menos, estando a solas podía pensar en frío.
Sus directivos fueron claros y bastante rápidos en analizar el caso de Kim Seokjin.
Tal y como supusieron, Kim Namjoon era un humano corriente dentro de la realidad alterna. Sin embargo, su condición tan peculiar derivaba del mundo original, donde estando dentro de un vagón accidentado, su vida se estaba extinguiendo.
Namjoon llevaba agonizando probablemente unos minutos. Lo suficiente como para volverlo un ente que podía conectar con las entidades de La Agencia, sin ser capaz de tocarlas.
Si bien derivaba directamente de su situación en el tren; en La Central, como ya se lo habían informado en su momento, el ser mutante fue creado bajo una de las miles simulaciones realizadas.
Era momento de revisar detenidamente toda la información recabada y empezar a buscar. A Suga le habían informado que había un tercero implicado.
Uno de los investigadores insistía en que habían descubierto al ente mientras trabajaban con un Ser del Continuo como sujeto de prueba. Es decir, las mutaciones o condiciones nuevas se establecieron teniendo ésa entidad como base.
Este hecho no podía ignorarse. Jamás se guiaban por suposiciones o recuerdos dudosos. Había que verificar aquella información. Analizar en detalle qué circunstancias se alteraron y sobre qué entidad. Solo así conseguirían un panorama más claro sobre el origen de Kim Namjoon.
Si lograba verificarse que efectivamente, el origen estaba en un Ser del Continuo, el siguiente paso era trasladarlo a gran escala al caso, y averiguar su identidad, porque aquello implicaría que esa entidad pertenecía al plano de Seokjin, y que era el culpable de todo.
Suga se llevó una mano al mentón. Como siempre, faltaban detalles para corroborar en su totalidad la teoría, que no era para nada descabellada. Aquello explicaba a la perfección la forma en que Seokjin terminó encarnando una Anomalía en una situación tan específica: un accidente de tráfico. Si, hipotéticamente, la discontinuidad se produjo de forma intencional por una entidad, entonces ahí estaba la respuesta de cómo se creaban las Anomalías.
Esa información podía marcar un antes y un después en los conocimientos de los miembros de La Agencia que trabajaban en La Central. Aquello no le competía demasiado a los Reparadores, miembros que llevaban a cabo su labor entre los distintos planos, fuera de La Central.
Por la magnitud del incidente, los grupos de Emergencia seguían realizando experimentaciones.
Una cosa era segura. Si se trataba de una entidad que estaba en el mundo de Seokjin, y lo había afectado para ser una Anomalía, indudablemente formaba parte de sus vínculos.
Suga todavía no podía adelantarse a buscar conclusiones, lo principal, era que le informaran sobre que el caso avanzaba como tenían previsto. Y todavía estaba debatiendo internamente sobre si darle aquella información al castaño o no, pues tenía órdenes. No había nada que pudiera hacer, sólo se angustiaría, y todavía no había nada confirmado. Suga pensaba que el mayor no necesitaba eso. Él podía preocuparse por ambos, al menos hasta tener algo certero.
Miró hacia la ventana, y se acomodó para dormir. Por primera vez en muchos días, no logró conciliar el sueño.
La situación lo sobrepasaba. E inevitablemente se estaba adelantando a lo más grave.
El Ser Del Continuo tenía que ser un conocido de Seokjin.
♦♦♦♦♦♦♦
Finalmente de regreso.
Ésta es como la parte clave so... si alguien tiene dudas, preguntas o consultas, por favor escriban aquí. No daré spoilers, pero imagino que tendrán algo o a alguien en mente.
Sin más, ¡¡espero que tengan buena semana!! y una vez más, gracias por leer♥
Hasta la próxima :)
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